Hiperhidrosis, cuando el sudor es excesivo

Sudar es vital pero cuando es exagerado puede ser molesto. Lee las claves para controlarlo.

En verano, con las altas temperaturas, o practicando una actividad física es normal que sudemos más. De hecho, la transpiración es una función fisiológica que nos sirve para favorecer la termorregulación, es decir, para mantener constante la temperatura corporal a 37ºC y crear, así, una primera barrera de defensa cutánea.

No obstante, cuando el sudor es intenso y aparece sin motivo de forma continua e imprevisible, incluso cuando estamos tranquilos, en reposo y a temperatura baja, posiblemente se trate de hiperhidrosis o sudoración excesiva.

El término hiperhidrosis hace referencia al aumento de la sudoración ecrina, aquella que está relacionada con las glándulas que se encuentran sobre todo en cara, cuello, manos y pies. Aunque sus causas son desconocidas, hay algunas evidencias que indican que podría tener un origen genético o estar relacionado con algún fallo en el sistema nervioso.

A pesar de que no se considera un trastorno grave para la salud afecta notablemente la calidad de vida. El 3% de la población mundial padece esta patología, en España más de 1.200.000  personas. Los afectados dicen experimentar una sensación incómoda, como si carecieran de higiene personal y con miedo de romper a sudar en la situación menos apropiada.

Tratamientos contra el sudor

No existe ningún tratamiento que pueda detener la sudoración, sin embargo, desde la Academia Española de Dermatología y Venereología indican varias opciones efectivas que pueden aliviar los síntomas, incluso de forma permanente:

  1. Antitranspirantes: productos de uso tópico que contienen sales de aluminio (cloruro de aluminio y glicopirrolato), que actúan reduciendo la actividad de las glándulas sudoríparas, y por tanto, disminuyendo el sudor.
  2. Iontoforesis: tratamiento no quirúrgico que, mediante un aparato, emite corriente directa o pulsada para bloquear las glándulas que producen la sudoración. Se aplica en pocas sesiones y suele indicarse para hiperhidrosis palmar y plantar.
  3. Medicamentos anticolinérgicos: fármacos que neutralizan los efectos de la aceticolina, sustancia responsable de la producción de la transpiración. El problema es que también inhibe otros procesos, como el de la salivación, pudiendo crear desagradables molestias.
  4. Toxina botulínica: método en el que se inyecta botox en pequeñas dosis con el fin de bloquear de forma temporal los nervios que estimulan el sudor. Se utiliza principalmente en la zona axilar y palmar y requiere de dos o tres infiltraciones al año (los efectos duran entre 4 y 6 meses).
  5. Microondas: método a base de la tecnología MiraDry, que destruye las glándulas sudoríparas sin cirugía. Es un tratamiento eficaz, indicado sobre todo para las axilas, en el que las glándulas no vuelven a aparecer una vez eliminadas.
  6. Tratamientos quirúrgicos
  7. a) Simpactectomia transtorácica: cirugía que extirpa los ganglios encargados de estimular la sudoración en axilas y manos. Su principal inconveniente es que el paciente deja de sudar en manos y axilas, pero puede experimentar un aumento de la transpiración en otras partes, como cara, espalda y pecho.
  8. b) Cirugía láser: elimina las glándulas sudoríparas por calentamiento a través de luz láser. Tiene entre un 75% y un 95% de respuesta definitiva, aunque los expertos apuntan que se necesita tiempo para conocer su eficacia.

Medidas de prevención

Además, de los tratamientos mencionados podemos seguir una serie de consejos que previenen y aminoran el sudor:

  • Evita los lugares calurosos e intenta mantener la vivienda y el lugar de trabajo fresco y bien ventilado.
  • Usa prendas no ajustadas y elaboradas con telas transpirables o tejidos naturales (algodón, seda, lino), ya que repelen la sudoración y mantienen la ropa seca.
  • Lleva plantillas especiales que absorban el líquido y/o utiliza sandalias.
  • Evita el consumo de té, café, alcohol y tabaco, así como de alimentos picantes que pueden estimular la producción de transpiración.
  • No te duches más de lo habitual (una o dos veces al día) y, cuando lo hagas, utiliza gel con clorhexidina u otro antiséptico, que actúa contra las bacterias culpables del mal olor. Un exceso de higiene puede hacer que sudemos más, igualmente, los jabones agresivos pueden añadir problemas en la piel.
  • Lleva una muda de ropa de recambio para poder cambiarnos a lo largo del día, en caso de necesidad.

No hay que confundir la sudoración excesiva con el mal olor corporal, que puede darse por factores como la higiene, los alimentos que comemos (alcohol, ajo, carne roja, etc.) o cambios hormonales (hipertiroidismo, menopausia, embarazo…). El hedor proviene de la combinación de la degradación de ciertas bacterias con el líquido del sudor.

Recuerda que el dermatólogo es el principal médico especialista de la piel, pelo y mucosas, así como el más indicado para aportar soluciones eficaces.

Lo importante es tener presente que, con la ayuda adecuada, es posible encontrar una solución y reducir las molestias asociadas.

Alimentos antifatiga

Te decimos qué alimentos funcionales te convienen cuando te sientes cansado y sin energía.

Reuniones de trabajo, tareas domésticas, compromisos familiares, problemas rutinarios… Muchas veces el ritmo diario puede hacer que nos sintamos apenas sin energía. La fatiga puede ser un síntoma de anemia (por falta de hierro en la sangre) o  el resultado de un esfuerzo físico o mental intenso y continuado que ni el descanso nocturno puede solventar.

Hay épocas del año cuando la astenia es más acusada y nuestro organismo requiere de una inyección extra de vitalidad. Y es que la fatiga no solo mina nuestra energía, también puede acarrearnos trastornos asociados, como dolores de espalda, cefaleas, problemas de memoria, falta de motivación, poco apetito, etc.

Asimismo, una alimentación inadecuada, rica en harinas refinadas, azúcares y grasas empeorará el agotamiento y acentuará la acumulación de toxinas en el organismo. Mientras que una dieta variada y saludable con la cantidad adecuada de proteínas, ácidos grasos esenciales, magnesio, antioxidantes y vitamina B nos ayudará a recuperar fuerza y empuje.

¿Qué comer para vencer el cansancio?

Aunque la mayoría de alimentos vegetales son una fuente incalculable de vitaminas y nutrientes beneficiosos, algunos de ellos poseen grandes dosis de vitamina C, zinc e hidratos de carbono complejos, unas sustancias que elevan nuestra inmunidad, estimulan la producción de serotonina (neurotransmisor que regula el ánimo) y mejoran nuestro estado muscular.

  1. Apio

Esta verdura es un tónico natural, que ayuda a eliminar líquidos y residuos metabólicos, remineraliza y alcaliniza la sangre (con un pH menos ácido y más equilibrado). Puedes añadirlo a las ensaladas o guisos o bien tomarlo en zumo por las mañanas o después de las comidas para beneficiarte de sus propiedades.

  1. Nueces

Son muy recomendadas, especialmente contra el agotamiento mental y el estrés, gracias a su alto contenido en omega 3 y colina, una sustancia que permite la buena conexión entre neuronas. Basta con ingerir un par o tres nueces al día para mejorar la concentración, aliviar el cansancio físico y favorecer el bienestar mental.

  1. Legumbres

Son pequeñas pero con un enorme valor nutritivo. Garbanzos, guisantes, judías, lentejas o soja…son los granos más energéticos y reconstituyentes que existen, además, son asequibles y nos reportan hidratos de carbono, proteínas vegetales, serotonina, magnesio, zinc y vitamina B, sustancias adecuadas para vencer el agotamiento corporal y la fatiga intelectual. Recomiendan al menos consumir 3 veces a la semana algún plato de legumbres.

  1. Plátano

Se aconseja esta fruta, especialmente, en episodios de cansancio y decaimiento, puesto que es la más rica en magnesio y potasio, minerales esenciales para el buen funcionamiento del corazón  y la relajación de los músculos. Además, posee hidratos de carbono que la convierten en una de las mejores maneras de brindar energía vegetal al cuerpo.

  1. Vitamina C

Las personas sometidas a mucho estrés o desgaste físico deberían incrementar el aporte de vitamina C, que previene los efectos de la ansiedad, el envejecimiento prematuro y facilita la asimilación del hierro (necesario para tener fuerza muscular). Los expertos sugieren tomar alguna fruta rica en vitamina C en cada comida: aliña jugo de limón a las ensaladas, come mandarinas, naranjas o pomelos de postre o entre horas, ingiere pimientos crudos e incluye brócoli, rúcula o col a tus menús semanales.

Con estos productos y siguiendo una alimentación equilibrada, rica en minerales, vitaminas y proteínas podrás combatir el cansancio y sentirte más vital y enérgico.

Recuerda que para nuestro bienestar, además de la alimentación, es imprescindible llevar un estilo de vida saludable, alejado del alcohol y  del tabaco, y  gozar de un descanso adecuado.

Pautas para una alimentación saludable

La dieta que seguimos puede ayudarnos a prevenir dolencias y mejorar nuestro bienestar.

La alimentación y la salud van de la mano. El modo en que comemos condiciona nuestro estado y, puede ser una arma de doble filo, puede protegernos de enfermedades o conducirnos a varias patologías. Y es que, a diferencia de la imprenta genética de nuestro ADN, en el caso de la dieta tenemos la posibilidad de modificarla y mejorarla para que sea una medida preventiva eficaz.

Las personas tenemos a nuestro alcance una herramienta con la que curarnos en salud. Aparte de abandonar malos hábitos (como el tabaquismo y el consumo de alcohol) y practicar ejercicio físico diario, la nutrición es la clave para disfrutar de mejor calidad de vida. Sin embargo, para que este patrón alimenticio sea correcto, tiene que incluir la energía y todos los nutrientes en las cantidades adecuadas para cubrir las necesidades del organismo.

Una persona necesita consumir aproximadamente 50 nutrientes, ya que estos son sustancias que el organismo no es capaz de sintetizar y necesita absorber mediante la dieta. Eso sí, no hay ningún alimento completo que nos aporte todos los nutrientes necesarios: el secreto está en la combinación y diversidad de recetas.

Consejos para una dieta equilibrada

La habilidad para elegir una alimentación saludable es algo que se aprende. La Consejería de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid ha elaborado una guía en la que se detallan las normas a tener en cuenta para diseñar una dieta equilibrada:

  1. Variedad de grupos de alimentos

Tienen que estar formada por gran variedad de alimentos: cereales integrales, frutas, hortalizas, verduras, legumbres, aceite de oliva, pescados, carnes magras, huevos, pescados, lácteos e ingerir de forma ocasional y moderada, carnes rojas y procesadas, bollería industrial y productos azucarados.

Las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas, considerados macronutrientes, son los únicos que nos proporcionan energía o calorías, por lo que deben consumirse a diario. El resto, vitaminas y minerales (micronutrientes), se necesitan unos pocos miligramos al día, aunque también son esenciales.

  1. Raciones moderadas

Tiene que existir un balance correcto entre la diversidad de alimentos y la moderación de las cantidades que ingerimos, con el fin de mantener un peso saludable y evitar la obesidad y la hipertensión arterial, enfermedades del corazón, diabetes mellitus y algunos tipos de cáncer.

Cuando hay un balance positivo y la dieta aporta  más energía de  la necesaria, el exceso se almacena en forma de grasa dando lugar a sobrepeso. El peso adecuado es aquél que se correlaciona con una mayor esperanza de vida.

  1. Sabrosa y apetecible

No solo comemos por necesidad, también por placer y para disfrutar. Con esta premisa, tenemos que conformar una alimentación sana y nutritiva, pero también sabrosa, atractiva y apetitosa. Los platos tienen que apetecernos comer y recordarnos gustos tradicionales y de nuestra familia. Cuanto más sabrosa sea la dieta,  menos posibilidad de cansancio y abandono.

  1. Con más vegetales

 Nuestros menús tienen que estar compuestos por un mayor número de verduras, hortalizas y frutas, más que de alimentos de origen animal (carnes rojas, procesadas, lácteos, huevos). Recientes investigaciones han demostrado que la ingesta de menos de 50 gramos de carne roja al día se asocia a menores casos de mortalidad por enfermedades del corazón.

En su lugar, los vegetales contienen agua, hidratos, fibra y nada de colesterol, así nos ayudan a controlar el peso y a reducir el riesgo de sufrir trastornos metabólicos. También nos reportan fitoquímicos (b-caroteno, licopeno, polifenoles…) que nos protegen del estrés oxidativo del envejecimiento y de dolencias, como el cáncer.

  1. Actividad física diaria

La alimentación tiene que combinarse con otro de los pilares de un estilo de vida saludable, el ejercicio físico. Las personas más activas tienen menor riesgo de padecer enfermedades degenerativas  (alzhéimer, parkinson), patologías cardiovasculares, osteoporosis y diabetes. Asimismo, practicar deporte de forma regular produce una mayor sensación de bienestar general, disminuyendo los niveles de ansiedad y estrés y mejorando la autoestima y el humor.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar entre 30 y 60 minutos diarios de algún tipo de actividad física aeróbica (de actividad moderada, que ayuda a quemar más grasa: caminar a paso ligero, bailar, jardinería…). Lo importante es buscar actividades que nos motiven, que nos gusten y que podamos hacer a diario, ya que así nos resultará sencillo cumplirlas.

Además de todas estas recomendaciones, recuerda también beber suficiente agua, unos 2,5 litros al día (para los hombres) y 2 litros (mujeres), cantidad que habría que aumentar en el caso de actividad física, incremento de la temperatura, fiebre o pérdida de líquidos.

Reparte las los alimentos en 5 comidas (desayuno, tentempié, comida, merienda y cena), así no pasarás hambre ni sufrirás bajones de energía.

¿Cuánto deporte hay que hacer a la semana?

Te contamos qué tipo de actividad física y cuánto tiempo es aconsejable, según la OMS.

Numeroso estudios han demostrado que el sedentarismo perjudica seriamente la salud y puede conducir a enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes. Uno de los tres pilares fundamentales de un estilo de vida saludable es la práctica de ejercicio físico diario (los otros dos son la alimentación y los hábitos).

Asimismo, son muchos los beneficios que nos aporta el deporte: nos ayuda a mantener un peso adecuado, fortalece nuestros huesos y articulaciones y mejorar el sueño y nuestro estado de ánimo.

Ejercicio intenso o moderado

La Organización Mundial de la Salud distingue dos tipologías de actividad  física, en función de la intensidad y del esfuerzo de la misma:

Actividad física vigorosa: demanda gran cantidad de esfuerzo, por lo que provoca una respiración rápida y un aumento significativo de la frecuencia cardíaca. En este grupo encontraríamos modalidades como el running, el aeróbic, la natación o el futbol.

Actividad física moderada: requiere  un esfuerzo moderado del cuerpo y que acelera de forma perceptible (pero no en exceso) el ritmo cardíaco. Algunos ejemplos de ejercicio suave son bailar, caminar, jardinería o las tareas domésticas.

Tiempo recomendado

Los expertos recomiendan realizar una actividad vigorosa al menos durante hora y media cada semana, una actividad moderada durante dos horas y media por semana y tres horas y media de algún ejercicio ligero. También se puede realizar un día una actividad de más intensidad y combinarla con otras actividades más suaves.

El mínimo recomendado por los especialistas es de 30 minutos de actividad media durante tres días a la semana. Si no dispones de ese tiempo, podrías realizar ejercicios intensos durante 15 minutos todos los días.

Entrenamiento completo

Con el objetivo de que tu entrenamiento sea perfecto, puedes combinar varios tipos de ejercicios, sesiones aeróbicas (como el steps o el zumba) con modalidades de tonificación (crossfit, bodypump) y disciplinas, como el yoga o el pilates, que mejoran la flexibilidad y la postura.

Compagina días de ejercicio intenso con actividades más suaves el día después, de este modo optimizarás el gasto energético y pondrás al límite tu resistencia. Es preferible descansar al menos dos jornadas por semana, para que los ligamentos y músculos recuperen fuerzas y no se lesionen.

También puedes ponerte metas y desafíos personales, como mejorar tu marca personal, participar en una carrera o lograr el peso saludable que tienes en mente, de esta forma, te sentirás motivado para superar las dificultades y seguir hacia tu meta.

Hacer deporte en compañía es más estimulante, además, te ayudará a ser más comprometido con esa cita regular y te será más complicado tirar la toalla.

5 Técnicas de yoga para descansar mejor

Te contamos las posiciones más propicias para dormir profundamente de forma natural.

El yoga es una práctica, física, mental y espiritual con millones de seguidores en todo el mundo y su popularidad no para de crecer. Son muchos los estudios que han demostrado los beneficios de esta técnica para el bienestar integral de la persona e, incluso, la Organización de las Naciones Unidas la recomienda para la salud óptima de la población general.

A pesar de que nació en India hace miles de años, hoy día sigue estando en boga y se practica de formas muy distintas y variadas en muchas partes del planeta. “Yoga”, que en sanscrito significa “unión”, simboliza la conexión entre cuerpo, mente y alma. Esta disciplina de relajación busca, precisamente, un beneficio holístico (que englobe la totalidad de la persona) mediante la concentración, la meditación y las asanas (posturas).

Gracias a los ejercicios de relajación y meditación, el yoga activa el sistema parasimpático y libera serotonina, melatonina y las ondas cerebrales alfa, favoreciendo, así, un descanso profundo y reconfortante.

5 Asanas para un sueño reparador

Con estas sencillas técnicas de yoga conseguirás gran calma mental en poco minutos y te ayudará a vencer el insomnio.

  1. Dedos sobre la frente

Siéntate en el extremo de la cama, respira profundamente por la nariz y cierra los ojos. Luego, lleva ambas manos a la frente y sitúa la yema de los dedos sobre las dos pequeñas protuberancias. Este movimiento despeja el nerviosismo y la tensión acumulada del día. Dedos sobre la frente

  1. Respiración lunar

Tapona con el dedo anular de la mano derecha la fosa nasal del mismo lado e inhala y exhala profunda y pausadamente durante unos minutos por la fosa izquierda. Este gesto relaja los músculos, favorece la inactividad física y potencia el recogimiento interior. Respiración lunar

  1. Visualización

Durante todo el día tenemos que estar atentos y pendientes de nuestro entorno, por lo que nuestro chakra de la frente (el tercer ojo) está totalmente activado. A la noche, la energía disminuye y la atención baja a la zona del cuello. Si imaginas una esfera dorada a la altura de la garganta, conseguirás una sensación armoniosa de paz y tranquilidad. Visualización

  1. Figura de manos

Las posición de las manos, llamada mudra, tienen una importancia relevante dentro del yoga. Mientras estás haciendo la visualización anterior, coloca ambas manos de la siguiente manera: los pulgares tocan la punta de los dedos anular y meñique, que representan los elementos del agua y la tierra (el aspecto Yin, que corresponde a la quietud máxima). A la mañana siguiente, podemos hacer el mudra Yan para desperezarnos y energizarnos: los dedos índice y anular se juntan al pulgar.

  1. Savasana

La postura del cadáver o Savasana, que consiste en tumbarse boca arriba y relajar todos los músculos, reduce al mínimo la actividad mental y fomenta el sueño. Métete en la cama y, tendido sobre la espalda, abre un poco las piernas, los brazos (a unos 45º del cuerpo) y las manos (sin forzar). Concéntrate en la respiración, en cómo entra y sale el aire del cuerpo, tratando que la exhalación dure el doble de segundos que la inspiración. Savasana

Con estas posiciones, ya conoces algunas técnicas que te ayudarán a descansar mejor. No obstante, el yoga es mucho más amplio y rico, posee un abanico inmenso de posibilidades y busca un triple objetivo: flexibilizar el cuerpo, relajar la mente y enriquecer la parte emocional.

Es una práctica suave, pausada y apta para cualquier persona, independientemente de la edad y condición física, adaptándose al estilo de vida de cada uno.

Cómo puede ayudarme la meditación

Meditar significa buscar tiempo para uno mismo. Te contamos todos sus beneficios.

Cuando hablamos de meditación solemos imaginar alguien sentado con las piernas cruzadas con la mente en blanco y envuelto en una inmensa paz. No obstante, parece difícil que en nuestro día a día y con los niveles de estrés a los que estamos expuestos, se consiga esa armonía tan fácilmente.

La meditación no solo está dirigida a monjes budistas o a yoguis hindúes, sino para todas esas personas que desean dedicarse un rato a ellas mismas, que se detengan a observar el momento; ya sea tomando una taza de té durante unos minutos, contemplando un paisaje por la ventana o escribiendo en un cuaderno en un parque.

Se trata de un instante en que debemos propiciar la calma y ser capaces de vernos a nosotros mismos en nuestro entorno desde un plano exterior, como si fuéramos espectadores de una película. Después de pocas semanas de práctica podemos llegar a comprender por qué actuamos de determinada manera, por qué reaccionamos automáticamente a los estímulos o por qué nos afectan más unos asuntos que otros.

Meditar requiere semanas de entrenamiento, voluntad, constancia y esfuerzo. Sin embargo, en pocos meses nos podemos aprovechar de sus numerosas ventajas para el bienestar del organismo: mejorará nuestra salud integral (tanto física como mental), lo que hará que nos sintamos más a gusto con nosotros mismos y con nuestro entorno.

9 Beneficios saludables de meditar

  1. Disminuye el estrés: en los últimos años la ciencia ha destacado de esta práctica milenaria su eficacia en la reducción de los estados nerviosos prolongados, que suponen un riesgo para la hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
  2. Mejora la salud del corazón: puede reducir un 48% el riesgo de infarto de miocardio, así como de accidentes cerebrovasculares y la mortalidad en pacientes con enfermedad coronaria.
  3. Propiedades analgésicas: diversos trabajos han señalado que el mindfulness (la práctica meditativa de poner atención al presente sin juzgar) reduce el dolor a largo plazo en las personas que sufren lumbalgia (dolor en la parte baja de la espalda), mejorando su movilidad.
  4. Favorece el sistema inmunológico: se ha demostrado que las prácticas de relajación (mindfulness, yoga) ayudan a desarrollar más anticuerpos (las proteínas que produce el sistema inmunitario al detectar sustancias nocivas) en enfermedades como la gripe, lo que repercute positivamente sobre nuestras defensas.
  5. Mejora la capacidad de atención: en pruebas científicas de multitasking (hacer varias cosas a la vez) se ha concluido que aquellos que tenían el hábito de meditar gestionan mejor los recursos del cerebro y no tienden a distraer su atención con tanta facilidad.
  6. Potencia el positivismo: ciertas técnicas ayudan a relativizar las creencias poco adaptativas, mantener hábitos con un significado importante y, en general, pensar de forma positiva.
  7. Mitiga la depresión: se ha observado que hacer meditación a diario durante media hora mejora los síntomas la ansiedad y la depresión, siempre y cuando estos trastornos no se manifiesten de forma grave.
  8. Trabajadores más sanos
    Cada vez son más las empresas que ofrecen a sus empleados clases de meditación gratuitas, ya que aseguran que, con esta técnica, no sólo se concentran más, sino que son más productivos, además, de prevenirse el estrés y reducirse el absentismo.
  9. Combate el insomnio
    La calidad y cantidad de horas de sueño mejoran después dos meses practicando meditación, eso ha concluido un estudio presentado en Sleep 2009. Los resultados del test mostraron, también, que el 75% de los pacientes pudo dejar los somníferos.

Meditar nos ayuda a observar cómo nos sentimos y a disfrutar del presente y del momento. Es otra manera de mirarse a uno mismo y al entorno. No hay que cambiar la realidad, simplemente cambiar las gafas con las que la enfocamos, aceptarla como es, agradecer y seguir adelante.

La meditación nos ayuda a controlar nuestras emociones y nos ayuda a enfrentarnos a los problemas con una actitud firme pero sosegada.

Razones para dejar de fumar

Quizás ya conoces las desventajas del tabaco, pero nunca no está de más recordarlas.

El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud de la población en todo el mundo. Mata a más de 7 millones de personas al año (la mitad de sus consumidores), de las cuales más de 6 millones son fumadores directos y alrededor de 890 000 son fumadores pasivos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, pocos son los que comprenden los riesgos específicos para la salud que entraña el tabaco. No obstante, la mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo, algo que no siempre es fácil. El asesoramiento y la medicación son clave para que un fumador que desea romper esta relación tóxica lo logre.

Aunque la ley antitabaco haya ayudado a que cada vez sean menos los que enferman por fumar, España es el noveno país de la Europa de los 28 con mayor porcentaje de fumadores: 29% frente al 26% de la media europea.

Una de las herramientas que puede ayudar a quienes están intentando dejar este hábito tan dañino es contar con información acerca de cómo puede afectarles a su futuro, según la Fundación del Corazón. Los fumadores viven de media 10 años menos y al menos la mitad de ellos seguramente fallecerán por causas relacionadas con el tabaco.

¿Por qué abandonar el tabaco?

Las datos científicos demuestran que los fumadores tienen más posibilidades de sufrir las siguientes enfermedades que, además, empeorarán significativamente su calidad de vida:

1 – Cáncer de pulmón: el riesgo de que un fumador sufra cáncer de pulmón es 20 veces mayor en comparación a personas que no fuman ni se exponen al tabaco. De hecho, es la primera causa de muerte por cáncer en el mundo en hombres y está creciendo mucho entre las mujeres.

2- Tumores en boca, laringe y esófago:  ocho de cada diez de estos tumores guardan relación con el tabaquismo, por los carcinógenos del tabaco y el daño celular que produce su combustión.

3- Cánceres del tracto urinario: los casos de cáncer de vejiga y uréter son entre dos y cinco veces más comunes entre los fumadores, pues las sustancias nocivas del tabaco tienen que ser expulsadas por ese canal, creando una acumulación nociva de toxinas. Igualmente, la incidencia de otros tipos de cáncer (páncreas, hígado, colorrectal, mama) también es mucho mayor.

4 – Ictus e infarto de miocardio: el tabaco favorece la aparición de fenómenos trombóticos (se forman coágulos de sangre en vasos sanguíneos o en el corazón), reduce el colesterol bueno (HDL) y aumenta los niveles de colesterol malo. Eso hace que el riesgo de sufrir un ictus o un infarto de miocardio sea de dos a tres veces superior en fumadores.

5- Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): incluso en fumadores pasivos, el tabaco es el principal factor causal de la EPOC. Fumar ocasiona una lesión inflamatoria sobre las vías respiratorias que causa su deterioro y que acaba derivando en bronquitis crónica o enfisema pulmonar (se dilatan los alveolos o se destruyen sus paredes). Además, aparecen otros síntomas respiratorios como tos y mucosidad, que les hacen más vulnerables a sufrir resfriados y gripes.

6- Percibir menos oxigeno: fumando se pierde oxígeno en la sangre. El monóxido de carbono que se produce con cada cigarrillo se une a la hemoglobina que lleva el oxígeno y modifica el intercambio de gases a nivel alveolar, de modo que los músculos y células reciben menos oxígeno. Por eso, el deporte y el tabaco son incompatibles.

Por contra, empezar una nueva etapa más saludable, alejada del tabaco, puede reportarnos infinidad de beneficios para nuestro bienestar. En pocos meses notaremos cómo mejora la respiración, nos sentiremos menos cansados y con más energía, y recuperaremos el sentido del gusto y del olfato.

Si eres fumador y estás decidido a dejar el tabaco puedes acudir a tu médico de cabecera para que te ayude a conseguirlo.

El baño como terapia

El agua mineralizada del balneario es un tratamiento eficaz para el bienestar general.

El uso terapéutico del agua tiene miles de años. Tanto el agua dulce como el agua salada han sido utilizadas desde la antigüedad para recuperar el cuerpo tras una lesión, relajar los músculos y revitalizar la mente. Por eso queremos descubrirte los secretos de la balneoterapia y que puedas probar sus beneficios en tu cuerpo.

La balneoterapia consiste en el cuidado a través de tratamientos termales y actividades auxiliares que se pueden realizar en el agua. Los primeros balnearios datan de 2000 años antes de Cristo, en la antigua Grecia, y son famosos también los baños del Imperio Romano.

Asimismo, existen distintos tipos de tratamiento, desde baños y duchas hasta chorros, envolturas e hidromasajes. En los balnearios se utilizan aguas minerales o termales, con una temperatura elevada de forma natural. En los SPAS, se consigue el mismo efecto, pero el agua se calienta o se enfría de forma artificial.

Beneficios de la balneoterapia

Tiene múltiples ventajas para la salud:

  1. Estimula y regula la circulación sanguínea, a través del calor y del frío que dilatan y contraen los vasos.
  2. Estimula el tono muscular. Las técnicas de hidromasaje son muy recomendables tras una prueba deportiva de esfuerzo.
  3. Puede mejora la digestión y el tránsito intestinal.
  4. Alivia las tensiones en la espalda y los dolores de cabeza, cervicales, hombros e incluso los dolores producidos por la artritis.
  5. Reducen la inflamación en nervios y articulaciones.
  6. Ayuda a eliminar mucosidad, por lo que mejora la función respiratoria.
  7. Es muy recomendable, por tanto, en algunos casos de sinusitis, bronquitis o asma.
  8. Tiene acción sedante y analgésica y reduce la ansiedad y el estrés.

Pese a sus múltiples ventajas, deben evitar tomar baños termales personas con trastornos cardiovasculares importantes o hipotensión y personas con procesos infecciosos agudos o enfermedades de transmisión sexual. Siempre que haya dudas, el médico será el que mejor pueda aconsejarte.

La balneoterapia está indicada para todo el mundo, pero es especialmente beneficiosa para personas que padezcan problemas reumáticos, respiratorios y neurológicos como parálisis o parestesias.

Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo. Jacques Y. Cousteau.

Hogar sin tóxicos

¿Sabes cómo reducir las sustancias de casa que pueden agravar la salud? Te lo contamos.

Hoy día, sin a veces saberlo, utilizamos numerosos productos de limpieza e higiene a diario que podrían estar dañando nuestra salud. Se trata de artículos sintéticos que contienen compuestos químicos y que liberan sustancias tóxicas para el organismo.

Entre estos productos con riesgo se encuentran materiales de construcción y decoración, aislantes, pinturas, recubrimientos, productos de limpieza, plásticos, pesticidas domésticos, ambientadores e incluso productos de aseo personal y algunos alimentos.

Algunas sustancias que podemos inhalar en el interior del hogares y lugar de trabajo son plomo,  bisfenoles, arsénico, zinc, pentaclorofenol, cloruro de metilen, retardantes de llama, compuestos perfluorados (en  la cocina), alquifenoles (plásticos), bisfenol A (latas de comida), parabenos (algunos cosméticos y desodorantes), disolventes y metales pesados. Asimismo, el hecho de que pasemos de media el 90% de su tiempo en espacios cerrados hace que, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estemos expuestos a agresiones químicas de toda índole.

Numerosas investigaciones muestran que exponerse a estas sustancias incrementa el riesgo de padecer ciertas enfermedades, como problemas reproductivos, inmunológicos, hipersensibilidad, intoxicaciones agudas o cáncer. Por contra, reducir los tóxicos nuestro hogar puede ayudarnos a luchar contra esas enfermedades.

Cómo desintoxicar el ambiente

  1. Detergentes limpios

Existen productos para lavar la ropa o los platos elaborados con aceites esenciales y enzimas no contaminantes, que pueden adquirirse en tiendas especializadas y que son respetuosos con el medio ambiente y antialérgicos para personas con sensibilidad en la piel.

  1. Alimentación ecológica

Este tipo de alimentación apuesta por la mínima intervención en el cultivo y crecimiento de hortalizas, frutas y verduras, haciendo que estas sean más naturales y estén libres de pesticidas y/o productos artificiales que podemos ingerir. Puedes identificar estos productos a través de la etiqueta: EU Organic Bio Logo, Ecolabel o Agricultura Ecológica Española, son los sellos que certifican la procedencia ecológica.

  1. Agua saludable

Acciones como sustituir las viejas tuberías para evitar arrastrar metales pesados o adquirir una purificadora de agua son buenos ejemplos para cuidar la bebida que ingiere el organismo. Un consejo simple es dejar correr el agua antes de usarla para evitar que se deposite en la tubería y tenga más concentración de algunos metales.

  1. Ambientador natural

Existen ambientadores más naturales, en cuya fabricación no se ha introducido en su composición determinadas sustancias problemáticas. También tenemos a nuestro alcance remedios caseros, por ejemplo, para absorber malos olores podemos colocar bandejas de bicarbondato sódico y para aportar un buen aroma,  ubicar recipientes de hierbas aromáticas secas y flores o ramas de pino.

A pesar de la gran cantidad de sustancias perjudiciales que puede haber en un hogar podemos reducirlas o eliminarlas, a veces de forma sencilla. Las sustancias tóxicas en el hogar pueden afectar potencialmente a cualquier persona. Sin embargo, hay grupos especialmente vulnerables, entre los que cabe destacar los niños y las mujeres embarazadas.

Es bastante lo que podemos hacer cada uno de nosotros para rebajar la carga tóxica de nuestro hogar. Lo primordial es saber que hay alternativas.

Guía para controlar el asma

Te contamos cómo vivir con esta afección respiratoria y ganar más calidad de vida.

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que se caracteriza por ataques recurrentes de ahogo y silbidos, que pueden ser más intensos y frecuentes según la persona. Los síntomas pueden aparecer varias veces al día o a la semana, y a veces incluso, pueden agravarse si se realiza una actividad física o cuando es de noche.

La Organización Mundial de la Salud calcula que hoy día hay 235 millones de pacientes con asma en todo el planeta (más habitual en niños y niñas). Y aunque es una dolencia que está presente en todos los países, más del 80% de las muertes tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos.

En un ataque de asma, la envoltura de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes acostumbran a causar insomnio, fatiga, lo que conlleva a una disminución de la actividad y a absentismo escolar y laboral.

Lamentablemente, a menudo el asma crea una importante carga para los pacientes, limitando su calidad de vida de por vida. Porque, aunque los afectados por enfermedades pulmonares sienten que se ahogan al realizar una actividad, los médicos proponen llevar vida normal.

Tipos de asma

El asma puede tener o no origen alérgico.

– Asma extrínseca: más de la mitad de los casos se produce por una reacción alérgica, como el polvo de casa, los pelos de los animales, algunos insectos, los mohos, el polen de los árboles , las gramíneas y algunos alimentos. Suele comenzar en la niñez.

– Asma intrínseca: representa el 40% de los pacientes y, a menudo, se manifiesta en adultos. Las infecciones del árbol bronquial son una causa frecuente, aunque no se ha demostrado el mecanismo por el cual actúa la infección.

Decálogo para convivir con asma

  1. Evitar la exposición a agentes alérgenos: el polen, los ácaros del polvo, algunos animales pueden provocar un ataque de asma. Asimismo, hay que evitar la exposición a irritantes como humos, olores fuertes, aire frío o seco, sprays, así como a los cambios bruscos de temperatura.
  2. No hacer grandes esfuerzos: especialmente en época de polinización, puesto que podría dificultar la respiración y derivar en una crisis. Se puede consultar el nivel de polinización del ambiente en algunas aplicaciones móviles: Polen Control, Alerta Polen o Alergo Alarm.
  3. No salir mucho en primavera: hay que evitar estar al aire libre en el campo o zonas con abundante vegetación los meses primaverales. Lo mejor es estar la mayor parte del tiempo en locales cerrados, sobre todo, los días de viento. Además, se aconseja dormir con las ventanas cerradas y, al ir en coche, subir las ventanillas.
  4. Normas de higiene doméstica: recomiendan limpiar la casa con guantes de goma, usar el aspirador y una bayeta húmeda para quitar el polvo. Ventilar solo al atardecer, cinco minutos son suficientes para que se renueve al aire de una habitación.
  5. Vigilar la humedad en casa: la humedad ambiental tendría que ser inferior al 50%, recomendándose, incluso, el empleo de deshumidificadores. Además, es preferible cubrir herméticamente o lavarla con frecuencia las almohadas, y si existen manchas de humedad sanearse lo antes posible.
  6. Seguir el tratamiento: es fundamental que la persona diagnosticada de asma siga el tratamiento médico y que esté atenta a cualquier digno de empeoramiento. Se estima que solo el 30% de los asmáticos lo mantienen.
  7. Conocer los síntomas de agravamiento: el paciente tiene que ser capaz de reconocer las señales de alerta y cómo modificar la dosis de tratamiento de forma segura e independiente. Los especialistas aseguran que es posible facilitar a la persona unas instrucciones para elevar o reducir las dosis en función de su evolución.
  8. Respirar conscientemente: dedicar un momento a respirar correctamente por la mañana y por la noche, ejercitando y moviendo los pulmones adecuadamente. Tomar el aire por la nariz y expulsarlo por la boca, unas veces llenando el pecho (respiración torácica) y otras veces llenando el abdomen (respiración diafragmática o abdominal).
  9. Abandonar el tabaco: para conseguir el control del asma a largo plazo y evitar la aparición de complicaciones, es esencial no fumar y no exponerse al humo del tabaco. Dejar de fumar es posible, mentalízate, haz una lista de razones, pon una fecha y busca apoyos en la familia, médicos y amigos.
  10. Haz deporte: es aconsejable que las personas asmáticas practiquen alguna actividad física. Eso sí, hay que tratar de evitar los deportes que requieran una intensidad elevada, son más beneficiosos los que se realizan en equipo, porque hay más tiempo de descanso.

El asma es una enfermedad que afecta a gran parte de la población pero, si se conocen las causas que lo agravan, se puede lograr que no condicione la vida de uno.

Que el asma no te pare.