¿Las redes sociales influyen en nuestra salud?

Las redes sociales pueden actuar como un arma de doble filo: pueden nutrir el círculo social y acercarnos a personas lejanas, pero también pueden hacernos sentir más aislados.

Las redes sociales son una herramienta poderosa que te conecta con amigos, familiares y otros conocidos. Más de 4.200 millones de personas usan Internet en todo el mundo y más de 3.000 millones son usuarios activos de las redes sociales. Comparten fotos, dan a “me gusta” varias veces, tuitean y actualizan plataformas como Facebook, Instagram, Twitter, etc. (entre las más utilizadas).

Las plataformas de redes sociales se han convertido ya en parte del tejido de la vida diaria de muchas personas. Brindan grandes oportunidades para la innovación, el aprendizaje y la creatividad, pero también preocupan las posibles implicaciones para la salud, sobre todo entre los más jóvenes.

En la Unión Europea, una encuesta publicada por EU Kids Online comprobó que el 38 % de los niños entre 9 y 12 años reconoce tener un perfil en una red social. Y, de ellos, el 15 % asegura tener más de 100 contactos.

Efectos negativos en la salud

Las repercusiones de las redes sociales en la salud de las personas es un tema objeto de debate, debido al gran impacto que suponen este tipo de plataformas en el día a día de las personas. Estas son algunos de los efectos menos positivos y más evidentes:

  • Ansiedad y depresión: las expectativas poco realistas de las redes sociales pueden dejar a los más jóvenes con sentimientos de autoconciencia, baja autoestima y una búsqueda de perfeccionismo que puede manifestarse como ansiedad. Según un informe de la Royal Society for Public Health, las tasas de ansiedad y depresión en este grupo de población han aumentado en un 70 % en los últimos 25 años, coincidiendo con el auge de este tipo de plataformas. El uso de más de una cuenta de red social de forma simultánea también se ha relacionado con síntomas de ansiedad social y soledad.
  • Insomnio: el sueño y la salud mental están relacionados. Una mala salud mental puede conducir a un sueño deficiente y pobre. Algunos estudios han demostrado que un mayor uso de las redes sociales tiene una asociación significativa con la mala calidad del sueño. Se cree que el uso de luces LED antes de dormir puede interferir y bloquear los procesos naturales en el cerebro que desencadenan somnolencia.
  • Adicción: se caracteriza por la pérdida de control sobre el uso de Internet. Se generan situaciones de aislamiento social, abandono de las actividades académicas, recreativas e, incluso, de higiene personal. Algunos síntomas suelen ser irritabilidad cuando no pueden conectarse, ansiedad, nerviosismo o aburrimiento, priorizar el móvil o la tablet a otras actividades, estar pendiente constantemente de los mensajes, etc.
  • Baja autoestima: las redes sociales constituyen una importante fuente de comparación. Algunas personas aspiran y les gustaría ser de una determinada manera, reflejándose en las otras personas (en sus perfiles e historias que hacen públicas). Hacer esto solo provoca que aparezcan emociones negativas.

Recuerda que las redes sociales, bien utilizadas, pueden tener ventajas: nos facilitan el contacto con personas que están lejos; crean espacios de intercambio y permiten ampliar la red de contactos a nivel profesional; ayudan en la difusión de grandes acontecimientos y pueden generar movimientos de solidaridad de forma masiva.

¿Cómo afecta a tu salud la calidad del aire?

La contaminación del aire supone un importante riesgo para la salud de las personas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 3,7 millones de muertes cada año en el mundo pueden atribuirse a la contaminación atmosférica. En 2013, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) clasificó la contaminación del aire exterior como cancerígena.

El crecimiento y la concentración de la población en las ciudades, así como la forma en la que consumimos energía en las zonas urbanas a través del transporte o los sistemas de calefacción y aire acondicionado, entre otros, favorecen la emisión de grandes cantidades de gases perjudiciales para nuestra salud.

Los niños, los ancianos y las personas con enfermedades cardíacas o pulmonares o diabetes son particularmente vulnerables a la exposición y a la contaminación del aire.

Un peligro invisible

El aire está cargado de contaminantes microscópicos que penetran en nuestro sistema respiratorio y circulatorio. Lo que generalmente conocemos como contaminación del aire en realidad es una mezcla de pequeñas partículas. De acuerdo con la OMS, son seis los principales contaminantes del aire que dañan la salud humana y el ecosistema:

  • Óxido de nitrógeno: se emite principalmente de motores y, por tanto, son contaminantes del aire relacionado con el tráfico. Pueden aumentar el riesgo de infecciones respiratorias.
  • Ozono a nivel del suelo: es un gas incoloro, componente principal de la atmósfera. Se produce como resultado de una reacción química entre los óxidos del suelo y los compuestos orgánicos volátiles (COV) emitidos por fuentes naturales o por actividades humanas.
  • Dióxido de azufre: es un gas incoloro, altamente reactivo, que se considera un importante contaminante del aire. Se emite sobre todo a partir del consumo de combustibles fósiles, actividades volcánicas naturales y procesos industriales. Es muy dañino para la vida vegetal, animal y la salud humana.
  • Plomo: es un metal pesado tóxico que se usa ampliamente en distintas industrias. Se emite desde motores, plantas de baterías y aguas residuales. Los fetos y los niños son muy sensibles incluso a dosis bajas. El plomo se acumula en la sangre, los huesos y en los tejidos blandos (músculos, tendones, grasa, vasos sanguíneos, nervios, etc.).
  • Monóxido de carbono: es un gas incoloro e inodoro producido por combustibles fósiles, particularmente cuando la combustión no es apropiada, como la quema de carbón y madera. Dependiendo de la concentración y duración de la exposición, puede producirse una intoxicación de leve a severa, con dolores de cabeza, mareos, náuseas y vómitos.

Cuáles son los efectos en la salud

La exposición a largo y corto plazo a tóxicos suspendidos en el aire tiene un impacto toxicológico distintos en las personas. Los más habituales son:

  • Enfermedades respiratorias: debido a que la mayoría de los contaminantes entran en el cuerpo a través de las vías respiratorias, este sistema está en la primera línea de batalla de las enfermedades provocadas por la contaminación del aire. Este se considera uno de los principales factores para enfermedades como el asma y el cáncer de pulmón.
  • Enfermedades cardiovasculares: muchos estudios han demostrado la relación entre la exposición a contaminantes del aire y enfermedades del corazón. Se ha asociado, por ejemplo, a cambios en los glóbulos blancos o con hipertrofia ventricular derecha e izquierda.
  • Irritación de ojos: los efectos de la contaminación del aire en los ojos pueden ir desde problemas oculares que no presentan síntomas al síndrome del ojo seco. Además, la exposición crónica a contaminantes ambientales puede aumentar el riesgo de retinopatía.
  • Enfermedades de la piel: al ser la principal barrera con el exterior, la piel es el primer órgano que puede estar contaminado mostrándose en forma de envejecimiento y causando manchas pigmentadas en la cara.
  • Enfermedades crónicas a largo plazo como el cáncer.

Un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, cáncer de pulmón y enfermedades cardíacas se deben a la contaminación del aire, según la OMS.

Cómo ayudar a reducir la contaminación del aire

Para cada simple acción que llevamos a cabo (ir al trabajo o tomar un café), tomamos decisiones que pueden agravar la contaminación. Algunos pasos para reducir este problema son:

  • Ahorrar energía: apagar las luces, los ordenadores y los electrodomésticos cuando no se estén usando.
  • Usar bombillas de bajo consumo.
  • Limitar el uso del coche y priorizar el transporte público, la bicicleta o andar.
  • Hacer un buen mantenimiento del coche: cambiar el aceite y los filtros y verificar la presión de los neumáticos o la alineación de las ruedas.

Estas no son las únicas formas de reducir la contaminación del aire, pero sí son pequeñas acciones que contribuyen a conseguirlo. En las pequeñas acciones están los grandes resultados.

Mercurio en el pescado: ¿qué precauciones debemos tomar?

El pescado es importante en una alimentación saludable y, aunque algunas especies pueden contener pequeñas trazas de mercurio, su ingesta es importante en una alimentación equilibrada.

El pescado es una excelente fuente de proteína, un alimento bajo en grasas saturadas y alto en grasas no saturadas y aceites omega 3. También es una fuente rica de yodo. Por todo ello, es especialmente importante incluir el pescado dentro de una alimentación sana y equilibrada.

Las recomendaciones nutricionales sitúan entre 2 y 3 porciones a la semana la cantidad más adecuada de pescado. Sin embargo, y debido a la presencia de niveles más altos de mercurio en algunos peces, hay ciertas especies sobre las que debe limitarse su consumo, sobre todo para la población más sensible como niños y mujeres embarazadas.

Qué es el mercurio

El mercurio, como el plomo y el cadmio, son, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, Consumo y Nutrición (AECOSAN), los metales pesados tóxicos “más conocidos”. Se trata de elementos químicos con cierta toxicidad para las personas, sobre todo en determinadas concentraciones.

Una de las características del mercurio es que es bioacumulable y persistente, está distribuido por todo el planeta y, cuando entra en los tejidos de las plantas y los animales, se inicia el camino por la cadena trófica y, por tanto, entran a formar parte de los alimentos. El mercurio está presente en bajas concentraciones en agua o sedimentos en su forma metilada, conocido como metilmercurio.

Puede estar altamente concentrado en organismos acuáticos y su contenido tiende a aumentar a lo largo de la cadena alimentaria cada vez que una especie se come a otra. Los productos más susceptibles de contaminarse son pescados y crustáceos, además de los cereales.

El nivel de contaminación de los peces varía en función de la especie. Tiende a ser más alto en las especies que se encuentran en la parte superior de la cadena alimentaria (grandes depredadores) como el atún rojo (no en conserva), el pez espada, el emperador o el lucio.

Precauciones con el consumo de pescado

En dosis altas, el metilmercurio es tóxico para el sistema nervioso central humano, sobre todo durante el desarrollo intrauterino y la primera infancia. Pero ello no significa que debamos erradicarlo de nuestra alimentación. Se trata de prevenir riesgos siguiendo una serie de recomendaciones:

  • Para la población general: es aconsejable el consumo de 3 a 4 porciones de pescado a la semana, intentando variar las especies entre pescados blancos y pescados azules.
  • Para mujeres embarazadas y niños hasta 10 años: es aconsejable evitar el consumo de las cuatro especies identificadas con un alto contenido en mercurio (pez espada, atún rojo, tiburón y lucio). Para las especies con bajo contenido en mercurio (abadejo, boquerón, arenque, caballa, dorada, gamba, lenguado europeo, espadín, merluza, etc.), es recomendable el consumo de 3-4 raciones a la semana.
  • Niños de entre 10 y 14 años: limitar el consumo de estas cuatro especies a 120 gramos al mes.

¿Es seguro comer pescado?

Como recuerda la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), consumir pescado no solo es seguro sino que es recomendable. Los expertos concluyen que los pescados y mariscos son una fuente de energía y proteínas de alto valor biológico y contribuyen a la ingesta de nutrientes esenciales como yodo, selenio, calcio y vitaminas A y D.

También constituyen una fuente rica en ácidos grasos poliinsaturados, que ejercen una importante acción protectora frente a enfermedades cardiovasculares. Por tanto, los beneficios superan los riesgos, siempre que se tengan en cuenta las excepciones para determinadas especies y en ciertos grupos de población.

Beneficios del deporte si sufres epilepsia

La actividad física regular puede ayudar a las personas con epilepsia a mejorar su condición física, su autoestima y su confianza.

La epilepsia es una enfermedad crónica que puede controlarse en un alto porcentaje de los casos (tras un buen diagnóstico y un tratamiento adecuado). Según la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), una persona padece esta enfermedad cuando sufre “una alteración cerebral caracterizada por la predisposición permanente para generar crisis y por las consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales derivadas de esta condición”.

En España, unas 700.000 personas padecen o han sufrido epilepsia a lo largo de su vida y más de 200.000 personas tienen epilepsia activa, según datos de la Federación Española de Epilepsia (FEDE).

Deporte y epilepsia

En ocasiones, tener un diagnóstico de epilepsia conduce a muchas personas a dejar de hacer cosas por miedo a lesionarse o a que aparezca una crisis. Una de las actividades que habitualmente se abandona es el deporte.

Sin embargo, los beneficios de realizar ejercicio pueden llegar a superar los riesgos en la mayoría de los casos. En general, es poco común tener convulsiones durante su práctica y estar activo puede mejorar la salud mental, emocional y física. Aun así, conviene tener presentes una serie de precauciones para garantizar que el ejercicio sea seguro:

  • Hidrátate bien y aliméntate de forma saludable.
  • Empieza despacio y controla tus propios límites. Si aparece la debilidad o el mareo, es recomendable tomar un descanso y parar.
  • Haz ejercicio acompañado, sobre todo en el caso de ejercicios en los que se trabaja más la parte cardiovascular. También es recomendable evitar las zonas alejadas y las calles concurridas. En el caso de hacer ejercicio solo, es preferible informar a la familia o amigos sobre la ruta y el tiempo aproximado.

Ejercicios para personas con epilepsia

Antes de empezar, consulta con el médico sobre los tipos de deportes que más pueden beneficiarte. Si las convulsiones están bien controladas, hay pocas restricciones. Solo en el caso de las actividades que conllevan más riesgo que otras, como nadar, esquiar, escalar o montar a caballo, es preciso tomar más precauciones.

Si deseas participar en actividades como estas o en deportes de contacto en los que hay más riesgo de sufrir un golpe en la cabeza (fútbol, boxeo, karate, etc.), consulta con el médico y revisa el control de convulsiones.

Algunos de los ejercicios de bajo riesgo más adecuados para practicar son:

  • Caminar: es fácil y no precisa ningún equipo especializado que no sea un buen par de zapatillas. Hacer caminatas rápidas de forma regular ayuda a proteger los pulmones y el corazón y controla el peso.
  • Deportes como tenis y voleibol: ambos deportes son excelentes para el estado físico general y la salud ósea (las personas con epilepsia pueden tener un mayor riesgo de osteoporosis). Además, el riesgo de sufrir una conmoción cerebral con estos deportes es menor.
  • Ejercicios de fuerza: pueden usarse máquinas de pesas, pesas de mano y bandas de resistencia para hacer ejercicio y aumentar la masa muscular. También se pueden hacer ejercicios de fortalecimiento como abdominales y flexiones.
  • Yoga: esta combinación de posturas físicas y meditación no solo aumenta la fuerza y la flexibilidad, sino que también ayuda a reducir el estrés, un desencadenante asociado en ocasiones con las convulsiones.

Elige el ejercicio que más te haga disfrutar, asesórate bien y diviértete.

¿Conoces la chirivía o pastinaca?

Esta hortaliza de raíz similar en apariencia y textura a las zanahorias destaca por su calidad nutricional, su sabor y su versatilidad en la cocina.

La chirivía (Pastinaca sativa) es una hortaliza de raíz originaria de Asia y Europa. Es de color crema por fuera y blanco por dentro, se asemeja a una zanahoria descolorida, pero el sabor es mucho más fuerte, con un dulce más concentrado y un toque anisado y picante.

Si bien puede encontrarse durante todo el año, su temporada es el otoño-invierno. Además de la zanahoria, tiene características similares con otros miembros de la familia Apiaceae como el perejil, el apio o el comino. En la cocina, se pueden hornear, elaborar puré o caldo o, incluso, freír.

Principales propiedades de la chirivía

La importancia del valor nutritivo de la chirivía radica en:

  • Contiene más azúcar que las zanahorias o los rábanos. Tiene un aporte de calorías similar a los plátanos y las uvas (100 gramos proporcionan 75 calorías). Su raíz no contiene colesterol.
  • Es una excelente fuente de fibra dietética (100 gramos de raíz proporcionan unos 4,9 mg). La fibra ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre, la obesidad y el estreñimiento.
  • Las raíces frescas son ricas en vitamina C, un importante antioxidante soluble que ayuda a proteger el organismo contra enfermedades.
  • La raíz también es rica en muchos grupos de vitaminas B, como el ácido fólico, la vitamina B6, la tiamina, la vitamina K y la E.
  • Contiene niveles saludables de minerales como el hierro, el calcio, el cobre, el potasio, el manganeso y el fosforo.

Una gran parte del sabor de la chirivía está justo debajo de la piel. Pelarla en exceso, igual que ocurre con las zanahorias, eliminará algunos de sus sabores más característicos.

Efectos beneficiosos sobre el organismo

Además de ser muy versátiles en la cocina, el consumo de chirivías aporta numerosos beneficios al organismo gracias a sus propiedades nutricionales.

  • Ayuda a las digestiones: la chirivía es conocida por ser una importante fuente de fibra soluble, lo que ayuda a reducir los niveles de colesterol malo. Además, puede ayudar a mejorar la salud digestiva, reducir el estreñimiento y otros trastornos digestivos comunes.
  • Control del peso: la fibra soluble puede ayudar a saciarnos durante más tiempo y evita la liberación de grelina, conocida como la hormona del hambre.
  • Refuerza el sistema inmunológico: su contenido en vitaminas C y E pueden ayudar a eliminar los radicales libres causantes de diversas enfermedades (cardiovasculares, arterioesclerosis, diabetes, etc.). La vitamina C también puede ayudar a producir glóbulos blancos para estimular el sistema inmunológico.
  • Mejora la salud del corazón: la chirivía contiene una gran cantidad de potasio, que actúa como vasodilatador (compuesto que evita que las arterias y las venas se opriman), reduciendo así la presión arterial. Por su contenido en ácido fólico, ayudar a reducir los niveles de homocisteína en la sangre, relacionados con enfermedades del corazón.

Como ves, los beneficios de añadir la chirivía en nuestra alimentación son numerosos. Te animamos a introducir más hortalizas en tu menú diario para mejorar la salud.

Practica boxeo y libera tensiones

El ejercicio físico ayuda a aliviar el estrés y el boxeo, como deporte, puede tener un efecto beneficioso en la salud general y en los niveles de estrés en particular.

El ejercicio es una de las mejores formas de reducir el estrés. Cuando nos activamos, nuestro cuerpo y nuestro cerebro producen hormonas y neurotransmisores que tienen un impacto positivo en nuestro estado de ánimo, memoria y niveles de energía.

Algunas de estas hormonas son las endorfinas, sustancias químicas que nos ayudan a sentirnos bien. Según Mayo Clinic, el ejercicio en general funciona como una forma de meditación y mejora el sueño y todo ello ayuda a reducir el estrés.

Qué es el boxeo

El boxeo es un deporte que requiere fuerza, velocidad, agilidad, coordinación y resistencia. Pero ya no es un deporte solo para atletas especializados que compiten en un ring, sino que se ha convertido en un entrenamiento más. No es necesario subirse a un cuadrilátero ni recibir golpes para practicar boxeo.

Este deporte requiere muchos movimientos de alto impacto en casi todas las formas de entrenamiento. Combina cardio y fuerza, ejercicios aeróbicos y anaeróbicos. No hay que ser un luchador profesional para obtener los beneficios del boxeo.

Beneficios del boxeo

El boxeo contribuye en gran medida a mantener la mente y el cuerpo lo más saludables posible. Además:

  • Alivia los síntomas de ansiedad y depresión: proporciona una gran cantidad de endorfinas, un refuerzo natural del estado de ánimo. Durante un entrenamiento de boxeo se combinan periodos de ejercicio de alta intensidad con periodos de recuperación de intensidad moderada. Al enfocar la mente y el cuerpo en el momento presente, quedan lejos los pensamientos, las preocupaciones y el estrés.
  • Fomenta la confianza y la autoestima: sentirse bien, estar en forma y verse bien físicamente nos hace sentir mejor. La forma en la que nos vemos tiene un gran impacto en nuestros niveles de autoestima.
  • Mejora la salud cardiovascular: el boxeo mejora la frecuencia cardíaca en reposo y la resistencia muscular. Esta disminución de la frecuencia cardiaca en reposo y el aumento de la resistencia pueden darnos ventaja para otros entrenamientos. Además, el acto de golpear obliga a muchos músculos a contraerse a la vez; debido a la gran cantidad de músculos involucrados al mismo tiempo, el corazón tiene que trabajar más para bombear sangre y oxígeno.
  • Aumenta la coordinación mano-vista: es clave en el boxeo, un deporte que requiere movimientos enfocados, desafiando los músculos y la mente. El boxeo implica mucha coordinación porque debes poder moverte en cierta dirección con los pies, al mismo tiempo que golpeas. Debes ser capaz además de dirigir las manos en el lugar exacto para que el golpe sea lo más eficaz posible.
  • Ayuda a perder peso: el boxeo es un entrenamiento de alta intensidad, que puede ayudar a quemar un número importante de calorías en una sola sesión. También se ha demostrado que la liberación de endorfinas producida por este tipo de ejercicio ayuda a regular el apetito.

Como ves, golpear una bolsa pesada y todo lo que ello implica va más allá de dar simples golpes. Persevera con el entrenamiento y conseguirás no solo estar en una muy buena forma corporal sino también mental.

Recuerda consultar con un profesional para no cometer errores que puedan traducirse en lesiones.

Mantén sanas tus vías respiratorias: cómo cuidarlas

El sistema respiratorio está compuesto por un grupo de órganos y tejidos que trabajan juntos y que es necesario cuidar porque son los que nos ayudan a respirar.

Muchas personas se preocupan por el peso, la salud cardiovascular o el sistema digestivo, pero dejan de lado el sistema respiratorio. Sin embargo, es importante prestarle mucha atención y conocer las distintas formas de cuidar los pulmones, los bronquios o la tráquea.

Y es que el sistema respiratorio juega un papel fundamental en el mantenimiento de la salud general del cuerpo. Su principal función es mover el aire y eliminar los gases residuales del cuerpo. Los pulmones, en concreto, suministran oxígeno a la sangre y eliminan el dióxido de carbono.

Enfermedades del sistema respiratorio

Las enfermedades del sistema respiratorio son cualquier problema en los pulmones que impida que estos funcionen correctamente. Algunas de las más comunes son:

  • Enfermedades de las vías respiratorias: causan un estrechamiento de las vías respiratorias. Se incluyen aquí el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
  • Enfermedades del tejido pulmonar: afectan a la estructura del tejido pulmonar. La inflamación de este tejido hace que los pulmones no puedan expandirse por completo (enfermedad pulmonar restrictiva), lo que dificulta que los pulmones absorban oxígeno y liberen dióxido de carbono. La fibrosis quística y la sarcoidosis se incluyen en esta categoría.
  • Enfermedades de la circulación pulmonar: están causadas por la coagulación, cicatrización o inflamación de los vasos sanguíneos. También pueden afectar a la función cardiaca. Las personas a menudo sienten falta de aliento cuando se esfuerzan.

Cualquier cosa que se respire puede afectar de forma directa a los pulmones.

Consejos para una mejor salud respiratoria

Algunas consideraciones simples pueden conducir a un sistema respiratorio mucho más saludable:

  • Dejar de fumar: fumar es responsable de alrededor del 80 % de los cánceres de pulmón. El humo del tabaco estrecha los conductos del aire en los pulmones y dificulta la respiración. Además, el cáncer de pulmón puede estar causado por la inhalación del humo de otros fumadores. Por tanto, aunque no se sea fumador, pero se encuentre en un entorno de fumadores, el riesgo es el mismo e, incluso, mayor.
  • Hacer ejercicio de forma regular: la actividad física regular mejora la calidad de vida y es importante para mantener un peso saludable y un corazón y unos pulmones sanos. Si bien la actividad en sí misma no fortalece los pulmones, sí ayuda a sacar más provecho de ellos. Durante el ejercicio, los músculos trabajan más y el cuerpo usa más oxígeno. Para adaptarse a esto, la respiración se incrementa de forma significativa. El ejercicio regular mejora la aptitud cardio-respiratoria, lo que facilita que los pulmones se mantengan más sanos.
  • Prevenir infecciones: las infecciones respiratorias comunes como los resfriados y la gripe se transmiten a través de las manos al tocar las superficies infectadas y después tocar la boca o la nariz. El lavado de manos regular reduce de manera significativa este riesgo. Una buena higiene bucal también protege de los gérmenes en la boca que provocan infecciones.
  • Seguir una alimentación equilibrada: aunque no está directamente relacionada con el sistema respiratorio, es una de las formas más importantes para mantenerlo saludable. Una inadecuada alimentación y tener sobrepeso, por ejemplo, causa otros problemas que dificultan el ejercicio y nos hacen más susceptibles a algunas enfermedades. Es aconsejable la ingesta de alimentos ricos en vitaminas A, C y E y minerales como el zinc, potasio, selenio, magnesio y zinc.
  • Mantener limpio el aire de casa: el polvo, los limpiadores químicos y la humedad pueden contaminar el aire en el hogar. Es aconsejable mantener secas las zonas más húmedas, como el baño y la cocina, y limpiar el polvo de forma regular. También es importante ventilar la casa cada día para dejar entrar aire fresco.

Cuida tu entorno y cuida de ti. Tu sistema respiratorio te lo agradecerá.

Consejo posnavideño: presta atención a las guarniciones

Las fiestas navideñas han quedado atrás y podemos retomar nuestra rutina alimentaria e incluir hábitos saludables como reducir el aporte calórico de las guarniciones.

La Navidad conlleva un exceso alimentario del que seguramente no hayamos podido escapar. La abundancia de dulces y comidas calóricas nos habrá tentado y, seguramente, hayamos cedido y habremos picado más de lo que nos habíamos propuesto al comenzar las fiestas.

Según la Asociación Británica de Nutrición (BDA), excederse en las comidas navideñas puede llevar a una persona a ganar hasta dos kilos durante estos días. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), por su parte, sitúa esta cifra entre dos y cuatro kilos.

Y es que gran parte de lo que ingerimos durante la época navideña tiene un contenido elevado de calorías. Entre los alimentos más calóricos se encuentran los postres, las bebidas alcohólicas y también muchas de las guarniciones que acompañan a las preparaciones navideñas. Según los expertos británicos, algunas personas pueden llegar a consumir unas 6.000 calorías solo el día de Navidad, tres veces la cantidad diaria recomendada.

¿Qué significa comer sano?

Tras las Navidades, toca reconducir los deslices y retornar a una alimentación saludable que revierta todos los excesos. Según el nutricionista Julio Basulto, “comer sano” implica 3 acciones:

  • Basar la alimentación en alimentos de origen vegetal poco procesados (frutas frescas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos y cereales integrales).
  • Consumir menos cantidad de alimentos de origen animal (carne, pescado, lácteos y huevos).
  • Dejar para un consumo esporádico productos como los derivados cárnicos y los alimentos superfluos.

En este sentido, uno de los errores más comunes es considerar las patatas fritas, el arroz y la ensalada como las únicas posibilidades a la hora de crear guarniciones. Sin embargo, según la Real Academia Española, implica mucha más diversidad. Define guarnición como el “complemento, generalmente de hortalizas, legumbres, etc., que se sirve con la carne o el pescado”. Por tanto, las posibilidades son infinitas y es posible crear guarniciones sabrosas y muy saludables con menestra, ensalada, judías verdes, guisantes, coliflor, brócoli y un largo etcétera.

Guarniciones saludables

El poder de una guarnición radica en convertir un plato rutinario en algo apetecible. Para lograr sabrosas combinaciones debemos tener en cuenta el tipo de alimento, la textura y el sabor. A partir de aquí, podemos tener en cuenta los siguientes trucos:

  • Las verduras pueden acompañar cualquier plato. Ejemplos: puerros asados, tomates cherry asados, espárragos gratinados, chips de zanahoria, etc.
  • Los elementos crujientes aportan una textura extra a los purés y las ensaladas. Ejemplos: cebolla frita crujiente, chips de verduras, picatostes o picos de pan, tomates verdes fritos o garbanzos crujientes.
  • Los encurtidos proporcionan acidez y salinidad a cualquier plato, como una ensaladilla rusa, legumbres, quesos y huevos. Ejemplos: pepinillos, cebolletas, alcaparras, aceitunas, etc.
  • Un toque de picante puede potenciar el sabor de cualquier plato, ya sea en salsa o añadiéndole un toque de pimienta negra o blanca.
  • Las salsas funcionan de manera similar a las guarniciones en ensaladas, verduras, carnes y pescados. Eso sí, deben ser caseras para controlar su perfil nutricional, por lo que obviaremos las industriales. Ejemplos: mostaza, salsa de yogur e incluso una vinagreta básica (sal, vinagre y aceite).
  • Los lácteos añaden cremosidad a los platos. El queso, por ejemplo, puede acompañar cualquier crema o ensalada, no solo a la pasta.

Recuerda que tan importante es controlar lo que comes como la manera cómo lo haces. No renuncies a las cinco comidas diarias recomendadas porque te ayudarán a no llegar hambriento a la mesa. Y no olvides la importancia realizar ejercicio físico porque reduce los efectos fisiológicos nocivos a corto plazo del exceso de comida.

Propósitos y objetivos para el nuevo año

La entrada de un nuevo año es un buen momento para reflexionar y pensar en nuevos propósitos y metas.

Comienza un nuevo año, un buen momento para echar la vista atrás, repasar nuestra trayectoria y concentrarnos en aquello que deseamos cambiar. El futuro se presenta prometedor y apetece diseñar una lista de deseos para el próximo año.

Tener objetivos vitales nos ayuda a elaborar planes de acción, a perseguir nuestros sueños y, por tanto, a aumentar la posibilidad de conseguirlos y sentirnos mejor con nosotros mismos. Los objetivos actúan, en la mayoría de los casos, de motor en nuestras vidas para proyectarnos hacia delante.

Este proceso implica varias fases. Comienza con una cuidadosa selección de aquello que deseamos conseguir y termina invirtiendo todas nuestras energías en lograr nuestro objetivo. Durante el camino, definir bien los pasos a seguir nos ayudará a lograr el éxito.

Propósitos para el nuevo año

Cada año suelen hacer acto de presencia casi los mismos propósitos, con pequeñas variaciones. En la mayoría de los casos podemos fijarnos metas para el desarrollo personal y profesional. Algunos de los propósitos más habituales son:

  • Perder peso y hacer más ejercicio: es un objetivo para nuestra salud muy común. Es conveniente empezar poco a poco, sin promesas irreales que finalmente no se cumplirán. Por ejemplo, ir al gimnasio es un objetivo habitual, pero a menudo poco realista. Puedes empezar por caminar más, dejar el coche y hacer trayectos cortos andando. En cuanto a la alimentación, basta con que intentes mantener un equilibrio saludable, en el que prioricen ciertos alimentos como frutas y verduras.
  • Ahorrar dinero: es un buen momento para administrar mejor tus gastos y poner en práctica algunas medidas que te permitan una mejor gestión económica del presupuesto doméstico.
  • Dejar de fumar: lleva un tiempo conseguirlo, así que no te sientas mal si al principio no lo consigues. Debes encontrar el mejor método para ti. Busca la ayuda de un profesional sanitario, que te orientará en el camino a seguir.
  • Pasar más tiempo con la familia y los amigos: encontrar tiempo de calidad para estar con los nuestros es, en ocasiones, complicado. La vida ajetreada nos lo impide. Pero no es imposible. Es una cuestión de prioridades y de querer crear un tiempo valioso para la familia y los amigos.
  • Viajar más: a menudo solemos crear una lista con destinos exóticos y lejanos. Pero se pueden visitar lugares distintos y bellos sin tener que ir demasiado lejos. Puedes preparar un presupuesto de viaje para poder hacerlo y aprovecharlo al máximo.

Pese a las ganas y la ilusión inicial, en ocasiones no se cumplen los objetivos. Según un estudio publicado en Journal of Clinical Psychology, solo el 46 % de las personas que se hacen propósitos lo consiguen. Esto significa que más de la mitad de las personas que se fijan metas fracasan.

Consejos para fijar propósitos realistas

Si quieres cumplir con tus sueños, estos pasos te ayudarán:

  • Concreta al máximo: en muchas ocasiones, cuando nos fijamos objetivos y propósitos estos suelen ser abstractos, ideas generales que cuesta cumplir. Por ejemplo, si queremos aprender inglés, además de tener la idea, debemos pensar en cuándo queremos empezar, dónde lo haremos y qué necesitamos. Es importante situar el objetivo en la agenda y concretar fechas. Si queremos perder peso, en lugar de decir “voy a perder peso este año”, es mejor “perderé 10 kilos antes de la primavera haciendo ejercicio tres días a la semana y comiendo mejor”.
  • Guarda la lista de propósitos a mano: si descuidamos los objetivos en un cajón, es posible que se nos olviden. Colocar la lista en un lugar visible, en el frigorífico por ejemplo, nos recordará lo que tenemos que hacer y nos ayudará a tenerlo presente.
  • Empieza poco a poco: tener muchos propósitos nos llevará, casi con toda seguridad, a no conseguir ninguno. Si, en cambio, nos fijamos dos o tres o incluso uno, podemos centrar nuestra energía en cada uno de ellos de forma gradual. También nos puede ayudar fijarnos un calendario con las fechas de cumplimiento. Como recuerda un proverbio chino, “el hombre que persigue a dos conejos, no atrapa a ninguno de los dos”.
“Nada sucede a menos que primero sea un sueño”, Carl August Sandburg.