Postura que respira: La importancia de una correcta posición para la respiración

La postura adecuada juega un papel fundamental en la capacidad del cuerpo para respirar de manera eficiente.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La postura adecuada juega un papel fundamental en la capacidad del cuerpo para respirar de manera eficiente. Una postura incorrecta puede comprometer el funcionamiento de los músculos respiratorios y dificultar la respiración profunda y completa.

Aquí te mostramos cómo una buena postura puede mejorar tu salud respiratoria y algunos ejercicios que pueden ayudarte a mantenerla.

La relación entre postura y respiración. ¿Por qué es importante una buena postura?

Una postura adecuada para la respiración implica mantener la columna vertebral recta y los hombros relajados. Esto permite que los pulmones se expandan completamente y que el diafragma se mueva libremente hacia abajo durante la inhalación. Una postura encorvada o colapsada puede comprimir los pulmones y dificultar la capacidad del cuerpo para respirar profundamente.

Beneficios de una postura correcta

Expansión pulmonar completa: Mantener una columna vertebral recta permite una mayor expansión de los pulmones, facilitando una inhalación completa y eficiente.

Movimiento libre del diafragma: Una buena postura permite que el diafragma se mueva hacia abajo sin restricciones, mejorando la ventilación pulmonar.

Apertura de las vías respiratorias: Una postura adecuada ayuda a abrir las vías respiratorias, facilitando el flujo de aire hacia y desde los pulmones y previniendo la congestión pulmonar.

Mejor oxigenación: Con una respiración más eficiente, se mejora la oxigenación de los tejidos del cuerpo, contribuyendo a una mejor salud general.

Consejos para mantener una buena postura

Durante el día

De pie: Mantén los pies separados al ancho de los hombros, las rodillas ligeramente flexionadas y los hombros relajados hacia atrás.

Sentado: Siéntate con la espalda recta, los pies apoyados en el suelo y los hombros relajados. Usa una silla con buen soporte lumbar.

Acostado: Al dormir, usa una almohada que mantenga tu cuello alineado con la columna vertebral y evita dormir boca abajo, ya que puede forzar el cuello y la espalda.

Ejercicios para mejorar la postura

Estiramientos de pecho: Coloca los brazos en un marco de puerta y da un paso hacia adelante para estirar los músculos del pecho y los hombros.

Fortalecimiento del núcleo: Realiza ejercicios como planchas y abdominales para fortalecer los músculos del tronco y la espalda.

Yoga y pilates: Estas prácticas ayudan a mejorar la postura, la flexibilidad y la fuerza muscular.

En Resumen

Mantener una postura adecuada es esencial para respirar de manera eficiente y una salud pulmonar óptima. Al adoptar una postura correcta y practicar buenos hábitos posturales, puedes mejorar tu capacidad para respirar profundamente y mantener una función pulmonar óptima. Ser consciente de tu postura durante todo el día y realizar ejercicios específicos puede tener un impacto significativo en tu salud respiratoria y general.

Ejercicios de respiración para pacientes con enfermedades respiratorias crónicas

Para las personas que viven con enfermedades respiratorias crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma o la fibrosis pulmonar, los ejercicios de respiración pueden desempeñar un papel importante en el manejo de los síntomas y la mejora de la calidad de vida. Aquí te presentamos algunos de los ejercicios de respiración más efectivos y cómo pueden ayudarte.

1-Respiración diafragmática. ¿Qué es la respiración diafragmática?

También conocida como respiración abdominal, este ejercicio implica inhalar profundamente a través de la nariz, permitiendo que el diafragma se contraiga y se mueva hacia abajo, lo que hace que los pulmones se llenen completamente de aire. Luego, exhala lentamente por la boca, permitiendo que el abdomen se contraiga.

Beneficios

  • Fortalecimiento de los músculos respiratorios: Mejora la capacidad pulmonar al fortalecer el diafragma.
  • Reducción de la tensión respiratoria: Facilita una respiración más relajada y eficiente.

¿Cómo Practicarlo?

Siéntate o acuéstate en una posición cómoda.

Coloca una mano en tu pecho y la otra en tu abdomen.

Inhala profundamente por la nariz, sintiendo cómo se eleva tu abdomen.

Exhala lentamente por la boca, permitiendo que tu abdomen se contraiga.

Repite de 5 a 10 veces.

2-Técnica de respiración de labios fruncidos. ¿Qué es la respiración de labios fruncidos?

Este ejercicio implica exhalar lentamente a través de los labios fruncidos, como si estuvieras soplando una vela.

Beneficios

  • Control de la exhalación: Ayuda a mantener las vías respiratorias abiertas por más tiempo.
  • Mejora de la capacidad pulmonar: Útil para personas con enfermedades obstructivas, como la EPOC.

¿Cómo Practicarlo?

Inhala profundamente por la nariz.

Exhala lentamente a través de los labios fruncidos, como si estuvieras soplando una vela.

Repite de 5 a 10 veces.

3-Respiración Profunda

Beneficios

  • Mejora de la Capacidad Pulmonar: Ayuda a llenar completamente los pulmones de aire.
  • Reducción de la Sensación de Falta de Aire: Alivia los síntomas respiratorios.

¿Cómo practicarlo?

Inhala profundamente por la nariz, llenando completamente los pulmones de aire.

Exhala completamente por la boca, liberando todo el aire de los pulmones.

Repite de 5 a 10 veces.

Conclusión

Es importante trabajar con un fisioterapeuta o un profesional de la salud capacitado para aprender y practicar estos ejercicios de respiración de manera segura y efectiva. Además, la consistencia es clave; practicar estos ejercicios regularmente puede proporcionar el máximo beneficio. Incorporar estos ejercicios de respiración en tu rutina diaria puede mejorar significativamente la capacidad pulmonar y calidad de vida, especialmente si vives con una enfermedad respiratoria crónica.

Mantén una postura adecuada y realiza ejercicios de respiración para promover una mejor salud pulmonar. ¡Respira mejor y vive mejor!

Alimentos con antioxidantes que protegen tu cuerpo en verano

Los antioxidantes previenen el estrés oxidativo de las células, proceso propiciado en verano por la radiación solar y el estrés térmico

Las altas temperaturas típicas del verano hacen que tengamos que consumir más agua en estas fechas. El calor y el sudor provocan un aumento de la pérdida de líquidos del organismo, así que es necesario reponerlos para garantizar su correcto funcionamiento. No todo el aporte de agua proviene de la ingesta hídrica, ya que también hay un conjunto de alimentos ricos en antioxidantes que hidratan el cuerpo desde el interior.

Los antioxidantes son las sustancias encargadas de bloquear la acción de los radicales libres, moléculas nocivas que causan estrés oxidativo en las células. Estas son, precisamente, las responsables de crear las moléculas inestables, originadas, entre otras causas, por la exposición a factores ambientales como la radiación solar o el estrés térmico. Y, en verano, dado que el índice de radiación solar es mayor, el riesgo de estrés oxidativo también lo es.

Para prevenirlo, además del aporte diario de agua adecuado, hay que priorizar el consumo de alimentos ricos en antioxidantes. Estas sustancias funcionan donando electrones a los radicales libres para estabilizarlos y prevenir el daño en las células. Así pues, para proteger la salud celular, te dejamos una lista de alimentos con un alto contenido de antioxidantes.

MEJORES ALIMENTOS CON ANTIOXIDANTES EN VERANO

Los antioxidantes son fundamentalmente vitaminas, las cuales se encuentran en los alimentos de origen vegetal. Y, entre ellos, destacan las frutas, por lo general compuestas por agua en un 90%:

  • Sandía: es la fruta estrella del verano y no sólo por su sabor refrescante sino por su alto contenido de agua (95%). Además, es rica en licopeno, un antioxidante que protege la piel del daño solar y contribuye a la salud cardiovascular.
  • Frutos rojos: como las fresas, moras, arándanos y frambuesas. Se trata de frutas bajas en calorías, pero también ricas en fibra y fuente de vitamina C y antocianinas. Estas últimas son antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación y a mejorar la función cerebral.
  • Melón: al igual que la sandía, el agua ronda el 90% de su peso. Y contiene betacaroteno, antioxidante que el cuerpo transforma en vitamina A para contribuir a la salud cutánea y ocular.
  • Cítricos: aquí se incluyen las naranjas, los limones, los pomelos o las limas. Estas son grandes fuentes de vitamina C, ideal para el cuidado de las células de la piel, los huesos y el tejido conectivo.
  • Kiwis: aportan más vitamina C, necesaria también para el correcto desarrollo del cuerpo y reparación de los tejidos.

Además de las frutas, las verduras son otros alimentos que contienen poderosos antioxidantes:

  • Espinacas: son ricas en las vitaminas K, A, C y ácido fólico, fundamentales para la oxigenación sanguínea, la formación de glóbulos rojos, para la salud de los ojos y el mantenimiento de los tejidos.
  • Pepino: al estar conformado por agua en un 95%, es fuente de muchos antioxidantes. Destaca la vitamina K, que previene la muerte celular, y antioxidantes como los flavonoides, que ayudan a combatir el daño en las células.
  • Pimientos rojos y verdes: ambas variedades presentan vitamina C y vitamina A. Esta última contribuye a fortalecer los sistemas inmune y reproductivo, favorece el crecimiento y la visión normal.
  • Brócoli y coles de Bruselas: también presentan un alto contenido de vitamina C.
  • Tomate: contiene vitamina A en forma de carotenos, nutriente encargado de producir melanina para proteger a la piel del daño solar.

Los productos de origen animal también disponen de antioxidantes, aunque en menor proporción. Destacan:

  • Lácteos.
  • Huevos: son ricos en las vitaminas de los grupos A, E y B. La vitamina E propicia el adecuado funcionamiento del sistema inmune, participa en la formación de glóbulos rojos y ayuda en la utilización de la vitamina K. Por otro lado, la vitamina B contribuye al metabolismo energético normal y al cuidado del sistema nervioso.
  • Salmón salvaje: ofrece vitaminas A, B y D. Esta última colabora en la absorción del calcio, imprescindible para la salud ósea.
  • Carne de res: este tipo de carne aporta principalmente vitaminas del grupo B. Ayudan en la producción de material genético. Asimismo, mantienen el adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

Por último, no hay que olvidar los frutos secos y el aceite de oliva virgen extra, este grupo de alimentos no sólo es interesante por su composición de omega 3. También son fuente de vitamina E, que ayuda a las células cutáneas a retener humedad. Además, este antioxidante tiene propiedades antiinflamatorias.

Vacaciones sin pausas respiratorias: Planificación para pacientes con enfermedades respiratorias

Estos son los consejos para planificar el verano de los pacientes con enfermedades respiratorias

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Planificar unas vacaciones de verano puede ser emocionante, pero para los pacientes con enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma o la fibrosis pulmonar, puede presentar desafíos adicionales. Asegurarse de que se pueda mantener una terapia respiratoria adecuada durante el viaje es esencial para disfrutar de unas vacaciones seguras y placenteras.

Este artículo ofrece una guía práctica y basada en evidencia para ayudar a los pacientes y sus cuidadores a planificar unas vacaciones sin pausas respiratorias.

a) Planificación previa al viaje

1. Consulta con tu Médico

Antes de planificar tu viaje, es crucial que hables con tu médico o especialista en enfermedades respiratorias. Ellos pueden proporcionarte una evaluación de tu estado de salud y ofrecer recomendaciones específicas para tu viaje. Asegúrate de discutir:

La idoneidad del destino: Consulta sobre posibles problemas relacionados con la altitud, la calidad del aire y el clima del destino.

Medicación y terapias: Solicita recetas adicionales y asegúrate de tener suficiente medicación para la duración del viaje.

2. Preparación de los suministros médicos

Asegúrate de llevar contigo todos los suministros médicos necesarios, incluyendo:

Medicación: Lleva suficiente medicación para todo el viaje, más un extra por si acaso.

Dispositivos respiratorios: Incluye inhaladores, nebulizadores, y dispositivos CPAP o BiPAP si los usas.

Oxígeno suplementario: Si necesitas oxígeno suplementario, asegúrate de organizar su suministro con antelación. Contacta a las aerolíneas y proveedores locales para coordinar el suministro de oxígeno.

3. Durante el viaje

Transporte

Viaje en Avión

Consulta con la Aerolínea: Informa a la aerolínea sobre tu condición médica y necesidades especiales. Algunas aerolíneas pueden requerir documentación adicional o coordinación previa para proporcionar oxígeno a bordo.

Presión de cabina: Si utilizas oxígeno suplementario, verifica si la aerolínea puede proporcionarlo o si necesitas llevar tu propio concentrador de oxígeno portátil aprobado.

Viaje en coche

Paradas frecuentes: Planifica paradas regulares para moverte y respirar aire fresco.

Suministros a mano: Mantén todos tus suministros médicos fácilmente accesibles.

4. Estancia en el destino

Alojamiento

Verifica las instalaciones: Asegúrate de que el lugar donde te alojarás tiene un ambiente libre de humo, buena ventilación y no presenta barreras para el acceso a suministros médicos.

Refrigeración de medicamentos: Si necesitas mantener tus medicamentos refrigerados, verifica que haya un refrigerador disponible.

5. Actividades

Evita actividades exigentes: Selecciona actividades que no requieran un esfuerzo físico excesivo.

Cuidado con la altitud: La altitud elevada puede afectar la respiración, por lo que es recomendable evitar destinos de gran altitud si tienes problemas respiratorios graves.

b) Consejos para una buena salud respiratoria durante el viaje

1. Mantén una buena hidratación

    Beber suficiente agua ayuda a mantener las mucosas hidratadas y puede mejorar la función pulmonar.

    2. Evita exposiciones a irritantes

    Humo del tabaco: Mantente alejado de áreas donde se permite fumar.

    Contaminantes del aire: Evita salir en días con altos niveles de contaminación.

    3. Realiza ejercicios de respiración

    Practica ejercicios de respiración diafragmática y técnicas de respiración de labios fruncidos para mantener la eficiencia respiratoria.

    4. Seguimiento de la salud

    Lleva un registro de tus síntomas y mediciones de función pulmonar, si es posible, para detectar cualquier cambio en tu condición de manera temprana.

    c) Recursos y ayuda adicional

    Aplicaciones y dispositivos móviles

    Utiliza aplicaciones de salud para hacer un seguimiento de tu medicación, recordatorios y ejercicios de respiración.

    Organizaciones de apoyo

    Conclusión

    Planificar adecuadamente unas vacaciones puede permitir a los pacientes con enfermedades respiratorias disfrutar de un viaje seguro y placentero. Consultar con el médico, preparar todos los suministros necesarios y tomar precauciones específicas durante el viaje son pasos cruciales para evitar interrupciones en la terapia respiratoria. Con la preparación adecuada, es posible disfrutar de unas vacaciones sin pausas respiratorias y mantener una buena salud pulmonar mientras se exploran nuevos destinos.

    ¿Afecta el aire acondicionado a la salud respiratoria?

    El aire acondicionado está detrás de un 20% de los casos de catarros, laringitis, faringitis y procesos bronquíticos del verano, según SEPAR

    En los meses en los que las temperaturas son más elevadas, los sistemas de climatización se convierten en aliados indispensables para mantener el ambiente fresco y cómodo. Estos sistemas están instalados en domicilios particulares, pero también en locales, comercios e instituciones públicas. Y, aunque son muy deseados para aliviar el calor, el uso prolongado y continuo del aire acondicionado impacta negativamente en la salud respiratoria.

    El aire acondicionado expulsa aire frío y seco, disminuyendo así la humedad ambiente. Su efecto sobre la salud respiratoria es irritante e inflamatorio, al contribuir a la sequedad de la mucosa nasal y de la vía respiratoria superior. Además, un uso mantenido de estos aparatos podría causar problemas respiratorios más graves, acompañados de irritación de garganta y tos.

    Según los datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el aire acondicionado está detrás de un 20% de los casos de catarros, laringitis, faringitis y procesos bronquíticos del verano. Un mal uso de estos aparatos puede desencadenar estos cuadros al generar irritación e inflamación en las vías respiratorias. Unas patologías que también pueden aparecer con los cambios bruscos de temperatura, al pasar de espacios con aire acondicionado frío a lugares sin él.

    Además, la sequedad del aire aumenta la susceptibilidad a infecciones respiratorias, como indica el informe del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), que aborda cómo afectan los sistemas de climatización en el puesto de trabajo. Otro de los efectos demostrados es que la falta de humedad y el exceso de aire frío pueden agravar los síntomas de patologías crónicas como el asma, la bronquitis crónica o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

    No obstante, los problemas más graves relacionados con el uso de la climatización mecánica están relacionados con el mal mantenimiento de los aparatos. Desde SEPAR explican que los gérmenes acumulados en los filtros del aire acondicionado favorecen la dispersión de patógenos como virus y bacterias, entre los que destaca la Legionella pneumophila. Esta bacteria es la responsable de desencadenar cuadros de neumonía, que pueden llegar a complicar gravemente la salud de los pacientes de riesgo

    Los hongos son otros de los contaminantes relacionados con el uso de los aires acondicionados. El Aspergillus niger y el Aspergillus fumigatus son los más destacados, ya que son los responsables de provocar rinitis, asma, neumonía o neumonitis por hipersensibilidad. Por otro lado, se ha observado cómo las fibras de vidrio empleadas como aislante térmico en los sistemas de aire acondicionado se degradan fácilmente y se descomponen en partículas. Una falta de mantenimiento de los aparatos y de la ventilación del aire interior podría provocar la migración de estos componentes al tejido pulmonar a través de su inhalación.

    CONSEJOS DE USO ADECUADO

    Para garantizar que el uso del aire acondicionado no afecta a la salud respiratoria, pueden seguirse unas recomendaciones de seguridad. Desde SEPAR indican que el primer paso debe ser la revisión y limpieza periódica de los filtros, especialmente antes del verano. Además, es conveniente seguir las instrucciones de mantenimiento fijadas por cada fabricante, así como colocar los aparatos en los lugares adecuados.

    Con el objetivo de mantener la calidad del aire y liberarlo de los patógenos, conviene ventilar correctamente el ambiente. También es importante encender los dispositivos a unos 22 o 24 ºC, subiendo la temperatura uno o dos grados adicionales por la noche. Y conservar una humedad en el aire situada entre el 35% y el 60% para no resecar el ambiente en exceso y evitar congestiones.

    Por último, desde SEPAR recuerdan que los catarros relacionados con los aires acondicionados no suelen causar fiebre, sino estornudos, congestión nasal y rinorrea. Para tratar estos síntomas, no se deben tomar antibióticos, ya que suelen corresponder a problemas de origen vírico. Asimismo, conviene evitar los cambios bruscos de temperatura y no exponerse al frío. Lo ideal es seguirlos consejos, continuar con los tratamientos habituales en pacientes con afecciones respiratorias crónicas y prestar atención ante cualquier empeoramiento o cambio en el estado de salud.