Alimentación saludable y su impacto en la salud pulmonar

Consumir una alimentación saludable como verduras, carnes, huevos,  pescados ricos en omega-3,  ayuda a reducir la inflamación pulmonar

Una alimentación saludable puede fortalecer nuestra salud pulmonar. Consumir verduras, carnes, huevos,  pescados ricos en omega-3,  ayuda a reducir la inflamación y mejora la respiración. Algunos alimentos especialmente beneficiosos incluyen:

  • Manzanas y peras: Ricas en antioxidantes y flavonoides, ayudan a reducir el riesgo de enfermedades respiratorias.
  • Cúrcuma: Su compuesto activo, la curcumina, tiene propiedades antiinflamatorias que pueden proteger los pulmones.
  • Ajo y cebolla: Contienen compuestos azufrados que tienen propiedades antimicrobianas y pueden favorecer la salud respiratoria.
  • Jengibre: Ayuda a eliminar toxinas de los pulmones y mejora la circulación sanguínea.

Por otro lado, una mala alimentación, rica en alimentos ultraprocesados y azúcares refinados, puede aumentar el riesgo de inflamación crónica y afectar la función pulmonar.

El horario de las comidas también importa cuando hablamos de alimentación saludable y salud pulmonar. Comer tarde en la noche o de forma desordenada puede afectar la digestión y el metabolismo, lo que influye en el bienestar general y, por extensión, en la salud respiratoria.

El sueño y la respiración

Dormir bien es fundamental para que nuestro cuerpo se recupere y funcione correctamente. Trastornos como la apnea obstructiva del sueño pueden causar pausas en la respiración durante la noche, lo que puede llevar a problemas como presión alta, fatiga crónica y deterioro de la función pulmonar.

Para mejorar la calidad del sueño y beneficiar la salud pulmonar, es recomendable:

  • Establecer horarios regulares de sueño: Dormir y despertar a la misma hora ayuda a regular el ritmo circadiano.
  • Evitar cenas pesadas y alcohol antes de dormir: Estos pueden interferir con la respiración y la calidad del sueño.
  • Practicar técnicas de respiración antes de dormir: Ejercicios como la respiración diafragmática pueden mejorar la oxigenación y reducir el estrés.
  • Mantener un ambiente libre de alérgenos: El polvo, los ácaros y los contaminantes pueden afectar la calidad del aire en el dormitorio.
Ejercicio y salud pulmonar

El ejercicio es clave para mantener una buena capacidad pulmonar. Actividades como caminar, nadar y practicar yoga ayudan a fortalecer los músculos respiratorios y mejorar la oxigenación. Algunas prácticas recomendadas incluyen:

  • Ejercicios de respiración profunda: Como la técnica de respiración 4-7-8, que ayuda a expandir los pulmones y mejorar el intercambio gaseoso.
  • Ejercicio aeróbico regular: Como correr o andar en bicicleta, que aumenta la capacidad pulmonar y la eficiencia del oxígeno en el cuerpo.
  • Posturas de yoga que favorecen la apertura torácica: Como la postura del puente o del pez, que pueden mejorar la capacidad pulmonar.

Cuidar lo que comemos, mantener una buena higiene del sueño y realizar ejercicio regularmente no solo mejora la salud pulmonar, sino que también nos ayuda a sentirnos con más energía y bienestar cada día.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Cómo leer las etiquetas de los alimentos: claves para estar informado

Saber leer correctamente las etiquetas de los alimentos es determinante para evitar problemas de salud como la obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares

En un mundo donde la oferta de productos en los supermercados es abrumadora, saber leer las etiquetas de los alimentos se ha convertido en una herramienta esencial para una alimentación saludable. Aunque en ocasiones la información puede parecer compleja, entender los ingredientes y los valores nutricionales ayuda a tomar decisiones informadas y a evitar productos que pueden contribuir a problemas de salud como obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LEER LAS ETIQUETAS?

Las etiquetas están diseñadas para ofrecer información detallada sobre el origen, los ingredientes y el valor nutricional de cada producto. En la Unión Europea, el etiquetado de los alimentos está regulado por el Reglamento (UE) Nº1169/2011 sobre la Información Alimentaria Facilitada al Consumidor, que protege el derecho de los ciudadanos a recibir información verídica.

En 2016, este reglamento se modificó para mejorar la claridad de la información, estableciendo normas como el uso de un tamaño mínimo de letra, la obligación de destacar los alérgenos y la inclusión de todos los datos en un mismo campo visual.

¿CÓMO LEER EL ETIQUETADO?

A la hora de leer las etiquetas, es fundamental revisar la fecha de caducidad, la información nutricional y el listado de ingredientes antes de comprar un producto. Estos últimos se encuentran ordenados de mayor a menor proporción, lo que significa que los primeros de la lista son los más abundantes en el producto. En este contexto, es recomendable priorizar aquellos productos que contengan grasas saludables, en lugar de grasas trans.

Otro aspecto clave es la información sobre los carbohidratos. Es importante distinguir entre:

  • Carbohidratos naturales, como los presentes en frutas y verduras.
  • Azúcares de absorción rápida, como la miel y los dulces.
  • Azúcares añadidos, que pueden aparecer en productos inesperados, como salsas,  panes industriales, embutidos, galletas saladas, etc.

Además, las etiquetas incluyen el tamaño de las porciones, una información fundamental para evitar confusiones al comparar productos.

¿QUÉ DATOS SON OBLIGATORIOS EN LAS ETIQUETAS?

Según la legislación europea, las etiquetas de los alimentos envasados deben incluir la siguiente información obligatoria:

  • Denominación del producto
  • Lista de ingredientes
  • Información sobre alérgenos
  • Tabla de información nutricional
  • Cantidad neta del producto
  • Fecha de caducidad o consumo preferente
  • Condiciones de conservación y modo de empleo
  • Datos de la empresa responsable
  • Lugar de procedencia

VALORES RECOMENDADOS: UNA GUÍA ÚTIL

Las etiquetas también muestran el porcentaje de valores diarios recomendados (VD%), que indica cuánto contribuye una porción de alimento al requerimiento diario de un nutriente. Por ejemplo, si un producto señala que aporta el 20% de la cantidad diaria recomendada de fibra, significa que con una sola porción se cubre una quinta parte del total que una persona necesita en un día.

Por último, es importante leer siempre las etiquetas antes de comprar un producto, ya sea en tienda física o en línea, ya que la información nutricional también debe estar disponible en las compras por internet. Conocer lo que estamos comiendo nos ayuda a mejorar nuestra alimentación y a prevenir problemas de salud a largo plazo. Por ello, la próxima vez que vayas al supermercado, tómate un momento para revisar la etiqueta. Pero sobre todo, céntrate en seleccionar alimentos frescos, naturales y de cercanía. Pequeños cambios en tus elecciones pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar.

Así es el vínculo entre el autismo y la microbiota intestinal

Investigaciones revelan que existe una alteración en la microbiota de los niños con autismo, lo que podría tener un impacto en su desarrollo neurológico y en la forma en que procesan ciertos estímulos

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que afecta a millones de personas en el mundo. Se manifiesta de diferentes maneras, pero en general, las personas con pueden tener dificultades en la comunicación, la interacción social y presentar ciertos patrones de comportamiento repetitivos. A lo largo de los años, los investigadores han tratado de comprender mejor qué factores pueden influir en el desarrollo del autismo, y uno de los más interesantes en los últimos tiempos es la microbiota intestinal.

La microbiota intestinal es el conjunto de bacterias y microorganismos que viven en nuestro intestino. Estos microorganismos cumplen funciones clave en la digestión, el sistema inmunológico e incluso en la regulación de neurotransmisores que influyen en el cerebro y el estado de ánimo. Se ha descubierto que existe un eje de comunicación entre el intestino y el cerebro, conocido como el eje microbiota-intestino-cerebro, que podría estar implicado en varios trastornos neurológicos y del desarrollo, incluido el autismo.

¿Cómo se relacionan el autismo y la microbiota intestinal?

Un estudio reciente realizado por la Universidad China de Hong Kong analizó muestras fecales de 1.627 niños de entre 1 y 13 años, tanto con TEA como neurotípicos. Los resultados fueron reveladores: los niños con autismo tenían menos diversidad de bacterias intestinales y 31 marcadores microbianos específicos asociados con el trastorno. Esto indica que existe una alteración en la microbiota de los niños con TEA, lo que podría tener un impacto en su desarrollo neurológico y en la forma en que procesan ciertos estímulos.

Otra investigación, llevada a cabo por la Universidad de Alicante y la Universidad de Murcia, encontró que los niños con autismo presentan niveles significativamente bajos de Bifidobacterium, una bacteria que desempeña un papel fundamental en la salud intestinal. Esta bacteria ayuda a la digestión, fortalece el sistema inmunológico y contribuye a la producción de neurotransmisores como la serotonina, que está relacionada con el bienestar emocional.

El hecho de que los niños con TEA tengan menos cantidad de Bifidobacterium podría explicar por qué muchos de ellos sufren problemas digestivos, ansiedad y otras alteraciones en su comportamiento. Esta relación sugiere que, al mejorar la salud intestinal, podríamos influir positivamente en algunos síntomas del autismo.

¿Cómo mejorar la microbiota intestinal?

Si bien aún se necesita más investigación, algunas estrategias han mostrado resultados prometedores en la modulación de la microbiota intestinal en niños con TEA:

  • Uso de probióticos y prebióticos: Los probióticos son microorganismos vivos que pueden restaurar el equilibrio de la microbiota. En algunos estudios, el uso de probióticos específicos ha mejorado síntomas digestivos y de comportamiento en niños con TEA. Los prebióticos, por otro lado, son un tipo de fibra que alimentan a las bacterias beneficiosas en el intestino, ayudando a su crecimiento.
  • Alimentación equilibrada: Una alimentación rica en fibra prebiótica, almidón resistentes,  frutas, verduras y alimentos fermentados puede favorecer el crecimiento de bacterias saludables en el intestino. Se ha observado que una alimentación  libre de ultraprocesados, gluten, y con menos azúcares refinados contribuye a mejorar la microbiota y la salud en general.
  • Reducción del uso innecesario de antibióticos: Los antibióticos pueden alterar la microbiota intestinal, eliminando no solo bacterias dañinas, sino también las beneficiosas. Es importante utilizarlos solo cuando sean realmente necesarios y bajo supervisión médica.
  • Trasplante de microbiota fecal: Aunque aún es una terapia experimental, en algunos casos se ha probado el trasplante de microbiota fecal en niños con TEA con resultados positivos. Se trata de transferir bacterias intestinales de una persona sana a una persona con disbiosis (desequilibrio en la microbiota) para restaurar su microbiota intestinal.
El futuro de la investigación

La relación entre el autismo y la microbiota intestinal es un campo de estudio en pleno crecimiento. Aunque todavía queda mucho por descubrir, los hallazgos actuales sugieren que mantener una microbiota equilibrada podría ser una pieza clave en la mejora de la calidad de vida de las personas con TEA. El desarrollo de estrategias terapéuticas personalizadas, basadas en la modulación de la microbiota, podría abrir nuevas puertas para un mejor manejo del autismo en el futuro.

Es importante seguir investigando y difundiendo información sobre este trastorno. La ciencia avanza y, con ella, la posibilidad de encontrar nuevas formas de ayudar a quienes viven con TEA y sus familias. Cuidar la microbiota es cuidar la salud, y quizás también una vía para mejorar el bienestar de muchas personas con autismo.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Espirometría: ¿Cómo realizar correctamente esta prueba?

La espirometría permite diagnosticar de manera temprana algunas enfermedades respiratorias. Sin embargo, para muchos pacientes es una prueba compleja. Te damos las claves para su realización de forma exitosa

Uno de los procesos más importantes a la hora de abordar una patología es sin duda el momento del diagnóstico. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en la vida de una persona. Es por ello que algunas pruebas como la espirometría son sumamente importantes para muchas enfermedades. No obstante, ¿sabemos cómo se realiza correctamente esta prueba?

En primer lugar debemos tener en cuenta qué tipo de enfermedades respiratorias podemos detectar con la espirometría. Algunas de ellas serían el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la bronquitis crónica, el enfisema o la fibrosis pulmonar.

Con esta prueba, además, podemos no sólo diagnosticar la patología, sino también hacer un seguimiento, controlar el tratamiento o evaluar si está mejorando o agravándose. Esta técnica de exploración de la función respiratoria mide los flujos y los volúmenes respiratorios.

TIPOS DE ESPIROMETRÍA

Una de las primeras cosas a tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a una espirometría es que existen dos tipos de prueba: espirometría simple  y espirometría forzada. Según explica la Comunidad de Madrid en una de sus guías para personas con enfermedades crónicas, el primer tipo de prueba “consiste en que la persona, tras una inspiración máxima, expulse todo el aire de sus pulmones durante el tiempo que necesite para ello”. Así, comentan, se mide el volumen de aire que entra y sale de los pulmones, y el máximo que podría entrar y salir.

En el segundo de los casos, “la persona hace una inspiración máxima y después lo suelta bruscamente en el menor tiempo posible hasta que no pueda expulsar más”. Este caso es el más útil para el estudio de broncopatías. De esta manera se mide el flujo, es decir, la cantidad de aire por segundo que puede expulsar una persona.

Según los expertos, para realizar bien esta prueba la clave es soplar todo lo fuerte que podamos y durante el mayor tiempo posible. También es muy importante colaborar con el personal sanitario que nos está realizando la prueba y atender a todas sus indicaciones. Y es que, el resultado de la prueba depende en gran medida de la propia colaboración del paciente.

‘SÍ Y NO’ ANTES DE LA PRUEBA

Antes de someternos a una prueba de espirometría hay varias cosas que tenemos que tener en cuenta de cara a realizar exitosamente la prueba. Estas serían las más importantes:

  • Tabaco. Lo más recomendable es no fumar ni vapear, al menos, una hora antes de la prueba, pues los resultados pueden alterarse e incluso podemos sufrir una broncoconstricción aguda.
  • Comida. Pese a que no es necesario acudir a la prueba sin haber comido nada, sí que es mejor evitar las comidas muy copiosas dos horas antes de la prueba.
  • Alcohol o estimulantes. Tampoco está recomendado el consumo de alcohol, tóxicos o bebidas estimulantes durante las seis horas anteriores a la prueba.
  • Ejercicio físico. Se debe evitar el ejercicio físico intenso de forma previa a la realización de la prueba, al menos 30 minutos antes. También es aconsejable acudir un poco antes de la hora de la cita y esperar en reposo al menos durante 15 minutos.

Estrés, Cortisol y Microbiota: Cómo las vacaciones pueden regular tu salud digestiva y del sueño

Los altos niveles de cortisol sostenidos en el tiempo pueden alterar la composición de la microbiota intestinal

El estrés crónico es una de las principales causas de disrupción en la salud integral del organismo. Su impacto en la regulación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA) y la producción excesiva de cortisol afectan directamente a la microbiota intestinal y los ritmos circadianos, contribuyendo a trastornos digestivos y del sueño. Las vacaciones, cuando se viven de manera consciente y reparadora, pueden ser una herramienta poderosa para restablecer estos desequilibrios y mejorar la salud digestiva y del descanso nocturno.

Cortisol, estrés y su relación con la Microbiota

El cortisol, conocido como la “hormona del estrés”, es esencial en la regulación metabólica e inmunológica. Sin embargo, niveles elevados y sostenidos en el tiempo pueden alterar la composición de la microbiota intestinal, favoreciendo un entorno proinflamatorio y reduciendo la diversidad bacteriana. Estudios han demostrado que el estrés crónico puede aumentar la permeabilidad intestinal, facilitando la translocación bacteriana y desencadenando respuestas inmunitarias exacerbadas.

Impacto del estrés en el sueño y la salud digestiva

La disbiosis intestinal inducida por el estrés afecta la producción de neurotransmisores clave como la serotonina y el GABA, esenciales para la regulación del sueño y el bienestar emocional. Además, los desequilibrios en la microbiota pueden contribuir a la aparición de síntomas digestivos como distensión abdominal, intestino irritable y alteraciones en la motilidad intestinal.

La relación bidireccional entre el estrés y el sueño se ve agravada por la hipersecreción de cortisol en horas nocturnas, impidiendo un descanso reparador y perpetuando el círculo vicioso de fatiga, insomnio y malestar digestivo.

¿Cómo las vacaciones pueden restaurar el equilibrio?

Las vacaciones bien gestionadas representan una oportunidad para reducir el estrés y favorecer la homeostasis del organismo. Algunas estrategias clave incluyen:

  1. Desconexión digital y contacto con la naturaleza: Exponerse a entornos naturales favorece la producción de serotonina y reduce la activación del sistema simpático, disminuyendo la liberación de cortisol.
  2. Ritmos circadianos regulares: Mantener horarios estables de sueño y exposición a la luz natural mejora la regulación del ciclo sueño-vigilia y la producción de melatonina.
  3. Nutrición Anti-Inflamatoria: Incorporar alimentos ricos en prebióticos y probióticos, como vegetales fermentados y fibra soluble, fomenta la diversidad de la microbiota intestinal y mejora la salud digestiva.
  4. Prácticas de relajación: Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración diafragmática modulan la respuesta del sistema nervioso autónomo, favoreciendo la reducción del estrés y la restauración de la microbiota.
  5. Actividad física moderada: Ejercicio regular de intensidad moderada contribuye a mejorar la sensibilidad al cortisol y reduce los efectos adversos del estrés en el microbioma intestinal.

El estrés crónico y el desequilibrio en los niveles de cortisol tienen un impacto profundo en la microbiota intestinal y la calidad del sueño. Las vacaciones, cuando se estructuran de manera adecuada, pueden ser una herramienta fundamental para restablecer estos parámetros y mejorar la salud integral. Integrar hábitos que favorezcan la relajación, una alimentación adecuada y la conexión con la naturaleza permite optimizar la función del eje intestino-cerebro, promoviendo bienestar físico y emocional duradero.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Estos son los sencillos hábitos que te ayudarán a cuidar tu salud respiratoria

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas y podemos lograrla con unos sencillos pasos

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas.  Es por ello que cuidarnos en este sentido será muy beneficioso en nuestro día a día. Y es que, una buena salud comienza con los hábitos más cotidianos, como, por ejemplo, subir unas escaleras o acudir al trabajo en bicicleta.

Parece una recomendación simple, pero lo cierto es que el ejercicio es uno de los hábitos claves para la salud respiratoria. Debemos recordar que el ejercicio físico mejora la capacidad pulmonar y fortalece los músculos respiratorios, por lo que nuestros pulmones nos agradecerán llevar una vida activa. Unida a esta recomendación, también hay que tener en cuenta el estado físico.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) apunta en este sentido que el sobrepeso y la obesidad pueden dificultar la respiración y aumentar el riesgo de apnea del sueño y otros trastornos respiratorios. Por ello, mantener un peso corporal adecuado a nuestra edad y metabolismo con ciertos hábitos nos ayudará también a mejorar nuestra salud respiratoria.

EL HUMO, NUESTRO PEOR ENEMIGO

Otro de los grandes para cuidar de nuestros pulmones es el de no exponernos al humo del tabaco. En este sentido no sólo es recomendable no fumar, sino también evitar los lugares en los que otros fuman.

Es más, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, de los cuales cerca de 1,3 millones son no fumadores que están expuestos al humo ajeno o de segunda mano. Igualmente, la SemFYC explica que el tabaco es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades respiratorias, como el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

No obstante, el consumo de tabaco convencional no es el único consumo perjudicial al que nos enfrentamos. Y es que, si bien los cigarrillos electrónicos o vapeadores pueden parecer una opción para quienes quieren dejar el tabaco, lo cierto es que su peligrosidad para nuestra salud pulmonar también es muy alta. Es por ello que el enfoque más seguro sería el de no consumir ningún tipo de producto relacionado con el tabaco.

EVITAR LA CONTAMINACIÓN

La contaminación del aire es otro de los grandes peligros que enfrenta nuestra salud respiratoria y pulmonar. Pese a que no podemos evitar la contaminación mundial, sí que existen algunas recomendaciones a tener en cuenta para minimizar los riesgos.

Así, podemos evitar hacer deporte cerca de carreteras muy transitadas y evitar la exposición  al humo de los automóviles o las calefacciones de leña. Alejarnos de la ciudad y acercarnos más a los entornos verdes y naturales, también es una gran opción. Igualmente, mantener un hogar limpio y ventilado también nos ayudará a no estar expuestos a alérgenos como el polvo o los ácaros.

Apnea del Sueño y Microbiota Intestinal: ¿Cómo la inflamación intestinal influye en la calidad del descanso?

La microbiota intestinal es un factor clave en la regulación de la inflamación sistémica y la fisiopatología de la apnea del sueño

La Apnea Obstructiva del Sueño (AOS) es un trastorno respiratorio caracterizado por episodios repetidos de obstrucción parcial o total de la vía aérea superior durante el sueño. Esta condición no solo afecta la oxigenación y la arquitectura del sueño, sino que también está asociada con inflamación sistémica, resistencia a la insulina y alteraciones del sistema nervioso autónomo. En los últimos años, la microbiota intestinal ha surgido como un factor clave en la regulación de estos procesos, sugiriendo que la disbiosis intestinal podría desempeñar un papel en la fisiopatología de la AOS.

MICROBIOTA INTESTINAL Y APNEA DEL SUEÑO

La microbiota intestinal es un ecosistema complejo compuesto por billones de microorganismos que influyen en la homeostasis inmunológica, metabólica y neurológica del organismo. Estudios recientes han demostrado que los pacientes con AOS presentan alteraciones en la composición de su microbiota, caracterizadas por:

  • Menor diversidad bacteriana.
  • Aumento de bacterias proinflamatorias como Firmicutes y Proteobacterias.
  • Disminución de bacterias antiinflamatorias como Bacteroidetes y Akkermansiamuciniphila.

Un estudio publicado en el 2018 señaló que los pacientes con AOS tienen niveles elevados de lipopolisacáridos (LPS) en sangre, lo que sugiere una mayor permeabilidad intestinal o “intestino permeable”. Este fenómeno facilita la translocación de endotoxinas al torrente sanguíneo, exacerbando la inflamación sistémica y contribuyendo a la disfunción endotelial y metabólica.

EJE MICROBIOTA-INTESTINO-CEREBRO Y EL SUEÑO

El eje microbiota-intestino-cerebro es una vía de comunicación bidireccional entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso central, mediada por el nervio vago, metabolitos microbianos y citoquinas inflamatorias. La microbiota desempeña un papel clave en la producción de neurotransmisores como la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA), los cuales son esenciales para la regulación del sueño.

La alteración de la microbiota intestinal en modelos animales inducía fragmentación del sueño, disminución de la fase de sueño profundo y aumentaba los niveles de cortisol. Estos hallazgos sugieren que una microbiota desequilibrada podría agravar la sintomatología de la AOS al modular negativamente los ritmos circadianos y la calidad del descanso nocturno.

INFLAMACIÓN E INSULINA EN LA APNEA

La inflamación crónica de bajo grado es una característica común en pacientes con AOS y se ha vinculado con el desarrollo de resistencia a la insulina y enfermedades metabólicas. El desequilibrio de la microbiota intestinal contribuye a este estado inflamatorio al aumentar la producción de citoquinas proinflamatorias como la interleucina-6 (IL-6), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la proteína C reactiva (PCR), que a su vez impactan negativamente la sensibilidad a la insulina y la regulación del sueño.

Se ha visto que la AOS está fuertemente asociada con la resistencia a la insulina independientemente del índice de masa corporal (IMC), lo que refuerza la hipótesis de que la inflamación sistémica y la microbiota juegan un papel clave en esta patología.

ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS

Dado el impacto de la microbiota intestinal en la apnea del sueño, diversas estrategias han sido propuestas para modularla y mejorar la calidad del sueño:

  1. Alimentación rica en fibras prebióticas: Los alimentos ricos en fibra (verduras, legumbres, frutas) favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas que reducen la inflamación intestinal.
  2. Probióticos y simbióticos: Estudios han mostrado que la suplementación con probióticos como Lactobacillus reuteri y Bifidobacterium longum puede mejorar la calidad del sueño y reducir la inflamación.
  3. Melatonina y triptófano: La modulación de la microbiota puede optimizar la producción de serotonina y melatonina, favoreciendo un sueño más profundo y reparador.
  4. Ejercicio y manejo del estrés: La actividad física y técnicas como la meditación pueden mejorar la diversidad microbiana y reducir los niveles de cortisol.

La relación entre la microbiota intestinal y la AOS abre nuevas posibilidades terapéuticas para abordar este trastorno desde una perspectiva integrativa. La modulación de la microbiota mediante la alimentación, el uso de probióticos y estrategias de manejo del estrés podría representar un enfoque prometedor para mejorar la calidad del sueño y reducir la inflamación sistémica en pacientes con AOS. La investigación en este campo continúa en expansión y podría revolucionar el tratamiento de los trastornos respiratorios del sueño en el futuro.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

El poder de la alcachofa: una hortaliza para cuidar tu digestión y tu saludcardiovascular

Esta hortaliza es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina

Una alimentación equilibrada y rica en vitaminas, minerales y fibra es esencial para mantener una buena salud. De hecho, el estilo de vida poco saludable suele ser la antesala de futuros problemas de salud. Es por ello que incluir las verduras entre los alimentos que comemos habitualmente puede ser muy beneficioso. Eso sí, si nos preguntamos cuál de ellas sería una buena opción, tenemos un gran ejemplo: la alcachofa.

Y es que, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, nuestro país se encuentra en el lugar idóneo para cultivarla. Tanto es así que el cultivo de la alcachofa en España está documentado desde el tiempo de la Antigua Roma. Este alimento milenario puede comerse cocido, crudo, en ensalada o aliñado, y su mejor temporada de recolección y consumo se produce de septiembre a mayo. Pero, ¿por qué es tan beneficioso para nuestra salud?

ASÍ AYUDA LA ALCACHOFA A TU SALUD

Para conocer los beneficios de la alcachofa debemos fijarnos en sus valores nutricionales. En primer lugar, esta verdura es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina. Además del agua, su componente mayoritario son los hidratos de carbono.

De todos los hidratos de carbono que contiene, la fibra inulina sería uno de los más importantes. Pertenece al grupo de los frútanos, cuya composición les permite no ser digeridos en el intestino delgado. De esta manera, la inulina llega intacta al intestino grueso y es allí donde cumple su principal función: actuar como prebiótico alimentando la microbiota intestinal.

Los prebióticos actúan como nutrientes para la microbiota. ¿Qué quiere decir esto? Que sirven como alimento a las bacterias beneficiosas de nuestro sistema digestivo. Además, la fibra de la alcachofa ayuda a prevenir el estreñimiento. Todo ello ahonda en una mejor salud intestinal, así como global, por lo que este componente de la alcachofa sería muy beneficioso.

SALUD DIGESTIVA Y CARDIOVASCULAR

Igualmente, la alcachofa cuenta con algunas sustancias que se encuentran de manera natural y en pequeñas cantidades en el alimento, como pueden ser los esteroles. Estos tienen la capacidad de limitar la absorción del colesterol en el intestino, lo que beneficia a la salud cardiovascular.

Además, cuentan también con la cinarina, con múltiples beneficios:

  • Hepatoprotectoras: Estimula la producción y el flujo de bilis, favoreciendo la función del hígado y la digestión de las grasas.
  • Coleréticas y colagogas: Mejora el vaciado de la vesícula biliar, lo que puede ser útil en casos de dispepsia o digestiones pesadas.
  • Antioxidantes: Ayuda a combatir el estrés oxidativo, protegiendo las células hepáticas.
  • Ligeramente hipolipemiantes: Contribuye a la reducción de los niveles de colesterol LDL.

Así, este alimento sería uno de los más recomendables a la hora de incluir en nuestra alimentación  gracias a todos sus beneficios para la salud.

Mantener un peso saludable en pacientes con EPOC: claves desde la Inmunonutrición

Uno de los desafíos más importantes del manejo de la EPOC es mantener un peso adecuado. La desnutrición como el sobrepeso pueden agravar la evolución de la enfermedad

Las enfermedades pulmonares crónicas, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar idiopática, impactan significativamente la calidad de vida de los pacientes. Uno de los desafíos más importantes en el manejo de la EPOC es mantener un peso adecuado, ya que tanto la desnutrición como el sobrepeso pueden agravar la evolución de la enfermedad. La inmunonutrición, un enfoque basado en la relación entre la alimentación y el sistema inmunológico, ofrece herramientas clave para mejorar la salud pulmonar y reducir el impacto de la inflamación crónica.

IMPORTANCIA DEL PESO CORPORAL EN ENFERMEDADES PULMONARES

El estado nutricional influye directamente en la función respiratoria. Un índice de masa corporal (IMC) demasiado bajo se asocia con pérdida de masa muscular, incluyendo los músculos respiratorios, lo que incrementa el riesgo de insuficiencia respiratoria. Por otro lado, el sobrepeso y la obesidad pueden aumentar la resistencia de las vías respiratorias y la carga ventilatoria, exacerbando la disnea y reduciendo la tolerancia al ejercicio.

INFLAMACIÓN CRÓNICA Y NUTRICIÓN

En la mayoría de las enfermedades pulmonares crónicas existe un estado de inflamación sistémica persistente. La inmunonutrición busca modular esta respuesta a través de compuestos bioactivos presentes en los alimentos, optimizando la función inmunitaria y metabólica del organismo.

Algunos nutrientes clave en este contexto incluyen:

  • Ácidos grasos omega-3: Presentes en pescados grasos (sardina, caballa, salmón, carne de pasto, etc.) y semillas de chía o lino aunque menos biodisponible, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación pulmonar.
  • Aminoácidos esenciales: La glutamina y la arginina favorecen la reparación muscular y la función inmunitaria, siendo fundamentales para la preservación de la masa muscular respiratoria.
  • Polifenoles y antioxidantes: Presentes en frutas, verduras y té verde, protegen contra el daño oxidativo generado por el estrés inflamatorio crónico.
  • Vitamina D. Su déficit está asociado con mayor riesgo de infecciones respiratorias y disfunción inmunológica, por lo que es crucial mantener niveles adecuados.

Estrategias nutricionales para un peso saludable:

  1. Optimizar el consumo de proteínas: Se recomienda un aporte mínimo de 1.2-1.5 g/kg/día en pacientes con riesgo de sarcopenia para preservar la masa muscular.
  2. Controlar la carga glucémica: Reducir el consumo de azúcares refinados y carbohidratos de rápida absorción para evitar fluctuaciones en la energía y favorecer un metabolismo estable.
  3. Hidratación adecuada: La mucosidad espesa y la reducción del aclaramiento mucociliar en enfermedades pulmonares pueden mejorarse con un adecuado consumo de agua.
  4. Monitoreo del peso y la composición corporal. Es fundamental evaluar no solo el peso, sino la proporción de grasa y músculo para una mejor interpretación del estado nutricional.
  5. Suplementación personalizada. El uso de complementos nutricionales con omega-3, proteínas de alto valor biológico o vitaminas específicas puede ser una herramienta útil en el abordaje terapéutico, siempre que sean prescritos por un profesional de la salud..
CONCLUSIÓN

El mantenimiento de un peso saludable en pacientes con EPOC es un aspecto clave para mejorar la función respiratoria, la calidad de vida y la supervivencia. La inmunonutrición ofrece estrategias basadas en la evidencia para modular la inflamación, preservar la masa muscular y optimizar la función metabólica. Un enfoque personalizado, adaptado a las necesidades individuales de cada paciente, es fundamental para lograr los mejores resultados en el manejo integral de estas patologías.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

¿Cuándo debo vacunarme contra la alergia? Estas son las recomendaciones de los expertos

Una alergia es una reacción de defensa que le ocurre a nuestro organismo cuando una sustancia extraña entra en nuestro cuerpo y nuestro sistema inmune intenta neutralizarla causando los molestos síntomas típicos.

Congestión nasal, estornudos, tos, lagrimeo y enrojecimiento de los ojos… puede que muchas personas se identifiquen con estos síntomas y que, de hecho, sean parte de su día a día en ciertas épocas del año y que convivan con alergias.  En este sentido, el Ministerio de Sanidad recuerda que, entre los causantes más comunes de cada tipo de alergia se encuentran el polen, algunos alimentos, los productos químicos, algunos medicamentos, el mohos, los ácaros del polvo, las picaduras de insecto y en general cualquier sustancia capaz de desencadenar una respuesta por parte del sistema inmunitario.

Debemos recordar que, a pesar de que las alergias pueden ser más frecuentes en niños y adolescentes, lo cierto es que puede afectarnos a cualquier edad. De hecho, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), explica que la alergia es muy frecuente, una cuarta parte de la ciudadanía tiene una alergia. Es más, la SEICAP también afirma que las alergias han aumentado mucho en las últimas décadas y, aunque no se conoce con certeza, los cambios ambientales podrían haber afectado a este incremento de casos.

Una alergia es una reacción de defensa que le ocurre a nuestro organismo cuando una sustancia extraña entra en nuestro cuerpo y nuestro sistema inmune intenta neutralizarla. En algunos casos estos mecanismos se vuelven dañinos contra el propio organismo y es ahí cuando aparecen los síntomas que pueden llegar a ser graves. ¿Cómo podemos entonces evitar estos casos graves si tenemos una alergia? La clave en este caso serían la vacuna.

¿CUÁNDO VACUNARSE?

La vacuna contiene los alérgenos justos para alertar al sistema inmunitario, pero no los suficientes para causar síntomas de alergia. Son esenciales para muchos pacientes, pero, ¿cuándo se ha de vacunar una persona con alergia? La sociedad de alergología apunta que la vacunación debe darse en cuanto se tengan síntomas más intensos o más frecuentes y éstos no respondan a los medicamentos.

Será en ese momento cuando el especialista opte por recomendar la inmunización. Además serían las personas con una sola alergia las que mejor responderían a la vacuna. Eso sí, “tienen un mayor efecto cuanto más precozmente se usen”, según la SEICAP, aunque, por lo general, se recomienda no vacunar a los menores de cinco años.

Si bien lo normal es notar una mejoría tras la vacunación, se debe tener en cuenta que este proceso no va a ser inmediato. Es decir, no se trata de un medicamento que corta los síntomas en unos minutos, sino que la inmunización tardaría en adquirirse cuando llevemos entre tres y seis meses con el tratamiento. Será entonces cuando veremos que los síntomas duran menos días o que los síntomas serán más leves. Los efectos una vez terminado el tratamiento durarían incluso años.

¿QUÉ SE DEBE TENER EN CUENTA ANTES DE VACUNARSE?

Por regla general, y dado que la vacunas inyectadas para las debe administrar un profesional sanitario, lo normal es acudir a un centro de Atención Primaria para recibirla. Además, y a la hora de acudir a la vacunación, se debe tener en cuenta la condición física del momento. Por ejemplo, no se debe  vacunar si se tiene fiebre o varicela, es decir, hay que estar en buen estado de salud.

Después de la vacuna contra la alergia, se debe evitar hacer muchos esfuerzos físicos, al menos en las horas inmediatas a la inoculación. En el caso de que se produzcan reacciones adversas, se debe consultar siempre con el especialista.

Estrategias Nutricionales basadas en PNIE para mejorar la calidad del sueño

La nutrición desempeña un papel clave en la regulación del sueño

La PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE) estudia la interrelación entre los sistemas nervioso, inmunológico, endocrino y metabólico. En este contexto, la nutrición desempeña un papel clave en la regulación del sueño. La alimentación no solo influye en la producción de neurotransmisores y hormonas del sueño, sino que también regula la inflamación sistémica, la microbiota intestinal y el metabolismo energético, todos factores esenciales para un descanso reparador. Estas son las estrategias nutricionales para mejorara calidad del sueño.

NUTRIENTES CLAVES PARA EL SUEÑO
  1. Triptófano: Aminoácido esencial precursor de la serotonina y la melatonina, ambas fundamentales para regular el ciclo de sueño-vigilia. Se encuentra en alimentos como pavo, plátanos, huevos, frutos secos y lácteos.
  2. Magnesio: Mineral con propiedades relajantes que mejora la calidad del sueño al reducir el estrés y favorecer la producción de GABA. Se encuentra en semillas de calabaza, almendras, espinacas y cacao puro.
  3. Omega-3: Ácidos grasos esenciales con efecto antiinflamatorio y neuroprotector, fundamentales para la regulación de la neurotransmisión y la modulación del estrés oxidativo. Fuentes: sardinas, caballa,  salmón, y nueces.
  4. Vitamina D: Su deficiencia se ha asociado con trastornos del sueño y mayor riesgo de insomnio. Fuentes: pescado azul, hongos,  y sobre todo la exposición solar.
  5. Melatonina: Principal hormona reguladora del sueño, favorecida tras la ingesta de  alimentos como cerezas, uvas, tomates y frutos secos.
  6. Antioxidantes y polifenoles: Presentes en frutas y verduras, ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, promoviendo un mejor descanso nocturno.
ALIMENTACIÓN RECOMENDADA

Para optimizar la calidad del sueño, es fundamental seguir una alimentación equilibrada con un enfoque antiinflamatorio y regulador del sistema nervioso. Se recomienda:

  1. Cena ligera y equilibrada: Incorporar proteínas magras (pollo, pavo, pescado, etc.), vegetales ricos en fibra y grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos). Evitar comidas copiosas y ultraprocesados que puedan alterar la digestión y el descanso.
  2. Incluir infusiones relajantes: Valeriana, manzanilla, lavanda o pasiflora pueden favorecer la relajación y conciliación del sueño.
  3. Evitar estimulantes: Reducir el consumo de cafeína, teína, alcohol y comidas ricas en azúcares refinados, especialmente en horas de la tarde y la noche.
  4. Regular los horarios de alimentación: Mantener horarios de comidas regulares y evitar el consumo de alimentos justo antes de dormir para optimizar la producción de melatonina.
  5. Consumir prebióticos y probióticos: Alimentos fermentados como kéfir, yogur natural, chucrut y kombucha ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, favoreciendo la producción de neurotransmisores clave para el sueño. Así como prebióticos como ajo, cebolla, puerro, plátano, etc.

La combinación de una alimentación adecuada con buenos hábitos de sueño, exposición solar y manejo del estrés puede marcar una diferencia significativa en la calidad del descanso y en la salud general. Adoptar estrategias nutricionales basadas en la PNIE permite no solo mejorar el sueño, sino también optimizar la salud metabólica, inmunológica y emocional.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

¿Cometes estos errores cuando haces deporte? Así puedes evitarlos para cuidar tu salud

Si bien el ejercicio y la actividad física son esenciales para mantener una buena salud, también es importante evitar algunos errores cuando hacemos deporte

La actividad física y el deporte son indispensables para mantener una buena salud. No en vano, fortalece los huesos y los músculos, además de ayudar a prevenir enfermedades como la diabetes y la obesidad. Igualmente, ayuda a liberar endorfinas, las “hormonas de la felicidad” y a disminuir la tensión o el estrés. Todo ello fomenta un mejor sueño y un mayor descanso.

Pese a los muchos beneficios del deporte, lo cierto es que, si no lo practicamos con cuidado, podemos llegar a lesionarnos. Es por ello que conviene seguir una serie de consejos para evitar los errores más comunes y prevenir esguinces o distensiones musculares no sólo antes sino también después de practicar deporte.

ANTES DEL EJERCICIO

El primero de estos errores (y el más común) lo comentemos antes de comenzar el ejercicio: no calentar antes de realizar la actividad. Preparar el cuerpo antes del deporte es indispensable para ir adaptando la respiración, la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal. De esta manera, con ejercicios de menor intensidad, como un cardio ligero, y de manera progresiva, podemos prepararnos para la actividad.

En este punto, y a la hora de planificar la realización del deporte, es importante variar en los ejercicios. Evitar hacer siempre los mismos movimientos puede ayudar a que la actividad sea más eficaz, pues el cuerpo se va adaptando a los esfuerzos, de manera que la dificultad deberá ir aumentando progresivamente. Igualmente, si sólo nos centramos en una parte de nuestro cuerpo en específico o en un ejercicio concreto, los movimientos repetitivos y el sobreesfuerzo puede provocar lesiones. Por ello, un plan bien estructurado puede ayudarnos enormemente.

DURANTE EL EJERCICIO

La ejecución del ejercicio es igual de importante que la preparación. Y es que, una mala técnica en ejercicios complicados o agresivos puede llegar a ser peligrosa para nuestras articulaciones o músculos. Del mismo modo, la equipación que utilizamos puede marcar la diferencia. En este sentido, un buen calzado, ropa térmica en el caso del deporte en exteriores, o tejidos transpirables son fundamentales.

También durante el deporte debemos hidratarnos. Cuando realizamos deporte, la temperatura del cuerpo aumenta, y es por ello que, de manera natural, producimos sudor para mantenernos frescos. El sudor, a su vez, nos hace perder agua y sales minerales, por lo que el consumo de agua evita la deshidratación y los mareos o calambres que esta puede provocar. Así, debemos beber agua antes, durante y después del ejercicio y llevar siempre una botella con nosotros.

DESPUÉS DEL EJERCICIO

Al igual que el calentamiento es vital antes de comenzar a practicar deporte, el estiramiento tras el ejercicio es igual de importante. Al estirar nuestros músculos mejoramos su elasticidad, lo que nos ayuda a evitar lesiones. Esto, a su vez, ayuda a eliminar el ácido láctico que se acumula en los músculos durante el ejercicio, de manera que reduce las agujetas de los días posteriores.

Además del estiramiento, y para fomentar la recuperación, la alimentación posterior debe ser rica en carbohidratos y proteínas. Huevos, carne, pescado, avena… son alimentos que nos aportarán energía y ayudarán a nuestros músculos a recuperarse.

Finalmente, y para tener una recuperación completa, el descanso sería crucial. De lo contrario, puedes sentirte cansado o irritable y tus músculos pueden tardar más recuperarse. En definitiva, es importante escuchar a nuestro cuerpo para sentirnos mejor y prevenir todos estos errores a la hora de hacer deporte.