El cuerpo necesita ingerir una cantidad mínima de líquidos para su bienestar
El agua representa entre el 50% y el 60% de nuestro peso y su carencia puede provocar mareos, cansancio, dolor de cabeza, debilidad o somnolencia. Una correcta hidratación corporal es imprescindible para el buen funcionamiento del organismo: transporta los nutrientes a las células y retira sus desechos, contribuye a regular la temperatura corporal, protege el cerebro y lubrica las articulaciones.
De esta manera, el agua debe considerarse como un verdadero nutriente dentro de la alimentación. Los nutricionistas recomiendan ingerir de 1,5 a 2,5 litros de agua diarios, es decir, 8 vasos como mínimo al día, en climas moderados, lo que no siempre se cumple.
Necesidad de agua según la edad
Lactantes: debido a los numerosos factores que aumentan el riesgo de deshidratación en los bebés, se aconseja un consumo de líquidos de 150 ml, o lo que es lo mismo, medio vaso de agua al día.
Niños: en pequeños de 4-8 años, la media del consumo de agua es de entre 1,7 litros y 2,8 litros al día. A partir de los nueve años empiezan a haber diferencias por sexo: 1,8 L/día para los varones de entre 9 y 13 años y de 2,6 L/día para los que tienen edades entre los 14 y los 18 años. En el caso de las niñas, las cifras de referencia son 1,6 L entre los 8 y los 13 años y 1,8 L entre los 14 y los 18 años de edad.
Adultos: debemos mantener el equilibrio hidroelectrolítico, lo que implica aportar una cantidad de agua o líquidos equivalente, como mínimo, a las pérdidas. Se ha establecido que las pérdidas, en un adulto sano, se corresponden a unos 1.050-3.100 mL diarios, por lo que hemos de asegurar el aporte mínimo de este volumen. Lo ideal es ingerir entre 2,2 y 3 litros al día.
Cuando se trata de mujeres embarazadas, la ingestión recomendada alcanza los 2,4 L diarios, llegando a los 3 litros si se trata de una mujer joven en periodo de lactancia.
Mayores: como término medio se acepta que las necesidades de líquidos en las personas mayores se encuentran en torno a 30-35 mL por kg de peso y día, o bien 1-1,5 mL por cada kilocaloría aportada en la dieta. Esto supone que una persona mayor, con un peso entre 60-70 kg requerirá unos 2 litros de líquidos al día.
Aunque el agua es la bebida por excelencia y representa la forma ideal para hidratarnos, hoy día existen otros líquidos con diferentes sabores que pueden atraernos más, como la leche, los zumos naturales, las infusiones, las sopas o las aguas saborizadas. Ahora bien, un consumo excesivo de bebidas azucaradas está relacionado con la obesidad y la diabetes. Opta siempre por el agua y sus variantes más naturales y menos procesadas.
El cuerpo humano no almacena el agua, por eso, la cantidad que perdemos cada día debe restituirse para garantizar el buen funcionamiento del organismo.