El cáncer de piel se produce por el crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas
Cada año se diagnostican en todo el mundo cerca de 3.000.000 de casos de cáncer de piel no melanoma y 132.000 casos de melanoma. Concretamente, se estima que en España se diagnosticaron más de 21.000 personas con cáncer de piel no melanoma en el año 2018.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer, el cáncer de piel se produce por el crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas, alteradas por la acción de la radiación ultravioleta (UV).
Cualquier persona puede experimentar cáncer de piel, pero es más frecuente en aquellas con piel clara, cabello rubio o pelirrojo y ojos azules o verdes. La principal causa de su aparición es una exposición inadecuada y excesiva al sol o a otras fuentes artificiales de radiación UV.
TIPOS DE CÁNCER DE PIEL
Hay varios tipos de cáncer que se originan en la piel, pero el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas son los más frecuentes. El primero se produce por el crecimiento de las células basales situadas en la capa más profunda de la epidermis, mientras que el segundo se produce por el crecimiento anómalo de las células escamosas.
Por otro lado, el melanoma, aunque no es tan frecuente como los anteriores, es mucho más agresivo y puede propagarse a otras partes del cuerpo, tal y como señalan desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
SÍNTOMAS
Un cambio en la piel es el síntoma más característico de este tipo de cáncer. Por lo general, se manifiesta en las zonas más expuestas a los rayos solares: cuero cabelludo, cara, orejas, manos, brazos y piernas.
En el caso del carcinoma de células basales, Clínica Mayo detalla que estos cambios pueden aparecer como: un bulto perlado, una lesión plana o una úlcera con costras que se cura, pero tiende a regresar; el carcinoma de células escamosas se presenta en forma de heridas con costra y bordes que sangran; y el melanoma se indica mediante lunares o manchas que tienen forma irregular, lunares que cambian de color o tamaño, y lesiones que pican o arden.
DIAGNÓSTICO
Para diagnosticar el cáncer de piel, el médico puede hacer, en primer lugar, una exploración de la piel para observar los cambios experimentados en ella. No obstante, para confirmar el diagnóstico puede ser necesario recurrir a una biopsia, una técnica donde se extrae la parte de piel sospechosa para realizar un análisis más exhaustivo