Vacaciones sin pausas respiratorias: Planificación para pacientes con enfermedades respiratorias

Estos son los consejos para planificar el verano de los pacientes con enfermedades respiratorias

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Planificar unas vacaciones de verano puede ser emocionante, pero para los pacientes con enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma o la fibrosis pulmonar, puede presentar desafíos adicionales. Asegurarse de que se pueda mantener una terapia respiratoria adecuada durante el viaje es esencial para disfrutar de unas vacaciones seguras y placenteras.

Este artículo ofrece una guía práctica y basada en evidencia para ayudar a los pacientes y sus cuidadores a planificar unas vacaciones sin pausas respiratorias.

a) Planificación previa al viaje

1. Consulta con tu Médico

Antes de planificar tu viaje, es crucial que hables con tu médico o especialista en enfermedades respiratorias. Ellos pueden proporcionarte una evaluación de tu estado de salud y ofrecer recomendaciones específicas para tu viaje. Asegúrate de discutir:

La idoneidad del destino: Consulta sobre posibles problemas relacionados con la altitud, la calidad del aire y el clima del destino.

Medicación y terapias: Solicita recetas adicionales y asegúrate de tener suficiente medicación para la duración del viaje.

2. Preparación de los suministros médicos

Asegúrate de llevar contigo todos los suministros médicos necesarios, incluyendo:

Medicación: Lleva suficiente medicación para todo el viaje, más un extra por si acaso.

Dispositivos respiratorios: Incluye inhaladores, nebulizadores, y dispositivos CPAP o BiPAP si los usas.

Oxígeno suplementario: Si necesitas oxígeno suplementario, asegúrate de organizar su suministro con antelación. Contacta a las aerolíneas y proveedores locales para coordinar el suministro de oxígeno.

3. Durante el viaje

Transporte

Viaje en Avión

Consulta con la Aerolínea: Informa a la aerolínea sobre tu condición médica y necesidades especiales. Algunas aerolíneas pueden requerir documentación adicional o coordinación previa para proporcionar oxígeno a bordo.

Presión de cabina: Si utilizas oxígeno suplementario, verifica si la aerolínea puede proporcionarlo o si necesitas llevar tu propio concentrador de oxígeno portátil aprobado.

Viaje en coche

Paradas frecuentes: Planifica paradas regulares para moverte y respirar aire fresco.

Suministros a mano: Mantén todos tus suministros médicos fácilmente accesibles.

4. Estancia en el destino

Alojamiento

Verifica las instalaciones: Asegúrate de que el lugar donde te alojarás tiene un ambiente libre de humo, buena ventilación y no presenta barreras para el acceso a suministros médicos.

Refrigeración de medicamentos: Si necesitas mantener tus medicamentos refrigerados, verifica que haya un refrigerador disponible.

5. Actividades

Evita actividades exigentes: Selecciona actividades que no requieran un esfuerzo físico excesivo.

Cuidado con la altitud: La altitud elevada puede afectar la respiración, por lo que es recomendable evitar destinos de gran altitud si tienes problemas respiratorios graves.

b) Consejos para una buena salud respiratoria durante el viaje

1. Mantén una buena hidratación

    Beber suficiente agua ayuda a mantener las mucosas hidratadas y puede mejorar la función pulmonar.

    2. Evita exposiciones a irritantes

    Humo del tabaco: Mantente alejado de áreas donde se permite fumar.

    Contaminantes del aire: Evita salir en días con altos niveles de contaminación.

    3. Realiza ejercicios de respiración

    Practica ejercicios de respiración diafragmática y técnicas de respiración de labios fruncidos para mantener la eficiencia respiratoria.

    4. Seguimiento de la salud

    Lleva un registro de tus síntomas y mediciones de función pulmonar, si es posible, para detectar cualquier cambio en tu condición de manera temprana.

    c) Recursos y ayuda adicional

    Aplicaciones y dispositivos móviles

    Utiliza aplicaciones de salud para hacer un seguimiento de tu medicación, recordatorios y ejercicios de respiración.

    Organizaciones de apoyo

    Conclusión

    Planificar adecuadamente unas vacaciones puede permitir a los pacientes con enfermedades respiratorias disfrutar de un viaje seguro y placentero. Consultar con el médico, preparar todos los suministros necesarios y tomar precauciones específicas durante el viaje son pasos cruciales para evitar interrupciones en la terapia respiratoria. Con la preparación adecuada, es posible disfrutar de unas vacaciones sin pausas respiratorias y mantener una buena salud pulmonar mientras se exploran nuevos destinos.

    ¿Cómo prevenir un golpe de calor? Sigue estos 10 consejos útiles

    Los golpes de calor se consideran una emergencia médica y pueden tener consecuencias fatales si no se atienden a tiempo

    El verano siempre ha sido la época de más calor de todo el año. Con el cambio climático, además, se están produciendo nuevos récords de temperatura. Sobrellevar los días calurosos puede ser complicado, especialmente para las personas que se vean obligadas a desarrollar actividades en el exterior o para la población de riesgo. En 2023 se produjeron 123 muertes por golpe de calor y 232 por deshidratación, según los datos del INE. Por lo tanto, es importante aprender a prevenir los golpes de calor con unos cuantos consejos, ya que

    ¿QUÉ ES UN GOLPE DE CALOR?

    Un golpe de calor, también conocido como hipertermia, se produce cuando la temperatura corporal aumenta considerablemente debido a la exposición a las altas temperaturas o al esfuerzo físico en ambientes calurosos. Generalmente aparece cuando el cuerpo supera los 40°C durante un tiempo prolongado y está considerado una emergencia médica. Para reconocerlo, conviene prestar atención a los siguientes síntomas:

    • Temperatura corporal extremadamente alta, en torno a los 39 – 40°C.
    • Piel caliente y enrojecida, que puede estar seca o con sudoración profusa.
    • Alteraciones neurológicas como confusión, desorientación, convulsiones o pérdida del conocimiento.
    • Frecuencia cardíaca rápida y fuerte.
    • Náuseas y vómitos.

    Previamente a esta situación, aparece el agotamiento por calor, una situación en la que la pérdida de agua y electrolitos provocan deshidratación, calambres, insolación, sudoración, mareo, cansancio, ritmo cardíaco débil pero acelerado, presión arterial baja y calambres musculares. En cualquier caso, una exposición a temperaturas elevadas puede generar una respuesta insuficiente del sistema termorregulador del cuerpo humano.

    CONSEJOS PARA PREVENIR EL GOLPE DE CALOR

    Gracias a la identificación temprana de los síntomas, es posible actuar con rapidez para mejorar el pronóstico del paciente. Sin embargo, lo ideal es no llegar a esta situación y protegerse con medidas preventivas, especialmente entre los meses de junio y septiembre. Como cada verano, el Ministerio de Sanidad activa un Plan Nacional para promover medidas de prevención contra las altas temperaturas. En él se incluyen las siguientes disposiciones:

    1. Mantener una buena hidratación: beber suficiente agua es crucial para regular la temperatura corporal. Durante los días calurosos, se recomienda aumentar la ingesta de líquidos, incluso ante la ausencia de sed. También es importante evitar las bebidas alcohólicas o con cafeína, ya que contribuyen a la deshidratación.
    2. Ropa adecuada: utilizar ropa ligera de colores claros y fabricada con materiales transpirables como el algodón ayuda a mantener una mejor temperatura corporal. Además, es importante cubrir las áreas del cuerpo que queden expuestas al sol, para evitar el daño solar en la piel.
    3. Actividades físicas en los momentos de menos calor: estar en verano no implica renunciar a la práctica de ejercicio al aire libre. Sin embargo, será necesario aplazarlo a las primeras horas de la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas son más frescas. Es fundamental mantener la hidratación antes, durante y después del entrenamiento.
    4. Comidas ligeras: las verduras y las frutas están repletas de antioxidantes, vitaminas y minerales esenciales para reponer las sales perdidas a través del sudor. Por este motivo, conviene priorizar las ensaladas y los zumos en las comidas.
    5. Medicinas guardadas en lugares frescos: para evitar que los componentes de los fármacos puedan alterarse o perder eficacia, es importante conservarlos lejos de los ambientes cálidos.
    6. Refúgiate a la sombra o en lugares frescos: durante los días extremadamente calurosos, lo ideal es permanecer en espacios interiores con aire acondicionado o ventiladores. Si no fuera posible acceder a estos, buscar la sombra es la mejor opción, especialmente durante las horas centrales del día.
    7. Especial atención a la población de riesgo: las personas mayores, los niños y bebés, las mujeres lactantes y gestantes y las personas con determinadas enfermedades son más vulnerables a los cambios de temperatura, así que conviene extremar su vigilancia. Los pacientes con problemas cardíacos, renales, diabetes, hipertensión, obesidad, cáncer, patologías que dificultan la movilidad, la demencia y otras enfermedades mentales se consideran población de riesgo.
    8. No dejar personas en vehículos cerrados y estacionados: los vehículos cerrados y estacionados al sol pueden llegar a alcanzar los 70ºC, una temperatura extremadamente elevada.  Es muy importante tener en cuenta esta medida para evitar consecuencias fatales.
    9. Prestar atención a la información institucional: los distintos gobiernos e instituciones informan a la ciudadanía de las olas de calor para que refuercen sus precauciones, trasladando también recomendaciones de seguridad.
    10. Acudir al médico ante la presencia de síntomas: al conocer cuáles son las manifestaciones de un golpe de calor, es más fácil estar alerta ante su posible aparición. En cualquier caso, se recomienda acudir al médico cuando los síntomas se prolonguen más de una hora.

    Ejercicios de respiración para reducir el estrés y la ansiedad: una perspectiva Integrativa

    Los ejercicios de respiración y la respiración consciente son claves para evitar los efectos del estrés y la ansiedad

    Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

    El estrés y la ansiedad son realidades comunes en nuestra vida cotidiana y pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental y física. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 30% de la población mundial sufre de algún trastorno de ansiedad y el 80% en algún momento de sus vidas,  se ve afectada por el  estrés. Sin embargo, existe una poderosa herramienta que podemos aprovechar para mitigar estos efectos: la respiración consciente y ejercicios de respiración.

    Los ejercicios de respiración profunda son una técnica simple pero eficaz para reducir el estrés y la ansiedad. Al inhalar profundamente a través de la nariz, llenamos nuestros pulmones de aire, y al exhalar lentamente por la boca, liberamos cualquier tensión o ansiedad acumulada. Repetir este proceso varias veces puede calmar el sistema nervioso y promover una sensación de calma y relajación. Según Jerah et al 2006, la práctica regular de la respiración profunda puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en un 25%.

    Otra técnica efectiva son los ejercicios de respiración abdominal, también conocida como diafragmática. Este ejercicio implica inhalar profundamente mientras expandimos el abdomen, permitiendo que el diafragma se mueva hacia abajo y los pulmones se llenen completamente de aire. Luego, exhalamos lentamente mientras el abdomen se contrae. La respiración abdominal activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de relajar el cuerpo y reducir el estrés.

    Además de estos ejercicios, la práctica de la atención plena puede complementar la reducción del estrés y la ansiedad. Esta centra nuestra atención en el momento presente y liberar pensamientos intrusivos. La atención plena cultivada a través de la respiración consciente puede mejorar la conexión mente-cuerpo y fomentar una actitud de aceptación y compasión hacia uno mismo.

    Además, un estudio realizado por Smith et al. 2017, encontró una reducción significativa en los síntomas de ansiedad en individuos que practicaron regularmente ejercicios de respiración durante ocho semanas.

    Es importante destacar que los hábitos de vida saludables, incluida una alimentación con “alimentos reales”, también pueden influir positivamente en el manejo del estrés y la ansiedad. Investigaciones sugieren que una microbiota intestinal diversa y equilibrada puede estar asociada con una menor incidencia de trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión (Mayer et al., 2015).

    En conclusión, los ejercicios de respiración son una herramienta efectiva para reducir el estrés y la ansiedad. Estos promueven una respiración más lenta y profunda y calmar el sistema nervioso. Al incorporar estos ejercicios en nuestra rutina diaria, podemos aprender a manejar mejor el estrés y la ansiedad, y disfrutar de una mayor sensación de calma y bienestar en nuestras vidas.

    Autocuidado: ¿qué hábitos son imprescindibles cuidar para lograr el bienestar?

    Diferentes hábitos de autocuidado ayudan a mejorar la calidad de vida y previenen el desarrollo de algunas enfermedades

    Desenvolverse en el día a día siguiendo un estilo de vida saludable es una pieza clave en el control del bienestar físico, mental y social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el autocuidado como “la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a patologías y discapacidades con o sin el apoyo de un profesional de la salud”. Y para ello es preciso seguir unos hábitos saludables que puedan mejorar nuestra calidad de vida. Son los siguientes:

    • Alimentación variada y equilibrada: para garantizarle los nutrientes necesarios al organismo, la OMS recomienda reducir el consumo de la sal, grasas trans y aceites, limitar el consumo del azúcar, priorizando el azúcar de las frutas y verduras. Todo ello planificando un menú con alimentos variados y saludables y sin olvidar la importancia del consumo de agua diario recomendado.
    • Actividad física: más que deporte, la OMS habla de actividad física y ejercicio. La actividad física corresponde a cualquier movimiento corporal de los músculos que implica el consumo de energía en nuestro día a día. Por su parte, el ejercicio es toda actividad de movimiento planeada y repetida que tiene una preparación física detrás. La recomendación pasa por realizar, al menos, 150 minutos a la semana de actividad física moderada o 75 minutos semanales de alta intensidad. Además, recuerda la importancia del entrenamiento de fuerza para fortalecer nuestra estructura. En cualquier caso, la actividad física evita el sedentarismo y ayuda a mejorar la salud cardiovascular, así como previene la aparición de enfermedades evitables, como la obesidad o la diabetes tipo 2.
    • Evitar las adicciones: el alcohol (3 millones de muertes al año) y el tabaco (8 millones de muertes anuales) son las sustancias adictivas que presentan mayor letalidad a nivel global. Además de la mortalidad asociada, estos hábitos son culpables de cientos de trastornos y enfermedades perjudiciales para la salud, como las cardiovasculares, las hepatopatías o el cáncer. Por ello, la OMS insta a evitar el tabaquismo, el consumo de alcohol y otras sustancias estupefacientes
    • Descanso de calidad: el sueño es el mecanismo del organismo para regenerarse cada día. Para asegurar una reparación completa, los consejos son mantener un horario regulado, dormir entre 7 y 8 horas en la etapa adulta y buscar ambientes tranquilos para garantizar la calidad del descanso. Además, las siestas están desaconsejadas si se presenta dificultad para dormir por las noches. También hay que evitar las pantallas y el uso de los dispositivos antes del descanso nocturno.
    • Cuidado de la salud mental: es un pilar básico del autocuidado, pero a menudo desatendido por la falta de tiempo o de recursos. Para preservar un buen estado emocional, lo óptimo es escucharse y compartir los pensamientos y sentimientos con otras personas. Además hay que detectar las emociones que producen malestar, buscar apoyo cuando sea necesario y disfrutar del ocio y del tiempo libre. También ayuda la práctica de técnicas de relajación y respiración, como la meditación.
    • Actividad e integración social: está estrechamente ligado al punto anterior, ya que las relaciones interpersonales son sostén de la salud emocional. Los vínculos afectivos seguros nos ayudan a mantener el contacto con los demás, a sentirnos acompañados, a desconectar y externalizar nuestras emociones. Cuidar las relaciones con los familiares, amigos y seres queridos es vital para mantener la mente en equilibrio.

    Alergia en primavera: estos son los síntomas más frecuentes

    La rinitis alérgica es la reacción que sufre el organismo de algunas personas frente a la liberación de polen de algunas plantas

    La llegada de la primavera supone un momento de extrema belleza en lo que a la naturaleza se refiere gracias al espectáculo de la floración de las plantas. Sin embargo, esta estación es la más temida para algunas personas, porque trae consigo el resurgir de las alergias estacionales y, en concreto, de las alergias en primavera. El polen que flota en el aire desencadena reacciones alérgicas en los pacientes sensibles, siendo las gramíneas las partículas que más problemas generan. Pero, ¿por qué algunas personas reaccionan de esta manera a unas partículas prácticamente invisibles? Hoy lo descubrimos, junto a los síntomas más frecuentes de la alergia en primavera.

    ¿POR QUÉ OCURREN LAS ALERGIAS EN PRIMAVERA?

    Las alergias primaverales son mayormente causadas por la liberación de polen de las plantas durante esta estación. El sistema inmunológico de algunas personas identifica erróneamente estas partículas inofensivas como amenazas, desencadenando así una respuesta alérgica. Además, a medida que el clima se vuelve más cálido, las plantas liberan más cantidad de polen, un hecho que aumenta la exposición y la probabilidad de reacciones alérgicas.

    Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en España hay entre 4,5 y 5 millones de personas alérgicas a los distintos tipos de pólenes. Las gramíneas son las que más síntomas  provocan en la Península Ibérica, seguidas de las plantas arizónicas, el olivo, el plátano de sombra, la salsola y la parietaria. No obstante, dependiendo de la intensidad del clima, la incidencia de los síntomas puede ser más o menos leve. Generalmente, si hay muchas lluvias el polen quedará en el suelo y los alérgicos no respirarán tantas partículas de polen, pudiendo disfrutar un poco más de la primavera.

    SÍNTOMAS DE LA ALERGIA PRIMAVERAL

    La rinitis alérgica es la respuesta más frecuente del cuerpo frente a la alergia de primavera. Consiste en la inflamación de la mucosa nasal y suele despertar los siguientes síntomas:

    • Estornudos y congestión nasal: el polen irrita las membranas mucosas de la nariz, provocando estornudos y el taponamiento. Además, puede aparecer una sensación de moqueo constante.
    • Picazón en los ojos: los ojos se enrojecen y pueden manifestar picor y lagrimeo debido a la exposición al polen.
    • Tos y garganta irritada: la inhalación de las partículas de polen irrita la garganta, causando tos  seca y molestias.
    • Fatiga: las reacciones alérgicas y los síntomas pueden agotar, haciendo que el paciente se sienta aletargado. El dolor de cabeza también está indicado como uno de los efectos asociados a las alergias.

    TRATAMIENTOS DE LAS ALERGIAS PRIMAVERALES

    Aunque la primavera representa una época temida para los pacientes con reacción al polen, afortunadamente existen varias opciones de tratamiento para aliviar los síntomas y mejorar su calidad de vida. Son los siguientes:

    • Alimentación antinflamatoria.
    • Ejercicio físico.
    • Buen descanso nocturno.
    • Antihistamínicos: son los medicamentos diseñados para bloquear la acción de la histamina, una sustancia liberada durante las reacciones alérgicas. Reducen los síntomas como los estornudos, la picazón de los ojos y la congestión.
    • Descongestionantes nasales: ayudan a aliviar la congestión nasal, facilitando la respiración por la nariz.
    • Gotas oculares:oftálmicas antihistamínicas, alivian la picazón y la irritación en los ojos.
    • Inmunoterapia: expone gradualmente al paciente al alérgeno para reducir su sensibilidad con el tiempo. Generalmente, la inmunoterapia se administra en forma de inyecciones, con pinchazos entre una y dos veces por semana.
    • Corticoides: algunos tratamientos se realizan a base de corticoides, indicados para reducir la liberación de las sustancias que causan inflamación y alergia (histamina) en el cuerpo.

    Además de estos métodos, el paciente con alergia al polen podrá seguir unas medidas preventivas para tratar de mejorar su sintomatología. Aquí se incluye evitar salir al aire libre en días con altas concentraciones de polen, especialmente a entornos naturales; utilizar lentes y gafas de sol para proteger los ojos; mantener las ventanas cerradas para reducir la exposición a las partículas; y, por último, usar mascarilla, pues es un mecanismo muy eficaz de protección y también reduce los síntomas.

    ¿Por qué es importante un buen descanso? Así afecta una mala calidad del sueño a tu organismo

    Un horario de sueño regular y un ambiente propicio para dormir son algunos de los consejos que mejoran el descanso nocturno

    Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el 48% de los adultos y el 25% de los niños españoles no tienen un sueño de calidad. Sin embargo, un buen descanso es fundamental para mantener un estilo de vida saludable y garantizar el funcionamiento óptimo del organismo, a nivel físico, de desarrollo y mental. A pesar de ello, el desconocimiento, la falta de sensibilización y el elevado ritmo de vida hacen que gran parte de la población tenga una mala calidad del sueño, un hecho que afecta gravemente a la salud del organismo.

    CONSECUENCIAS DE UNA MALA CALIDAD DEL SUEÑO

    El descanso forma parte de nuestro día a día y tiene un impacto significativo en la salud general. Por ello, es recomendable priorizar la calidad del sueño, ya que es una inversión en el bienestar a largo plazo. De lo contrario, una falta de buen descanso puede afectar de las siguientes formas:

    • Recuperación física y mental: durante el sueño, el cuerpo lleva a cabo procesos de reparación celular, fortalecimiento del sistema inmune y consolidación de la memoria. La falta de sueño dificulta la capacidad del cuerpo para recuperarse del estrés diario, afectando negativamente al rendimiento a distintos niveles.
    • Regulación del estrés y la ansiedad: una noche sin descanso reparador afecta a la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Esto contribuye a la irritabilidad, a la falta de concentración y a los problemas cardiovasculares. En cambio, un descanso adecuado ayuda a mantener el equilibrio hormonal saludable, lo que se traduce en una mejor capacidad para hacer frente a situaciones estresantes.
    • Impacto en la salud cardiovascular: durante el sueño profundo, el cuerpo regula la presión arterial y reduce la carga sobre el sistema cardiovascular. Por tanto, el insomnio crónico y los problemas de sueño se asocian a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y presión arterial elevada.
    • Cambios en el peso y el metabolismo: las hormonas que regulan el apetito también se ven afectadas ante una mala higiene del sueño. Ello puede llevar a un aumento en la necesidad de picar entre horas, un hábito para el que generalmente se escogen alimentos procesados. A largo plazo, esto puede contribuir al sobrepeso u obesidad y sus complicaciones asociadas, así como a una peor salud metabólica con el riesgo a desarrollar otras enfermedades, como la diabetes tipo 2.
    • Rendimiento cognitivo: durante el descanso reparador se consolida la memoria y se fortalecen las conexiones neuronales. La falta de sueño afecta a la atención, a la concentración y a la toma de decisiones, lo que tiene repercusiones directas en la productividad y el rendimiento académico o laboral.
    • En niños, afecta al correcto desarrollo: el sueño es una necesidad fisiológica más del cuerpo humano y, si no se atiende en edades tempranas, afecta al resto de capacidades. Los niños y los bebés necesitan dormir más horas para que su organismo inmaduro pueda cumplir con sus necesidades, utilizando el descanso para resetear el sistema nervioso central.

    RECOMENDACIONES PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL SUEÑO

    El sueño es un mecanismo transversal para el organismo, así que cuidarlo para dormir la cantidad de horas adecuadas y de forma reparadora es fundamental. Estos son los consejos a seguir para tener un buen descanso:

    • Alimentación verduras, proteína de calidad, algo de frutas y alimentos fermentados. 
    • Establecer un horario de sueño rutinario para regular el reloj biológico.
    • Crear un ambiente propicio para el descanso, con una temperatura adecuada en la habitación, con oscuridad y sin distracciones ni ruidos.
    • Limitar la exposición a pantallas electrónicas 2 horas antes de acostarse, ya que la luz azul interfiere con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
    • Realizar actividad física regularmente, para alcanzar un sueño más profundo, aunque es importante no practicar ejercicio intenso justo antes de acostarse.
    • Evitar las siestas prolongadas y no después de las 14:00 h, para no retrasar el horario de sueño. Con 20 o 25 minutos de siesta podría ser suficiente.
    • Evitar el consumo de cafeína y comidas pesadas, así como el tabaco o el alcohol especialmente antes de dormir.
    • Practicar técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o la lectura, para aliviar el estrés y contribuir a la relajación mental.

    Si los problemas de sueño no se producen de forma puntual y persisten en el tiempo, es aconsejable consultarlo con un especialista.

    ¿Cómo aliviar los dolores musculares y óseos asociados a la menopausia?

    Con la menopausia se disminuye la producción de estrógenos en la mujer. Esa pérdida está relacionada con una reducción de la densidad ósea

    Los sofocos, la sequedad vaginal, los problemas de sueño y el aumento de peso son de los síntomas más conocidos de la menopausia. No obstante, otras de las afecciones más características de esta etapa en la vida de muchas mujeres son los dolores en los músculos y articulaciones. De hecho, la osteoporosis, enfermedad caracterizada por la debilidad y riesgo de fracturas óseas, se presenta en un 23% de las mujeres mayores de 50 años, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). De lo que no hay duda es de que todos estos síntomas merman la calidad de vida de la población femenina, por lo que actuar desde la prevención para aliviar y retrasar la aparición de los dolores musculares y óseos en la menopausia es fundamental.

    Cuando las mujeres llegan a la etapa menopáusica, disminuye su producción de estrógenos y, con ella, se produce la pérdida de masa ósea responsable de los dolores articulares. Desde Oximesa, te facilitamos el siguiente listado de acciones que mejorarán la salud de tus músculos y huesos, especialmente durante la menopausia:

    • Aplicar frío o calor en las articulaciones es uno de los remedios más habituales y efectivos. Utiliza el calor para disminuir la rigidez y mejorar su flexibilidad, sobre todo si se encuentran entumecidas. Pero si lo que detectas es hinchazón y dolor, entonces es mejor que te apliques frío por su capacidad antiinflamatoria.
    • Practica deporte adaptado a tus necesidades, preferiblemente que sea de bajo impacto para no dañar aún más las articulaciones y evitar fracturas ante la pérdida de densidad en tus huesos. Así evitarás la atrofia muscular y ósea y la pérdida de flexibilidad, al mismo tiempo que te mantienes activa. Puedes optar por disciplinas como el yoga o el pilates, que precisamente aumentan la flexibilidad de los huesos. Pero si lo que buscas es un entrenamiento de fuerza y cardio, no te preocupes porque también puedes recurrir a la natación. Este deporte es muy saludable y de bajo impacto del que ya hemos abordado todos sus beneficios en artículos anteriores.
    • Durante la menopausia, otro de los síntomas con mayor incidencia es el debilitamiento del suelo pélvico. Esta situación favorece la aparición de trastornos en la musculatura pélvica que, además de molestias, perjudica la salud de la zona, pudiendo provocar problemas de incontinencia urinaria, el prolapso de los órganos pélvicos o incluso dolor durante las relaciones sexuales. Para evitarlos, te recomendamos fortalecer la musculatura de tu suelo pélvico con los ejercicios de Kegel. Estos consisten en realizar contracciones aisladas y repetidas de los músculos de la zona pélvica para tonificarlos y mantenerlos en forma. También puedes probar los hipopresivos, el yoga o el pilates para trabajar esta musculatura.
    • Cuidar la alimentación es una forma de luchar contra el dolor en la menopausia. No sólo permite mantenerse en un estado saludable, sino también previene la obesidad, y aporta todos los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento. Durante esta etapa, deberás priorizar el aporte de calcio para fortalecer la estructura ósea, con verduras como las espinacas, el brócoli o las acelgas; legumbres como los garbanzos, alubias y judías; pescados como las sardinas, el bacalao, la dorada o el atún; marisco como el calamar, el pulpo, las ostras, langostinos, almejas y berberechos; frutos secos, como las almendras, las avellanas o las nueces; y, por supuesto, con lácteos y derivados como la leche, yogures y queso, aunque es mejor que sean desnatados. Asimismo, el consumo de vitamina D es importante, ya que mejora la absorción del calcio y su fijación en los huesos. Podrás encontrarla en alimentos como el hígado de los animales, pescados azules y en la yema de huevo. Como ves, puedes cumplir todas estas necesidades a través de la dieta mediterránea que caracteriza a nuestra gastronomía, con las cinco comidas diarias en las que priorices los desayunos y la comida.
    • También puedes complementar tu dieta con suplementos alimenticios, especialmente el calcio y el magnesio. Este último mineral es uno de los encargados de la formación de los huesos y ayuda en la absorción de calcio para una mejor salud ósea.
    • Practica hábitos de vida saludable que mejorarán tu bienestar general. Más allá de la alimentación equilibrada y de la actividad física, intenta llevar una vida alejada del estrés en la medida de lo posible y en la que cuentes con un horario regulado de sueño que garantice un descanso de calidad. Recuerda eliminar los tóxicos de tu rutina, como el tabaco o las bebidas alcohólicas, para cumplir con la vida saludable.
    • No dudes en acudir al médico en caso de sentir molestias para obtener su valoración clínica. Un profesional podrá evaluarte mejor que nadie y medir tus necesidades, así como realizarte pruebas que puedan confirmar o descartar cualquier problema. En caso de que fuera necesario, podría recetarte fármacos para aliviar el dolor o cubrir las carencias de tu organismo, tales como antiinflamatorios o algunos otros basados en terapias hormonales a base de estrógenos para aumentar la masa ósea.

    Los tipos de meditación y sus beneficios para la salud física y mental

    Esta disciplina milenaria tiene un impacto positivo en nuestra percepción del dolor y autoestima

    La meditación está ganando cada vez más popularidad en los países de occidente, algo que no es de extrañar después de que la ciencia haya respaldado sus beneficios para la salud física y mental. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda “desarrollar el hábito de la meditación de atención plena, aunque solo sean unos minutos al día”, como forma de atender al autocuidado, disminuir el estrés y los niveles de ansiedad. Esta disciplina originaria de la medicina oriental ha trascendido a lo largo de los años llegando incluso a nuestra cultura, así que hoy queremos repasar los tipos de meditación más conocidos y todos sus efectos positivos en nuestro cuerpo.

    LA MEDITACIÓN Y SUS TIPOS

    La práctica de la meditación se remonta a miles de años atrás. Aunque no se conoce un dato exacto, se cree que podría contar con más de 5.000 años de historia, teniendo su origen en la India. Con vínculos espirituales con el hinduismo, parece que esta disciplina surgió como forma de entrenar la mente para la concienciación sobre el ciclo de esta vida en la que, según la citada religión, estamos de paso y con vistas a la reencarnación. Su práctica a veces se acompañaba de periodos de abstinencia y ayuno para esa conexión espiritual.

    Sin embargo, la meditación ha llegado hasta nuestros días de una forma muy diferente. Más alejada del vínculo espiritual, la sociedad actual la emplea como método para la relajación y el control de la mente, en un contexto en el que prima un elevado ritmo de vida constante. No obstante, se han definido distintos tipos de meditación derivados de las modalidades más tradicionales:

    • Meditación Vipassana. Es una de las más practicadas en la actualidad y es la que emplea la técnica del mindfulness. Se trata de realizar una introspección acompañada de una respiración controlada para ser conscientes de nuestros pensamientos y eliminar aquellos que sean negativos y destructivos, pero sin juzgarlos. 
    • Meditación Mantra. Utiliza los mantras para lograr el control de la mente. Estos son los cánticos sagrados que inducen a la desconexión con el exterior gracias a las ondas vibratorias. Seguro que te suena eso de emitir el sonido ‘OM’ de forma prolongada… Es precisamente un ejemplo de mantra que logra la concentración y quietud de la mente.
    • Meditación Zazen. También conocida como ‘meditación zen’ requiere que la persona se encuentre sentada en el suelo, con las manos en el vientre, la barbilla hacia abajo y los ojos mirando al suelo. Es una técnica de meditación que también se vale de la respiración controlada y que centra sus energías en conectar con el interior eliminando todas las distracciones. Está considerada como una modalidad más avanzada, ya que requiere de mayor capacidad para obviar los estímulos.
    • Meditación Budista. Esta es otra de las técnicas más conocidas en occidente, que consiste en centrarse en la respiración para concentrar la atención en ella y vivir el presente. Su práctica evita los pensamientos intrusivos, pasando por encima de ellos para no detenernos y lograr la conexión interior. Se vale del control de los sentimientos y reacciones individuales para intentar dejar la mente en blanco y no caer en lo que es pasajero.
    • Meditación Trascendental. Propone repetir un mantra en nuestra mente durante un tiempo prolongado con el objetivo de conseguir la autoconsciencia al completo y liberar la mente de cualquier pensamiento. Esta modalidad debe ser practicada durante 20 minutos y dos veces al día para lograr todos los beneficios.
    • Meditación Metta. También denominada ‘del amor benevolente’, centra sus energías en la compasión. Entre los tipos de meditación, este utiliza el trabajo de la mente, que comienza a buscar sentimientos de amor y cariño por algún ser querido, para experimentar sensación de calidez y amplitud. Pero hay que tener cuidado de no caer en el recuerdo de vivencias personales, más bien se trata de experimentar los sentimientos positivos que nos genera la energía de ese ser querido.
    • Meditación Chakra. Esta variante utiliza los chakras, que son los siete puntos de energía que tenemos distribuidos por el cuerpo según la medicina oriental. La meditación chakra visualiza estos distintos puntos de energía, cada uno asociado a un color o sonido diferente, para alimentar su energía y restaurarla. Hay distintas técnicas para completar esta meditación, por ejemplo, contemplar uno de estos puntos, visualizar un círculo en él e imaginar que se va rellenando. Una vez completo, pasaríamos a repetir el procedimiento con el siguiente.

    BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN

    Hemos visto 7 tipos de meditación, que son las técnicas más empleadas en la actualidad. Todas ellas comparten los mismos beneficios para la salud física y mental:

    – Reduce los efectos del estrés. El control de la respiración, de los pensamientos intrusivos y de los negativos durante los minutos en los que se practica rompe con el ritmo del día, estableciendo un momento de pausa y desconexión para la mente.

    – Reduce la sensación de dolor. Numerosos estudios han concluido que la meditación es capaz de reducir la sensación de dolor físico gracias a su capacidad para aislar mente y cuerpo. Muchas veces, el dolor está relacionado con la presión en el pecho o los dolores musculares que aparecen debido a la tensión y el estrés. Por otro lado, en pacientes con dolor crónico, la meditación diaria está recomendada de forma complementaria a su tratamiento para aliviar sus dolencias.

    – Mejora la capacidad cognitiva, de atención y de memoria. Está comprobado cómo el estrés y la fatiga mental reducen las funcionalidades de nuestro cerebro por colapso. Sin embargo, meditar estimula el sistema nervioso y, de hecho, algunas investigaciones han demostrado cómo esta disciplina es capaz de modificar la estructura del cerebro por la activación de las regiones que tienden a la divagación, una acción que nos conduce a la infelicidad al alejarnos del presente.

    – Refuerza el sistema inmune. La mente tiene un poder desbordante sobre nuestro cuerpo. Sin embargo, la meditación es capaz de controlar su acción. Podemos comprobar su efecto de distintas maneras: en la regulación del dolor, de la inflamación y del estrés físico y mental en el que influye el equilibrio hormonal. En definitiva, esta práctica contribuye al bienestar. Esa mejora conjunta para el organismo tiene un efecto positivo en nuestro sistema inmune, que ofrecerá una mejor respuesta de nuestras defensas.

    – Mejora la autoestima. Durante la meditación regulamos nuestras emociones y liberamos a nuestra mente de los pensamientos que la ocupan. También nos hace sentir mejor por dentro y eso tendrá un reflejo en nuestro exterior. Además, esta disciplina invita a la autorreflexión y a la autoconsciencia, alejándonos las percepciones que son negativas o destructivas. Por lo que, en su conjunto, tiene un impacto positivo en la salud mental.

    Consejos para escoger el calzado estas Navidades

    Aspectos como el tipo de material, la comodidad, la forma de la horna o la morfología de nuestro pie deberían marcar nuestra decisión a la hora de comprar los zapatos

    Estamos a punto de vivir un año más los tan esperados días navideños que, si por algo se caracterizan, es por las comilonas con la familia y los amigos, pero también por vestirnos para la ocasión. Elegir modelito y calzado esta Navidad se vuelve una decisión importante para celebrar estas fechas tan hogareñas, más si cabe cuando además de pasar un rato con la familia, después salimos por ahí para seguir festejando.

    Por muy cortos que se nos hagan estos días, en realidad pasamos incluso más horas activos, ya que solemos trasnochar más de lo normal, sobre todo aquellas personas que se van de fiesta. Así que, como comprenderás, escoger un calzado cómodo y ergonómico que se adapte a nuestro pie es fundamental para evitar dolores innecesarios e incluso posibles lesiones, algo que cobra especial relevancia entre el público femenino con el uso de los tacones.

    Para que puedas disfrutar de estas fechas como se merece, desde Oximesa te dejamos unos cuantos consejos con los que podrás elegir el calzado esta Navidad:

    • A la hora de comprar el zapato, mejor ir por la tarde. El momento de hacerse con unos zapatos nuevos es importante y no puede hacerse a la ligera. De hecho, la tarde es el momento más indicado para comprarlos, ya que es cuando el pie está más hinchado. Y, por supuesto, debemos probarnos el modelo que nos vayamos a llevar siempre en los dos pies, ya que generalmente todos tenemos uno más grande que el otro. Por lo tanto, hay que asegurarse de que esa talla es la correcta para los dos pies y de que los zapatos no nos aprieten o queden demasiado holgados.
    • Valorar el tipo de pie. Lo ideal es adaptar el calzado a nuestra morfología corporal. Por ejemplo, los pies grandes y anchos necesitarán también zapatos anchos con tacón gordo para una mayor estabilidad. Los pies finos y las piernas delgadas pueden optar por tacones más finos, aunque aseguren un menor equilibrio y comodidad. Otro factor que debemos considerar es el puente del zapato, que debe adaptarse al puente de nuestro pie para que no se produzca un estiramiento plantar. De lo contrario, podrían producirse daños en nuestra estructura, como la fascitis. Este aspecto cobra especial relevancia a la hora de escoger zapatos de tacón altos, pues incorporan puentes muy pronunciados perjudican a todo tipo de pies, especialmente a aquellos con la curva pronunciada y a los más planos.
    • Evitar los píes fríos. Una de las condiciones climáticas que atravesamos en Navidad es el frío y esto también afecta a nuestros pies. Es importante llevar calzados cerrados para impedir que pierdan calor: unos pies fríos podrían provocar problemas cutáneos como la aparición de eccemas, brotes de dermatitis y sabañones. Los botines pueden convertirse en nuestro mejor aliado en estas fechas invernales.
    • Tacones no demasiado altos. Usar zapatos de tacón está permitido en ocasiones especiales, pero siempre buscando las opciones que mejor se adapten a nuestro pie y que desde la primera toma de contacto nos resulten cómodos. Tampoco conviene abusar de altura en los tacones, ya que cuanto más altos sean, nuestros pies tendrán menos estabilidad y más riesgo de sufrir problemas. Llevarlos durante largas horas puede provocar dolor muscular, dolor en la planta del pie, dedos en garra a largo plazo e incluso dolores en la columna y en las rodillas, después de tener que forzar la postura corporal durante su uso. Por la seguridad de tus pies, te recomendamos que los tacones de tus zapatos estas Navidades no midan más de 5 centímetros.
    • La importancia del material. Aunque no lo creamos, el material tiene mucho que ver en la comodidad del pie, ya que además de proteger del frío, algunos podrían provocar rozaduras o alergias. A la hora de buscar calzado, procura que no sea muy duro para evitar las rozaduras y que no te cueste caminar con él.
    • Cómodo desde el primer contacto. Solemos pensar eso de que hay que usar los zapatos que nos vamos a comprar durante unos cuantos días para que se adapten bien a la forma de nuestro pie, pero debemos descartar esta idea. Sea el calzado que sea, debe permitir la movilidad natural de nuestro pie desde el primer momento y darnos sensación de libertad entre los dedos. Para no hacernos daño en los pies, es mejor que optemos por las hornas redondeadas o cuadradas, pues las de forma puntiaguda oprimen mucho más los dedos, sobre todo en zapatos con tacón.

    Cuidados de las manos en otoño: así debes proteger su piel del frío

    La piel de las manos es una de las más sensibles del cuerpo, ya que es una zona que utilizamos constantemente

    Usamos nuestras manos para realizar casi cualquier actividad en nuestro día a día. Ese trabajo constante, unido a las temperaturas extremas que van a caracterizar esta época del año, hacen que la piel de la zona requiera de unos cuidados extras. De lo contrario, lo más normal es que aparezca la sequedad por el frío, grietas por la pérdida de hidratación, irritación y rojeces por el daño a la barrera cutánea e incluso inflamación con sabañones.

    Para evitar a toda costa estos problemas, es fundamental cuidar la barrera cutánea de la piel, incluida la de las manos. La epidermis es la capa más externa de nuestro tejido cutáneo y, por lo tanto, la que más nos protege frente al exterior. Para que goce de un estado saludable y pueda protegernos, la barrera cutánea debe lograr un correcto equilibrio hidrolipídico, es decir, una correcta proporción entre el agua y los lípidos retenidos en las células de la piel. Un exceso o escasez en ese equilibrio es lo que debilitaría la barrera cutánea y, consecuentemente, desencadenaría los problemas dermatológicos.

    Para asegurar el bienestar de nuestras manos en las épocas más frías del año sigue estos cuidados:

    • Beber agua, al menos 2L/día. Nuestro cuerpo está formado en más de un 60% por agua, ya que trabaja prácticamente en todas las funciones vitales: en el transporte de  nutrientes a las células, en la elasticidad y crecimiento de los órganos y tejidos, en la lubricación de las articulaciones, en el mantenimiento de la temperatura corporal, en la digestión y en la depuración corporal, entre otras. Todas las células del organismo, incluidas las de la piel, necesitan una cantidad óptima de agua para evitar la oxidación celular y regenerarse. Ante ello, beber agua es la forma ideal de hidratar los tejidos cutáneos desde el interior.
    • Lavado de manos. La higiene es un paso al que no podemos renunciar en nuestro día a día para evitar que los microorganismos patógenos entren en nuestro cuerpo. Sin embargo, debemos utilizar jabones y productos que respeten el pH de la piel para evitar reacciones alérgicas, erupciones o enrojecimiento. Por ejemplo, no conviene abusar del gel hidroalcohólico, ya que algunos de ellos no son neutros y resultan agresivos para la piel. Tampoco es recomendable emplear agua muy fría o muy caliente, puesto que el contacto directo con el agua en temperaturas extremas altera la barrera cutánea.
    • Secado de manos. La forma en la que secamos nuestras manos es tan importante como el modo en el que nos las lavamos, ya que este paso también puede resultar agresivo. Los secadores de manos resecan la piel, deshidratándola, mientras que deslizar la toalla por su superficie puede resultar irritante por las fibras del tejido. Por todo ello, lo mejor es simplemente envolver las manos en la toalla y ejercer ligera presión para no romper con los niveles de agua y líquidos presentes en nuestra barrera cutánea.
    • En la calle, usa guantes. Durante los meses de otoño e invierno acostumbramos a vivir una bajada de las temperaturas, pero además del frío, los factores ambientales como la humedad y el viento contribuyen a la alteración en la hidratación de la piel de nuestras manos. Para protegerlas lo máximo posible de estos factores externos, no dudes en utilizar guantes cuando salgas a la calle.
    • Hidratación con cremas. Para facilitarle a nuestro cuerpo el proceso de regeneración de las células del tejido cutáneo y garantizarle una humedad óptima, tendríamos que aplicar una crema hidratante y nutritiva. Esta debe ser formulada específicamente para manos, con efecto reparador contra los factores ambientales y la sequedad. Puedes utilizarla varias veces al día, sobre todo al regresar de la calle y antes de ir a dormir. Además, al aplicarla con un masaje favorecerás la circulación sanguínea de la zona y así activarás la oxigenación celular.
    • Si es necesario, exfolia. El proceso de exfoliación elimina las células muertas de la piel, dejando paso a la renovación de los tejidos cutáneos. Con este paso, podemos eliminar la descamación que suele aparecer con la sequedad de la piel. Después de realizártela, no olvides aplicar una mascarilla o crema hidratante que repare en profundidad y nutra la zona.

    Consejos para afrontar mejor el cambio de hora

    En la madrugada del último domingo del mes de octubre, se produce el cambio de hora y retrasamos el reloj

    Acabamos de aterrizar en el otoño y, como cada año, debemos prepararnos para el cambio de hora. Aunque en los meses de octubre siempre hacemos el famoso retraso de una hora en el reloj que nos permite dormir un poco más, lo cierto es que nuestro cuerpo tiene su propio reloj biológico y es normal que durante los primeros días de adaptación, tengamos más hambre y sueño a deshoras.

    Con el cambio de horario veremos cómo día a día van disminuyendo las horas de sol, viviremos noches más largas y no nos quedará otra que acostumbrarnos al frío. Adaptarnos a este proceso puede mermar nuestra productividad y nuestra capacidad de descanso, afectando a nuestra rutina y haciéndonos empezar los días con el pie torcido. Si sigues estos consejos, podrás hacer el cambio mucho más llevadero:

    • Desayuna fuerte. Puesto que nos vamos a despertar una hora más tarde, debemos alimentar al organismo de manera contundente para que afronte el día con energía desde el primer minuto. Eso sí, siempre escogiendo alimentos saludables y descartando los procesados, los azúcares y las grasas. Mejor opta por alguna pieza de fruta, un lácteo desnatado, proteína y algún alimento carbonatado de asimilación lenta.
    • Haz un almuerzo y merienda contundentes. Así, frenarás las ganas de picar entre horas y te sentirás más saciado para que, cuando lleguen las respectivas horas de comer y cenar, hagas comidas más ligeras. Recuerda que el cambio de horario no es excusa para sucumbir a los atracones.
    • No tomes bebidas estimulantes. Nos referimos al café, a cualquier tipo de té que incorpore teína o a las bebidas energéticas, cuyos ingredientes activan el organismo y nos quitan el sueño. Incluso aunque ya consideres que estás acostumbrado a ingerirlas, lo mejor es evitarlas, al menos, a partir de la hora de la comida, dado que el cuerpo tarda en eliminarlas.
    • Evita las siestas. El objetivo de este periodo de adaptación es volver a regular el horario de sueño, por lo que echarse una siesta no va a ser lo más recomendable. Si pretendes dormirte después de comer, lo que vas a hacer es trasladar el pico de sueño profundo a esta franja y, por lo tanto, cuando llegue la noche, tu organismo va a entrar en una fase de sueño ligero, impidiendo un descanso reparador.
    • Realiza actividad física. Sobre todo por la tarde, puedes practicar deporte para cumplir con tu vida saludable y permitir que el cuerpo consuma la mayor parte de su energía. El esfuerzo físico se traducirá en cansancio, que, sin duda, te ayudará a dormir más rápido y mucho mejor.
    • Una ducha reparadora. Para relajarte por completo, es conveniente que te des una ducha por la noche. El sonido y el vapor del agua, la reparación de la piel y la sensación de limpieza actúan transmitiendo calma y placidez al cerebro y a nuestra musculatura.
    • Toma infusiones tranquilizantes. La manzanilla, la tila, el poleo menta y la valeriana son los tipos de infusiones más conocidas para ayudar al cuerpo a encontrar la relajación que propicie el sueño. Tomarlas antes de irse a la cama son una opción ideal, ya que también favorecen la digestión.
    • Ajusta la hora de ir a dormir. Es probable que los primeros días llegue la hora de conciliar el sueño, y que, sin embargo, te sientas aún bien despierto. Para intentar retomar un buen horario, puedes retrasar media hora el momento de ir a dormir, pero ve recortando minutos conforme van pasando los días para acomodar la nueva hora. Eso sí, asegúrate de dormir unas 8 horas de media diarias para sobrevivir a la rutina.

    ¿Cómo afecta el otoño a la piel? Así debes cuidarla para protegerla

    Un aspecto grisáceo o amarillento y la sequedad de la piel son los problemas más comunes en esta época del año

    Después de los días de verano y de producir mucha vitamina D a través de la exposición al sol, llega el otoño. El cambio de clima con la llegada del frío, la humedad, el viento o la sequedad del ambiente provocada por la calefacción tienen unos efectos negativos sobre la piel. Para evitar cualquier tipo de daño sobre ella, debemos adoptar unos cambios en nuestra rutina de cuidados.

    La falta de horas de sol y de luz que caracterizan al otoño va a hacer que perdamos color enseguida y que nos veamos más pálidos, con una piel más grisácea o amarillenta. Además, la bajada de las temperaturas puede generar grietas y sequedad. Si no cuidamos y nutrimos al mayor órgano del cuerpo, que no es otro que la piel, es probable que desarrollemos alguno de esos síntomas. Estas son las medidas que tendrás que incorporar para evitarlo:

    • El primero de los asuntos que debemos abordar cuando dejamos de tomar el sol es revisar las manchas de nuestro cuerpo. Nos referimos a los lunares y manchitas que ya teníamos, para comprobar si han crecido, si han modificado su color o forma o también si han aparecido algunas nuevas. Si percibes algún cambio, lo recomendable es acudir al médico para que ofrezca el diagnóstico correcto.
    • Adicionalmente, la rutina de cuidados se va a convertir en el gran aliado para dejar atrás la piel seca, amarillenta y apagada. Además de la limpieza diaria para eliminar la suciedad, puedes exfoliar dos veces por semana para eliminar las células muertas de la piel y, por último, aplicar cosméticos adaptados a tus necesidades. Incorpora crema hidratante con acción humectante y nutritiva para que la dermis cumpla con su función de barrera protectora y mantenga un nivel de líquidos óptimo.
    • También puedes cuidar tu piel desde dentro, a través de la alimentación. Sigue una dieta equilibrada que incluya muchos antioxidantes para oxigenar cada célula de tu tejido cutáneo, que suelen ser principalmente frutas y verduras: escoge verduras de hojas (como la espinaca) y de color amarillo y naranja (por ejemplo, las zanahorias) para obtener vitamina A; cítricos para el aporte de vitamina C; e incorpora frutos secos y grasas saludables para la vitamina E.
    • La hidratación a través del agua debe ser clave en nuestro día a día, no sólo para favorecer el correcto funcionamiento del organismo, sino también para evitar la oxidación de las células de los tejidos que conduzca a su muerte y, por consiguiente, a un envejecimiento prematuro de las capas de la piel. Por ello, bebe al menos dos litros de agua al día que garanticen una buena hidratación.
    • Es normal que en los días de otoño haga frío y viento, así que debemos proteger a la piel con barreras físicas de estas condiciones más adversas. Utiliza pañuelos de cuello, bufandas, guantes para las manos y gorros para dejar el mínimo de zonas corporales posible al descubierto.
    • Para resguardarnos del frío en esta época del año, solemos recurrir a la calefacción, pero el calor que emiten los aparatos eléctricos no es bueno para la piel, ya que la resecan bastante. El mejor consejo es no abusar de la calefacción.
    • Aunque parezca que los rayos del sol no son tan intensos, en otoño también tenemos que utilizar protección solar para no causar daños en la piel. De lo contrario, podrían aparecernos manchas, lunares y fotoenvejecimiento, aunque no estemos en pleno verano.
    • Ya sabemos que debemos protegernos del sol, pero es cierto que en estos meses es recomendable hacer exposiciones diarias controladas de 15 minutos para que el organismo produzca vitamina D. Al mismo tiempo, los rayos solares activarán nuestros melanocitos, las células encargadas de pigmentar la piel, que nos permitirán mantener a raya la palidez.
    • Por último, recuerda que la piel recubre casi todo nuestro cuerpo, así que no debes olvidarte de cuidar aquellas partes que no sean el rostro: cuello, escote y pecho, pies y manos siguen siendo zonas sensibles que merecen toda nuestra atención.