Estos alimentos tienen un alto contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio
El ritmo frenético del día a día ha hecho que el consumo de comida rápida sea cada vez más frecuente, ya no solo en ocasiones especiales, sino de forma diaria. De hecho, en muchas familias, sobre todo de América Latina, tienen este tipo de alimentación; se caracteriza por su pobre calidad nutricional y actualmente está remplazando a una dieta sana y variada.
Hamburguesas, pizzas, bocadillos, patatas fritas… Este tipo de comida es muy popular por varios puntos: su sencilla elaboración, su precio, su fácil conservación y, sobre todo, su sabor.
Según la Organización Panamericana de la Salud, estos alimentos tienen un alto contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio. Por el contrario, son bajos en proteínas, fibra, vitaminas y minerales.
Todo esto hace que la comida rápida sea terriblemente perjudicial para la salud. En los jóvenes, consumir este tipo de comida de forma habitual aumenta, en un 51%, el riesgo de desarrollar depresión. También aumenta en adultos que lleven un estilo de vida poco saludable (mala alimentación y sedentarismo).
Pero no solo eso, este tipo de alimentación también aumenta el sobrepeso y la obesidad; de hecho, es la responsable, en gran parte, del aumento de la incidencia de la obesidad infantil en todo el mundo.
Asimismo, al tener un alto contenido en grasas saturadas y trans, aumentan los niveles de triglicéridos y colesterol malo en sangre, lo que supone un aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
También, la comida rápida, sobre todo si se consume por la noche, puede dificultar la digestión y el tránsito intestinal, provocando una sensación de malestar y pesadez en el cuerpo.
De igual forma, incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas, como la diabetes, e hipertensión arterial.
Por todo ello, desde la Fundación Española del Corazón insisten en la importancia de llevar una correcta alimentación para prevenir determinados problemas de salud que pueden desarrollarse o emporar por la falta de una dieta equilibrada.