Los síntomas aparecen entre el segundo y tercer día, pero en más del 90% de las personas se presentan en las primeras dos semanas
La diarrea del viajero es un problema digestivo muy frecuente que pueden sufrir las personas que viajan a países donde las condiciones higiénico-sanitarias no son las más adecuadas. No se trata de un problema que revista gravedad, ya que suele desaparecer a los 2-3 días, pero sí puede llegar a resultar muy molesto y dificultar el viaje.
Por lo general, los síntomas aparecen entre el segundo y tercer día, pero en más del 90% de las personas se presentan en las primeras dos semanas, según la Fundación Española del Aparato Digestivo.
Los signos más comunes de quienes experimentan diarrea del viajero son: diarrea tres o más veces al día, urgencia para defecar, vómitos, náuseas, fiebre y calambres abdominales.
La Fundación Española del Aparato Digestivo destaca, además, que una parte muy pequeña de los viajeros (entre el 1-3%) sufrirá diarrea crónica con más de un mes de duración (durante y después del viaje). Los síntomas serán: heces sueltas acompañadas con flatulencia, debilidad y pérdida de peso.
Los factores que influyen para su aparición son: el lugar de origen y destino, el tipo de viaje, la duración, el hotel elegido, la estación del año y las características del viajero.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Se recomienda beber siempre de bebidas o latas embotelladas y no usar el agua del grifo para hacer hielo, lavarse los dientes o lavar los alimentos, ya que podría estar contaminada.
Desde Clínica Mayo aconsejan, también, evitar la leche y los lácteos sin pasteurizar, y la carne, los pescados y los mariscos crudos o poco cocidos. En cuanto a la fruta, es preferible tomar las piezas enteras, sin que estén partidas, y que sean lavadas y peladas por el propio viajero.
De igual forma, es crucial evitar las ensaladas y vegetales crudos, y no tomar alimentos que contengan huevo crudo. Tampoco es aconsejable consumir alimentos de vendedores ambulantes.
Asimismo, se debe mantener una correcta higiene de manos, lavándolas con frecuencia, especialmente antes de consumir cualquier alimento.
En cuanto al tratamiento, se necesita mucha hidratación y una dieta saludable, y también se puede hacer uso de antibióticos y antidiarreicos.