Lo primero que debemos hacer durante la práctica deportiva en verano es prevenir la deshidratación.
Con la llegada del verano tenemos la mala costumbre de decir adiós al deporte. Sin embargo, la época estival no debe ser una excusa para dejar de hacer ejercicio físico, ya que hacer deporte es fundamental para el buen funcionamiento del organismo.
Eso sí, en esta época es necesario extremar las precauciones para que las altas temperaturas no nos perjudiquen.
Lo primero que debemos hacer durante la práctica deportiva en esta época es prevenir la deshidratación. Para ello es fundamental reponer líquidos de forma constante, ya que con el ejercicio físico en la época estival se pierde más agua que en otras estaciones del año.
Al igual que hidratarse correctamente es clave, llevar una alimentación adecuada lo es de la misma manera. Debemos evitar, en la medida de lo posible, las comidas copiosas y optar mejor por alimentos ligeros, como la fruta y la verdura.
De igual modo, la Federación Española de Actividades Dirigidas y Fitness (FEDA) recomienda limitar el ejercicio intenso a las horas menos calurosas del día y reducir la duración, distancia y/o intensidad del entrenamiento cuando el calor y la humedad sean altos.
La protección solar también juega un papel clave. Y es que, al igual que protegemos la piel cuando vamos a la playa o la piscina, también debemos hacerlo si practicamos deporte al aire libre, ya que los rayos solares pueden ser muy perjudiciales. Y si queremos protegernos todavía más, podemos llevar gorra y gafas protectoras.
Otro aspecto a tener en cuenta es la vestimenta. Es muy importante llevar ropa adecuada. Según la Fundación Española del Corazón, ”la elección de la ropa deportiva es aún más importante debido a que el calor nos hace sudar más”.
Por ello, es aconsejable elegir prendas que transpiren bien y sean ligeras. De igual manera, también debemos elegir adecuadamente nuestro calzado, siempre vigilando el terreno por el que practicaremos ejercicio físico.
La FEDA también aconseja evitar o reducir el entrenamiento en casos de mal descanso nocturno, enfermedad infecciosa, fiebre, diarrea, vómitos, depleción de hidratos de carbono o consumo de algunos medicamentos.
Y por último, escucha tu cuerpo. Es primordial establecer unos días de descanso a la semana para que el cuerpo pueda recuperarse de la práctica deportiva.
Ahora que ya sabes lo que tienes que hacer, ¿a qué esperas para empezar a hacer deporte en verano?