Disfagia: qué es, causas, síntomas y tratamiento

Afecta a dos millones de personas en España y se estima que el 90% está sin diagnosticar

La disfagia es la dificultad para tragar que entorpece el paso de los alimentos líquidos o sólidos desde la boca hasta el estómago. Afecta a dos millones de personas en España y se estima que el 90% está sin diagnosticar.

Según la Fundación Española del Aparato Digestivo, la deglución normal tiene tres fases diferenciadas: fase oral, dividida a su vez en una fase de masticación donde se forma el bolo alimenticio y una fase de transporte donde el bolo pasa a la faringe; fase faríngea, donde la epiglotis sella la laringe y el bolo continúa descendiendo; y fase esofágica, donde se expulsan los alimentos hasta el estómago.

Entre los síntomas asociados a la disfagia se encuentran: dolor al tragar, voz ronca, acidez estomacal, tos, regreso de los alimentos a la boca, sensación de que los alimentos se quedan atascados en la garganta o en el pecho y pérdida de peso.

Entre las causas de la disfagia se encuentran: enfermedades neurológicas,  enfermedades musculares, trastornos funcionales o enfermedades de estructuras adyacentes.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello señala que la videoendoscopia es una de las técnicas más utilizadas para diagnosticar la disfagia. Mediante un nasofibroscopio se puede valorar la capacidad de deglución del paciente.

Otra prueba es la videofluoroscopia de la deglución, que consiste en la administración por vía oral de un contraste radiopaco y la visualización mediante radioscopia de la capacidad de deglución.

En cuanto al tratamiento, dependiendo de las características del paciente, se deberá decidir el tipo de alimentación más segura, con el objetivo de mantener un buen estado de nutrición e hidratación, y evitar complicaciones. Esto puede incluir: cambios en la dieta, medidas de rehabilitación y, en algunos casos, procedimientos quirúrgicos.

Sobre el pronóstico, la Sociedad Española de Medicina Interna explica que este depende en función de la enfermedad de base y la evolución. Por ejemplo, en enfermedades crónicas y progresivas, este mejora con una detección precoz y unos cuidados adecuados. 

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