Pensar en uno mismo es necesario para poder ofrecer lo mejor de nosotros a los demás
El egoísmo sano o positivo se trata de cuidarse, de pensar en uno mismo y de anteponer tus necesidades a contentar a los demás. El primer paso para que estemos todos mejor es alejar la mala conciencia y optar por uno mismo. Porque si tú estás mal, poco podrás ofrecer al otro.
Uno debe quererse y cuidarse mucho para poder dar lo mejor de sí mismo a los otros. En esto consiste ‘el efecto tarta’, que ha creado la doctora Marisa Navarro, y que dibuja un pastel para que tú cojas el primer trozo y, después, repartas. La idea es que aquello que no te des a ti mismo, no te lo dará nadie o ,si te lo dan, no lo podrás sentir en su plenitud.
El efecto tarta también dice que no podemos ofrecer aquello que no tenemos, es decir, no podemos dar felicidad si no la disfrutamos. Te proponemos unos sencillos consejos para que te quieras más y puedas ofrecer a los demás la mejor versión de ti mismo.
Aprende a quererte en 8 pasos
- Háblate como lo haces con otros: las palabras tienen un gran poder sobre nosotros, pueden ser como una medicina o resultar muy tóxicas. Pueden sanarte o pueden herirte. Háblate con respeto e indulgencia, y usa un lenguaje más positivo y comprensivo contigo mismo.
- No pienses tanto: muchas veces analizamos en exceso un tema que nos hace sentir mal, dándole vueltas y más vueltas, generándonos aún más ansiedad. Si tiene solución, intenta remediarlo, si no la tiene, déjalo pasar.
- Discute menos: cuando discutimos generamos descargas de adrenalina y cortisol, hormonas que nos producen una sensación de nerviosismo, estrés y angustia. A veces, ceder es la opción más inteligente, porque ahorramos energía y tampoco sirve de nada ganar a costa del otro.
- Saca tu niño: con los años intentamos ser personas adultas serias y responsables y olvidamos la capacidad de jugar y de sorprendernos. Disfruta del momento presente, ábrete a lo nuevo y sé más espontáneo.
- Aprende a soltar: si sientes que algo te hace daño, no te aferres a ello, suéltalo. No es sencillo, pero existen muchas técnicas que te pueden ayudar a desprenderte. El beneficio merecerá la pena.
- Sé rebelde: tenemos muchas obligaciones e imposiciones que nos hacemos o que otros nos hacen, que nos provocan frustraciones, culpa y malestar. Busca estos “deberías” en tu vida y transfórmalos en mensajes positivos y sin obligación.
- Elije tus miedos: en muchas ocasiones notamos peligros o amenazas que solo están en la mente. Pero no por ello dejan de angustiarnos. La doctora propone que elijamos nuestros miedos, y no éstos a nosotros, lo que genera un cambio de pensamiento.
- Fuera límites: está bien tener claro lo que uno quiere y luchar por ello, pero ser muy rígido puede hacer que nos perdamos infinidad de cosas. Abre tu mente y comprobarás que hay otras posibilidades a tu alcance.
Compartir y no competir nos ayuda a sentirnos mejor.