Conoce los beneficios que un achuchón puede aportar a tu salud física y emocional
Seguramente hay pocas cosas tan sencillas, económicas y agradables que dar y recibir un abrazo. Aparte de ser un gesto gratificante, se trata una poderosa medicina para nuestra salud física y mental.
Con motivo del Día Internacional de las Familias (15 de mayo), nos gustaría explicar las ventajas de este tipo de muestras de cariño, que ayudan a reforzar la cohesión de la familia, propiciar la educación de buenas prácticas y favorecer el desarrollo de los hijos.
Algunos neurólogos consideran que ocho abrazos al día es la cantidad mínima recomendada que necesitamos para sentirnos bien. Un buen abrazo debería durar como mínimo 20 segundos y, a ser posible, tendría que ser entre dos personas con confianza.
6 Razones para abrazar más
- Reduce la presión sanguínea: cuando nos acarician los receptores de la piel se activan, mandan señales al cerebro e, inmediatamente, se reduce la presión sanguínea. Según esta regla, a más abrazos, menor presión sanguínea.
- Fortalece las defensas: notar que alguien nos arropa cuando estamos enfermos ayuda a una recuperación más rápida, ya que el contacto físico incrementa las defensas, estimula la producción de glóbulos rojos y multiplica el efecto de los tratamientos.
- Calma las tensiones: favorece la liberación de dopamina y serotonina (conocidas como las “hormonas de la felicidad”), que emiten calma y placer. Además, disminuye la fabricación de cortisol, la sustancia culpable del estrés y la ansiedad.
- Protege el corazón: aumenta los niveles de oxcitocina, la sustancia orgánica que nos ayuda a equilibrar la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Así, cuanto más abracemos más protegidos estaremos a padecer enfermedades cardiovasculares.
- Mejora el ánimo: abrazarnos con una persona a la que apreciamos cuando estamos viviendo un momento difícil resulta un remedio reconfortante. Este contacto físico hace que el organismo libere serotonina, que nos reporta paz y tranquilidad.
- Propicia el desarrollo cerebral: una investigación de la Universidad de Duke de EE.UU concluyó que los niños que no recibían un mínimo de abrazos en sus primeros años poseían un cerebro hasta un 20% más pequeño, lo que significa que el contacto físico tiene un efecto positivo en el desarrollo de las neuronas.
Los expertos opinan que para lograr que las neuronas permanezcan sanas a lo largo de la vida, debemos seguir estimulándolas a menudo: cuanto más abracemos, mejores habilidades psíquicas y motrices tendremos.