Claves para mantenerse siempre en forma

Te damos algunas pautas para llevar una vida más sana y no  tirar la toalla.

Generalmente un cuerpo esbelto y tonificado es reflejo de estilo de vida saludable, un modo de vida que se basa en tres pilares básicos: una alimentación equilibrada (con más vegetales que carne), unos hábitos sanos (sin tabaco y con un consumo de alcohol moderado) y la práctica de ejercicio físico diario.

No obstante, el cansancio, la falta de motivación y las obligaciones diarias nos pueden desmotivar e incluso, hacer tirar la toalla. Te damos algunas estrategias para mantenerte en forma ahora y en adelante.

Cómo mejorar nuestro estilo de vida

La motivación, esencial

Analiza qué es lo que te impulsa a dar el paso: a veces la motivación es errónea, porque se centra en algo meramente estético y no en un objetivo realista, como es el cambio de hábitos. El mejor aliciente para no perder las ganas es comprometerse con uno mismo (y con la salud) y plantearse para siempre un estilo de vida más beneficioso.

Elige un patrón alimenticio

No te dejes llevar por modas pasajeras a la hora de seleccionar una dieta y escoge una que se adapte a ti y a tu modo de vida. Tus menús tienen que ir acorde a tu perfil hormonal, la genética, la actividad física que hagas diariamente, tu trabajo y tus objetivos finales. Lo mejor es que consultes con un nutricionista.

Planifica tus menús

Recuerda que en la variedad y en el equilibrio está el gusto y también la riqueza nutricional. Elabora un menú semanal con las comidas, intentando seguir las recomendaciones médicas: 3-4 raciones de legumbres, 2 raciones de pasta o arroz (según el ejercicio físico), 3 verduras al día, 3-4 frutas al día y alterna el pescado, la carne y los huevos.

Abandona la comida rápida

Hay que decir ‘no’ a las tentaciones del fase-food, hamburguesas, patatas fritas y demás snacks que no poseen ningún valor nutricional y, por contra, contienen gran cantidad de calorías. Para evitar que aparezca la ansiedad, procura merendar y consumir aperitivos saludables, como una ración de frutos secos, frutas o un mini bocadillo de queso fresco. Si algún día te saltas la norma, no te castigues. Paciencia y vuelve a empezar.

Deporte, 3 veces a la semana

Resérvate algunos huecos para hacer ejercicio 3-4 veces a la semana, con sesiones de entre 30 minutos y 1 hora. El deporte te ayudará a mantener un peso óptimo, favorecerá tu salud emocional, te protegerá de enfermedades y hará que duermas mejor.

Muévete siempre que puedas

Intenta integrar la actividad física en tu vida: sube escaleras, camina más (si puedes ser, a ritmo ligero) por la ciudad, baja una parada antes del autobús, usa la bicicleta y deja el coche. El movimiento es vital, especialmente hoy día, en que las jornadas laborales nos obligan a pasar muchas horas sentados.

“No puedes poner un límite a nada. Cuanto más sueñas, más lejos llegas”, Michael Phelps.

¿Qué hacer frente a una neumonía?

Te contamos cómo puede mejorar la evolución de esta dolencia infecciosa.

La neumonía es una enfermedad respiratoria producida por una infección en los pulmones. En respuesta a esta infección, el tejido dañado genera congestión con líquidos y células inflamatorias que puede ocasionar dolor y dificultad al respirar.

Actualmente es la primera causa de muerte  en niños menores de cinco años en el mundo. Y es que se trata de una dolencia altamente contagiosa, producida por distintos gérmenes, como bacterias, virus y hongos.

Se transmite muy fácilmente a través del aire y de las gotitas que se expulsan al toser o estornudar, y por aspiración de alimentos o secreciones en aquellas personas encamadas que no pueden expulsar las flemas. Asimismo, el tabaco y padecer una enfermedad pulmonar crónica o EPOC son factores de riesgo que favorecen su aparición.

¿Qué podemos hacer en casa?

  1. Humedad ambiental: para ayudar a sacar la mucosidad es bueno que el ambiente esté caliente y húmedo. Son útiles los humidificadores o, simplemente, colocar un recipiente con agua y mentol cerca de los radiadores.
  2. Beber más agua: tomar abundantes líquidos para que la hidratación sea la adecuada.
  3. Respiraciones intensas: respirar profundamente para mover los pulmones.
  4. Ejercicios eficaces: realizar fisioterapia respiratoria para fortalecer la capacidad pulmonar.
  5. Higiene de manos: lavarse las manos frecuentemente, con agua y jabón, para evitar el contagio. Y, sobre todo, limpiarse tras toser, estornudar, sonarse la nariz y antes de manipular alimentos.
  6. No fumar: el tabaco debilita el aparato respiratorio y genera mayor mucosidad.

Las neumonías producidas por virus no pueden curarse con antibióticos, aunque los médicos en ocasiones los administran para evitar que algunas bacterias produzcan otra infección añadida. Así, en algunos casos, se utilizan antivirales  y se actúa con antitérmicos y mucolíticos para paliar los síntomas.

La neumonía puede remitir en unos quince días, pese a que puede dejar al enfermo bastante debilitado, sobre todo a niños y ancianos. En caso de hospitalización recibirán tratamiento antibiótico intravenoso y, si es necesario, oxígeno para elevar la saturación de O2 en sangre.

Proteínas vegetales, alto valor biológico

Aprende dónde encontrarlas y sus diferencias con las de origen animal

Las proteínas de origen animal tienen alto valor biológico porque contienen todos los aminoácidos esenciales que necesitamos. Sin embargo, las proteínas de origen vegetal carecen de algunos aminoácidos (o los tienen en proporciones pequeñas) y, por ello, debemos combinar alimentos para lograr suplir esas carencias.

Aún así, la Organización Mundial de la Salud lleva años advirtiendo del excesivo consumo de proteínas animales en los países del primer mundo, lo que se traduce en una ingesta de grasas saturadas muy superior a la recomendada. Por ello, aconsejan que de cada 100 gramos de proteínas que tomemos, la mitad provengan de animales y la otra mitad sean proteínas vegetales.

Por qué comer más proteínas vegetales

  1. Son saciantes, contienen menos grasas y no aportan calorías en exceso
  2. Son ricas en fibra, lo que favorece el tránsito intestinal
  3. Aportan minerales, vitaminas y antioxidantes, sustancias que evitan el envejecimiento celular
  4. Son más fáciles de digerir, ayudan a eliminar toxinas y no sobrecargan el hígado y los riñones.

¿En qué alimentos están?

Soja:  legumbre que se consume en oriente desde hace siglos y que se ha convertido en el gran sustituto de la carne para los vegetarianos.

Legumbres: alubias, garbanzos, lentejas… Las semillas tienen alto contenido en carbohidratos complejos, que nos brindan gran energía por más tiempo.

Algunas verduras: el berro (con ácido fólico y calcio), la alcachofa (diurética y desintoxicante), los espárragos (flavonoides, ácido fólico y zinc) y el brócoli (vitamina A, C, potasio y hierro).

Frutos secos: ofrecen energía y grasas de buena calidad, aumentan el colesterol bueno y, gracias a su vitamina E, cuidan de la piel y el cerebro.

Cereales integrales: el arroz o el trigo son fuente de fibra e hidratos de lenta asimilación, lo que hace que sacien y promuevan el tránsito intestinal.

No obstante, para lograr que los alimentos vegetales completen sus cadenas de aminoácidos y construyan proteínas de mayor valor biológico es necesario combinar alimentos. Por ejemplo, comer lentejas con arroz integral, garbanzos con espinacas, leche de soja con cereales o pasta con guisantes.

Aprende a gestionar el estrés

Averigua cómo afrontar los momentos de tensión de manera sencilla y eficiente.

Para la mayoría de nosotros, el estrés es parte de la vida. De hecho sentir un poco de presión en el trabajo o en otro ámbito puede ser beneficioso para estimular nuestra mente y sentir que estamos vivos.

El estrés es la reacción biológica ante situaciones insólitas, una respuesta que nos sirve para estar alerta y protegernos. No obstante, cuando esta presión excede tu capacidad para hacer frente a los retos cotidianos y comienza a perturbar tu día a día es cuando se habla de que hay un problema.

Cuando estamos estresados de forma continuada podemos llegar a tener dificultades para concentrarnos y memorizar cosas, perder la confianza en nosotros mismos y mostrarnos más pesimistas. Incluso a nivel físico, podemos sufrir palpitaciones, sofocos y tensión muscular o sentirnos desganados y sin energía.

Consejos para recuperar el bienestar

  1. Vaso medio lleno: intenta enfrentarte a los retos de una manera positiva. Las cosas no suceden, porque nos las merecemos o por mala suerte, sino que pasan y ya está.
  2. Acepta la cosas imposibles de cambiar: hay cosas que escapan a nuestro control y no dependen de nosotros, por lo que es mejor no preocuparse por ellas. Acepta aquello que no puedes cambiar y concéntrate en lo que sí puedes controlar.
  3. Mantente activo: realizar ejercicio regularmente ayuda a relajar las tensiones, liberar endorfinas (las hormonas de bienestar) y nos permite estar en buena forma física. La actividad física es, ante todo, salud.
  4. Busca apoyos: escucha a tus amigos, compañeros de trabajo y familiares, ya que pueden darte consejos que te ayudarán a aliviar la angustia. Trata que tu ambiente laboral sea lo más cómodo posible, donde reine un clima de relaciones sanas.
  5. Sé asertivo: aprende a decir ‘no’ cuando no puedas asumir más carga de trabajo y a rechazar responsabilidades adicionales que no te corresponden . Sobre todo, asegúrate de tener argumentos para explicar por qué no puedes hacerlo.
  6. Dedícate tiempo: haz algo cada día que te llene (aunque sean pocos minutos). Tomar un café en silencio, ver un capítulo de tu serie favorita, dar un paseo por el parque, leer un poco… Tomarse unos minutos para uno mismo es beneficioso para la salud mental y emocional.
  7. Aliméntate bien: lleva una dieta equilibrada (con más frutas y verduras, y menos productos procesados) y bebe al menos 2 litros de agua al día. Intenta moderar el consumo de alcohol, ya que el exceso te hará sentir más estresado a la larga.
  8. Comparte con los tuyos: es aconsejable mantener un equilibrio entre la vida personal y la vida laboral. No descuides tu familia o tus relaciones fuera del trabajo y trata de no pagar tu malhumor con los que tienes más cerca. Al revés, dales lo mejor de ti y ellos te corresponderán.

Como ves, no hay una solución única para aliviar el estrés. Lo importante es que si te sientes abrumado busques ayuda y aprendas poco a poco a gestionar esa tensión.

Zumba, el baile aeróbico y divertido

Esta disciplina ayuda a quemar calorías, tonificar el cuerpo y combatir el estrés

Hay otra manera efectiva de quemar calorías, mantener un peso saludable y tonificar el cuerpo sin tener que levantar pesas en la sala de musculación o hacer entrenamientos de alta intensidad. Existen un sinfín de actividades aeróbicas de baile, como el zumba con las que, además de divertirnos, combatimos el estrés, estimulamos la memoria y nos ponemos en forma.

El zumba nació en los años 90 cuando el instructor de aeróbic colombiano Beto Pérez olvidó un día la música de sus clases y utilizó un CD de música latina, salsa y merengue que tenía en el coche. Tanto éxito tuvo aquella primera sesión, que Beto decidió adaptar las coreografías al nuevo ritmo. En poco años la modalidad saltó a los Estados Unidos y de ahí a todo el mundo.

¿Por qué te gustará practicarlo?

  1. Conseguirás un peso equilibrado: las clases, de unos 50 minutos, mantienen un ritmo moderado y una intensidad constante que puede hacernos quemar hasta 800 calorías. Además, al aumentar la frecuencia cardíaca se logra no sólo quemar carbohidratos, sino movilizar las grasas.
  2. Mejorarás el tono muscular: el zumba mezcla ejercicios aeróbicos clásicos, con saltos, accesorios como el step y rutinas de tonificación, como sentadillas o abdominales, que te ayudarán a fortalecer los diferentes grupos musculares.
  3. Ejercitarás la memoria: hay que estar atento a las indicaciones del monitor, memorizar las coreografías y seguir los movimientos rítmicos si no queremos perdernos el hilo de la clase.
  4. Descansarás mejor: la práctica de deporte libera endorfinas (conocidas como las “hormonas del bienestar”), que nos ayudan a estar de mejor humor, relajarnos muscular y mentalmente y dormir mejor.
  5. Sentirás más energía: el movimiento rítmico del baile promueve el aumento del umbral de fatiga en el organismo, además de activar la circulación y reducir la producción de ácido láctico, lo que evita el cansancio muscular.
  6. Tendrás un cuerpo más sano: las actividades aeróbicas, como el zumba, mejoran la capacidad pulmonar, puesto que elevan el ritmo de respiración y la oxigenación de todos los tejidos. Igualmente, fortalecen los huesos, ya que al movernos incrementamos los niveles de osteocalcina, hormona que favorece la densidad ósea.

El zumba lo pueden realizar personas de cualquier edad y condición física, sin ninguna restricción. Lo bueno es que cada clase es diferente, cada baile es distinto y cada ritmo tiene sus pasos y sus movimientos. ¡Es imposible aburrirse!

Conjuntivitis, otra alergia primaveral

Esta infección en el ojo suele curarse sin problemas, siempre y cuando se trate bien.

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana que recubre los párpados y la parte blanca del ojo. Este tejido ayuda a lubricar el globo ocular produciendo mucosidad y lágrimas y, a su vez, las enzimas y los anticuerpos de las lágrimas para protegernos de agentes irritantes (polvo, polen, pelos, luz intensa).

¿Cómo saber si es conjuntivitis?

Los principales síntomas de la conjuntivitis son:

  • Ojos irritados, rojos o inflamados
  • Lagrimeo y picor
  • Secreción amarillenta y pastosa
  • Formación de costras o legañas junto al lacrimal
  • Sensibilidad a la luz e, incluso, visión borrosa

¿Por qué aparece?

Hay tantos tipos de conjuntivitis como causas que la originan:

Conjuntivitis infecciosa: es debida a un virus o una bacteria y es especialmente frecuente en niños. Son contagiosas y pueden transmitirse por contacto de las manos con los ojos, y a través de la tos y estornudos.

Conjuntivitis alérgica: se produce cuando los ojos están expuestos a una sustancia a la que la persona es alérgica (alérgeno), provocando la inflamación. Los ácaros del polvo, el polen y las partículas de árboles y flores, plantas, hongos y epitelios de animales suelen ser los factores más comunes. Otra causa puede ser el clima seco o el uso de lentes de contacto blandas.

Conjuntivitis irritativa: aparece por una inflamación del borde palpebral (blefaritis) causada generalmente por cosméticos o por sustancias irritantes que hay en el ambiente, como disolventes, pinturas, cloro de las piscinas, etc.

¿Cómo se trata?

Según el factor que haya desarrollado la inflamación el tratamiento será distinto.

  • La de tipo infeccioso suele curarse por sí sola. A veces son necesarios antibióticos en gotas o medicamentos de uso interno para tratar las conjuntivitis bacterianas, pero siempre bajo prescripción médica.
  • Para la de tipo alérgico se suelen emplear medicamentos antihistamínicos junto con gotas para rebajar la inflamación y limpiar los ojos. Igualmente, los lavados o las compresas frías alivian mucho la irritación.
  • Para la irritativa, cuando desaparece el alérgeno, los síntomas suelen remitir de forma espontánea.

En general suelen tener evoluciones favorables que no afectan a la visión, pero pueden complicarse si no se tratan adecuadamente.

Pautas para evitar la conjuntivitis

La mejor medida es intentar evitar exponerse al agente alérgeno. Y cuando aparece alguno de los síntomas descritos, acudir al oftalmólogo.

En el caso de conjuntivitis infecciosa, además, pueden tomarse algunas pautas para prevenir contagios:

  • No compartir ropa u objetos que hayan tocado el ojo infectado (fundas de almohadas, sábanas, toallas, lápiz de ojos, etc.)
  • Lavarse las manos después de haber estado en contacto con alguien con conjuntivitis
  • Tratar de no llevar a la escuela a los niños que tienen la infección
  • Limpiar bien las secreciones de los ojos con agua tibia, al menos dos veces al día
  • Prescindir de las lentes de contacto hasta que desaparezca la conjuntivitis y tirar aquellas lentes que han estado en contacto con el ojo infectado
Un problema ocular requiere siempre de la opinión de un oftalmólogo para que dictamine las causas reales de la enfermedad.

Ponte en forma con estos ejercicios de pelota

El entrenamiento con fitball es una buena opción para tonificar varios grupos musculares

El balón suizo o fitball es una pelota de gran tamaño, que se creó en los años 60 como método de rehabilitación terapéutica y que, poco a poco, se ha introducido en los clubes deportivos como aliado para el entrenamiento funcional y las rutinas de acondicionamiento.

El fitball permite un ejercicio físico completo con movimientos suaves de bajo impacto pero capaces de trabajar todas las partes del cuerpo. A su vez, mejora la postura, fortalece el core (la parte central del cuerpo) y aumenta la flexibilidad y la coordinación.

Circuito de fitball

  1. Abdominales: apoya los lumbares en la pelota, con las piernas flexionadas y un poco abiertas y las manos en la nuca. Eleva el tronco hacia arriba, mientras mantienes activo el abdomen. Corrige el equilibrio para no balancearte y haz 50 repeticiones. 
  2. Plancha: apoya los antebrazos en la pelota. El resto del cuerpo queda recto y tieso, con los pies apoyados sobre las punteras. Encoge y estira las rodillas, sin que la espalda se arquee o caigan los riñones. Haz 10 repeticiones.
  3. Pelvis: colócate con la espalda apoyada en el suelo y los brazos a lo largo del cuerpo. La pelota queda entre las piernas, bajo las rodillas. Aprieta las piernas y eleva las caderas separando los glúteos del suelo. Realiza, al menos, unas 25 repeticiones.
  4. Abdominales y cadera: boca abajo, coloca los tobillos y las espinillas sobre la pelota. Manos en el suelo, brazos estirados y abiertos hasta la anchura de los hombros. Encoge las piernas para que la pelota ruede y vuelve a estirar. Trata de mantener el equilibrio y los abdominales duros durante 15 repeticiones. 
  5. Flexiones. En la misma postura, flexiona los brazos y estira, sin que tu cara llegue a tocar el suelo. La espalda se mantiene recta. Haz el ejercicio 10 veces. 

La verdad sobre algunos alimentos

¿Conoces el valor nutricional de todo lo que comes? Te desvelamos algunas incógnitas

Numerosos productos que consumimos a diario no son lo que parecen: pueden resultar más insanos, menos vitamínicos o no tan beneficiosos como piensas.

En este post te explicamos la verdad sobre algunos alimentos, de esta manera, podrás aprender cómo deben ser tus menús diarios para ganar en salud y bienestar.

6 Curiosidades sobre los alimentos

  1. Con más calcio que la leche

Existen alimentos con más calcio que la leche, como por ejemplo, las semillas de girasol, los pistachos, los garbanzos, las sardinas, los berros o los langostinos.

Estos productos contienen de media 300 mg de calcio por cada 100 g de alimento, frente a los 124 mg que aportan 100 gramos de leche de vaca (1/2 vaso).

2. El kiwi tiene más vitamina C que la naranja

Una naranja tiene 50 mg de vitamina C por cada 100 gramos, pero el kiwi o las fresas aportan bastante más cantidad (140 mg de media). También muchas verduras son ricas en esta vitamina, como el repollo, el brócoli, los berros, los pimientos o el perejil.

  1. Un zumo nunca sustituye a una fruta entera

Los zumos se suelen hacer con más de una pieza, por lo que su contenido en azúcares se multiplica. Un vaso (200 ml) puede aportar unas 115 calorías, casi más que un refresco azucarado. Además, al exprimir la fruta se elimina la fibra (por lo que te saciará menos) y los azúcares los asimilarás más rápido.

  1. Combinar ciertos alimentos funciona

Mezclar algunos alimentos puede ser muy saludable. Como por ejemplo, beber té con limón, ya que la vitamina C del cítrico ayuda a actuar a los polifenoles del té y a proteger el corazón.

Comer una naranja después de un plato de lentejas, puesto que el hierro de las legumbres se absorbe mejor con la vitamina C. O ingerir salmón con brócoli, porque el calcio de las verduras se aprovecha más combinado con la vitamina D del pescado azul.

  1. Las patatas no son tan calóricas

Una patata sólo aporta 77 calorías por cada 100 gramos, 10 menos que un plátano o que un huevo de 50 gramos. Asimismo, es rica en vitamina C, potasio, hierro y calcio.

Por todo esto, resulta un alimento favorable para el corazón y las arterias, así como para la estimular memoria, calmar los nervios y ayudar a dormir.

  1. El queso es fuente de salud

No sólo es rico en calcio y proteínas de alto valor biológico, sino que, además, reduce la placa bacteriana, fortalece el sistema inmunitario y alivia el síndrome premenstrual. Eso sí, descarta los grasos y los quesos crema, si quieres mantener un peso saludable, puesto que son 80% grasa.

 “Comer es una necesidad, pero comer de forma inteligente es un arte”, François de la Rochefoucauld.

Pulsioximetría, conocer el oxígeno en sangre

Esta técnica, que detecta la saturación de O₂, es valiosa para numerosas aplicaciones

La pulsioximetría es un método no invasivo dirigido a la medición de la cantidad de oxígeno que es trasportada por nuestra sangre mediante la hemoglobina. Esta proteína es la encargada llevar el oxígeno desde los pulmones hasta el resto de órganos, y la que le da ese tono bermellón tan característico a la sangre. Así, cuanto más saturación de oxigeno, más roja se ve la sangre; y cuanto menos proporción de O₂, más azulada.

Esta prueba diagnóstica, que permite conocer la cantidad de oxigeno en sangre sin llegar a la necesidad de extraerla, emplea un pulsioxímetro o saturómetro. Se trata de un equipo, formado por un emisor de luz y un sensor óptico, útil para de detectar alteraciones en la oxigenación y para el control de tratamientos de oxigenoterapia domiciliaria, apnea del sueño y ventilación mecánica.

¿Para qué se utiliza?

  1. Hospitales: es recomendable en situaciones donde la oxigenación del paciente puede ser inestable, como en unidades de cuidados intensivos o en urgencias.
  2. Pacientes crónicos: se emplea en el control evolutivo de pacientes crónicos en atención primaria.
  3. EPOC: es una herramienta que los pacientes pueden usar en casa para mejorar el automanejo de su enfermedad, permitiéndoles ajustar algunos de los tratamientos y evaluar un empeoramiento de su situación habitual. Aunque la espirometría sigue siendo el criterio de referencia para el diagnóstico de la EPOC, la pulsioximetría ofrece un método muy útil para una rápida evaluación.
  4. Asma: complementa los medidores de flujo máximo en la evaluación de la gravedad de las crisis/empeoramientos asmáticos y la respuesta a un tratamiento.
  5. Infección respiratoria aguda: en personas con neumonía extrahospitalaria, influenza o infecciones pulmonares relacionadas con el sida, la pulsioximetría ayuda a evaluar la gravedad de la enfermedad.
  6. Dificultad para respirar en niños: se utiliza como parte de la valoración clínica en menores con sospecha de infección significativa de las vías respiratorias y/o con asma agudo.
  7. Otros: en los pilotos de aeronaves despresurizadas.

Los pulsioxímetros pueden ser portátiles (con pilas) o fijos, conectados a la electricidad y provistos de baterías que garantizan como mínimo 20 horas de funcionamiento en caso de corte en el suministro.