Cuida lo que cenas: Estos alimentos te ayudarán a conseguir un sueño profundo

Consume estos alimentos a partir de la tarde o durante la noche, intenta cenar temprano y evita las bebidas excitantes

Dormir no es solo un placer, sino una necesidad vital. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS)señala que los trastornos de sueño pueden suponer un riesgo de accidentes diarios y causar desequilibrios en el rendimiento de las personas. Solamente por esto, vale el esfuerzo  intentar que nuestro descanso sea óptimo.

Ahora bien, el reposo está condicionado por el estilo de vida que llevamos, el ejercicio que hacemos regularmente y la alimentación que seguimos. Es decir, lo que nos movamos y lo que comamos hoy influirá notablemente en la cantidad y la calidad del sueño de esta noche.

Según el Instituto del Sueño, quienes padecen de insomnio tienden a experimentar un aumento de las hormonas que favorecen la ingesta de alimentos, especialmente si se trata de aquellos ricos en azúcares, carbohidratos complejos y grasas.

Además, esta alteración en los horarios del sueño hace que sintamos más apetito, lo cual puede provocar una disminución en la sensibilidad a la insulina y así disminuir la tolerancia a la glucosa, de esta manera se altera el perfil de lípidos en el organismo. Y es que, mientras dormimos se activa la hormona hipofisaria del crecimiento que, también actúa en el proceso metabólico de hidratos de carbono y proteínas.

La melatonina (hormona) y la serotonina (neurotransmisor) son sustancias que participan también activamente en el ciclo para la regulación del ritmo vigilia-sueño.

Hay alimentos que por contener entre sus componentes triptófano, así como calcio, magnesio y vitaminas del grupo B, favorecen el aumento de ambas y ayudan a la relajación de nuestro cuerpo y mente.

Aquí te dejamos algunos alimentos donde encontrar estas sustancias:

  • Plátano

Posee gran cantidad de potasio y magnesio, minerales esenciales que sirven como relajantes musculares y nerviosos. También contiene triptófano. Además, al ser rico en hidratos de carbono y fibra nos aporta sensación de saciedad.

  • Cebolla

Esta planta, especialmente si es roja o chalota, posee quercetina, una sustancia con efectos antioxidantes, antiinflamatorios y sedantes que favorecen la calma y la quietud.  Igualmente, nuestro sistema nervioso se beneficia de su fósforo y azufre, por eso se recomienda en personas con agotamiento nervioso e insomnio.

  • Cereales integrales

Su aporte en vitaminas del grupo B participa en la conversión del triptófano en melatonina, nuestro somnífero orgánico.

  • Cerezas

Esta fruta ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia por su alto contenido en melatonina.

  • Soja

Esta leguminosa tiene abundante triptófano. Podemos tomarla en brotes, así como en forma de leche de soja, tofu o miso (fermentada).

  • Pescado blanco

Los nutricionistas aconsejan ingerir cenas ligeras y no pesadas como una ración de pescado, ya que facilita la digestión y permite que descansemos mejor. Para estos casos es preferible optar por el pescado blanco (bacalao, dorada, merluza, lubina) puesto que contiene menos grasas que el azul.

  • Leche

Beber un vaso de leche tibia 15 minutos antes de irnos a la cama es un remedio casero, tradicional y eficaz para relajarnos. Esto se debe a que es un alimento con altas dosis de triptófano, que se encargará de sintetizar la melatonina, implicada a su vez en la inducción al sueño.

Consume estos alimentos a partir de la tarde o noche, intenta cenar temprano, al menos dos horas antes de ir a cama,  y evita las bebidas excitantes como el café o el té y las comidas grasas o copiosas.

Epilepsia: causas, síntomas y qué hacer si presenciamos una crisis

Es el trastorno neurológico más frecuente en niños y la tercera enfermedad neurológica más prevalente en personas mayores.

La epilepsia es una alteración cerebral caracterizada por la predisposición para generar crisis epilépticas, con consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales. Es además una de las enfermedades neurológicas más prevalentes, trastorno neurológico más frecuente en niños y la tercera enfermedad neurológica más prevalente en personas mayores.

Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el 3% de la población española padecerá epilepsia en algún momento de su vida. En España, más de 400.000 personas padecen actualmente esta enfermedad y más de 100.000 pacientes no responden correctamente a los tratamientos disponibles.

Las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y cómo se propaga. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) pueden ocurrir síntomas temporales como pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (en particular visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas.

Además, las personas con epilepsia suelen tener más problemas físicos (como fracturas y hematomas a causa de traumatismos relacionados con las convulsiones) y tasas más altas de trastornos psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión.

¿Qué se debe hacer ante una crisis epiléptica?
  • Mantener la calma: si sabemos qué debemos hacer, podremos facilitar una buena ayuda, a pesar de que presenciar una crisis puede resultar angustioso.
  • Evitar que el paciente se haga daño: debemos intentar retirar los objetos que estén a su alrededor, ya que si tiene convulsiones o espasmos podría golpearse con ellos.
  • Acomodar su cabeza con algo blando, un cojín, chaqueta o jersey.
  • Controlar el tiempo desde que se inició la crisis: transcurridos cinco minutos sin ver una recuperación, se debe llamar a urgencias, ya que la prolongación de la crisis puede tener efectos secundarios a nivel cognitivo. También debemos acudir urgentemente al hospital si se concatenan crisis sin tiempo para recuperarse.

Consejos para afrontar la epilepsia:

  • Visita de manera periódica a tu médico: es importante que un especialista mantenga un control y seguimiento de tu enfermedad, así como de la medicación prescrita.
  • No modifiques ni abandones tu tratamiento: consulta con tu especialista antes de realizar cualquier cambio en la medicación que pueda afectar seriamente a tu salud.
  • Lleva un registro de cada una de tus crisis: te ayudará  a conocer tu evolución y los resultados frente al tratamiento.
  • Practica deporte de forma moderada: haz ejercicio regularmente y siempre bajo supervisión, evitando los deportes de riesgo.
  • Duerme las horas recomendadas por tu especialista: el cansancio puede desencadenar una crisis epiléptica, así que intenta descansar y llevar un estilo de vida ordenado.
  • Huye del estrés: un ritmo de vida frenético puede provocar la aparición de crisis, por lo que debes procurar reducir los elementos de tu vida que puedan ocasionarte estrés.
  • Evita conducir mientras persistan las crisis: no solo por el riesgo de sufrir un episodio de crisis mientras coges el coche, sino porque la medicación puede provocarte somnolencia.
  • Fomenta el conocimiento de la enfermedad: normalizar la epilepsia ayudará a quienes la padecen a una mayor integración en la sociedad.
  • Tu entorno debe conocer la enfermedad: sobre todo el tratamiento pautado y los pasos a seguir en caso de aparición de una crisis.
  • Mantén una actitud positiva: como en cualquier patología crónica, ser optimista nos ayudará notablemente, tanto en los efectos de la enfermedad como en las relaciones sociales y laborales.

El tabaco, el peor enemigo de tus dientes y encías

El daño que provoca el humo del tabaco en la salud bucodental va más allá del clásico y conocido efecto de la halitosis y las manchas en  los dientes.

Fumar es perjudicial para la salud y eso incluye a tus encías. Si fumas, tienes un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad gingival y, si la padeces, tendrás una mayor probabilidad de que sea más grave y difícil de tratar en comparación con los no fumadores. Cuanto más fumes y tiempo hace que fumas, mayores son los riesgos.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el tabaco debilita el sistema inmunitario, y esto hace que sea más difícil combatir una infección.

De hecho, subrayan que una persona fumadora tiene tres veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad gingival que uno no fumador.

Y no solo eso, tal y como señala la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), “las encías de los fumadores suelen presentar manchas oscuras, el incremento de la pigmentación gingival en pacientes fumadores se estima en el 21,5% y su intensidad se relaciona con el número de cigarrillos”. 

PERIODONTITIS EN FUMADORES

Pero, además, el tabaco enmascara la presencia de periodontitis, borrando los signos de la enfermedad. La SEPA advierte que los fumadores tienen menor sangrado, menos inflamación y la encía suele ser más gruesa y violácea.

Por eso, muchas veces las personas fumadoras no son conscientes de tener un problema de encías, debido a que el propio tabaco oculta los signos de esta enfermedad.

En condiciones normales, las personas con encías inflamadas suelen experimentar sangrado de las mismas durante el cepillado o de forma espontánea, lo que debe ser considerado un aviso para acudir al dentista.

Sin embargo, las personas que fuman suelen exhibir un menor sangrado de encías ante las mismas circunstancias. Esto no significa que tengan una afectación más leve, sino que el tabaco oculta esta inflamación. Ello es debido a que fumar reduce el número de vasos sanguíneos de la encía y, por consiguiente, el sangrado de la misma. Por ello, es fundamental estar alerta.

PREVENIR LA ENFERMEDAD GINGIVAL

Para evitar desarrollar y prevenir la enfermedad gingival, el Consejo General de Dentistas recomienda seguir unos sencillos consejos.

El primer paso es dejar de fumar. Incluso aquellas personas que ya padecen una enfermedad gingival grave, dejar de fumar marca una gran diferencia. Si necesitas otra buena razón para dejarlo, piensa que dejar de fumar hará que tus encías y tus dientes se mantengan sanos.

Eliminar la placa bacteriana con una buena rutina de cuidado oral también ayudará a mejorar la salud de tus encías. Cepillarse los dientes dos veces al día durante dos minutos, y asegurando que alcanzamos toda la superficie de todos los dientes, así como la utilización de un dentífrico con flúor y con algún componente antibacteriano en la cantidad correcta. También puedes reforzar la higiene con cepillos interproximales.

Y para los fumadores, es especialmente importante que lleven a cabo revisiones regulares  ya que un examen realizado por un profesional podría detectar los signos de la enfermedad gingival aunque estén enmascarados por el tabaco.

Tu dentista también puede aconsejarte qué hacer para evitar que la gingivitis empeore.

Cefalea, migraña o jaqueca: ¿cómo se distinguen estos dolores de cabeza?

El dolor de cabeza o cefalea constituye el primer motivo de consulta en los servicios de neurología

El dolor de cabeza o cefalea es un síntoma neurológico que afecta a más de la mitad de la población. Según la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE), se trata de uno de los problemas más habituales del sistema nervioso y provoca dolores que pueden llegar a ser incapacitantes.

De hecho, el Manual de Práctica Clínica de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) señala que el dolor de cabeza o cefalea constituye el primer motivo de consulta en los servicios de neurología.

En líneas generales, tal y como explican desde la SEN, los dolores de cabeza suelen dividirse en dos grupos. Una clasificación que, a falta de un marcador que determine claramente el tipo de dolor, se fundamenta en los síntomas que cuentan los pacientes.

CEFALEAS PRIMARIAS Y SECUNDARIAS

Por un lado, están las cefaleas primarias, entre las que se encuentran sobre todo las migrañas o jaquecas y las cefaleas tensionales, y un segundo grupo que incluye las cefaleas secundarias, en las que sí existe una causa que las genera y que puede ser el síntoma de otra enfermedad, como alteraciones oculares y fiebre o el uso inadecuado de medicamentos.

En la mayoría de los casos, la sensación de dolor se localiza en la frente, en los dos lados de la cabeza y, en ocasiones, en la nuca y el cuello.

En cambio, la migraña o jaqueca va más allá de un simple dolor de cabeza. La AEMICE la define como un desorden neurológico que además de manifestarse en un dolor de cabeza intenso puede acompañarse de otros síntomas como vómitos, intolerancia a la luz y al sonido, entre otros, y es también extremadamente incapacitante.

Es tal la discapacidad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la migraña es la octava enfermedad más discapacitante de la humanidad en días de capacidad por años vividos.

Asimismo, existe una serie de síntomas que avisan de la aparición de la migraña y que se conocen como aura: 

  • Visión de manchas negras o luces que parpadean
  • Alteraciones visuales o de pérdida de visión en un ojo
  • Debilidad muscular de alguna extremidad, etc.

En cuanto al tratamiento, hay numerosas opciones que el especialista valorará de manera personalizada en función de cada caso. Por ello, es importante acudir al médico para que pueda hacer una valoración y un abordaje precoz.

Consejos para practicar deporte en verano de forma segura

Lo primero que debemos hacer durante la práctica deportiva en verano es prevenir la deshidratación.

Con la llegada del verano tenemos la mala costumbre de decir adiós al deporte. Sin embargo, la época estival no debe ser una excusa para dejar de hacer ejercicio físico, ya que hacer deporte es fundamental para el buen funcionamiento del organismo.

Eso sí, en esta época es necesario extremar las precauciones para que las altas temperaturas no nos perjudiquen.

Lo primero que debemos hacer durante la práctica deportiva en esta época es prevenir la deshidratación. Para ello es fundamental reponer líquidos de forma constante, ya que con el ejercicio físico en la época estival se pierde más agua que en otras estaciones del año.

Al igual que hidratarse correctamente es clave, llevar una alimentación adecuada lo es de la misma manera. Debemos evitar, en la medida de lo posible, las comidas copiosas y optar mejor por alimentos ligeros, como la fruta y la verdura.

De igual modo, la Federación Española de Actividades Dirigidas y Fitness (FEDA) recomienda limitar el ejercicio intenso a las horas menos calurosas del día y reducir la duración, distancia y/o intensidad del entrenamiento cuando el calor y la humedad sean altos.

La protección solar también juega un papel clave. Y es que, al igual que protegemos la piel cuando vamos a la playa o la piscina, también debemos hacerlo si practicamos deporte al aire libre, ya que los rayos solares pueden ser muy perjudiciales. Y si queremos protegernos todavía más, podemos llevar gorra y gafas protectoras.

Otro aspecto a tener en cuenta es la vestimenta. Es muy importante llevar ropa adecuada. Según la Fundación Española del Corazón, ”la elección de la ropa deportiva es aún más importante debido a que el calor nos hace sudar más”.

Por ello, es aconsejable elegir prendas que transpiren bien y sean ligeras. De igual manera, también debemos elegir adecuadamente nuestro calzado, siempre vigilando el terreno por el que practicaremos ejercicio físico.

La FEDA también aconseja evitar o reducir el entrenamiento en casos de mal descanso nocturno, enfermedad infecciosa, fiebre, diarrea, vómitos, depleción de hidratos de carbono o consumo de algunos medicamentos.

Y por último, escucha tu cuerpo. Es primordial establecer unos días de descanso a la semana para que el cuerpo pueda recuperarse de la práctica deportiva.

Ahora que ya sabes lo que tienes que hacer, ¿a qué esperas para empezar a hacer deporte en verano? 

Protege tu piel en verano: ¿cómo y cuándo hay que aplicar el protector solar?

La exposición a los rayos ultravioleta puede causar efectos negativos en nuestra salud

Ya ha comenzado julio, mes en el que se abren las piscinas y comienzan las exposiciones directas al sol.

Durante la época estival, la superficie de nuestro cuerpo expuesta a los rayos solares es mayor y debemos protegernos de las radiaciones ultravioleta.

Todos sabemos que el sol tiene efectos positivos sobre nuestro estado de ánimo y que estimula la producción de vitamina D. En este caso se debe exponerse al sol en las primeras horas de la mañana, y sin protector solar durante más o menos media hora. No hacerlo de esta forma puede dar lugar a graves problemas de salud como el cáncer de piel.  Por lo que la Academia Española de de Dermatología y Venereología (AEDV) señala que no se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia, es decir, entre las 12 y 17 horas, y es primordial utilizar siempre un factor de protección solar mínimo del 30.

Además de fotoprotectores químicos, también es necesario recurrir a fotoprotectores físicos como gafas solares, gorras o sombreros. Y, si se va a disfrutar de una jornada de playa, siempre se debe disponer de sombrilla.

En las zonas sensibles, como puede ser la cara o cicatrices de más de seis meses (ya que las previas es mejor no exponerlas al sol) el factor de protección debe ser más alto del 30.

Y si la protección es muy importante a todas las edades, lo es más en la infancia. Los niños se consideran más susceptibles a los efectos nocivos de las radiaciones ultravioletas que los adultos. Los episodios de quemaduras durante la infancia y adolescencia han sido propuestos como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de melanoma en la vida adulta.

Pero, ¿cómo debemos proteger nuestra piel? ¿Cuántas veces hay que aplicar el protector en la piel? ¿Cuánto tiempo antes de la exposición solar?

A nivel general, los expertos aconsejan aplicar el protector o la crema solar, al menos, media hora antes de tomar el sol. 

Sin embargo, la Fundación Piel Sana subraya que no es necesario esperar 30 minutos desde que se aplica el protector hasta la exposición solar.

De hecho, un estudio realizado por investigadores del Laboratorio de Fotobiología y Dermatología de la Universidad de Málaga (UMA) ha comprobado que cinco minutos son suficientes para que el protector tenga eficacia. El estudio evidenció que la absorción de la radiación ultravioleta de la crema protectora fue efectiva desde que se aplicó, aunque se estabilizó a partir del minuto 10.

En cualquier caso, las recomendaciones generales establecen que se debe aplicar un fotoprotector solar adecuado, en función de cada tipo de piel y zona del cuerpo, media hora antes de la exposición solar, siempre con la piel limpia y seca.

Y si no quieres estar contando los minutos o pierdes la noción del tiempo, vigila las señales de tu piel y cuando notes que no se ve o se siente casi el fotoprotector, aplícalo nuevamente. Y si tu piel comienza a enrojecerse, aplícalo una vez más.

Divertirse bajo el sol y entre las olas o una buena piscina no significa sacrificar la salud de tu piel. Por ello, mantenerla protegida debe ser primordial, así que nunca olvides llevar tu protector solar contigo y aplicarlo con frecuencia.

Cistitis en verano: Sigue estos consejos para conseguir un alivio inmediato

Evitar el café, el alcohol, los refrescos con cafeína y los alimentos picantes hasta que desaparezca la infección es una de las claves

Las altas temperaturas, el sudor o los baños en piscinas y playas pueden favorecer la aparición de la temida cistitis.

Esta afección recurrente en el periodo estival no cursa con gravedad, pero puede resultar molesta y amargarte las vacaciones.

Según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), las mujeres están en mayor riesgo de contraer una cistitis debido a que la uretra femenina es más corta que la uretra masculina.

Además, la abertura de la uretra se encuentra en una proximidad muy cercana al ano en las mujeres, lo que facilita que las bacterias alcancen el tracto urinario.

”Casi todas las mujeres experimentan la cistitis en algún momento de su vida y una de entre cada cinco que han padecido está enfermedad llegan a tener una segunda infección, conocidas como cistitis recurrentes”, detalla la SEMI.

Generalmente, esta infección está originada por gérmenes bacterianos, siendo el E. Coli el responsable del 85 % de los casos.

Lo normal es que esta bacteria sea eliminada por el flujo vaginal y las propiedades antibacterianas de la orina, pero si no es así es cuando aparece la infección.

En cuanto a los síntomas, éstos pueden variar de una persona a otra. Los más frecuentes, tal y como señala el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos, son:

  • Ardor o dolor al orinar
  • Aumento de la frecuencia en ir a orinar (cada hora o cada media hora)
  • Ganas de orinar constantes y no poder hacerlo
  • Sangre con la orina (en ocasiones).

Para prevenir este tipo de infecciones, el Centro de Información de la Cistitis recomienda seguir estos consejos:

  • Mantén una hidratación adecuada. Bebe como mínimo dos litros de líquidos al día y sigue una alimentación sana rica en frutas y verduras.
  • Orina con frecuencia, cada 2 o 3 horas y antes y después de las relaciones sexuales. No se debe retener la orina.
  • Para evitar alterar la microbiota vaginal protectora, no se deben usar productos irritantes en el área urogenital como espermicidas o duchas vaginales y se recomienda el uso de ropa interior de algodón. Además, se debe cambiar frecuentemente el bañador húmedo por ropa interior seca.

En caso de sufrir una cistitis puedes poner en práctica simples medidas en casa que te permitirán aliviar el problema de forma más rápida.

Como ya hemos mencionado, la clave está en incrementar la cantidad de agua que bebes.

Además, también puedes utilizar compresas calientes en la parte inferior del abdomen para aliviar y minimizar la sensación de presión y dolor en la zona.

Evitar el café, el alcohol, los refrescos con cafeína y los alimentos picantes hasta que desaparezca la infección, es otra de las claves.

Y por último, también puede ser útil un baño en la bañera durante 15 o 20 minutos para aliviar el malestar.

El tratamiento suele ser a base de antibióticos. Por ello, para saber cuál será el adecuado, es importante acudir al médico ya que muchas veces será necesario hacer un urocultivo que identifique el agente que provoca la infección.

Temporada de cerezas: Descubre todos sus beneficios para la salud

En lo que se refiere a su contenido en vitaminas, están presentes  la vitamina C, tiamina, folatos y provitamina A.

Ya está aquí el calor y la cereza es una de las frutas más esperadas de esta época. Además de por su sabor, esta fruta es un verdadero cofre del tesoro nutricional por sus múltiples beneficios para la salud.

Según la Fundación Española de Nutrición(FEN), existen muchas variedades de cerezas, cuyos nombres se deben al lugar de origen, tiempo de maduración, tipo de polinización y forma de floración.

En cuanto a sus propiedades nutricionales, desde la FEN señalan que la cereza es rica en hidratos de carbono, principalmente azúcares simples como fructosa, glucosa y sacarosa, si bien su valor calórico es moderado respecto al de otras frutas. Además, aporta cantidades considerables de fibra, que mejora el tránsito intestinal.

En lo que se refiere a su contenido en vitaminas, están presentes la vitamina C, tiamina, folatos y provitamina A.

Del mismo modo, tiene cantidades importantes de potasio y, en menor proporción, magnesio, hierro, fósforo y calcio, este último de peor aprovechamiento que el que procede de los lácteos u otros alimentos que son buena fuente.

Por último, en su composición cabe destacar la presencia de compuestos bioactivos como las antocianinas (localizadas en la porción carnosa de la fruta), monoterpenos, concretamente, alcohol perílico y flavonoides (ácido elágico).

Las mejores son aquellas que tienen la piel brillante, pesan, están firmes y el tallo está verde y fresco.

Es importante que las conservemos en el frigorífico y las consumamos en el menor tiempo posible para que estén en su punto óptimo y así aprovechemos todos sus compuestos y nutrientes.