Cuidados de las manos en otoño: así debes proteger su piel del frío

La piel de las manos es una de las más sensibles del cuerpo, ya que es una zona que utilizamos constantemente

Usamos nuestras manos para realizar casi cualquier actividad en nuestro día a día. Ese trabajo constante, unido a las temperaturas extremas que van a caracterizar esta época del año, hacen que la piel de la zona requiera de unos cuidados extras. De lo contrario, lo más normal es que aparezca la sequedad por el frío, grietas por la pérdida de hidratación, irritación y rojeces por el daño a la barrera cutánea e incluso inflamación con sabañones.

Para evitar a toda costa estos problemas, es fundamental cuidar la barrera cutánea de la piel, incluida la de las manos. La epidermis es la capa más externa de nuestro tejido cutáneo y, por lo tanto, la que más nos protege frente al exterior. Para que goce de un estado saludable y pueda protegernos, la barrera cutánea debe lograr un correcto equilibrio hidrolipídico, es decir, una correcta proporción entre el agua y los lípidos retenidos en las células de la piel. Un exceso o escasez en ese equilibrio es lo que debilitaría la barrera cutánea y, consecuentemente, desencadenaría los problemas dermatológicos.

Para asegurar el bienestar de nuestras manos en las épocas más frías del año sigue estos cuidados:

  • Beber agua, al menos 2L/día. Nuestro cuerpo está formado en más de un 60% por agua, ya que trabaja prácticamente en todas las funciones vitales: en el transporte de  nutrientes a las células, en la elasticidad y crecimiento de los órganos y tejidos, en la lubricación de las articulaciones, en el mantenimiento de la temperatura corporal, en la digestión y en la depuración corporal, entre otras. Todas las células del organismo, incluidas las de la piel, necesitan una cantidad óptima de agua para evitar la oxidación celular y regenerarse. Ante ello, beber agua es la forma ideal de hidratar los tejidos cutáneos desde el interior.
  • Lavado de manos. La higiene es un paso al que no podemos renunciar en nuestro día a día para evitar que los microorganismos patógenos entren en nuestro cuerpo. Sin embargo, debemos utilizar jabones y productos que respeten el pH de la piel para evitar reacciones alérgicas, erupciones o enrojecimiento. Por ejemplo, no conviene abusar del gel hidroalcohólico, ya que algunos de ellos no son neutros y resultan agresivos para la piel. Tampoco es recomendable emplear agua muy fría o muy caliente, puesto que el contacto directo con el agua en temperaturas extremas altera la barrera cutánea.
  • Secado de manos. La forma en la que secamos nuestras manos es tan importante como el modo en el que nos las lavamos, ya que este paso también puede resultar agresivo. Los secadores de manos resecan la piel, deshidratándola, mientras que deslizar la toalla por su superficie puede resultar irritante por las fibras del tejido. Por todo ello, lo mejor es simplemente envolver las manos en la toalla y ejercer ligera presión para no romper con los niveles de agua y líquidos presentes en nuestra barrera cutánea.
  • En la calle, usa guantes. Durante los meses de otoño e invierno acostumbramos a vivir una bajada de las temperaturas, pero además del frío, los factores ambientales como la humedad y el viento contribuyen a la alteración en la hidratación de la piel de nuestras manos. Para protegerlas lo máximo posible de estos factores externos, no dudes en utilizar guantes cuando salgas a la calle.
  • Hidratación con cremas. Para facilitarle a nuestro cuerpo el proceso de regeneración de las células del tejido cutáneo y garantizarle una humedad óptima, tendríamos que aplicar una crema hidratante y nutritiva. Esta debe ser formulada específicamente para manos, con efecto reparador contra los factores ambientales y la sequedad. Puedes utilizarla varias veces al día, sobre todo al regresar de la calle y antes de ir a dormir. Además, al aplicarla con un masaje favorecerás la circulación sanguínea de la zona y así activarás la oxigenación celular.
  • Si es necesario, exfolia. El proceso de exfoliación elimina las células muertas de la piel, dejando paso a la renovación de los tejidos cutáneos. Con este paso, podemos eliminar la descamación que suele aparecer con la sequedad de la piel. Después de realizártela, no olvides aplicar una mascarilla o crema hidratante que repare en profundidad y nutra la zona.

Estas son las infecciones y patologías más comunes en otoño

Siguiendo un estilo de vida saludable podemos fortalecer nuestro sistema inmune

Cuando llegan el otoño y el invierno, tendemos a enfermar con más frecuencia. Pese a las creencias de que el frío es el que nos hace contraer infecciones, lo cierto es que, según los estudios, más bien se trata de que las bajas temperaturas debilitan las defensas de la nariz, por lo que nuestra respuesta inmune para combatir los patógenos es más débil. También es el momento en el que distintas patologías se reagudizan. Estas son las infecciones y las patologías más comunes del otoño:

  • Resfriados: también conocido comúnmente como catarro, es una infección vírica que afecta a las vías respiratorias altas (nariz, oído medio, garganta y laringe) y sus síntomas más frecuentes son los estornudos, las secreciones y congestión nasal, picor de garganta y malestar general. La tos suele aparecer en unos dos días, cuando la mucosidad se espesa y dificulta la respiración. En cuestión de unos 10 días, el resfriado debería haber mejorado.
  • Gripe: aunque es similar al catarro y también se produce por una infección vírica, se diferencia de él en que es un cuadro más agudo que suele ir acompañada de fiebre, superando los 38ºC de temperatura basal. Además, con ella tienden a aparecer cefaleas, dolor muscular, tos seca, sensación de cansancio y malestar. En torno a las 48 horas, los síntomas empiezan a remitir y generalmente no se suceden mayores complicaciones en personas con un buen estado de salud.
  • Covid-19: desde hace tres años esta patología producida por la infección por el virus SARS-CoV-2 también se incluye entre las enfermedades que podemos contraer en invierno. Fiebre, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolores musculares o de cabeza son algunos de sus síntomas más característicos.
  • Bronquitis: se trata de una inflamación de los conductos bronquiales, que son las vías encargadas de llevar oxígeno a los pulmones. Además de la irritación, puede ir acompañada de mucosidad espesa y dolor en el pecho y, en algunos casos, aparece junto a algún resfriado o infección de las vías respiratorias. Suele tardar alrededor de una semana en desaparecer.
  • Bronquiolitis: es la inflamación de los pulmones, una enfermedad más frecuente en niños pequeños y bebés que causa hinchazón, irritación y acumulación de mucosidad en los bronquiolos. Esta patología también suele ser provocada por la infección de algún virus y comienza con los síntomas del resfriado, pero va empeorando hasta complicar la situación. La bronquiolitis puede prolongarse de una a dos semanas.
  • Rinitis: consiste en un tipo de alergia ocasionada por la inhalación de un alérgeno, como pueden ser el polen, el polvo o la caspa de los animales. Sus síntomas son los estornudos, la congestión nasal, mucosidad transparente y líquida, picor intenso de la nariz, tos seca y, en algunos casos, pérdida de olfato. Es típica del otoño porque es una época húmeda perfecta en la que proliferan los ácaros y en la que hay menos ventilación.
  • Sinusitis: la mayor parte de las veces están causadas por una infección vírica, pero también pueden deberse a alergias o problemas dentro de la cavidad sinusal. Precisamente, esta enfermedad se produce por la inflamación de la mucosa de los senos paranasales, causando mucosidad y congestión nasal, producción de flemas, dolor de garganta, de cabeza y tos. La sinusitis suele afectar entre una y dos semanas si no existen más complicaciones.
  • Artritis: durante esta estación repuntan los brotes sintomáticos de las enfermedades reumáticas como la artritis, que se trata de la inflamación de las articulaciones. Esa inflamación va acompañada de una hinchazón y sensibilidad en la zona, que causan dolor e impiden el correcto movimiento de las extremidades. En algunas personas esta enfermedad muestra los mismos síntomas durante el resto de su vida con una evolución negativa, mientras que en otras solo hay brotes o ‘períodos de exacerbación sintomática’, que suelen durar unas cuantas semanas hasta que los síntomas se calman.
  • Dermatitis: se trata de una enfermedad de los tejidos cutáneos de carácter crónico, pero que suele empeorar en otoño por el uso de la calefacción o las temperaturas frías, factores que contribuyen a la sequedad de la piel. Se caracteriza por una inflamación de las capas más superficiales de la dermis, que produce picazón, manchas y erupciones por todo el cuerpo, descamación y sensibilidad. Si el paciente se rasca las zonas inflamadas, el cuadro puede empeorar provocando la formación de costras y heridas, por lo que es fundamental hidratar bien la piel y utilizar productos hipoalergénicos para el cuidado corporal.

Ya sabes que para hacer que tu sistema inmune esté más fuerte y sea capaz de resistir mejor estas infecciones tan comunes del otoño, o de incluso prevenir algunas de ellas, es importante seguir un estilo de vida saludable con una alimentación equilibrada, practicando actividad física a diario, controlando el estrés y manteniendo un horario regulado de sueño. Además, también es recomendable lavarse las manos con asiduidad para evitar la entrada de patógenos en el cuerpo, así como ventilar los espacios y evitar corrientes de aire.

VACUNACIÓN FRENTE A LAS INFECCIONES

Recuerda que para evitar estas infecciones tan comunes del otoño y el invierno estamos inmersos en la campaña de vacunación contra la gripe, dirigida a las personas de riesgo como embarazadas, niños de 6 a 59 meses, personas mayores y personal sanitario. Al mismo tiempo está en marcha la campaña de refuerzo de la inmunización frente a la Covid-19 en personas mayores, población vulnerable y profesionales sanitarios.

Asimismo, también está abierta la campaña de inmunización frente al virus respiratorio sincitial (VRS), una infección cuyos síntomas predominantes son la bronquiolitis y la neumonía. Esta vacuna está pautada para bebés menores de 6 meses, prematuros y niños con factores de riesgo, sujetas a las indicaciones de las distintas Comunidades Autónomas. Si tú o algún familiar entráis dentro de algún grupo, no dudes en dirigirte a tu médico para informarte.

Este es el listado de los alimentos prohibidos para las personas con diabetes

La alimentación libre de azúcares es la forma que tienen los pacientes de controlar los picos de insulina en sangre

Actualmente, más de 420 millones de personas sufren diabetes, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La cifra no ha hecho más que aumentar en los últimos años. Se ha cuadruplicado desde 1980 y se espera que para finales de 2030 sean 500 millones los diabéticos que tengan que hacer frente a esta enfermedad de carácter crónico. 

La diabetes afecta a la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa, que es la principal fuente de energía del organismo. Para entenderla mejor, es necesario conocer que existen dos tipos de diabetes: la tipo 1 y la tipo 2. La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmunitaria que generalmente se diagnostica en la infancia o la adolescencia. Se caracteriza porque es el propio sistema inmune el que ataca y destruye las células beta del páncreas, que son las responsables de producir insulina. Como resultado, las personas que sufren este tipo de diabetes dependen de la insulina exógena para sobrevivir.

Por otro lado, la diabetes tipo 2 es mucho más común y suele desarrollarse en adultos, aunque también puede afectar a otros grupos de edad. En estos casos, el cuerpo no utiliza eficazmente la insulina que produce, lo que se conoce como resistencia a la insulina. Con el tiempo, el páncreas puede dejar de producir la necesaria para mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de un rango saludable. Adicionalmente, podemos encontrar la diabetes gestacional, que es la que desarrollan las mujeres durante el embarazo.

En todos los tipos, la alimentación desempeña un papel crucial para el control de la enfermedad. Con ella los pacientes pueden controlar los niveles de glucosa en sangre dentro de un rango normal. Para lograrlo, es de vital importancia que conozcan los alimentos que deben evitarse o consumirse con moderación.

ALIMENTOS PROHIBIDOS PARA DIABÉTICOS

A continuación, te dejamos un listado de las comidas y alimentos “prohibidos” que todo pacientes con diabetes debería alejar de su dieta, por el elevado nivel de azúcar en su composición. La idea es tender a una alimentación cetogénica, o la llamada dieta Keto, (menos de 50 gr de carbohidratos al día):

  • Azúcares refinados: como por ejemplo, el azúcar blanco y el jarabe de maíz de alta fructosa, deben evitarse. Estos azúcares aumentan rápidamente los niveles de glucosa en sangre y pueden provocar picos peligrosos.
  • Bebidas azucaradas: las sodas, jugos de frutas, con o sin azúcar añadidos, y bebidas energéticas están llenas de azúcar y calorías vacías. Además de elevar los niveles de glucosa, su consumo frecuente puede contribuir al aumento de peso, un factor de riesgo para la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
  • Harinas refinadas: los productos elaborados con harinas refinadas, como el pan blanco, los diferentes tipos de pasta y los pasteles, son malos aliados. Optar por opciones integrales es una mejor elección.
  • Fritos y productos ricos en grasas trans: estos alimentos causan inflamación y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que son comunes entre las personas con diabetes.
  • Alimentos que sean fuente de sodio.
  • Alcohol en exceso: muchas bebidas alcohólicas se elaboran con azúcar para hacer su sabor más agradable. Además de afectar al control del azúcar en sangre, el alcohol puede interferir con la efectividad de los medicamentos administrados.
  • Frutas enlatadas y en almíbar: este tipo de frutas suelen contener jarabe con alto contenido de azúcar, por lo que es preferible elegir frutas frescas de bajo índice glucémico o enlatadas en su propio jugo para el consumo en diabéticos.
  • Snacks altos en carbohidratos: los aperitivos como las patatas fritas, galletas y otras variedades son ricos en carbohidratos refinados y grasas poco saludables. Además de todos los aditivos y sales que les incorporan los fabricantes, también son fuente de azúcares añadidos y, en consecuencia, aumentan los picos de glucosa en sangre.

Inaugurada la temporada de los esprays nasales: sigue estos consejos para utilizarlos correctamente

Los aerosoles ayudan a combatir la congestión nasal, pero un uso excesivo podría provocar un efecto rebote y otros problemas de salud

El cambio de estación trae consigo una serie de desafíos para la salud. Uno de los aliados en los que más confiamos durante esta lucha son los esprays nasales. A medida que el frío del otoño se convierte en el duro invierno, estos pequeños aerosoles se vuelven protagonistas en la prevención y el alivio de diversas afecciones respiratorias, tan típicas en estas fechas. Hablamos de soluciones líquidas que se aplican directamente en la nariz, lo que permite una acción localizada y rápida para descongestionar las vías nasales.

Actualmente, podemos encontrar dos tipos principales de esprays nasales: descongestionantes y esteroides nasales. Los primeros alivian la congestión nasal temporalmente al estrechar los vasos sanguíneos de la mucosa nasal (efecto vasoconstrictor). Se pueden usar con el resfriado común o las alergias, pero deben utilizarse con moderación, ya que el consumo excesivo puede llevar a la congestión de rebote. Por otro lado, los esteroides nasales son más efectivos en el tratamiento de afecciones crónicas, como la rinitis alérgica. Funcionan reduciendo la inflamación en la nariz, lo que alivia la congestión y otros síntomas alérgicos. Son seguros para un uso prolongado bajo supervisión médica.

A pesar de tratarse de una de las soluciones a las que más recurrimos para combatir los síntomas de las infecciones respiratorias, los esprays nasales se encuentran en el punto de mira. De hecho, recientemente en Francia la Agencia Nacional para la Seguridad de Medicamentos y Productos Sanitarios ha iniciado una campaña dirigida a desaconsejar el uso de los productos vasoconstrictores que tanto empleamos, debido a que podrían aumentar el riesgo de infarto de miocardio y accidentes cardiovasculares. Incluso, han solicitado a la UE que inicie un proceso de reevaluación con el objetivo de que se prohíba la comercialización de estos productos entre los países miembros. Ante estas circunstancias y para minimizar el impacto negativo en la salud, te damos los consejos sobre su correcta utilización.

CONSEJOS DE USO Y PRECAUCIONES

Aunque los esprays nasales pueden ser de gran ayuda, tenemos que concienciar sobre su uso adecuado, especialmente de los de tipo descongestionante. Precisamente, estos aerosoles pueden generar dependencia, pues un consumo continuado puede provocar un efecto rebote que cause otros problemas más graves y de carácter crónico, tales como rinitis, riesgo de ictus, hipertensión, desviación del tabique nasal e incluso perforaciones. Así que, para no llegar a este extremo, te dejamos las recomendaciones generalizadas de uso:

  • Antes de aplicar el producto, despeja tus vías respiratorias sonándote la nariz con ayuda de un pañuelo. Después, agita bien el espray.
  • Inclínate ligeramente hacia adelante y mantén la cabeza erguida al aplicar el espray. Asegúrate de que el aplicador del aerosol se dirija hacia el lateral de la nariz y no hacia el tabique nasal. A continuación, repite este paso en la otra fosa nasal.
  • Evita sonarte la nariz después de ambas aplicaciones, para no perder la eficacia del medicamento.
  • Limpia la boquilla del espray regularmente, sobre todo antes y después de cada uso para evitar la acumulación de bacterias.
  • Para minimizar los riesgos, utiliza el espray el tiempo indicado por tu médico o por el farmacéutico. Un periodo excesivo podría derivar en y causar daños en las vías respiratorias.

Si durante el tratamiento con espray nasal experimentas congestión nasal crónica que no desaparece con la aplicación de producto, sangrado por la nariz, quemazón, dolor de cabeza, o cualquier efecto secundario preocupante que se advierta en las instrucciones del aerosol, te recomendamos que ceses el tratamiento por precaución y visites al médico para obtener su valoración clínica.