Diferentes hábitos de autocuidado ayudan a mejorar la calidad de vida y previenen el desarrollo de algunas enfermedades
Desenvolverse en el día a día siguiendo un estilo de vida saludable es una pieza clave en el control del bienestar físico, mental y social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el autocuidado como “la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a patologías y discapacidades con o sin el apoyo de un profesional de la salud”. Y para ello es preciso seguir unos hábitos saludables que puedan mejorar nuestra calidad de vida. Son los siguientes:
- Alimentación variada y equilibrada: para garantizarle los nutrientes necesarios al organismo, la OMS recomienda reducir el consumo de la sal, grasas trans y aceites, limitar el consumo del azúcar, priorizando el azúcar de las frutas y verduras. Todo ello planificando un menú con alimentos variados y saludables y sin olvidar la importancia del consumo de agua diario recomendado.
- Actividad física: más que deporte, la OMS habla de actividad física y ejercicio. La actividad física corresponde a cualquier movimiento corporal de los músculos que implica el consumo de energía en nuestro día a día. Por su parte, el ejercicio es toda actividad de movimiento planeada y repetida que tiene una preparación física detrás. La recomendación pasa por realizar, al menos, 150 minutos a la semana de actividad física moderada o 75 minutos semanales de alta intensidad. Además, recuerda la importancia del entrenamiento de fuerza para fortalecer nuestra estructura. En cualquier caso, la actividad física evita el sedentarismo y ayuda a mejorar la salud cardiovascular, así como previene la aparición de enfermedades evitables, como la obesidad o la diabetes tipo 2.
- Evitar las adicciones: el alcohol (3 millones de muertes al año) y el tabaco (8 millones de muertes anuales) son las sustancias adictivas que presentan mayor letalidad a nivel global. Además de la mortalidad asociada, estos hábitos son culpables de cientos de trastornos y enfermedades perjudiciales para la salud, como las cardiovasculares, las hepatopatías o el cáncer. Por ello, la OMS insta a evitar el tabaquismo, el consumo de alcohol y otras sustancias estupefacientes.
- Descanso de calidad: el sueño es el mecanismo del organismo para regenerarse cada día. Para asegurar una reparación completa, los consejos son mantener un horario regulado, dormir entre 7 y 8 horas en la etapa adulta y buscar ambientes tranquilos para garantizar la calidad del descanso. Además, las siestas están desaconsejadas si se presenta dificultad para dormir por las noches. También hay que evitar las pantallas y el uso de los dispositivos antes del descanso nocturno.
- Cuidado de la salud mental: es un pilar básico del autocuidado, pero a menudo desatendido por la falta de tiempo o de recursos. Para preservar un buen estado emocional, lo óptimo es escucharse y compartir los pensamientos y sentimientos con otras personas. Además hay que detectar las emociones que producen malestar, buscar apoyo cuando sea necesario y disfrutar del ocio y del tiempo libre. También ayuda la práctica de técnicas de relajación y respiración, como la meditación.
- Actividad e integración social: está estrechamente ligado al punto anterior, ya que las relaciones interpersonales son sostén de la salud emocional. Los vínculos afectivos seguros nos ayudan a mantener el contacto con los demás, a sentirnos acompañados, a desconectar y externalizar nuestras emociones. Cuidar las relaciones con los familiares, amigos y seres queridos es vital para mantener la mente en equilibrio.