Estos son los sencillos hábitos que te ayudarán a cuidar tu salud respiratoria

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas y podemos lograrla con unos sencillos pasos

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas.  Es por ello que cuidarnos en este sentido será muy beneficioso en nuestro día a día. Y es que, una buena salud comienza con los hábitos más cotidianos, como, por ejemplo, subir unas escaleras o acudir al trabajo en bicicleta.

Parece una recomendación simple, pero lo cierto es que el ejercicio es uno de los hábitos claves para la salud respiratoria. Debemos recordar que el ejercicio físico mejora la capacidad pulmonar y fortalece los músculos respiratorios, por lo que nuestros pulmones nos agradecerán llevar una vida activa. Unida a esta recomendación, también hay que tener en cuenta el estado físico.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) apunta en este sentido que el sobrepeso y la obesidad pueden dificultar la respiración y aumentar el riesgo de apnea del sueño y otros trastornos respiratorios. Por ello, mantener un peso corporal adecuado a nuestra edad y metabolismo con ciertos hábitos nos ayudará también a mejorar nuestra salud respiratoria.

EL HUMO, NUESTRO PEOR ENEMIGO

Otro de los grandes para cuidar de nuestros pulmones es el de no exponernos al humo del tabaco. En este sentido no sólo es recomendable no fumar, sino también evitar los lugares en los que otros fuman.

Es más, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, de los cuales cerca de 1,3 millones son no fumadores que están expuestos al humo ajeno o de segunda mano. Igualmente, la SemFYC explica que el tabaco es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades respiratorias, como el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

No obstante, el consumo de tabaco convencional no es el único consumo perjudicial al que nos enfrentamos. Y es que, si bien los cigarrillos electrónicos o vapeadores pueden parecer una opción para quienes quieren dejar el tabaco, lo cierto es que su peligrosidad para nuestra salud pulmonar también es muy alta. Es por ello que el enfoque más seguro sería el de no consumir ningún tipo de producto relacionado con el tabaco.

EVITAR LA CONTAMINACIÓN

La contaminación del aire es otro de los grandes peligros que enfrenta nuestra salud respiratoria y pulmonar. Pese a que no podemos evitar la contaminación mundial, sí que existen algunas recomendaciones a tener en cuenta para minimizar los riesgos.

Así, podemos evitar hacer deporte cerca de carreteras muy transitadas y evitar la exposición  al humo de los automóviles o las calefacciones de leña. Alejarnos de la ciudad y acercarnos más a los entornos verdes y naturales, también es una gran opción. Igualmente, mantener un hogar limpio y ventilado también nos ayudará a no estar expuestos a alérgenos como el polvo o los ácaros.

¿Cuándo debo vacunarme contra la alergia? Estas son las recomendaciones de los expertos

Una alergia es una reacción de defensa que le ocurre a nuestro organismo cuando una sustancia extraña entra en nuestro cuerpo y nuestro sistema inmune intenta neutralizarla causando los molestos síntomas típicos.

Congestión nasal, estornudos, tos, lagrimeo y enrojecimiento de los ojos… puede que muchas personas se identifiquen con estos síntomas y que, de hecho, sean parte de su día a día en ciertas épocas del año y que convivan con alergias.  En este sentido, el Ministerio de Sanidad recuerda que, entre los causantes más comunes de cada tipo de alergia se encuentran el polen, algunos alimentos, los productos químicos, algunos medicamentos, el mohos, los ácaros del polvo, las picaduras de insecto y en general cualquier sustancia capaz de desencadenar una respuesta por parte del sistema inmunitario.

Debemos recordar que, a pesar de que las alergias pueden ser más frecuentes en niños y adolescentes, lo cierto es que puede afectarnos a cualquier edad. De hecho, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), explica que la alergia es muy frecuente, una cuarta parte de la ciudadanía tiene una alergia. Es más, la SEICAP también afirma que las alergias han aumentado mucho en las últimas décadas y, aunque no se conoce con certeza, los cambios ambientales podrían haber afectado a este incremento de casos.

Una alergia es una reacción de defensa que le ocurre a nuestro organismo cuando una sustancia extraña entra en nuestro cuerpo y nuestro sistema inmune intenta neutralizarla. En algunos casos estos mecanismos se vuelven dañinos contra el propio organismo y es ahí cuando aparecen los síntomas que pueden llegar a ser graves. ¿Cómo podemos entonces evitar estos casos graves si tenemos una alergia? La clave en este caso serían la vacuna.

¿CUÁNDO VACUNARSE?

La vacuna contiene los alérgenos justos para alertar al sistema inmunitario, pero no los suficientes para causar síntomas de alergia. Son esenciales para muchos pacientes, pero, ¿cuándo se ha de vacunar una persona con alergia? La sociedad de alergología apunta que la vacunación debe darse en cuanto se tengan síntomas más intensos o más frecuentes y éstos no respondan a los medicamentos.

Será en ese momento cuando el especialista opte por recomendar la inmunización. Además serían las personas con una sola alergia las que mejor responderían a la vacuna. Eso sí, “tienen un mayor efecto cuanto más precozmente se usen”, según la SEICAP, aunque, por lo general, se recomienda no vacunar a los menores de cinco años.

Si bien lo normal es notar una mejoría tras la vacunación, se debe tener en cuenta que este proceso no va a ser inmediato. Es decir, no se trata de un medicamento que corta los síntomas en unos minutos, sino que la inmunización tardaría en adquirirse cuando llevemos entre tres y seis meses con el tratamiento. Será entonces cuando veremos que los síntomas duran menos días o que los síntomas serán más leves. Los efectos una vez terminado el tratamiento durarían incluso años.

¿QUÉ SE DEBE TENER EN CUENTA ANTES DE VACUNARSE?

Por regla general, y dado que la vacunas inyectadas para las debe administrar un profesional sanitario, lo normal es acudir a un centro de Atención Primaria para recibirla. Además, y a la hora de acudir a la vacunación, se debe tener en cuenta la condición física del momento. Por ejemplo, no se debe  vacunar si se tiene fiebre o varicela, es decir, hay que estar en buen estado de salud.

Después de la vacuna contra la alergia, se debe evitar hacer muchos esfuerzos físicos, al menos en las horas inmediatas a la inoculación. En el caso de que se produzcan reacciones adversas, se debe consultar siempre con el especialista.

El frío pone a prueba tus pulmones: estas son las claves para cuidarlos

El invierno puede ser una época en la que los pulmones se resientan, por lo que debemos prestar atención a su cuidado

Los pulmones son uno de los órganos más importantes de nuestro sistema, pues trabajan como los motores de nuestro cuerpo y nos permiten realizar las actividades básicas de nuestro día a día. No obstante, el invierno puede ser una época en la que los pulmones se resientan, bien por el frío o bien por los virus que circulan con mayor asiduidad. De ahí que su cuidado sea tan importante.

El aire frío durante el invierno inflama los pulmones e inhibe la circulación, lo que aumenta el riesgo de afecciones respiratorias como por ejemplo la EPOC, como indican las directrices sobre vivienda y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tanto es así que, según la herramienta MoMo del Ministerio de Sanidad, sólo en diciembre de 2024 se produjeron 521 muertes atribuidas a las bajas temperatura en España. Con estos datos la mejor manera de proteger nuestra salud y la de nuestros pulmones sería la prevención, de manera que evitemos complicaciones futuras.

LA PREVENCIÓN, NUESTRA GRAN ALIADA

Para reducir el impacto del frio en nuestra salud existen algunas recomendaciones que se deben seguir, muchas de ellas incluidas en el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2024-2025 desarrollado por el Ministerio de Sanidad. Estas son:

  • Respiración, mejor por la nariz. Uno de los grandes consejos para proteger nuestros pulmones es tan sencillo como eficaz: respirar por la nariz y no por la boca. La razón es que el aire se caliente cuando atraviesa las fosas nasales, de manera que no llega tan frío a nuestros pulmones.
  • Si utilizamos braseros, debemos ventilar nuestros hogares. Con las bajas temperaturas es común que utilicemos chimeneas o braseros, pero la acumulación de CO2 puede ser perjudicial para los pulmones, por lo que se recomienda ventilar al menos dos veces al día durante 15 minutos.
  • Los medicamentos, sólo con receta. Ante problemas respiratorios podemos estar tentados a tomar medicamentos que ya tenemos en nuestros hogares, pero debemos recordar que los antibióticos sólo deben tomarse con receta. Y es que, no sólo no nos curarán, sino que podrían empeorar nuestra salud y crear resistencias.
  • Las manos, siempre limpias. Una buena higiene de manos es esencial para librarnos de los virus, bacterias y gérmenes que nos enferman.
  • La vacunación salva vidas. La inmunización frente a algunos virus respiratorios es clave para proteger los pulmones. Si bien la vacuna puede no evitar la infección, sí que evitará complicaciones y reducirá las hospitalizaciones. Por ello se recomienda la vacunación a las personas mayores de 65 años y las que padecen alguna enfermedad crónica.
LOS BUENOS HÁBITOS JUEGAN UN PAPEL CLAVE

Si bien estas recomendaciones son indispensables para proteger nuestros pulmones, no debemos olvidar el poder de los buenos hábitos. En este caso debemos evitar el tabaco u otros productos relacionados, como los cigarrillos electrónicos. Su consumo hace que los pulmones estén más débiles y expuestos a enfermedades.

La alimentación también es importante. Una dieta con antioxidantes (cítricos, zanahorias, espinacas, nueces…) mantendrá nuestro sistema inmunológico más fuerte. En cuanto al consumo de agua, debemos recordar que una buena hidratación de las vías respiratorias y la mucosa evitará las irritaciones y atrapará mejor los gérmenes a los que nos exponemos.

Finalmente, otra de las grandes recomendaciones sería la de mantenernos informados sobre las previsiones meteorológicas antes de salir de casa y abrigarnos en consonancia. De cara a los más mayores o personas con enfermedades crónicas, la atención por parte de los familiares también es importante.

Microbiota Intestinal: El Eje central de nuestra salud global

La microbiota intestinal es fundamental para nuestra salud no solo digestiva, sino también global.

La microbiota intestinal es una vasta comunidad de microorganismos que habita en nuestro sistema digestivo fundamental para nuestra salud no solo digestiva, sino también global. Aunque solemos asociar la microbiota con la digestión, sus funciones van mucho más allá de este ámbito, influyendo en el sistema inmune, el sistema nervioso, el sueño, el sistema endocrino, e incluso en la salud de nuestra piel.

¿Qué hace la microbiota intestinal por nuestro cuerpo?

La microbiota cumple diversas funciones esenciales, como el metabolismo de los carbohidratos no digeribles. Este proceso, que involucra la fermentación de fibras que nuestras enzimas no pueden descomponer, da lugar a la producción de ácidos grasos de cadena corta como el butirato, el acetato y el propionato. Estos compuestos no solo contribuyen a la salud de las células intestinales, sino que también tienen propiedades antiinflamatorias y energéticas. Por ello, es esencial consumir una alimentación rica en fibra a menos que haya una indicación médica de evitar ciertos alimentos.

La microbiota también es crucial en la producción de vitaminas como la K, la A y algunas del complejo B, mejorando su absorción y apoyando nuestro sistema inmune. Además, ocupa espacio y compite por nutrientes con bacterias, parásitos y virus patógenos, limitando así su crecimiento. Esta competencia se ve reforzada por la capacidad de la microbiota de producir sustancias antimicrobianas y de regular el pH intestinal, proporcionando un ambiente menos favorable para los  microrganismos “malos”.

Colonización y desarrollo de la microbiota

La microbiota empieza a desarrollarse incluso antes de que nazcamos. Algunas bacterias de la madre se transfieren al feto a través de la placenta, creando las primeras bases para esta compleja comunidad microbiana. Sin embargo, el momento del nacimiento es crucial: un bebé que nace por parto vaginal hereda una microbiota similar a la de la madre, principalmente de su microbiota vaginal e intestinal. En cambio, los bebés nacidos por cesárea adquieren microorganismos más similares a los que se encuentran en la piel, lo que puede afectar su sistema inmunológico y predisponerlo a enfermedades futuras.

La alimentación durante el primer año también influye en la composición de la microbiota. La leche materna, que contiene hasta 360 tipos de microorganismos diferentes, permite una colonización beneficiosa y diversa que contribuye a una microbiota saludable y estable a medida que el niño crece. Hacia los tres años, la microbiota intestinal se estabiliza, alcanzando una composición similar a la de un adulto, que permanece en equilibrio hasta los 65 años, cuando la diversidad y la cantidad de bacterias protectoras tienden a disminuir.

Cuidar nuestra microbiota intestinal es esencial para mantener un equilibrio que sostenga la salud física y mental. Su rol en el desarrollo de nuestro sistema inmune, en la prevención de infecciones y en el apoyo de procesos metabólicos es innegable. A través de una alimentación balanceada, rica en fibra y alimentos fermentados, podemos nutrir este ecosistema interno y asegurar que desempeñe eficazmente sus múltiples funciones.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

¿Sabías que la contaminación afecta a las enfermedades respiratorias? Estos son los riesgos para la salud

La contaminación puede impactar directamente en la salud, conocer los riesgos y como evitarlos es esencial

Casi la totalidad de la población respira aire contaminado. Así lo revelan los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alertan del peligro que supone para la salud la exposición a la contaminación de las partículas finas del aire. Los riesgos de esta exposición son tan altos  que pueden llegar a provocar accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias agudas y crónicas.

Los contaminantes más peligrosos son en primer lugar las partículas en el aire, que pueden ser sólidas o líquidas, y que puede provenir, por ejemplo, de la quema de  combustibles usados para los coches o para las empresas. Son partículas muy finas, tanto es así que 60 de estas partículas tendrían el grosor de un cabello, según explica la OMS.

Otros contaminantes igualmente peligrosos para serían el dióxido de nitrógeno, que generan también el transporte o la industria; el dióxido de azufre, que proviene principalmente de la calefacción de los hogares y de la generación de electricidad; y el ozono, que se genera por reacciones químicas.

LOS RIESGOS PARA LA SALUD

Todos están expuestos de manera diaria a estos contaminantes que penetran en el interior de los pulmones, pueden afectar gravemente a la salud, y provocar o empeorar las enfermedades respiratorias.

La institución dependiente de la ONU alerta de que casi el 70% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación se debieron en 2019 a cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares, el 14% a enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, el 14% a infecciones agudas de las vías respiratorias bajas y el 4% de las muertes se debieron a cánceres de pulmón. En el caso de los niños, la contaminación es todavía más dañina: más del 27% de los fallecimientos en niños menores de cinco años se debe a factores ambientales.

¿CÓMO PROTEGERSE DE LA CONTAMINACIÓN?

Si bien los datos están claros, una de las preguntas a hacerse es precisamente cómo prevenir la exposición a todos estos contaminantes. Estas serían algunas de las recomendaciones:

  • Evitar la actividad física en zonas de una alta contaminación. Durante el ejercicio físico se aumenta la frecuencia respiratoria y se inhala una mayor cantidad de contaminantes. Es por ello que realizar deporte en zonas menos contaminadas sería recomendable.
  • Alejarse de los cascos urbanos. Salir fuera de la ciudad a zonas con árboles, vegetación o en lugares de montaña mejorará también la calidad del aire que respiramos.
  • Optar por rutas con menos tráfico. Gran parte de los provienen de la quema de combustibles, por lo que alejarse de las emisiones de los coches o evitar las “horas punta” sería importante.
  • No olvidarnos de la mascarilla. La mascarilla se convirtió en uno de los grandes acompañantes durante la pandemia, y su uso puede también proteger de todos estos agentes externos en lugares con mucha contaminación.

¿Cómo prevenir las afecciones respiratorias en invierno? La vacunación, nuestra mejor aliada

Las infecciones como la gripe o la Covid-19 son muy comunes en invierno, y la vacunación la herramienta más eficaz para prevenirlas

Es común que durante el invierno contraigamos más afecciones respiratorias, como por ejemplo la gripe, que pueden incluso evolucionar hacia casos más graves y llegar a requerir hospitalización. Ante las complicaciones asociadas a esta infección, contamos con un arma esencial que nos permite prevenir la enfermedad grave: la vacunación.

Es en invierno cuando las temperaturas bajan y proliferan los patógenos causantes de diferentes infecciones como el SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, o el virus de la influenza, tras la gripe. Patologías que pueden derivar en graves complicaciones, hospitalización e incluso la muerte, especialmente en pacientes con enfermedades previas, como los pacientes con patologías respiratorias o cardiovasculares.

¿CON QUÉ VACUNAS CONTAMOS?

Para protegernos contra los virus y bacterias que provocan estos problemas respiratorios, contamos con la vacunación. En la campaña de invierno de este año, el Ministerio de Sanidad ha recomendado la inmunización frente a la gripe y la Covid-19, que son las dos enfermedades infecciosas respiratorias que más circulan durante el otoño y el invierno.

En el Calendario Nacional de Vacunación para toda la vida también se incluye la vacunación frente al neumococo para pequeños y mayores, y frente al virus respiratorio sincitial (VRS) en los menores de un año, causante de los casos de bronquiolitis en los más pequeños. La vacunación frente al VRS en los adultos se encuentra por el momento comercializada en España, no así incluida en la Cartera de Servicio del Sistema Nacional de Salud y, por ende, en el Calendario.

QUIÉNES DEBEN VACUNARSE

“La vacunación es la medida más eficaz para prevenir estas patologías y evitar sus complicaciones”, demuestran los expertos y es especialmente recomendable en algunos grupos de población. Si nos preguntamos quiénes están dentro de estos grupos, tenemos dos ramas distintas: aquellos que tienen mayor riesgo de complicaciones y los que mantienen los servicios esenciales a la comunidad y están en riesgo de contagiarse por su trabajo.

Dentro del primer grupo encontramos:

  • Personas de 60 o más años de edad
  • Niños de 5 o más años que se encuentren en centros o instituciones
  • Jóvenes a partir de 12 años que tengan condiciones de riesgo como diabetes, obesidad, hemofilia, cáncer u otras enfermedades crónicas o que conllevan disfunción cognitiva
  • Embarazadas en cualquier trimestre de gestación y mujeres durante el puerperio
  • Convivientes con personas que tienen alto grado de inmunosupresión

Por otro lado, tendríamos los casos de aquellas personas que, por su labor, son imprescindibles para los servicios públicos. En este caso tenemos:

  • Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado
  • Fuerzas Armadas
  • Bomberos
  • Servicios de protección civil

¿Qué es la Microbiota Intestinal y por qué es clave para nuestra salud?

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que coexisten con nosotros en distintas partes del cuerpo

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que coexisten con nosotros en distintas partes del cuerpo, pero con una presencia predominante y significativa en el intestino.

Esta comunidad incluye virus, bacterias, hongos, arqueas, parásitos, protozoos y, recientemente, los obeliscos, microorganismos que, aunque aún están en fase de estudio, podrían aportar nuevas perspectivas sobre el origen de la vida y la patogénesis de ciertas enfermedades.

Esta inmensa red de vida microscópica abarca alrededor de 100 billones de microorganismos en cada persona, con más de 10,000 especies identificadas, las cuales aportan beneficios esenciales a la salud humana.

Funciones vitales de la Microbiota Intestinal

La microbiota intestinal, sobre todo la que se encuentra en el colon (95% del total), es clave para varios aspectos de la salud debido a sus funciones metabólicas y de interacción con otros sistemas del organismo. Aquí exploramos algunas de sus funciones principales:

  1. Entrenamiento del sistema inmune: La microbiota actúa como un “entrenador” para el sistema inmune, estimulándolo de forma constante para que responda adecuadamente ante agentes externos. Gracias a esta relación, nuestro cuerpo puede defenderse mejor de infecciones y controlar la inflamación en los órganos.
  2. Producción y absorción de vitaminas: Varios microorganismos intestinales participan en la síntesis de vitaminas esenciales, como la vitamina K y algunas del complejo B. Además, facilitan la absorción de nutrientes, promoviendo una digestión más eficiente y saludable.
  3. Producción de ácidos grasos y regulación metabólica: La microbiota genera ácidos grasos de cadena corta como el acetato, propionato y butirato, compuestos que ayudan a mantener el equilibrio energético y son beneficiosos para la salud del colon. Además, la microbiota influye en el control del peso, ya que algunas especies bacterianas están asociadas con un metabolismo más eficiente y con menores probabilidades de desarrollar obesidad.
  4. Generación de neurotransmisores y salud mental: La microbiota produce neurotransmisores como la serotonina, cuya mayoría (85-90%) se gestiona en el intestino. Este neurotransmisor es fundamental para regular el estado de ánimo, el sueño y el apetito. De este modo, el equilibrio en la microbiota puede mejorar la salud mental, mientras que un desequilibrio (disbiosis) se asocia con problemas como la ansiedad y la depresión.
Microbiota: Nuestra huella personal

La microbiota, además de ser funcional, es única en cada individuo, comparable a una huella digital. Compartimos microbiota con las personas cercanas, como nuestra pareja, hijos, amigos e incluso con nuestras mascotas. Además, la enorme cantidad de microorganismos que alberga el cuerpo humano supera el número de estrellas en la vía láctea y, si se dispusieran en línea, darían la vuelta a la tierra varias veces.

En resumen, la microbiota es una parte fundamental de nosotros mismos, participando en una gama de procesos críticos para la salud y, como tal, es esencial mantenerla en equilibrio a través de una alimentación adecuada, baja en azúcares y rica en fibra, evitando el estrés crónico y promoviendo un estilo de vida saludable. La ciencia sigue revelando cada día la influencia de estos microorganismos y su papel en nuestra longevidad y bienestar.

Trasplante de pulmón, la opción que salva doscientas vidas al año

España lidera todos los rankings en donación y trasplante de órganos, con 220 trasplantes de pulmón realizados solo en 2023

Los trasplantes de pulmón salvan vidas y, además, mejoran la calidad de vida de los pacientes. Después de la intervención, muchas personas experimentan una recuperación notable de su capacidad pulmonar. Esto les permite realizar actividades cotidianas que antes eran imposibles, como caminar, subir escaleras o incluso participar en deportes. Además, no solo prolonga la vida, sino que también reduce la dependencia de oxígeno o de tratamientos invasivos.

El trasplante de pulmón es una opción para pacientes con enfermedades pulmonares en estado avanzado que no responden a otros tratamientos. Patologías como la fibrosis pulmonar, el enfisema, la hipertensión pulmonar y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) son algunas de las principales indicaciones para este tipo de intervención. En muchos casos, el trasplante es la única opción viable para prolongar y mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

El 14 de octubre se celebra el Día Mundial de la Donación de Órganos, Tejidos y Trasplantes, una fecha clave para concienciar sobre la importancia de este acto. Uno de los procedimientos más complejos y transformadores dentro de la medicina moderna es, precisamente, el trasplante de pulmón, una opción que ha devuelto la esperanza a miles de personas en todo el mundo. En la expansión de esta técnica, precisamente, ha jugado un papel fundamental España, país líder en donaciones de órganos.

ESPAÑA, LÍDER EN DONACIÓN Y TRASPLANTES

Durante 29 años consecutivos, España ha mantenido la tasa más alta de donación a nivel global. De acuerdo con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), en 2023 se realizaron 220 trasplantes de pulmón. Una cifra significativa que refleja la solidaridad de los donantes y el compromiso de los profesionales sanitarios. Se trata de un éxito que radica en la potente infraestructura hospitalaria y el coordinado sistema de donaciones y trasplantes. Todo ello permite que órganos vitales como los pulmones lleguen a quienes más los necesitan.

LA IMPORTANCIA DE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS

El Día Mundial de la Donación de Órganos, Tejidos y Trasplantes es una gran oportunidad para visibilizar la importancia de la donación y su gran capacidad para salvar vidas. En lo relativo al trasplante de pulmón, la necesidad de donantes es elevada, pues no todos los órganos son viables para la donación, y el tiempo para encontrar un receptor compatible es muy limitado.

Ser donante de órganos es un acto de generosidad y solidaridad que puede transformar la vida de quienes esperan desesperadamente una segunda oportunidad.

En España, el sistema de donación ha permitido salvar la vida de miles de personas y, gracias a campañas de concienciación, cada vez más personas deciden convertirse en donantes. Pero aún hay mucho por hacer y es fundamental continuar sensibilizando a la sociedad sobre la importancia de este gesto. No solo salva vidas, sino que también mejora significativamente la calidad de vida de los pacientes trasplantados.

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD, CON RIESGOS

Pese a sus beneficios, el trasplante de pulmón también tiene sus riesgos, tanto a corto como a largo plazo. Tras la cirugía, uno de los principales riesgos es el rechazo del órgano trasplantado. Este puede ocurrir cuando el sistema inmunológico del receptor identifica al pulmón como un cuerpo extraño y lo ataca. Para mitigar este riesgo, los pacientes deben tomar inmunosupresores de por vida, lo que, aunque efectivo, puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la susceptibilidad a infecciones.

Paralelamente a esto, es importante tener en cuenta el rechazo crónico. Se trata de una complicación que puede desarrollarse meses o años después del trasplante y que puede deteriorar la función pulmonar de manera progresiva. A pesar de estos desafíos, los avances en la inmunología y la medicina traslacional están mejorando las tasas de éxito y supervivencia tras los trasplantes.

Los beneficios en términos de calidad de vida y supervivencia son innegables. La donación de órganos es, sin duda, uno de los actos más generosos y transformadores que se pueden realizar. Gracias a ella, miles de personas en España y en todo el mundo han recibido una segunda oportunidad para vivir, respirar y disfrutar de una vida plena.

Previene la osteoporosis con estos hábitos de vida

La osteoporosis es una enfermedad silenciosa que no muestra síntomas, pero que puede prevenirse adoptando hábitos de vida saludables y realizando ejercicio

La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos de quienes la padecen, aumentando las probabilidades de que se fracturen. Prácticamente cualquier hueso puede romperse, pero lo más común es que las fracturas ocurran en la cadera, en las vértebras de la columna o en las muñecas.

En muchas ocasiones, el primer signo de esta enfermedad es directamente la rotura de uno de estos huesos, pues se trata de una afección ‘silenciosa’ que no suele causar síntomas. Sin embargo, la buena noticia es que la osteoporosis se puede prevenir y cuidar, adoptando tan solo unos cambios en el estilo de vida.

HACER EJERCICIO

Debido a que esta patología provoca que los huesos pierdan densidad, que es la cantidad de tejido óseo que está en el hueso, practicar ejercicio es fundamental para prevenirla, como recomiendan desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Es importante que este se vuelva esencial en la vida de las personas, lo que facilita mantener los huesos fuertes y reducir el riesgo de fracturas a medida que se envejece. Y si se tienen 50 años o más, si no se ha estado activo durante un tiempo o si se padece diabetes, enfermedad cardiaca, enfermedad pulmonar o cualquier otro problema de salud, es importante acudir al médico.

Si se pretende aumentar la densidad ósea, el ejercicio debe hacer que los músculos ejerzan tensión sobre los huesos. Para ello, los ejercicios de soporte de peso son los indicados: caminatas rápidas, trote, jugar al tenis o entrenamiento cuidadoso con pesas. Gracias a estos ejercicios se puede aumentar la densidad ósea de los más jóvenes, y se preserva en mujeres cercanas a la menopausia.

Además, aunque no ayudan a la densidad ósea como tal, ejercicios de bajo impacto como el yoga o el taichí están recomendados para mejorar el equilibrio y disminuir el riesgo de caídas. En resumen, según indica el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel del sistema de salud de Estados Unidos, el ejercicio a cualquier edad ofrece infinidad de beneficios para los huesos, entre los que destacan:

  • Formación de huesos fuertes en niños.
  • Fortalecimiento de músculos y huesos a cualquier edad.
  • Prevención de pérdida de hueso en adultos.
  • Hacer que los huesos sean más densos.
  • Mejora del equilibrio y la coordinación.
  • Prevención de caídas y fracturas.

OTROS CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA

Los hábitos de vida son un factor determinante en el desarrollo de la osteoporosis. Por ello, hay que descartar del día a día el tabaco y reducir la cantidad de alcohol que se consume. En este sentido, el alcohol en exceso puede llegar a dañar los huesos y aumentar el riesgo de caerse. A su vez, la dieta es clave: si no se recibe suficiente calcio o el cuerpo no absorbe el suficiente de los alimentos que consume, podría ocurrir que no se produzca suficiente hueso nuevo.

¿CÓMO PREVENIR NUEVAS FRACTURAS?

El riesgo de fractura es mayor cuando ya ha habido una previa, especialmente dentro del primer o segundo año después del suceso. Reducir el riesgo de una nueva es posible, siempre que se tomen medidas rápido, de acuerdo con el NIH. Evitar caerse o adherirse a los medicamentos pautados por un profesional son algunas de las recomendaciones extra en estos casos.

En resumen, para prevenir o cuidar la osteoporosis, es importante:

  • No exponerse demasiado a la luz del sol.
  • Ingerir alimentos que aportan vitamina D.
  • Seguir una nutrición idónea para la salud ósea.
  • Realizar ejercicio físico de forma regular.
  • Potenciar posturas y un equilibrio adecuados.
  • Adecuar el medio para evitar caídas.
  • Evitar fármacos que puedan aumentar el riesgo de caídas.
  • Evitar el tabaco y el exceso de alcohol.
  • Acudir al médico si se ha sufrido una fractura tras una caída banal.

Cuidado constante: el papel del seguimiento médico en las enfermedades pulmonares

Los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma o la fibrosis pulmonar, el seguimiento médico regular es esencial

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

El seguimiento médico regular es fundamental para el manejo efectivo de las enfermedades pulmonares y la prevención de complicaciones graves. Para las personas que viven con enfermedades respiratorias crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma o la fibrosis pulmonar, el seguimiento médico regular es esencial para controlar los síntomas, monitorizar la progresión de la enfermedad y ajustar el tratamiento según sea necesario.

IMPORTANCIA DEL SEGUIMIENTO MÉDICO

Control de síntomas y progresión de la enfermedad

El seguimiento médico permite una evaluación continua de los síntomas respiratorios y la progresión de la enfermedad. Las visitas regulares al médico permiten detectar cambios tempranos en la condición del paciente, lo que facilita intervenciones rápidas y ajustadas.

EPOC: Los pacientes con EPOC pueden experimentar exacerbaciones agudas que empeoran significativamente los síntomas. El seguimiento médico ayuda a identificar estos episodios y a ajustar el tratamiento para prevenir futuras exacerbaciones.

Asma: En los pacientes asmáticos, el seguimiento regular permite ajustar la medicación y el plan de manejo para minimizar los ataques de asma y mejorar la calidad de vida.

Fibrosis pulmonar: Para los pacientes con fibrosis pulmonar, la monitorización continua es vital para evaluar la respuesta al tratamiento y hacer ajustes según la progresión de la enfermedad.

Pruebas de función pulmonar

Durante las visitas de seguimiento, el médico puede realizar una variedad de pruebas de función pulmonar para evaluar la capacidad respiratoria y detectar cualquier cambio en el curso de la enfermedad.

Algunas de las pruebas más comunes incluyen:

Espirometría: Mide el volumen de aire exhalado y la rapidez de la exhalación. Es fundamental para diagnosticar y monitorear enfermedades como EPOC y asma.

Pruebas de Capacidad Pulmonar Total: Evalúan la cantidad total de aire que los pulmones pueden retener. Son útiles en la evaluación de enfermedades pulmonares restrictivas como la fibrosis pulmonar.

Oximetría de pulso: Mide la saturación de oxígeno en la sangre. Es una prueba rápida y no invasiva que ayuda a evaluar la oxigenación del paciente.

Ajuste del plan de tratamiento

El plan de tratamiento para enfermedades pulmonares crónicas es dinámico y debe ajustarse periódicamente para adaptarse a las necesidades cambiantes del paciente. El seguimiento médico regular permite:

Revisión de medicación: Evaluar la eficacia y los efectos secundarios de los medicamentos actuales y hacer ajustes según sea necesario.

Recomendaciones de estilo de vida: Asesorar sobre cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, la importancia del ejercicio regular y la alimentación adecuada.

Derivaciones a especialistas: Referir al paciente a otros especialistas según sea necesario para una atención más especializada.

BENEFICIOS DEL SEGUIMIENTO MÉDICO

Empoderamiento del paciente: El seguimiento médico regular brinda la oportunidad de discutir cualquier preocupación o pregunta que el paciente pueda tener sobre su enfermedad respiratoria y su manejo. Esto puede ayudar a empoderar al paciente para tomar decisiones informadas sobre su salud y promover una mejor adherencia al tratamiento.

Educación del paciente: Proporcionar información sobre la enfermedad, los desencadenantes y las estrategias de manejo puede mejorar la autoeficacia del paciente.

Mejora de la adherencia: Un paciente bien informado es más probable que siga el plan de tratamiento recomendado y asista a las citas de seguimiento.

Prevención de complicaciones: La monitorización regular y los ajustes en el tratamiento pueden prevenir complicaciones graves asociadas con enfermedades respiratorias crónicas.

Exacerbaciones y hospitalizaciones: Intervenciones tempranas pueden reducir la frecuencia y la severidad de las exacerbaciones, disminuyendo la necesidad de hospitalizaciones.

Calidad de vida: Un manejo efectivo de los síntomas mejora la calidad de vida y la capacidad del paciente para realizar actividades diarias.

En conclusión, el seguimiento médico regular es esencial para el manejo efectivo de las enfermedades pulmonares y la prevención de complicaciones. Al trabajar en estrecha colaboración con el médico y seguir un plan de tratamiento personalizado, las personas con enfermedades respiratorias crónicas pueden mantener su salud pulmonar y disfrutar de una mejor calidad de vida. La atención continua y la adaptación del tratamiento a las necesidades individuales del paciente son claves para el éxito en el manejo de estas enfermedades compleja.

¿Afecta el aire acondicionado a la salud respiratoria?

El aire acondicionado está detrás de un 20% de los casos de catarros, laringitis, faringitis y procesos bronquíticos del verano, según SEPAR

En los meses en los que las temperaturas son más elevadas, los sistemas de climatización se convierten en aliados indispensables para mantener el ambiente fresco y cómodo. Estos sistemas están instalados en domicilios particulares, pero también en locales, comercios e instituciones públicas. Y, aunque son muy deseados para aliviar el calor, el uso prolongado y continuo del aire acondicionado impacta negativamente en la salud respiratoria.

El aire acondicionado expulsa aire frío y seco, disminuyendo así la humedad ambiente. Su efecto sobre la salud respiratoria es irritante e inflamatorio, al contribuir a la sequedad de la mucosa nasal y de la vía respiratoria superior. Además, un uso mantenido de estos aparatos podría causar problemas respiratorios más graves, acompañados de irritación de garganta y tos.

Según los datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el aire acondicionado está detrás de un 20% de los casos de catarros, laringitis, faringitis y procesos bronquíticos del verano. Un mal uso de estos aparatos puede desencadenar estos cuadros al generar irritación e inflamación en las vías respiratorias. Unas patologías que también pueden aparecer con los cambios bruscos de temperatura, al pasar de espacios con aire acondicionado frío a lugares sin él.

Además, la sequedad del aire aumenta la susceptibilidad a infecciones respiratorias, como indica el informe del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), que aborda cómo afectan los sistemas de climatización en el puesto de trabajo. Otro de los efectos demostrados es que la falta de humedad y el exceso de aire frío pueden agravar los síntomas de patologías crónicas como el asma, la bronquitis crónica o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

No obstante, los problemas más graves relacionados con el uso de la climatización mecánica están relacionados con el mal mantenimiento de los aparatos. Desde SEPAR explican que los gérmenes acumulados en los filtros del aire acondicionado favorecen la dispersión de patógenos como virus y bacterias, entre los que destaca la Legionella pneumophila. Esta bacteria es la responsable de desencadenar cuadros de neumonía, que pueden llegar a complicar gravemente la salud de los pacientes de riesgo

Los hongos son otros de los contaminantes relacionados con el uso de los aires acondicionados. El Aspergillus niger y el Aspergillus fumigatus son los más destacados, ya que son los responsables de provocar rinitis, asma, neumonía o neumonitis por hipersensibilidad. Por otro lado, se ha observado cómo las fibras de vidrio empleadas como aislante térmico en los sistemas de aire acondicionado se degradan fácilmente y se descomponen en partículas. Una falta de mantenimiento de los aparatos y de la ventilación del aire interior podría provocar la migración de estos componentes al tejido pulmonar a través de su inhalación.

CONSEJOS DE USO ADECUADO

Para garantizar que el uso del aire acondicionado no afecta a la salud respiratoria, pueden seguirse unas recomendaciones de seguridad. Desde SEPAR indican que el primer paso debe ser la revisión y limpieza periódica de los filtros, especialmente antes del verano. Además, es conveniente seguir las instrucciones de mantenimiento fijadas por cada fabricante, así como colocar los aparatos en los lugares adecuados.

Con el objetivo de mantener la calidad del aire y liberarlo de los patógenos, conviene ventilar correctamente el ambiente. También es importante encender los dispositivos a unos 22 o 24 ºC, subiendo la temperatura uno o dos grados adicionales por la noche. Y conservar una humedad en el aire situada entre el 35% y el 60% para no resecar el ambiente en exceso y evitar congestiones.

Por último, desde SEPAR recuerdan que los catarros relacionados con los aires acondicionados no suelen causar fiebre, sino estornudos, congestión nasal y rinorrea. Para tratar estos síntomas, no se deben tomar antibióticos, ya que suelen corresponder a problemas de origen vírico. Asimismo, conviene evitar los cambios bruscos de temperatura y no exponerse al frío. Lo ideal es seguirlos consejos, continuar con los tratamientos habituales en pacientes con afecciones respiratorias crónicas y prestar atención ante cualquier empeoramiento o cambio en el estado de salud.

Menopausia, perimenopausia, posmenopausia y climaterio: estas son sus diferencias

La menopausia, perimenopausia, posmenopausia y climaterio son las cuatro fases relacionadas con el fin de la etapa reproductiva en la vida de la mujer

La vida de una mujer atraviesa distintas etapas, pero al llegar a la mediana edad destaca una de las más populares: la menopausia. A pesar de que su nombre resulta familiar, lo cierto es que todos los cambios que implica son grandes desconocidos. Por ejemplo, ¿sabías que la acompañan otros dos procesos, denominados perimenopausiay posmenopausia? ¿Que la menopausia únicamente indica el fin del ciclo reproductivo? ¿O que el climaterio no es lo mismo que la menopausia? Hoy, desde el blog medicinal de Oximesa, abordamos todas sus diferencias.

¿QUÉ ES LA MENOPAUSIA?

Menopausia es el término con el que comúnmente se da nombre al fin de la vida fértil de la mujer. Por su etimología, men (‘mes’) y pausis (‘cese’), hace referencia al último sangrado menstrual que tienen las mujeres. No obstante, la ciencia ha demostrado que su capacidad reproductiva concluye años antes de este momento. Con la menopausia, los ovarios dejan de funcionar y, por ende, dejan de liberar los ovocitos o células germinales femeninas.

Recientemente se han acuñado otros períodos para recoger el periodo de transición a la menopausia y el proceso posterior: perimenopausia y posmenopausia. Ambas etapas implican cambios hormonales y físicos en el cuerpo de la mujer. Cada paciente puede desarrollarlos a cualquier edad y con una duración variable. Sin embargo, se estima que la menopausia aparece entre los 45 y los 55 años de media.

Cuando la menopausia ocurre antes de los 40 años, se habla de insuficiencia ovárica primaria y requiere de valoración médica porque implica un riesgo para la salud. Si se produce entre los 40 y los 45 se conoce como menopausia temprana y si lo hace a partir de los 55, entonces se denomina menopausia tardía.

¿QUÉ ES LA PERIMENOPAUSIA?

Como se adelantaba anteriormente, la perimenopausia hace referencia a los años previos a la fecha de la última menstruación. También se conoce como periodo de transición a la menopausia y su duración es variable. Los primeros síntomas que indican la proximidad a la menopausia incluyen irregularidad en los ciclos menstruales, dolor de cabeza, molestias en las mamas o cambios drásticos en el estado de humor. Además, suelen aparecer sofocos, insomnio, falta de libido, cansancio, sequedad vaginal o cambios en la forma del cuerpo.

En esta etapa, los ciclos menstruales pueden ser muy irregulares y fallar algún mes, hecho que puede provocar algún que otro susto. Si los retrasos ocurren tras unos 7 días, se habla de la fase de transición temprana y si son de más de dos meses, es la fase de transición tardía. Esta última fase puede prolongarse entre uno y tres años y en ella aparecen los primeros sofocos. Cuando la ausencia de menstruación se mantiene durante 12 meses, se entiende que ha llegado la menopausia.

¿QUÉ ES LA POSMENOPAUSIA?

La posmenopausia comprende los años posteriores a la fecha de la última menstruación que marca la menopausia. Este período también se divide en dos fases: la fase temprana, que abarca los cinco años de después a la menopausia, y la fase tardía, en la que posteriormente aparecen síntomas más notables, como la sequedad vaginal y el riesgo de osteoporosis.

ENTONCES, ¿QUÉ ES EL CLIMATERIO?

El término ‘climaterio’se utiliza comúnmente como sinónimo de ‘menopausia’, pero la realidad es que es algo más amplio. Con él, se hace referencia al conjunto de periodos que comprende el fin de la etapa reproductiva de la mujer, es decir, incluye la perimenopausia, la menopausia y la posmenopausia.

Todas las mujeres que se aproximan al fin de su edad fértil pueden seguir unas recomendaciones para contribuir a su bienestar en estas etapas llenas de cambios. Estos consejos incluyen seguir una alimentación saludable con alimentos variados y equilibrados, asegurando el aporte de calcio para obtener una mejor densidad ósea. También la práctica de ejercicio regular, el control eficiente del estrés y mantener una buena calidad de sueño. Asimismo, deben consultar con su médico cualquier síntoma que afecte a su calidad de vida para obtener una valoración clínica.