Astenia, cansancio en primavera

Descubre cómo superar la fatiga y el decaimiento que puede traerte la nueva estación

La astenia se define como la falta de energía o decaimiento, caracterizada por una sensación de fatiga física y psíquica, bajo tono vital y apatía. Según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), la subida de las temperaturas y el incremento de horas de luz de la primavera pueden provocar alteraciones físicas y del estado de ánimo en muchas personas.

Irritabilidad, somnolencia, cansancio y tristeza son los síntomas más frecuentes asociados a la astenia. En la mayoría de los casos, se trata un síntoma leve, aislado y pasajero que suele remitir en menos de dos semanas.

¿Qué hacer para aliviar el cansancio?

Los expertos recomiendan tener paciencia e intentar llevar un estilo de vida saludable:

  • Seguir una rutina de sueño: es conveniente mantener unos horarios regulares de descanso y vigilia. Es decir, dormir mínimo 8 horas y que el sueño sea reparador y de calidad. Para ello, cena algo ligero, al menos dos horas antes de acostarte.
  • Realizar ejercicio físico: tendríamos que hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio físico diario, aunque sea moderado. Nadar, pasear, bailar, montar en bici o hacer yoga son actividades que están al alcance de todos.
  • Alimentarse bien: lleva una alimentación con abundantes frutas y verduras. Trata de combinar estos vegetales con arroz o pasta integrales, legumbres y patatas, o con carne, pescado y huevos.
  • Mantén un horario para comer: reparte las comidas en cinco tomas al día. No te saltes el desayuno, puesto que te aportará energía suficiente hasta medio día. Entre horas, ingiere productos ricos en nutrientes como frutas, zumos de hortalizas o yogures.
  • Bebe suficiente agua: consumir 2,5 litros de líquidos diarios favorece la función renal e intestinal. Intenta tener siempre una botella de agua cerca de ti, esto te obligará a beber más. Complementa esta cantidad con infusiones y caldos.
  • No te automediques: de la misma manera que no se conocen con certeza las causas de esta dolencia, tampoco se puede recomendar ningún medicamento o complejo vitamínico eficaz.
Si estás cansado, descansa e intentar mejorar tus hábitos de vida.

Vivir con Parkinson

Los que padecen la enfermedad del temblor pueden llevar una mejor vida

El Día Mundial del Parkinson se celebra el 11 de abril, en honor al nacimiento del científico que lo descubrió, James Parkinson. Se trata de un trastorno neurodegenerativo crónico (todavía de causa desconocida), que da lugar a una incapacidad progresiva por la destrucción de neuronas responsables del control del movimiento.

La reducción de la células cerebrales produce, además, pérdida de autonomía, alteraciones en las funciones cognitivas y emocionales, así como el temblor más característico de esta dolencia.

Se dan 18 casos nuevos de Parkinson por cada cien mil habitantes. Y prevalece en el tiempo, porque no tiene cura, pero la esperanza de vida de los pacientes hoy en día es muy larga. Por ello los esfuerzos deben ir a intentar paliar los síntomas y dar a los pacientes la mejor calidad de vida posible, durante el mayor tiempo posible.

Cómo cuidar a personas con Parkinson

  1. Prevenir accidentes: es muy habitual que la falta de equilibrio y la rigidez muscular hagan que el paciente se caiga, sobre todo, en la etapa en que aún es, y quiere seguir siendo, autosuficiente, y los traumatismos graves pueden empeorar su situación general.
  2. Medicamentos para el temblor: el tratamiento más utilizado es la levodopa, que es el precursor metabólico de la dopamina (el neurotransmisor que controla el movimiento) y es muy eficaz contra los síntomas motores, en especial el temblor.
  3. Rehabilitación continua: tan importante como los fármacos es la rehabilitación y la estimulación constante, para que se pierda cuanto menos la capacidad de realizar las actividades de la vida diaria de los pacientes (comer, vestirse, caminar, etc).
  4. Apoyo social: el soporte de las instituciones públicas a las asociaciones de Parkinson es esencial para el mantenimiento de las terapias rehabilitadoras, el estudio de nuevos tratamientos y prácticas asistenciales, la apertura de más centros de día y lograr mayor concienciación e implicación de la sociedad. Y es que es en un problema que puede afectar a cualquiera de nosotros o de nuestros familiares y amigos.

10 Hábitos sanos que mejorarán tu vida

Te damos el decálogo de las rutinas básicas para conseguir un mayor bienestar

Los pequeños gestos son importantes, también en la salud. Aristóteles decía que “somos lo que hacemos cada día”. En el Día Mundial de la Salud (7 abril) nos gustaría recordarte algunos hábitos sencillos y beneficiosos, que tendrán un impacto muy positivo en tu bienestar.

  1. Come con conciencia: intenta llevar una alimentación saludable, con más vegetales de temporada y menos productos procesados. Recuerda no ingerir grandes cantidades. Mejor menos, más veces y de mayor calidad.
  2. Bebe agua: para hidratarte elige agua antes que cualquier otra bebida (refrescos, zumos, alcohol). Cuando te levantes a la mañana, toma un gran vaso de agua, ya que, así, repondrás el líquido perdido durante la noche y te activarás más fácilmente.
  3. Descansa mejor: trata de dormir al menos 7-9 horas diarias. Para ello, tal vez tengas que irte a la cama más temprano, lo que afectará positivamente a tu bienestar. En fines de semana y vacaciones, duerme todo lo que puedas y recarga pilas.
  4. No te saltes el desayuno: empieza el día con buen pie. Incorpora proteínas y grasas saludables, hortalizas y fruta y limita la cantidad de hidratos de carbono. Hay más opciones que el típico bol de leche con cereales y el zumo de naranja.
  5. Muévete cada día: camina más, usa menos el ascensor y más las escaleras. Cualquier actividad física vale, desde realizar las tareas domésticas, hasta practicar zumba o hacer bricolaje. Además de ejercitar el cuerpo, liberarás endorfinas y calmarás la mente.
  6. Acude al médico regularmente: no te automediques y toma solo aquellos fármacos prescritos por un profesional sanitario. No te olvides de hacerte revisiones médicas periódicamente (ojos, dientes, ginecología, próstata…).
  7. Busca un momento para relajarte: encuentra un lugar tranquilo (si puede ser, en un entorno natural) y respira conscientemente 10 veces, focalizando tu atención en cada inhalación y exhalación. El mindfulness, el yoga y el taichí pueden resultarte muy útiles.
  8. Aprende a decir ‘no’: eres dueño de tus propias decisiones. Poner límites, pensar en uno mismo y anteponer tus necesidades a la de los demás (egoísmo sano)te ayudará a ser más asertivo y a ofrecer la mejor versión de ti mismo.
  9. Abraza y deja que te abracen: es una inyección idónea de energía positiva. Está comprobado que los abrazos refuerzan el sistema inmune, disminuyen el riesgo cardíaco y mejoran el estado anímico. ¡Y son gratis!
  10. Haz pausas en el trabajo: intenta trabajar concentrado durante 90-120 minutos y luego haz una pausa. Parar, tomar aire y pensar en otra cosa mejorará tu productividad y creatividad. Aprovecha este ‘break’ para hacer estirar la espalda o caminar un poco.
“Cuida de tu cuerpo, es el único lugar que tienes para vivir”, Jim Rohn (escritor americano).

Conjuntivitis, otra alergia primaveral

Esta infección en el ojo suele curarse sin problemas, siempre y cuando se trate bien.

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana que recubre los párpados y la parte blanca del ojo. Este tejido ayuda a lubricar el globo ocular produciendo mucosidad y lágrimas y, a su vez, las enzimas y los anticuerpos de las lágrimas para protegernos de agentes irritantes (polvo, polen, pelos, luz intensa).

¿Cómo saber si es conjuntivitis?

Los principales síntomas de la conjuntivitis son:

  • Ojos irritados, rojos o inflamados
  • Lagrimeo y picor
  • Secreción amarillenta y pastosa
  • Formación de costras o legañas junto al lacrimal
  • Sensibilidad a la luz e, incluso, visión borrosa

¿Por qué aparece?

Hay tantos tipos de conjuntivitis como causas que la originan:

Conjuntivitis infecciosa: es debida a un virus o una bacteria y es especialmente frecuente en niños. Son contagiosas y pueden transmitirse por contacto de las manos con los ojos, y a través de la tos y estornudos.

Conjuntivitis alérgica: se produce cuando los ojos están expuestos a una sustancia a la que la persona es alérgica (alérgeno), provocando la inflamación. Los ácaros del polvo, el polen y las partículas de árboles y flores, plantas, hongos y epitelios de animales suelen ser los factores más comunes. Otra causa puede ser el clima seco o el uso de lentes de contacto blandas.

Conjuntivitis irritativa: aparece por una inflamación del borde palpebral (blefaritis) causada generalmente por cosméticos o por sustancias irritantes que hay en el ambiente, como disolventes, pinturas, cloro de las piscinas, etc.

¿Cómo se trata?

Según el factor que haya desarrollado la inflamación el tratamiento será distinto.

  • La de tipo infeccioso suele curarse por sí sola. A veces son necesarios antibióticos en gotas o medicamentos de uso interno para tratar las conjuntivitis bacterianas, pero siempre bajo prescripción médica.
  • Para la de tipo alérgico se suelen emplear medicamentos antihistamínicos junto con gotas para rebajar la inflamación y limpiar los ojos. Igualmente, los lavados o las compresas frías alivian mucho la irritación.
  • Para la irritativa, cuando desaparece el alérgeno, los síntomas suelen remitir de forma espontánea.

En general suelen tener evoluciones favorables que no afectan a la visión, pero pueden complicarse si no se tratan adecuadamente.

Pautas para evitar la conjuntivitis

La mejor medida es intentar evitar exponerse al agente alérgeno. Y cuando aparece alguno de los síntomas descritos, acudir al oftalmólogo.

En el caso de conjuntivitis infecciosa, además, pueden tomarse algunas pautas para prevenir contagios:

  • No compartir ropa u objetos que hayan tocado el ojo infectado (fundas de almohadas, sábanas, toallas, lápiz de ojos, etc.)
  • Lavarse las manos después de haber estado en contacto con alguien con conjuntivitis
  • Tratar de no llevar a la escuela a los niños que tienen la infección
  • Limpiar bien las secreciones de los ojos con agua tibia, al menos dos veces al día
  • Prescindir de las lentes de contacto hasta que desaparezca la conjuntivitis y tirar aquellas lentes que han estado en contacto con el ojo infectado
Un problema ocular requiere siempre de la opinión de un oftalmólogo para que dictamine las causas reales de la enfermedad.

El secreto para no resfriarse

Este invierno prevén los catarros y goza de mejor salud

El resfriado o catarro es una enfermedad infecciosa del aparato respiratorio causada por un virus, que en invierno encuentra el mejor escenario para desarrollarse. Es la dolencia leve más extendida del mundo y afecta, de media, tres veces por año a una persona.

A pesar de que sus síntomas (goteo nasal, congestión, lagrimeo en los ojos, irritación de garganta) se asimilan a los de la gripe, no provoca fiebre alta y suele curarse en una semana.  La genética juega un papel relevante en la prevención, pero siguiendo una serie de hábitos saludables podemos también librarnos de él.

Cómo prevenir los catarros

  1. Cuida la alimentación: una dieta rica en vegetales y baja en carnes rojas y grasas saturadas es esencial para que el sistema inmune pueda vencer a los microbios.
  2. Higiene de manos: lávate las manos con agua y jabón, con frecuencia y durante al menos 20 segundos para evitar que los microorganismos penetren en el organismo.
  3. Ventila las estancias: airea los espacios cerrados, como mínimo 15 minutos, así los microorganismos no se concentrarán en el ambiente.
  4. Abrígate: usa prendas adecuadas para el frío, protégete la cabeza, la garganta y los pies porque, de no ser así, el organismo se enfria en su conjunto.
  5. Hidrátate: Ingiere muchos líquidos, en forma de agua, infusiones y sopas. Un ambiente reseco en las mucosas respiratorias propicia el desarrollo de microbios.
  6. No fumes: El tabaco disminuye las defensas del organismo. Las personas fumadoras tienen el doble de posibilidades de resfriarse respecto a aquellos que no fuman.
  7. Descansa lo suficiente: Dormir menos de seis horas cuadriplica el riesgo de contagio. El cuerpo necesita un mínimo de siete para recuperar la energía.
  8. La actitud: Ser positivo y controlar el estrés puede mejorar la salud de nuestro sistema inmune y favorecer una más pronta recuperación.

Soluciones para la faringitis

Aprende unas recomendaciones sencillas para aliviar el dolor de garganta

La faringitis es la inflamación de la faringe, es decir, la parte de la garganta que une la boca y la nariz con la tráquea y con el esófago. Se trata de una enfermedad que aparece, especialmente, en invierno, ya que es en esta época cuando se activan los microorganismos responsables.

Aunque se cura fácilmente, requiere de un tratamiento adecuado que evite posibles complicaciones. El 95% de los dolores de garganta viene producido por el virus del resfriado común o de la gripe y, en un menor número de casos, por infecciones bacterianas y por causas alérgicas (al moho, polvo, polen…).

Los síntomas de la faringitis van desde del dolor de garganta, tos, irritación, dificultad para tragar, hasta fiebre, mocos, amigdalitis (amígdalas rojas), voz ronca y ganglios inflamados. Ante estos indicios es necesario acudir al médico para que diagnostique su causa y tratamiento más conveniente.

Consejos para el dolor del garganta

Paralelamente al tratamiento médico prescrito podemos seguir una serie de recomendaciones, que nos ayudarán a aliviar las molestias y facilitarán nuestra recuperación:

  1. Bebidas calientes: la costumbre de ingerir bebidas muy frías es culpable de muchas faringitis. Lo mejor es tomar agua natural e ingerir bebidas calientes (té de limón con miel) para prevenir la deshidratación y cuidar de la garganta.
  2. Infusiones de enebro: esta planta posee propiedades expectorantes, antisépticas y antiespasmódicas que la convierten en una solución para dolencias respiratorias. Mezcla una cucharada de bayas secas por litro de agua durante 15 minutos y bebe la tisana endulzada con miel a lo largo del día.
  3. Gárgaras de agua salada: realizar gargarismos de agua con sal es un remedio que alivia los dolores que afectan a las anginas y a la parte superior de la garganta. Pon media cucharada de sal en un vaso de agua y haz gárgaras varias veces al día (evita tragarte el líquido).
  4. Alimentos con vitamina A: la zanahoria, la achicoria, las acelgas, las espinacas, la calabaza son vegetales ricos en vitamina A, una sustancia que fortalece el sistema inmunitario y puede tratar y prevenir enfermedades del aparato respiratorio (anginas, gripe, resfriados y bronquitis).
  5. Vapores de eucalipto: este árbol calma la faringe y ayuda a eliminar los gérmenes que provocan la inflamación. Cuece un puñado de hojas en un litro de agua y aspira los vapores, tapándote la cabeza con una toalla.
  6. Evita los ambientes resecos: busca entornos poco contaminados y un poco húmedos, que no inflamen la garganta (vigila con la calefacción). Puedes usar un humificador para dar más humedad al espacio o, en su defecto, colocar platos con agua encima de estufas o radiadores (con una infusión de eucalipto en su interior).
  7. Leche con miel y cúrcuma: un remedio casero para suavizar las molestias de la faringitis es tomar un vaso de leche con una cucharadita de mantequilla, otra de miel y otra de cúrcuma.
  8. No fumes: El tabaco agrede constantemente la garganta y disminuye las defensas. Intenta no fumar y huye de los espacios con mucho humo o con el aire muy viciado, así también prevendrás el contagio.

Recuerda que una alimentación adecuada, con muchas frutas y hortalizas, te ayudará a aumentar las defensas, recuperarte antes y prevenir otras faringitis en el futuro.

¿Sabías que las sopas y purés vegetales son muy beneficiosos para la garganta? Son suaves, no irritan y aportan calor a la zona.

Protégete de la gripe

Sigue unos sencillos hábitos y este invierno podrás librarte del virus

La gripe es una infección vírica muy contagiosa que afecta al sistema respiratorio, sobre todo en otoño e invierno. Cerca del 75% de la población en España padece gripe o resfriado al menos una vez al año, de acuerdo con Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria.

Fiebre de hasta 39ºC, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares, estornudos, tos intensa y persistente, congestión, lagrimeo y faringitis leve son algunos de sus síntomas. Estas señales pueden confundirse con el catarro, sin embargo, la gripe suele aparecer en época de frío y presenta fiebres más altas y un malestar más agudo.

Se transmite por contacto directo con una persona enferma o con material contaminado, que tocamos con las manos o a través de las gotitas de saliva que expulsamos al hablar, toser o estornudar. Aunque suele curarse por sí misma entre 5 y 7 días, la gripe puede ocasionar complicaciones, especialmente, en gente mayor o personas con problemas respiratorios, inmunológicos o de corazón.

Claves para tratar y prevenir la gripe

  1. Higiene de manos: el contacto de las manos con la boca, la nariz o los ojos constituye una de las formas más habituales de contagio. Lávate con frecuencia las manos, sobre todo después de haber tosido o estornudado, y después tras haber tocado pasamanos de escaleras, pomos de las puertas, agarraderos en metro…
  2. Usa pañuelos de desechables: procura no reutilizar los pañuelos que usas al limpiarte las secreciones nasales y opta por pañuelos de papel desechables. Al toser o estornudar cúbrete bien la boca y la nariz con el codo o con el pañuelo para retener las gotitas de saliva.
  3. Cuida tu alimentación: una dieta con abundante cantidad de productos vegetales y de temporada es imprescindible para mantener el sistema inmunitario en buen estado. Incluye también yogures, ya que contienen la bacteria lactobacillus capaz de bloquear la proliferación de virus en el organismo.
  4. Evita los espacios con mucha gente: en lugares con multitudes es donde hay más facilidad para el contagio, ya que la gripe se transmite a través de gotitas de saliva que quedan en el aire. Siempre que sea posible, anda a pie al trabajo y evita los grandes almacenes y las aglomeraciones.
  5. Ventila los espacios cerrados: airea las habitaciones y las salas de tu casa y del trabajo para que los microorganismos no se concentren. Aunque haya calefacción, basta un cuarto de ahora para que el aire se renueve.
  6. Abandona el hábito de fumar: el tabaco disminuye las defensas del organismo y, por tanto, facilita la aparición del virus. Los fumadores tienen el doble de posibilidades de enfermarse y, los fumadores pasivos, también tienen mayor riesgo de infección.
  7. Descansa las horas necesarias: durante las horas de sueño el sistema inmune se recupera para hacer frente a un nuevo día y prepararse frente a posibles invasiones. Si no duermes bien serás más vulnerable.
  8. Vacúnate: según el Ministerio de Sanidad de España, la vacunación es la medida más eficaz para prevenir la gripe y sus complicaciones. Pregunta a tu médico si perteneces a algún grupo de riesgo (mayores de 65 años, personas con dolencias cardiovasculares, pulmonares, metabólicas e inmunosupresión, embarazadas, etc.).
  9. Reduce el estrés: la tensión y el nerviosismo son factores que posibilitan la aparición de la gripe o retardan su curación, al mermar nuestro sistema inmune. Igualmente, una actitud positiva permitirá incrementar las defensas y favorecer una más pronta recuperación.
  10. Bebe abundantes líquidos: ingiere más de 3 litros de líquidos al día, en forma de agua, zumos, sopas o purés, preferiblemente si son ricos en vitamina C y antioxidantes, pues ayudan a licuar la mucosidad para expulsarla mejor y a aumentar las defensas.

El tratamiento de la gripe es sintomático, es decir, va encaminado a mejorar el estado del paciente aliviando los síntomas. Puedes tomar  analgésicos para reducir la fiebre y el dolor, y mucolíticos para reducir la mucosidad.

Disfagia, dificultad para tragar

Aprende algunas pautas para alimentar a una persona con dificultades para comer y beber.

La disfagia es la alteración o dificultad para tragar los alimentos, es decir, para hacer pasar de la boca al estómago cualquier sustancia sólida o líquida. Más que una enfermedad, se trata de un síntoma que suele aparecer en personas que han sufrido algún daño cerebral (como el ictus) y que afecta a más de 25% de las personas mayores de 70 años que viven en casa y hasta el 60% de los ancianos que están en residencias.

Tos  al  ingerir  o  tras la ingestión, ahogarse con alimentos o líquidos, dolor al tragar, la sensación de que la comida se quede pegada en la  garganta  o dificultad al respirar durante la alimentación, son algunos de  los  síntomas  que pueden presentarse si se padece disfagia.

Al verse alterada la habilidad de la deglución, los enfermos pierden la capacidad para alimentarse e hidratarse de manera óptima, pudiendo desarrollar problemas de desnutrición, deshidratación y complicaciones respiratorias.  En este sentido, es vital buscar la seguridad de la persona, minimizar los posibles riesgos y tratar que absorba la cantidad necesaria de líquidos (agua 2 litros/día) y de vitaminas y nutrientes.

Recomendaciones para alimentarse

La Guía de Nutrición para personas con disfagia, elaborada por el Centro de Referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral y el Instituto de Mayores y Servicios Sociales, recoge algunas pautas para elaborar una dieta ajustada, variada y adaptada al paciente.

Carnes: se pueden comer todo tipo de carnes (ternera, cerdo, pollo, conejo…), siempre y cuando se preparen de manera que queden tiernas, jugosas y/o con salsas, como por ejemplo, carne picada, hamburguesas, albóndigas, salchichas, pastel de carne, etc. Evitar ponerlas en piezas enteras, es decir, en bistec, pechuga o muslo. Aconsejan consumir entre 3-4 raciones de 150 gramos a la semana.

Pescados: prepararlos sin espinas, preferiblemente cocidos y/o acompañados de salsas como la mayonesa. Mejor quitarles la piel y huir de los pescados demasiado secos. Sería idóneo comer 4-5 raciones de 150 gramos semanalmente.

Verduras y hortalizas: las verduras como la espinaca, la acelga, la coliflor, el brécol, la col de Bruselas o las setas son mejor hacerlas cocidas o en forma de cremas o purés. El tomate puede ingerirse en crudo (sin piel), triturado y tamizado. Y la patata, siempre mejor cocida y frita aplastada, nunca crujiente. No incluir en las cocciones maíz, guisantes, judías verdes, apio, puerro, espárrago o alcachofa, porque pueden interferir en la deglución. Habría que consumir 2 raciones de verduras al día, una en crudo.

Legumbres: es conveniente cocinarlas en cremas y purés. Ninguna legumbre se recomienda en su forma original. No obstante, puesto que son una fuente rica de hidratos de carbono, hierro, vitamina B1 y fibra, se aconseja consumirlas al menos 2 veces por semana.

Frutas: conviene comer las frutas no excesivamente maduras, es decir, que tengan una cierta consistencia o en almíbar (no en trocitos pequeños). Hay que evitar ingerir plátano, uvas, naranja, kiwi, fresas, manzana, pera, melón y frutos secos. Los nutricionistas sugieren 3 piezas de fruta a la semana (una cítrica).

Pan, pasta y cereales: es preferible comerlos en papilla o cremas. Pero, sobre todo, hay que vigilar con el pan tostado y de molde, los cereales de desayuno, la bollería, el arroz y la pasta (fideos, macarrones, espaguetis), ya que su tamaño puede representar un riesgo. Mientras que el pan podemos comerlo a diario, la pasta y el arroz recomiendan 1-2 raciones por semana.

Asimismo, existen tratamientos como la electroestimulación, que facilitan y mejoran el proceso de deglución. Se trata de un sistema no invasivo e indoloro, que se aplica en el rostro y que repara la función de tragar, gracias a la transmisión de pequeñas corrientes eléctricas  que  estimulan  los músculos de la boca y del esófago permitiendo el acto reflejo de tragar.  Además, esta tecnología   suele   complementarse  con   una  terapia  de rehabilitación  con  la que volver a educar los músculos.

Recuerda que para alimentarse y disfrutar de lo sabores, hay que intentar mantener un ambiente relajado, sin distracciones y sin prisas.

La enfermería, clave en el cuidado del paciente respiratorio

Te contamos qué tareas realiza el personal sanitario para el bienestar integral de la persona.

Cuida, aconseja, escucha, empatiza, acompaña… El enfermero es un profesional sanitario con una función vital, flexible y versátil, que abarca lo meramente médico y lo psicológico, y que ayuda al paciente crónico a seguir el tratamiento y a sentirse mejor con él mismo.

Hay estudios que demuestran que el papel del personal de enfermería es fundamental para lograr una adherencia adecuada, es decir, conseguir que el paciente participe en la toma de decisiones de su dolencia, se empodere sobre su estado de salud y sepa autogestionar su enfermedad.

Además de asesorar cómo y cuándo tomar los fármacos, el enfermero debe recordarle al paciente el seguimiento de un estilo de vida saludable, alejado del tabaco y del alcohol, la práctica de ejercicio físico regular y la necesidad de alimentarse de manera equilibrada. Su apoyo a la persona es de confianza y cariño, estableciendo un vínculo personalizado y único.

Funciones del enfermero

  1. Mediador: los profesionales de enfermería ejercen de mediadores de un equipo multidisciplinar (médico, auxiliar, proveedor de  equipos, fisioterapeuta, cuidador…), ya que son los más próximos al paciente.
  2. Control: el papel principal del enfermero es el control y seguimiento de la enfermedad una vez es diagnosticada a la persona. Debe tener competencias en la implementación de programas en el que el paciente se aborde de forma integral, desde el diagnóstico, la educación en conocimientos de su patología, tratamiento, identificación de signos y síntomas de exacerbación con un plan de actuación, evitación de factores de riesgo o desencadenantes, como los alérgenos, realización de espirometrías de calidad, etc.
  3. Psicólogo: ayuda al paciente a tener la mejor calidad de vida posible, pero sin que sea dependiente de nadie, intentando que sea activo el máximo tiempo posible. Cuando llegue el momento en el que requiere más ayuda, debe aprovechar las facilidades que la sociedad pone a su disposición.
  4. Orientador: el personal sanitario trata de convencer al paciente que deje los hábitos perjudiciales, como el tabaco, el alcohol y el sedentarismo. Tiene que potenciar el entusiasmo y la motivación del enfermo, explicándole los pros de una alimentación con más verduras y menos carne y la práctica de actividad física moderada diaria.
  5. Escucha: día tras día y conociendo su estado y sus molestias, el enfermero va desarrollando una gran empatía con  el paciente y también con su cuidador. La enfermedad la padecen todos y no sólo el paciente.
  6. Educador: el principal objetivo es que el paciente o cuidador adquiera conocimientos y habilidades necesarias para conseguir un autocontrol de su enfermedad, evitando así exacerbaciones y mejorando su calidad de vida.
  7. Informador: intenta que el paciente cumpla el tratamiento y, para ello, debe explicar los beneficios del mismo, las características de los fármacos, los posibles efectos secundarios y los factores específicos relacionados con el uso de inhaladores como una técnica de inhalación inapropiada.

La adhesión a los tratamientos en las patologías respiratorias se sitúa sobre el 50%, aún sabiendo que este incumplimiento está asociado a un aumento de la morbimortalidad y a un mayor uso de los servicios sanitarios. El enfermero tiene un rol destacado en la progresión del paciente, aunque de éste dependerá siempre la voluntad de cambio y su evolución.

"Los medicamentos no funcionan en aquellos pacientes que no los toman", Charles Everett Koop, cirujano estadounidense (1916-2013).

Linfedema, cuando la extremidad se inflama

Te damos unas recomendaciones para aliviar los síntomas del hinchazón en brazo o pierna.

Decimos que se produce un Linfedema cuando aumenta el volumen de una parte del cuerpo, generalmente un brazo o una pierna, debido a un defecto del sistema linfático (encargado de limpiar de desechos el organismo).

Esta enfermedad, que afecta cerca de un millón de personas en España, va en aumento y es la secuela más importante del tratamiento de cáncer de mama. Según datos del Asociación Española Contra el Cáncer (aecc), las pacientes con cáncer de mama tratadas con extirpación de los ganglios de la axila poseen un riesgo de desarrollar Linfedema de hasta un 10% y hasta del 20%, si reciben, además, radioterapia.

Este hinchazón no aparece de forma repentina, de esta manera, los primeros síntomas pueden ser la sensación de pesadez en el brazo o endurecimiento de algunas zonas del mismo. No existe un tratamiento curativo eficaz (aunque la fisioterapia puede mejorar el Linfedema), por eso es primordial adoptar medidas preventivas para evitar su aparición y conocer y detectar las señales iniciales poder empezar lo  antes posible el tratamiento.

Cómo convivir con el Linfedema  

  1. Acepta los cambios en tu cuerpo: el aumento del perímetro del brazo puede afectar negativamente al estado de ánimo, a la forma en la que te ves a ti mismo y te relacionas con los demás, perjudicando tu calidad de vida. Lo mejor es intentar seguir disfrutando de la vida, conocer nuevas formas de arreglarte y cuidar tu cuerpo.
  2. Usa prendas anchas: la ropa apretada y el calor excesivo favorecen la obstrucción linfática. Es aconsejable emplear prendas holgadas y frescas, sobre todo, en la extremidad afectada, para permitir una mejor circulación. Cuando se trata de un brazo, usa un sujetador apropiado, con tirantes anchos y acolchados para no comprimir el hombro.
  3. Realiza una higiene adecuada: hay que extremar la higiene de la piel de la extremidad utilizando jabones neutros. Luego seca la epidermis minuciosamente, sin olvidar los pliegues y la zona entre los dedos. Recuerda aplicarte crema hidratante tras el lavado.
  4. Extrema las precauciones: evita las mordeduras y arañazos de perros y gatos. Ante cualquier herida en la piel del brazo o la pierna, lávala con agua y jabón y pon un poco de antiséptico. Si tienes hinchado el brazo, no te realices extracciones de sangre ni vacunas, usa guantes con el uso de cuchillos o tijeras y córtate las uñas con cortaúñas.
  5. Ejercicio sí, pero moderado: no hagas ejercicios vigorosos y repetitivos con el brazo. Puedes practicar una actividad física (andar, tenis, nadar…) pero controlando el tiempo de deporte y siempre con una prenda de compresión. Ante todo, hay que evitar cargar peso con la parte afectada.
  6. Alimentación equilibrada: lleva una dieta sana e intenta mantener un peso saludable. Incluye gran cantidad de frutas, verduras y legumbres a tus menús, modera el consumo de carnes y evita el exceso de sal en las comidas. No olvides beber mucha agua, recomiendan ingerir al menos unos 2 litros al día.
  7. Drenaje linfático manual:   debe ser realizado por un fisioterapeuta especializado en este campo. El objetivo del drenaje es la reabsorción del linfedema y la activación de la circulación linfática superficial.
  8. Presoterapia: es una medida de contención, que se utiliza también como tratamiento, que consiste en un manguito que se coloca en la pierna o el brazo. Esta funda hace una presión que va creciendo para, así, aumentar la eliminación de la linfa. Hay que usarlo todos los días durante un mes y con revisiones regulares para valorar su evolución. En este sentido, Oximesa posee una amplia gama de equipos (entre ellos manguitos de presoterapia) para tratar el linfedema de forma efectiva y cómoda en el domicilio.

Aplicando de forma combinada medidas sobre el cuidado de la piel, masajes linfáticos, vendajes, presoterapia y ejercicios se puede reducir la inflamación y el malestar.

Recuerda que un estilo de vida saludable te ayudará a tener mejor calidad de vida y aliviar las molestias del linfedema.

Lavado nasal, por una respiración sana del bebé

La limpieza de las fosas nasales permite al pequeño eliminar los mocos y respirar mejor.

Los bebés no saben respirar por la boca, por lo que cuando tienen muchos mocos le cuesta enormemente coger aire del exterior. Un lavado de las fosas nasales con suero fisiológico puede ser un remedio eficaz y sencillo, que les aliviará las molestias, mejorará su respiración y hará que se sientan más cómodos.

De acuerdo con la Asociación Española de Pediatría, podemos realizar tantas limpiezas nasales como el bebé necesite. Y es que los pequeños no saben sonarse, ni siquiera reconocen ese esfuerzo y es, precisamente, el suero subministrado el que funciona como un pañuelo para ellos.

No obstante, no se recomienda emplear con la misma frecuencia los aspiradores de secreciones, ya que la presión de succión que producen puede ocasionar sensaciones desagradables en el oído y resecar la mucosa del interior de la nariz. Es preferible usarlos una o dos veces al día, solo si hay mucho moco para aspirar (eso se ve) y hacerlo de forma suave.

Asimismo, existen diferentes sistemas de limpieza con suero fisiológico que pueden adquirirse en farmacia. Son preferibles los envases pequeños, puesto que la utilización de un mismo frasco, catarro tras catarro, favorece la contaminación por gérmenes.

Cómo hacer correctamente una limpieza nasal

  1. Antes de la toma y de dormir

Aconsejan hacer el lavado nasal antes de que el bebé se duerma y anterior a la toma. La cantidad a inyectar tiene que rondar los 1,5-2 ml en cada fosa nasal en niños pequeños y hasta 5 ml en mayores. El suelo tiene que estar a temperatura ambiente, así le será menos desagradable.

  1. Ladearle la cabeza

Se puede tumbar al niño boca abajo o boca arriba, según como le sujetemos más fácilmente. Eso sí, hay que intentar girarle la cabeza a un lado y que no tire el cuerpo hacia atrás.

  1. Echar el suero con decisión

 Cuando tengamos al bebé bien sujeto, introducir el suero fisiológico por el orificio que quede arriba, con determinación y sin dudar. Si ves que la nariz está muy obstruida, puedes echar un poco de suero, masajear la zona para reblandecer y volver a echar más suero.

  1. Sentarlo

Después de haber introducido la solución salina en una fosa nasal, es mejor sentarlo para ayudarle a que expulse las secreciones con  menos esfuerzo.

  1. Hacer en el otro lado

Una vez limpio un orificio de la nariz, pasamos al lado contrario. De este modo, repetiremos la maniobra para echar el suero, girándole la cabeza hacia el otro costado.

  1. Taparle la boca

Si el niño no colabora (normalmente hasta los 2-3 años no lo hacen) algunos fisioterapeutas aconsejan cerrarle la boca para aprovechar el llanto (es frecuente que llore al realizarle la limpieza) y conseguir que inspire intensamente por la nariz. Esto hará arrastrar las secreciones y permitirá una correcta respiración.

No hay que preocuparse si no expulsa toda la mucosidad: con un simple lavado nasal veremos cómo nuestros hijos empiezan a respirar mejor. Además, eliminarán parte de los mocos y otra parte se los tragarán, que suele ser normal.

Los lavados nasales no suelen gustar a casi ningún niño, por lo que a veces tendrás que buscar verdaderas estrategias para poder sujetar a tu hijo.

Claves para una respiración saludable

Ser consciente de cómo tomamos el oxígeno nos ayudará a mejorar nuestro bienestar.

La respiración es un acto inconsciente, involuntario y tan natural que apenas le prestamos atención. Solo reparamos en ello, cuando no lo estamos realizando correctamente o es insuficiente. Y es que sin respirar nuestra vida no existiría. Por ello, quizás hoy sea un buen momento para tomar conciencia de su valor y de cómo realizarlo de forma adecuada para mejorar nuestro estado de salud.

En realidad, se trata del proceso a través del cual introducimos aire en los pulmones, permitiendo que el oxígeno pase a la sangre y se expulse el dióxido de carbono. En este procedimiento participan dos movimientos esenciales, la inspiración y la espiración. En la primera, el aire entra al organismo desde la nariz hasta los bronquios, donde están los alvéolos, encargados del intercambio gaseoso. Con la espiración expulsamos el aire, ahora pobre en oxígeno y rico en dióxido de carbono.

Consejos para respirar mejor

  1. Preferiblemente por la nariz

Seguramente hemos oído alguna vez que es mejor respirar por la nariz que por la boca, y es cierto. Además al hacerlo por la nariz, calentamos el aire y lo humedecemos, controlamos la entrada de bacterias y virus (quedan atrapados en las fosas nasales), y gestionamos nuestra tolerancia  al esfuerzo.

  1. Respira para relajarte

Se la conoce como respiración diafragmática o abdominal, porque al inspirar los pulmones se llenan empujando el diafragma y los órganos de la cavidad abdominal, dando la sensación que el vientre se hincha. Al exhalar, los pulmones se vacían y van ocupando menos espacio, mientras que el diafragma regresa a su posición inicial.

Esta técnica, que se usa en el yoga y actúa sobre el plexo solar, una red nerviosa situada en el corazón, creando un efecto relajante y reduciendo el estrés.

  1. Aumenta la capacidad pulmonar

La respiración costal o torácica se basa en la separación de las costillas para una expansión de la cavidad del tórax. Para realizarla de forma correcta, hay que llenar primero la parte baja con respiración diafragmática y, a continuación, completar la zona media del pulmón. Esta técnica contribuye a mejorar la capacidad pulmonar.

  1. Aprende a coger aire

La respiración clavicular se centra en la parte superior del pulmón, que es de menor volumen que las anteriores y absorbe menos aire. En la inspiración parece que se levanten las clavículas, de ahí su nombre. Suele darse durante un ataque de ansiedad o de nervios o en los últimos meses de embarazo, cuando el bebé ocupa la mayor parte de la cavidad abdominal.

  1. Controla la respiración

La respiración completa o yóguica busca el dominio de las tres técnicas anteriores, es decir, la unificación de todas ellas para un control consciente de la respiración.

Primero hay que vaciar los pulmones, luego inspirar lentamente (respiración diafragmática), continuar cogiendo aire dilatando las costillas (respiración costal) y llegar a levantar las clavículas (respiración clavicular). El siguiente paso es retener el aire y exhalar, haciendo que primero salga el aire de la parte alta, seguido de la media y, por último, el de la zona baja de los pulmones.

Si tomamos conciencia de la respiración nos será más fácil conciliar el sueño, calmar la mente y concentrarnos, lo que influirá en  nuestra calidad de vida y nuestro bienestar.

"Respirar es vivir...vivir es respirar...no vivas con prisas y tómate tu tiempo para respirar".