La importancia de las mamografías

La importancia de las mamografías

Detectar el tumor en su etapa inicial permite evitar tratamientos agresivos que dejan secuelas físicas y psicológicas en la mujer.

La detección precoz del cáncer de mama en su etapa inicial permite su curación. Es una de las herramientas básicas para salvar vidas. De hecho, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), gracias a las campañas de diagnóstico precoz del cáncer de mama, la mortalidad por esta enfermedad se ha reducido de manera muy significativa.

En el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, que se celebra el próximo sábado 19 de octubre, se busca recordar a la sociedad la importancia de promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y a tratamientos oportunos y efectivos. Porque detectar el tumor en etapas precoces permite aplicar tratamientos menos agresivos que dejarán menos secuelas físicas y psicológicas a la mujer.

Qué es la mamografía

El cáncer de mama es una de las pocas enfermedades cancerosas que se pueden diagnosticar de forma precoz, antes de que se perciban los síntomas. La técnica más eficaz para detectarlo es la mamografía.

Se trata de una radiografía de las mamas sin dolor y con una dosis de radiación muy baja. Durante la prueba, se comprimen las mamas entre dos superficies firmes para esparcir el tejido mamario. Se capturan imágenes de las mamas en blanco y negro, que examina el médico.

Esta técnica puede utilizarse con dos finalidades:

  • Mamografía de detección: para buscar cambios en las mamas en aquellas mujeres que no tienen signos, síntomas, ni nuevas anomalías en las mamas. El objetivo final es detectar el cáncer antes de que se noten signos clínicos.
  • Mamografía de diagnóstico: para investigar cambios sospechosos en las mamas (nuevo bulto, dolor, aspecto inusual de la piel, engrosamiento del pezón o secreción por el pezón). También se usa para analizar los hallazgos anormales en una mamografía de detección.

A través de la mamografía se pueden detectar lesiones en la mama hasta 2 años antes de que sean palpables, cuando aún no han invadido en profundidad ni se ha diseminado a los ganglios ni a otros órganos.

A partir de los 40 años, es conveniente realizar esta prueba cada 1 o 2 años. Y, a partir de los 50 años, cada año. Según la Sociedad Americana del Cáncer, las mujeres que se someten a ella de forma regular tienen más probabilidades de encontrar el cáncer de mama y menos de necesitar un tratamiento agresivo, como cirugía para extirpar el seno (mastectomía) y quimioterapia, y más probabilidades de curarse.

Ineficacia de la exploración física

Otra de las técnicas complementarias de detección precoz de la que se ha hablado mucho es la exploración física periódica (ya sea realizada por el médico o por la propia mujer). Sin embargo, la AECC no la considera eficaz por no permitir el diagnóstico de tumores pequeños, que sí suele detectar la mamografía. Y proporciona datos: “se estima que la mamografía permite detectar el 90% de los tumores y el examen físico menos de un 50%.

Ante todo, si tienes dudas, habla con tu médico. Él te dirá cuáles son tus factores de riesgo y los beneficios y riesgos de someterte a exámenes de detección.

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