Asma y alergia, ¿hay relación entre ellas?

El 7 de mayo se celebra el Día Mundial del Asma para sensibilizar sobre esta enfermedad crónica

A menudo, asma y alergia tienden a confundirse entre la población general y, aunque en muchos casos sus causas son diferentes, lo cierto es que comparten bastante más de lo que podemos llegar a imaginar. En plena primavera, con la incidencia de las alergias disparada, y en el contexto del Día Mundial del Asma que se conmemora cada 7 de mayo, hoy aclaramos la relación que existe entre ellas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 262 millones de personas sufren asma en todo el mundo. La describe como una de las enfermedades no transmisible y de tipo crónico que puede afectar a personas de cualquier edad. Está provocada por la inflamación y la contracción de los músculos próximos a las vías respiratorias, una condición que provoca dificultad en la respiración. Sus síntomas comprenden falta de aire, opresión en el pecho, tos persistente y sibilancias, que en ocasiones pueden convertirse en bastante graves.

Por otro lado, la OMS estima que cerca de 400 millones de personas padecen algún tipo de reacción alérgica. Las alergias se producen cuando el sistema inmunitario reacciona de forma desproporcionada a algún agente externo, ya sea por la ingesta de alguna sustancia, por contacto directo, por inyección (por ejemplo, picaduras de insectos) o por su inhalación. Dependiendo del sistema inmune del paciente y de la sustancia irritante, el paciente demostrará una reacción alérgica determinada. Lo habitual es pensar que las alergias respiratorias manifiestan síntomas de asma, pero lo cierto es que incluso las reacciones cutáneas y alimentarias también pueden presentarlos.

CAUSAS DEL ASMA: EL ASMA ALÉRGICO ES PREDOMINANTE

Los factores que influyen en el desarrollo de asma son: haber atravesado infecciones respiratorias en los primeros años de vida, la obesidad, la exposición al tabaco o a otras formas de contaminación del aire de forma prolongada y antecedentes familiares. Sin embargo, la existencia de alguna alergia en el paciente también es un factor condicionante en el desarrollo de esta enfermedad respiratoria. De hecho, el asma aparece en el 59% de los adultos con alergia. Por lo tanto, existe un vínculo fuerte entre ambas.

Es lo que se conoce como asma alérgico o asma inducido por la alergia, que es la forma más frecuente en la que se manifiesta la enfermedad. En estos casos, es la exposición a los alérgenos lo que desencadena los síntomas, tales como dificultad para respirar, secreción nasal, tos, sibilancias ‘pitos’ y opresión en el tórax. Y es la inhalación de las sustancias irritantes lo que provoca el asma alérgico, incluyéndose la caspa de los animales, el polen o el moho.

En los pacientes con una crisis asmática inducida por la alergia, los bronquios se inflaman por la acción de los anticuerpos producidos como reacción a los alérgenos. Sin embargo, en pacientes con asma intrínseco o no alérgico, dicha inflamación está provocada por otros factores, como infecciones bacterianas o víricas, el esfuerzo físico o el aire frío, entre otras. Tras el diagnóstico clínico, es posible controlar la enfermedad con antiinflamatorios como los corticoides, con broncodilatadores, modificadores de leucotrienos y tratamiento de antiinmunoglobulina E. La inmunoterapia (las conocidas como ‘vacunas de alergia’) también se incluye entre las opciones para el tratamiento del asma.

RINITIS ALÉRGICA Y SU TENDENCIA A COEXISTIR CON EL ASMA

Además del asma alérgico, otra de las enfermedades respiratorias asociadas al asma y a la alergia es la rinitis alérgica. También conocida como ‘fiebre del heno’, ambas patologías tienden a coexistir con frecuencia. Concretamente, entre un 20% y un 40% de los pacientes con rinitis presentan asma. Sus síntomas son parecidos a los del resfriado común. Incluyen goteo nasal, picazón o escozor de ojos, congestión, estornudos y presión en los senos paranasales. Según la OMS, es un claro factor que aumenta el riesgo de desarrollar asma.

La rinitis está provocada por la inflamación de la mucosa de la nariz. Estas es una respuesta exagerada del sistema inmune a las sustancias irritantes en suspensión ambiental que acceden a su interior mediante la respiración. Puede ser estacional o continua y, cuando coexiste con la enfermedad asmática, no sólo complica el pronóstico, sino que dificulta las crisis de asma. En este caso, después del diagnóstico el médico puede recomendar corticoides nasales, antihistamínicos, descongestionantes y modificador de luecotrienos, principalmente, para el control de la enfermedad. La inmunoterapia es otra de las opciones planteadas en su tratamiento.

Más allá de que los síntomas entre ambas afecciones resulten similares, lo cierto es que las reacciones alérgicas son un factor de riesgo importante en el desarrollo del asma. Y no es el único. Esto quiere decir que una persona asmática no tiene por qué ser alérgica, sino que pueden existir otras causas. Sin embargo, el asma y la alergia suelen presentarse acompañados y, de hecho, la alergia es el desencadenante del asma alérgico. Además, los síntomas del asma se agravan en los pacientes alérgicos en los momentos en los que queden expuestos a las sustancias irritantes.

¿Tienes asma? Esto es lo que debes saber para evitar las crisis

La enfermedad no se puede curar, pero las crisis se pueden prevenir

El asma es una enfermedad crónica que provoca una inflamación en el interior de los bronquios, produciendo una estrechez más o menos importante e impide la entrada de aire a los pulmones de forma correcta. Esta patología no se cura, pero se puede tratar y controlar.

Tal y como informan desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), los principales síntomas suelen manifestarse a realizar un ejercicio físico, por las noches, tras respirar un alérgeno o sustancias del medio ambiente que causa dificultad para respirar, tos, pitidos en el pecho y opresión.

Esto puede llegar a causar una crisis de asma, cuando las vías respiratorias se hinchan e inflaman. Los músculos alrededor de las vías respiratorias se contraen y se producen una mayor cantidad de mucosidad, lo que hace que los conductos respiratorios se estrechen, tal y como señalan desde Mayo Clinic.

Es por eso que, pese a que la enfermedad no se puede prevenir, sí podemos evitar las crisis asmáticas. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Asma, el 3 de mayo, te ofrecemos unas recomendaciones para prevenir y controlar estos ataques.

En primer lugar, es importante reconocer e identificar qué situaciones, acciones u objetos pueden propiciar estas crisis. Con esto, según destacan desde Sanitas, podremos adoptar una serie de medidas preventivas frente a agentes desencadenantes como las alergias al polen y los ácaros del polvo, entre otras sustancias.

Utilizar colchones antiácaros, mantener la casa libre de polvo, evitar los ambientes húmedos, el humo de todo tipo, y los ambientes contaminados también son consejos a seguir que todo paciente con asma agradecerá.

Asimismo, un neumólogo habrá recetado al paciente un tratamiento que deberá seguir y deberás tener siempre a mano el inhalador con el broncodilatador, ya que son claves para además de evitarlas, poder acabar lo antes posible con ellas. A su vez, no utilices fármacos que puedan generar una crisis asmática, como es el caso del ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios.

Por último, el asma no es un impedimento para realizar deporte. El ejercicio físico debe formar parte del estilo de vida de cualquier paciente asmático, ya que aporta importantes beneficios para la salud. En este caso, el médico indicará el tipo de ejercicio más adecuado y las condiciones en las que debe realizarse.

Si no puedes evitar el ataque de asma, después de identificar los síntomas iniciales, lo importante es mantenerse tranquilo y en un ambiente relajado. Después tómate la medicación que haya pautado tu médico. En el caso de no responder, es importe que acudas a urgencias.

Cuando alguien es diagnosticado de asma lo adecuado es trazar con el neumólogo un plan en el que muestre unas recomendaciones, indicaciones y advertencias sobre cómo tratar los cambios de la respiración. Si aun no sabes lo qué hacer cuando te ocurre un ataque de asma o cómo saber si ha cesado, es aconsejable acudir a tu médico para que pueda ayudarte.

Asma otoñal: ¿Cómo podemos prevenirlo?

El asma puede dificultar la respiración, provocar tos, silbido a respirar y falta de aire.

El otoño se caracteriza por los cambios de temperatura constantes causando resfriados y la proliferación de los ácaros que intensifican ciertas enfermedades, sobre todo aquellas que son de carácter alérgicas, como el asma.

Tal y como aseguran desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), aunque cada paciente puede tener su propio periodo de alergia, la época en la que más pacientes tienen síntomas es el otoño, ya que con las condiciones climáticas de esta temporada proliferan no solo los ácaros, también los hongos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el asma es una enfermedad que puede afectar tanto a niños como a adultos y que “se diagnostica y trata menos de lo que debería”. Asimismo, esta patología es una afección en la que se estrechan y se inflaman las vías respiratorias provocando un aumento de la mucosidad.

Esta oclusión puede dificultar la respiración y provocar tos, silbido al respirar y falta de aire. Sin embargo, no todos los pacientes se ven afectados de la misma manera, y los síntomas pueden variar.

Quironsalud explica que, los desencadenantes del asma pueden ser: los altos niveles de polen, el incremento de los ácaros en polvo, el humo del tabaco, las esporas de moho, el pelaje de mascotas o los perfumes o productos de limpiezas con aromatizantes en formato aerosol.

De esta forma, en esta época, es más importante que nunca prevenir crisis. Por eso, es necesario incluir unas medidas en nuestra rutina diaria para evitar una posible crisis asmática:

  • Evitar objetos que acumulen polvo y que sean complicados de limpiar
  • Utilizar colchones o fundas antiácaros
  • Cambiar y lavar las sábanas a una temperaturas de 60º y secarlas al sol
  • Ventilar la casa por la mañana
  • Evitar filtros antialérgenos para el aire acondicionado en casa
  • Evitar  en lo posible los ambientes contaminados

Sin embargo, es complicado para algunas personas evitar los ácaros del polvo, ya que están presentes en todas partes, incluso en lugares de trabajo.

La enfermedad puede presentarse incluso si se siguen las recomendaciones habituales de desalergenización. Por eso, es recomendable acudir a un profesional médico para que establezca las medidas necesarias a seguir para evitar todo lo posible las dificultades que presenta el asma otoñal.

Asma: todo lo que debes saber sobre esta enfermedad respiratoria

En España, se calcula que afecta al 5% de la población adulta y al 10% de los niños

El asma es una enfermedad crónica que afecta el aparato respiratorio en la cual los bronquios se inflaman y estrechan, dificultando la respiración. En España, se calcula que afecta al 5% de la población adulta y al 10% de los niños, por lo que es una afección bastante frecuente. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud estima que, en la actualidad, 235 millones de personas padecen asma.

Esta enfermedad se caracteriza porque puede aparecer a cualquier edad, aunque no se hayan tenido síntomas previamente.

Entre los síntomas más frecuentes del asma destacan: tos, sibilancia, opresión en el pecho y disnea. Estos pueden aparecer de forma brusca, que es lo que se conoce como crisis o ataque de asma.

En algunas personas, según Clínica Mayo, el asma se exacerba por ciertos motivos o situaciones:  ejercicio, pudiendo empeorar con el aire frío y seco; por irritantes en el lugar de trabajo (gases, polvos, pavores químicos); y por la alergia, desencadenada por sustancias transportadas por el aire.

TRATAMIENTO DEL ASMA

Dependiendo de la gravedad del asma, se establece un plan de cuidados específico. En casos leves, el médico de cabecera será quien trate al paciente; por el contrario, en casos que revisten mayor gravedad o son más complejos, será necesaria la presencia de un neumólogo o alergólogo.

En cualquier caso, aunque no existe una cura definitiva, desde la Sociedad Española de Medicina Interna destacan que el tratamiento farmacológico es fundamental para controlar la enfermedad y prevenir las crisis. Independientemente de que no se tengan síntomas, hay que seguir con la medicación prescrita. Para ello, existen medicamentos que pueden ser inhalados, y otros que se administran por vía oral o subcutánea.

También es importante no fumar, pues el tabaco irrita los pulmones y, como consecuencia, provoca el estrechamiento de las vías respiratorias.

Por otro lado, en el caso de tener asma de origen alérgica, hay que evitar el contacto con todo aquello que lo produce.

PRONÓSTICO

Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica, para que haya una evolución favorable de la enfermedad, es necesario seguir el tratamiento pautado de forma correcta, tomando las dosis establecidas con la frecuencia y duración indicadas por el profesional sanitario.

¿Se puede correr con asma?

La práctica de ejercicio físico beneficia la función pulmonar. ¡Te damos algunas claves!

El asma es una enfermedad crónica que produce disnea o dificultad para respirar, sibilancias, pitidos y tos. Hay varios tipos de asma, según aparezcan tras un esfuerzo, por la noche al acostarse, por alergia al polvo o al polen o el asma estacional (asociado a alergias).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad hay 235 millones de pacientes con asma, siendo la enfermedad crónica más frecuente en niños y niñas. No obstante, un tratamiento adecuado permite tener una buena calidad de vida.

Con motivo del Día Mundial del Asma (primer martes de mayo), nos gustaría explicar algunos consejos sobre cómo seguir practicando ejercicio físico y seguir manteniendo esta dolencia bajo control.

Recomendaciones para runners asmáticos

Los expertos aconsejan que las personas con asma realicen alguna actividad física, ya que el deporte controlado mejora la capacidad pulmonar y aumenta la resistencia frente a una crisis.

  1. Consulta con el médico: antes de lanzarte al asfalto, consulta con un profesional sanitario. Sigue todas sus indicaciones y realízate los controles preceptivos.
  2. Calienta: unos ejercicios de precalentamiento te ayudarán a activar el organismo, prepararte para un esfuerzo intenso y prevenir posibles lesiones. Así, empieza a correr poco a poco y ve aumentando el ritmo. Puedes hacer también carreras cortas a mayor velocidad y comprobar tu recuperación de pulsaciones y respiraciones/minuto. El precalentamiento adecuado produce en muchos asmáticos un efecto brocodilatador pasajero. Si durante el calentamiento tiene asma, tome 2 inhalaciones de su inhalador de rescate, espere unos 3-5 minutos a que los síntomas desaparezcan y siga realizando el calentamiento.
  3. Conoce bien cómo usar tus inhaladores: Hay gente que necesita tomar el medicamento de rescate justo antes de hacer ejercicio físico para prevenir las crisis asmáticas. Tu médico te lo indicaría si ese fuera tu caso. Cuando se necesita es tan importante como el precalentamiento. Se usan fármacos agonistas B2 adrenérgicos de corta duración, tales como salbutamol (Ventolin®) o terbutalina (Terbasmin®) generalmente 15 ó 20 minutos antes del ejercicio. Si tomas medicamentos de control a largo plazo puede no ser necesario usar la premedicación. Hay que tener en cuenta, que se consideran “dopping”, pero se permiten previa indicación con informe clínico.
  4. Inspira por la nariz y espira por la boca: trata de inhalar por la nariz y exhalar con los labios apretados para mejorar tu presión diafragmática y tardar más en vaciar. Además, el aire no entra tan frío a tus pulmones y evitas la sobre-constricción de las vías.
  5. Protégete del frío: evita que el aire fresco se cuele vaya directamente a tu boca, ya que favorece la bronco-constricción. Para evitarlo, tápatela con bufandas, pañuelos o buffs.
  6. Si notas molestias, para: si sientes pitidos o tu disnea es muy aparente, para y recupérate. No salgas a correr justo después de una crisis o si has pasado por un proceso respiratorio y aún no estás recuperado. Durante el ejercicio, el paciente o el educador deben reconocer su situación clínica en todo momento. En todo caso, sea cual sea el lugar en el que hagas ejercicio si tienes asma, lleva siempre contigo tu medicamento broncodilatador de urgencia. Si no lo tienes a mano, un ataque de asma que se podría haber quedado en un susto, se puede convertir en un suceso grave que puede complicar tu situación.

Sé consciente de tus límites personales y aprende a distinguir si a una intensidad concreta, el riesgo de sufrir una crisis es o no asumible.

Pulsioximetría, conocer el oxígeno en sangre

Esta técnica, que detecta la saturación de O₂, es valiosa para numerosas aplicaciones

La pulsioximetría es un método no invasivo dirigido a la medición de la cantidad de oxígeno que es trasportada por nuestra sangre mediante la hemoglobina. Esta proteína es la encargada llevar el oxígeno desde los pulmones hasta el resto de órganos, y la que le da ese tono bermellón tan característico a la sangre. Así, cuanto más saturación de oxigeno, más roja se ve la sangre; y cuanto menos proporción de O₂, más azulada.

Esta prueba diagnóstica, que permite conocer la cantidad de oxigeno en sangre sin llegar a la necesidad de extraerla, emplea un pulsioxímetro o saturómetro. Se trata de un equipo, formado por un emisor de luz y un sensor óptico, útil para de detectar alteraciones en la oxigenación y para el control de tratamientos de oxigenoterapia domiciliaria, apnea del sueño y ventilación mecánica.

¿Para qué se utiliza?

  1. Hospitales: es recomendable en situaciones donde la oxigenación del paciente puede ser inestable, como en unidades de cuidados intensivos o en urgencias.
  2. Pacientes crónicos: se emplea en el control evolutivo de pacientes crónicos en atención primaria.
  3. EPOC: es una herramienta que los pacientes pueden usar en casa para mejorar el automanejo de su enfermedad, permitiéndoles ajustar algunos de los tratamientos y evaluar un empeoramiento de su situación habitual. Aunque la espirometría sigue siendo el criterio de referencia para el diagnóstico de la EPOC, la pulsioximetría ofrece un método muy útil para una rápida evaluación.
  4. Asma: complementa los medidores de flujo máximo en la evaluación de la gravedad de las crisis/empeoramientos asmáticos y la respuesta a un tratamiento.
  5. Infección respiratoria aguda: en personas con neumonía extrahospitalaria, influenza o infecciones pulmonares relacionadas con el sida, la pulsioximetría ayuda a evaluar la gravedad de la enfermedad.
  6. Dificultad para respirar en niños: se utiliza como parte de la valoración clínica en menores con sospecha de infección significativa de las vías respiratorias y/o con asma agudo.
  7. Otros: en los pilotos de aeronaves despresurizadas.

Los pulsioxímetros pueden ser portátiles (con pilas) o fijos, conectados a la electricidad y provistos de baterías que garantizan como mínimo 20 horas de funcionamiento en caso de corte en el suministro.

¿Qué es la aerosolterapia?

Es una forma de tratamiento que consiste en suministrar partículas en aerosol a través de un aparato llamado nebulizador.

¿Qué es un AEROSOL?

Son suspensiones o soluciones de partículas sólidas o líquidas contenidas en un gas formando una “nube”.

¿Qué es un NEBULIZADOR?

Es un aparato que tiene la capacidad de convertir un líquido en partículas en aerosol, creando una fina niebla que puede ser respirada por el paciente al coger aire, para que una sustancia o un fármaco pueda depositarse en el aparato respiratorio y ejercer una acción terapéutica.

¿Qué pacientes pueden precisar aerosolterapia?

Pacientes con Bronquiectasias de distintas causas, Fibrosis Quística, pacientes con determinados microorganismos en los bronquios y pacientes con el virus de la inmunodeficiencia humana.

En determinados casos, también será útil en pacientes con Asma y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.

¿Qué sustancias se utilizan en la aerosolterapia?

Se pueden administrar:

  1. Fármacos dilatadores de los bronquios (broncodilatadores) o antiinflamatorios (corticoides) en los casos de pacientes que presenten broncoespasmo (bronquios inflamados y estrechos) y que no puedan administrarse el tratamiento inhalado con los inhaladores convencionales como sería el caso de ancianos o pacientes graves.
  2. Sustancias que fluidifican (hacen más líquidas) las secreciones como serían suero salino a distintas concentraciones o algunas sustancias mucolíticas (rompen el moco) con el fin de eliminarlas mejor.
  3. Algunos antibióticos, como colistina, tobramicina o aztreonam, para tratar de forma directa la infección que se padece en los bronquios. Estas sustancias mencionadas se administrar para que lleguen a los bronquios y pulmones y también en el tratamiento de las afecciones inflamatorias de vías altas (nariz y garganta) como laringitis o sinusitis.

¿Qué ventajas tiene la aerosolterapia?

La administración de sustancias o fármacos por esta vía permite que entren en contacto directamente con las zonas de las vías respiratorias afectadas, logran un efecto rápido con menores dosis de medicamento y disminuyen los efectos secundarios.

¿Qué riesgos y complicaciones puede tener?

  1. Broncoespasmo: los bronquios se inflaman y se estrechan produciéndose tos y dificultad para respirar. En ocasiones se acompaña de “pitos”.
  2. Infección por contaminación del dispositivo. Por ello es muy importante la limpieza de los aparatos, que variará en función de cada tipo.
  3. Efectos en el corazón como palpitaciones o subida de la tensión arterial.
  4. Retención de anhídrido carbónico (gas que se elimina habitualmente con la espiración) y se produciría sueño.

MODO DE ADMINISTRACIÓN DE LA AEROSOLTERAPIA: LOS NEBULIZADORES DEBEN SER UTILIZADOS CORRECTAMENTE O NO CONSEGUIRÁN SER EFICACES.

  • Es muy importante que el tipo de nebulizador sea adecuado para la sustancia o fármaco necesario para tratar la enfermedad. Debe producir partículas del tamaño idóneo para penetrar en las vías aéreas.
  • Los aerosoles podrán suministrase mediante mascarilla facial para enfermos con mucha fatiga o dificultad de respiración, cuando exista incapacidad para utilizar un inhalador convencional (ancianos, pacientes graves…) o cuando se requiera tratamiento de afecciones de la vía área superior (nariz y garganta). En el resto de circunstancias es preferible mediante pipeta o boquilla, porque el depósito nasal del fármaco y el riesgo de lesión ocular y dermatológica.
  • La medicación debe prepararse adecuadamente para ser tomada en aerosol:
  1. Lavar bien las manos con agua y jabón.
  2. Disponer todo el material necesario sobre una superficie limpia.
  3. Diluir el medicamento, si este es en forma de polvo, con la cantidad exacta y el tipo de diluyente que haya indicado el médico (agua estéril para inyectables o suero fisiológico). El líquido debe quedar totalmente transparente, sin partículas en suspensión.
  4. Coger la dosis exacta de solución o medicamento que tiene que administrarse en el aerosol con una jeringuilla o una pipeta
  5. Introducir el medicamento preparado en la cazoleta o depósito de medicación del aparato de aerosoles.
  • Si el tratamiento incluye varias sustancias o fármacos de forma inhalada o nebulizada y también fisioterapia respiratoria, es importante tomar cada uno de ellos y hacer la fisioterapia en el orden o secuencia en que su eficacia sea máxima:
  1. Primero los broncodilatadores y/o antiinflamatorios (corticoides)
  2. Segundo las sustancias para fluidificar las secreciones (suero salino a distintas concentraciones, mucolíticos…).
  3. Tercero, Fisioterapia Respiratoria para movilizar y expulsar las secreciones
  4. Cuarto, la administración de os antibióticos, si hay que tratar infección en los bronquios.
  • El patrón respiratorio o forma de coger el aire ha de ser con inspiraciones suaves, lentas y profundas, manteniendo el pecho lleno de aire durante unos 3 segundos (apnea) para conseguir la máxima eficacia de la sustancia o fármaco que se está inhalando.
  • Debe realizarse el tratamiento manteniendo una buena postura, sentados con la espalda y cabeza rectas De otro modo, el aerosol puede impactar en zonas no deseadas.
  • Debe realizar una adecuada limpieza y desinfección del equipo de aerosolterapia después de cada uso para eliminar los restos de medicación y secreciones y evitar así la proliferación de gérmenes en la cazoleta de medicación y en la pipeta o mascarilla.

TIPOS DE NEBULIZADORES

  1. Nebulizadores tipo ultrasónicos

En estos aparatos el aerosol se produce al vibrar un cristal piezoeléctrico. Hoy día se usan poco. Sólo son adecuados para nebulizar agua y suero salino a distintas concentraciones.

  1. Nebulizadores de tipo jet o de chorro

Consisten en una cámara de nebulización en la que se genera un aerosol mediante un flujo de gas. Estos aparatos son adecuados para nebulizar: broncodilatadores, antiinflamatorios, suero salino a distintas concentraciones, mucolíticos y también antibióticos si se emplean con un compresor de alto flujo.

  1. Nebulizadores de malla vibratoria

El aerosol se genera al pasar el líquido a nebulizar por los agujeros contenidos en una malla. Este tipo de nebulizadores no necesitan compresor. Pueden funcionar con baterías y son fácilmente transportables. Sirven para nebulizar antibióticos. Aportan un mayor depósito pulmonar y una pérdida menor del fármaco al ambiente. Están indicados en los pacientes con Fibrosis Quística.

RECOMENDACIONES Y CONSEJOS

  • Seguir las instrucciones indicadas por el médico o enfermero de la consulta para la manipulación de los fármacos a nebulizar, así como su administración con el dispositivo prescrito. Si tiene que tomar varios medicamentos mediante nebulizador, no debe mezclarlos en el mismo: tome uno detrás de otro.
  • Debe ser muy cuidadoso con la limpieza y desinfección del equipo de aerosolterapia. La limpieza debe realizarse siempre después de cada uso y la desinfección es imprescindible que se lleve a cabo como mínimo una vez por semana (hervido, inmersión en soluciones desinfectantes…) Cada fabricante adjunta con el equipo el modo adecuado de realizarla.
  • Debe realizarse una adecuada higiene bucal y gargarismos tras tomar los aerosoles para eliminar los restos de medicación de la mucosa de la boca y de la faringe y evitar el oscurecimiento de la dentadura.
  • Observe si aparecen síntomas de broncoespasmo (sensación de falta de aire, opresión torácica, “pitos”…) o sangrado en el esputo, en cuyo caso debe interrumpir el tratamiento con aerosoles y consultar con su médico antes de reanudarlo.

Peligros de la contaminación (II) acciones para el asma

En momentos de polución alta, se recomienda a los asmáticos tomar algunas medidas.

La contaminación química es responsable no solo del deterioro de la naturaleza, sino de la erosión progresiva de la salud humana. Concretamente, los gases procedentes de los vehículos y chimeneas son agentes altamente irritantes y pueden agravar seriamente enfermedades respiratorias, como el asma.

De hecho, la incidencia de asma es mayor en regiones desarrolladas debido a las elevadas tasas de contaminación por humos de dióxido de sulfuro, dióxido de nitrógeno, ozono, partículas diesel y otros carburantes. La Organización Mundial de la Salud estima que el asma afecta a 334 millones de personas en todo el planeta y numerosos estudios muestran que la prevalencia del asma infantil ha aumentado notablemente en los últimos años.

Aunque se desconoce en gran medida el porqué de este aumento, los expertos creen que es debido a los cambios en las exposiciones ambientales incluyendo la contaminación del aire. Asimismo, investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona  y de la Universidad de Leeds han revelado que los jóvenes expuestos a niveles altos de contaminación atmosférica tienen un mayor riesgo de desarrollar asma.

Pautas para el asmático los días de contaminación intensa

La comunidad médica aconseja tener en cuenta una serie de medidas, sobre todo, en los días en los que la polución ambiental es excesiva para controlar mejor la dolencia y poder llevar, en la medida de lo posible, una vida normal:

  1. Evita realizar una actividad física innecesaria
  2. No fumes y aléjate de los espacios llenos de humo
  3. Elude la exposición al polvo y otros irritantes (insecticidas, ambientadores, humos de cocina, olores de pintura,..)

4.Intenta permanecer dentro de casa, con un aire limpio. El aire acondicionado, los filtros de aire y el usar mascarillas al salir al exterior puede ser de ayuda.

  1. Si la polución persiste o se intensifica es aconsejable que abandones el área contaminada temporalmente.

6.Solicita al médico instrucciones específicas: es importante conocer la medicación que debes utilizar y saber cuándo tienes que acudir a un servicio de urgencias.

  1. Algunos expertos recomiendan también el uso de mascarillas con filtros antisustancias químicas para las personas con asma que se exponen a la polución (ciclistas, motoristas etc.)
  2. Puedes informarte del grado de polución de cualquier ciudad de España aquí.

Campañas contra la polución:

Existen varias entidades que difunden información útil sobre el asma y consejos saludables, además de promover distintas acciones en pro de la salud de la población:

  1. El Fondo para la Defensa de la Salud Ambiental se encarga de llevar a cabo diferentes campañas con el objetivo de atacar la exposición a sustancias tóxicas del crecimiento de enfermos.
  2. La Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias promueve acciones y actividades asistenciales, sanitarias y científicas destinadas a mejorar la vida de las personas afectadas por las enfermedades respiratorias.
  3. Movemos Europa es un movimiento ciudadano por una Europa mejor y sostenible. Este año ha puesto en marcha una campaña para proteger la salud de la contaminación de origen industrial e invitan a las personas a firmar en favor de una normativa europea que regule las emisiones de gases nocivos.

Guía para controlar el asma

Te contamos cómo vivir con esta afección respiratoria y ganar más calidad de vida.

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que se caracteriza por ataques recurrentes de ahogo y silbidos, que pueden ser más intensos y frecuentes según la persona. Los síntomas pueden aparecer varias veces al día o a la semana, y a veces incluso, pueden agravarse si se realiza una actividad física o cuando es de noche.

La Organización Mundial de la Salud calcula que hoy día hay 235 millones de pacientes con asma en todo el planeta (más habitual en niños y niñas). Y aunque es una dolencia que está presente en todos los países, más del 80% de las muertes tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos.

En un ataque de asma, la envoltura de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes acostumbran a causar insomnio, fatiga, lo que conlleva a una disminución de la actividad y a absentismo escolar y laboral.

Lamentablemente, a menudo el asma crea una importante carga para los pacientes, limitando su calidad de vida de por vida. Porque, aunque los afectados por enfermedades pulmonares sienten que se ahogan al realizar una actividad, los médicos proponen llevar vida normal.

Tipos de asma

El asma puede tener o no origen alérgico.

– Asma extrínseca: más de la mitad de los casos se produce por una reacción alérgica, como el polvo de casa, los pelos de los animales, algunos insectos, los mohos, el polen de los árboles , las gramíneas y algunos alimentos. Suele comenzar en la niñez.

– Asma intrínseca: representa el 40% de los pacientes y, a menudo, se manifiesta en adultos. Las infecciones del árbol bronquial son una causa frecuente, aunque no se ha demostrado el mecanismo por el cual actúa la infección.

Decálogo para convivir con asma

  1. Evitar la exposición a agentes alérgenos: el polen, los ácaros del polvo, algunos animales pueden provocar un ataque de asma. Asimismo, hay que evitar la exposición a irritantes como humos, olores fuertes, aire frío o seco, sprays, así como a los cambios bruscos de temperatura.
  2. No hacer grandes esfuerzos: especialmente en época de polinización, puesto que podría dificultar la respiración y derivar en una crisis. Se puede consultar el nivel de polinización del ambiente en algunas aplicaciones móviles: Polen Control, Alerta Polen o Alergo Alarm.
  3. No salir mucho en primavera: hay que evitar estar al aire libre en el campo o zonas con abundante vegetación los meses primaverales. Lo mejor es estar la mayor parte del tiempo en locales cerrados, sobre todo, los días de viento. Además, se aconseja dormir con las ventanas cerradas y, al ir en coche, subir las ventanillas.
  4. Normas de higiene doméstica: recomiendan limpiar la casa con guantes de goma, usar el aspirador y una bayeta húmeda para quitar el polvo. Ventilar solo al atardecer, cinco minutos son suficientes para que se renueve al aire de una habitación.
  5. Vigilar la humedad en casa: la humedad ambiental tendría que ser inferior al 50%, recomendándose, incluso, el empleo de deshumidificadores. Además, es preferible cubrir herméticamente o lavarla con frecuencia las almohadas, y si existen manchas de humedad sanearse lo antes posible.
  6. Seguir el tratamiento: es fundamental que la persona diagnosticada de asma siga el tratamiento médico y que esté atenta a cualquier digno de empeoramiento. Se estima que solo el 30% de los asmáticos lo mantienen.
  7. Conocer los síntomas de agravamiento: el paciente tiene que ser capaz de reconocer las señales de alerta y cómo modificar la dosis de tratamiento de forma segura e independiente. Los especialistas aseguran que es posible facilitar a la persona unas instrucciones para elevar o reducir las dosis en función de su evolución.
  8. Respirar conscientemente: dedicar un momento a respirar correctamente por la mañana y por la noche, ejercitando y moviendo los pulmones adecuadamente. Tomar el aire por la nariz y expulsarlo por la boca, unas veces llenando el pecho (respiración torácica) y otras veces llenando el abdomen (respiración diafragmática o abdominal).
  9. Abandonar el tabaco: para conseguir el control del asma a largo plazo y evitar la aparición de complicaciones, es esencial no fumar y no exponerse al humo del tabaco. Dejar de fumar es posible, mentalízate, haz una lista de razones, pon una fecha y busca apoyos en la familia, médicos y amigos.
  10. Haz deporte: es aconsejable que las personas asmáticas practiquen alguna actividad física. Eso sí, hay que tratar de evitar los deportes que requieran una intensidad elevada, son más beneficiosos los que se realizan en equipo, porque hay más tiempo de descanso.

El asma es una enfermedad que afecta a gran parte de la población pero, si se conocen las causas que lo agravan, se puede lograr que no condicione la vida de uno.

Que el asma no te pare.