Rehabilitación respiratoria: la gran aliada de la recuperación pulmonar tras la neumonía

Tras haber padecido una neumonía, es importante realizar ejercicios que nos ayuden a recuperar la función respiratoria

Cuando hablamos de infecciones respiratorias muchas veces es la recuperación la clave del pronóstico. Patologías como la neumonía precisan, en los casos en los que esté causada por una infección bacteriana, de antibióticos orales, pero parte del tratamiento fundamental recae también en la recuperación. Y, en concreto, en ejercicios de rehabilitación respiratoria como la fisioterapia.

La neumonía es un tipo de infección que afecta a los pulmones y que hace que los alveolos se llenen de líquido o de pus. Tal y como explica el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos (NHLBI por sus siglas en inglés), esta afección podrían provocarla tanto las bacterias o los virus como los hongos.

Los síntomas pueden variar desde simplemente una tos, a la muerte, y es una enfermedad especialmente dramática en el caso de los niños. De hecho, tal y como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la neumonía representa el 14% de todas las defunciones de menores de 5 años y en 2019 llegó a provocar la muerte de 740.180 niños. Los datos no dejan lugar a dudas: la neumonía es la principal causa de mortalidad infantil en todo el mundo.

EL PODER DE LA REHABILITACIÓN

Si bien la respiración puede dificultarse tras una neumonía, debemos recordar que es posible mejorar en este sentido. La técnica de la fisioterapia respiratoria consiste en un tipo de rehabilitación que permitiría recuperar la capacidad pulmonar tras un episodio de neumonía o de otras afecciones respiratorias. Se utiliza, además, para prevenir posibles disfunciones respiratorias en el futuro y mejorar la calidad de vida de los pacientes al restaurar el funcionamiento de los pulmones.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) explica que este tipo de ejercicios para recuperar el control de la respiración pueden practicarse de distintas maneras. Por ejemplo, se pueden realizar estos ejercicios estando sentados o tumbados. De esta manera, podemos ayudar a mejorar nuestra capacidad, mejorar la sensación de ahogo o reeducar la musculatura respiratoria. Además, fomenta la eliminación de la mucosidad de los pulmones, que pueden llegar a dificultar la respiración.

TIPOS DE REHABILITACIÓN RESPIRATORIA

El manual clínico del Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, describe varias técnicas en este tipo de rehabilitación, en la que la expulsión de la mucosidad es lo más importante. La primera de ellas es la aerosolterapia, que consiste en introducir en los pulmones micro partículas de suero fisiológico o agua que pueden ir acompañadas de algún producto farmacológico para fluidificar las secreciones.

También describe la posibilidad de utilizar el inspirómetro tanto de flujo como de volumen. Este aparato se usa para ayudar a que las personas puedan respirar lenta y profundamente. Otra de las técnicas sería la vibración, que consiste en aplicar, con un dispositivo especial, movimientos oscilatorios intermitentes en el pecho.

La propia tos es también un importante aliado en estos procedimientos, ya que puede provocar que las secreciones se expulsen por sí solas. Aquí podemos simplemente toser de forma voluntaria con normalidad o con un aparato que nos ayude.

Con estos procesos, explican, podemos aliviar la sintomatología y complicaciones del aparato respiratorio y “educar al paciente en su mecánica ventilatoria para aprovechar al máximo su capacidad respiratoria”. También mejora la cinética del diafragma, la distensión pulmonar y la tolerancia al deporte. En definitiva, la rehabilitación respiratoria es una gran herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas que hayan sufrido una neumonía.

Diagnóstico para terapias respiratorias

Te decimos qué pruebas médicas son necesarias para identificar trastornos pulmonares.

Para diagnosticar de forma adecuada cualquier enfermedad, los médicos llevan a cabo una serie de pruebas que identifican, descartan y arrojan luz sobre el estado de salud del paciente y sobre el tratamiento a seguir.

Los síntomas respiratorios como la disnea no aclarada o la tos crónica  y las enfermedades respiratorias más frecuentes,  como el asma o la EPOC pueden diagnosticarse gracias a las pruebas de función respiratoria (PFR), que miden desde espiraciones sencillas hasta exámenes más sofisticados para evaluar la mecánica ventilatoria. Estos exámenes ofrecen datos objetivos, precisos y fiables a los médicos para la posterior toma de decisiones, la interpretación clínica, el diagnóstico detallado y la evaluación.

Para la realización de estos estudios se necesitan distintos equipos técnicos y personal cualificado y experimentado, así como seguir las normas de control de higiene establecidas para obtener, así, resultados de calidad. Asimismo, es conveniente no fumar, ni beber alcohol, ni hacer ejercicio pocas horas antes de la prueba y un dato relevante es no llevar ropas ajustadas que pueda comprimir el abdomen.

Tipos de pruebas respiratorias

  1. Espirometría

El paciente tiene que respirar a través de la boquilla de un espirómetro, manteniendo cerrados los labios y con la nariz tapada con unas pinzas. Hay que inspirar de forma profunda, y a continuación, expulsar todo el volumen de aire que se es capaz de sacar.

La espirometría puede ser simple o forzada, según la espiración sea relajada o bien con esfuerzo. La espirometría forzada implica expulsar todo el aire de los pulmones en el menor tiempo posible y sirve, especialmente, para confirmar el diagnóstico de EPOC y para valorar la intensidad de la enfermedad. La espirometría es la prueba modelo para medir los volúmenes pulmonares. Sin duda, es el estudio que se emplea con mayor frecuencia en los laboratorios.

  1. Pletismografía corporal

Aporta datos que no da la espirometría, como son el volumen residual, es decir, el volumen que queda en el pulmón después de expulsar todo el aire, y la capacidad pulmonar total. Se trata de una prueba compleja que es esencial para el diagnóstico de enfermedades respiratorias.

El paciente está sentado dentro de una cabina, respira por la boca a través de una boquilla y con una pinza en la nariz, y hace un jadeo tranquilo. Luego el explorador cierra durante unos segundos la entrada de aire al sistema y la persona hace esfuerzos para vencer el obstáculo.

  1. Volúmenes Pulmonares

Esta prueba mide la capacidad pulmonar total (el aire que cabe en los pulmones) y el volumen residual (aire que queda en los pulmones después de una espiración completa). Esto permite conocer determinadas capacidades pulmonares, que pueden ser importantes para entender la fisiopatología de sus pulmones.

Normalmente se usa el método de dilución de helio, que se basa en respirar repetidamente una mezcla de gases de helio, oxígeno y nitrógeno. Ayuda a medir las concentraciones iniciales y finales de helio y a partir de aquí poder calcular todos los volúmenes pulmonares.

  1. Difusión Pulmonar de monóxido de carbono

Este estudio calcula la eficiencia con la que los pulmones llevan el oxígeno al torrente sanguíneo. Consiste en respirar un gas inofensivo durante un tiempo muy corto (a menudo solo una respiración) y medir la concentración del gas en el aire exhalado. La diferencia en la cantidad de gas inhalado y exhalado mide la eficacia del paso de los gases del alveolo a la sangre.

Para realizarla hay que respirar por una boquilla conectada a una máquina, vaciar los pulmones espirando tanto aire como se pueda. Después hacer una inspiración rápida de un gas de prueba y mantener el aire 10 segundos, para posteriormente espirar.

  1. Test de la marcha de 6 minutos

Es conocido también como 6MWT (por sus siglas en inglés 6 minutes walking test). Es una prueba funcional cardiorrespiratoria consistente en medir la distancia máxima que puede recorrer un sujeto durante 6 minutos.

Es una prueba fácil de realizar, bien tolerada, que refleja muy bien las actividades de la vida diaria, además de un importante marcador pronóstico en diversas enfermedades respiratorias como la EPOC, la hipertensión pulmonar y la fibrosis pulmonar idiopática.

Es muy sensible para detectar cambios posteriores a ciertas intervenciones farmacológicas y no farmacológicas como el entrenamiento físico, siendo muy útil para ver la cantidad de oxígeno que un paciente necesita para la deambulación, ya que para que este sea efectivo es necesario conseguir una SaO2 es ≥ 90% con el dispositivo portátil recomendado.

La finalidad de estos estudios funcionales respiratorios es, por una parte diagnosticar enfermedades pulmonares como el asma, bronquitis o enfisema, y por otra, evaluar la respuesta de los tratamientos.