Pulsioximetría, conocer el oxígeno en sangre

Esta técnica, que detecta la saturación de O₂, es valiosa para numerosas aplicaciones

La pulsioximetría es un método no invasivo dirigido a la medición de la cantidad de oxígeno que es trasportada por nuestra sangre mediante la hemoglobina. Esta proteína es la encargada llevar el oxígeno desde los pulmones hasta el resto de órganos, y la que le da ese tono bermellón tan característico a la sangre. Así, cuanto más saturación de oxigeno, más roja se ve la sangre; y cuanto menos proporción de O₂, más azulada.

Esta prueba diagnóstica, que permite conocer la cantidad de oxigeno en sangre sin llegar a la necesidad de extraerla, emplea un pulsioxímetro o saturómetro. Se trata de un equipo, formado por un emisor de luz y un sensor óptico, útil para de detectar alteraciones en la oxigenación y para el control de tratamientos de oxigenoterapia domiciliaria, apnea del sueño y ventilación mecánica.

¿Para qué se utiliza?

  1. Hospitales: es recomendable en situaciones donde la oxigenación del paciente puede ser inestable, como en unidades de cuidados intensivos o en urgencias.
  2. Pacientes crónicos: se emplea en el control evolutivo de pacientes crónicos en atención primaria.
  3. EPOC: es una herramienta que los pacientes pueden usar en casa para mejorar el automanejo de su enfermedad, permitiéndoles ajustar algunos de los tratamientos y evaluar un empeoramiento de su situación habitual. Aunque la espirometría sigue siendo el criterio de referencia para el diagnóstico de la EPOC, la pulsioximetría ofrece un método muy útil para una rápida evaluación.
  4. Asma: complementa los medidores de flujo máximo en la evaluación de la gravedad de las crisis/empeoramientos asmáticos y la respuesta a un tratamiento.
  5. Infección respiratoria aguda: en personas con neumonía extrahospitalaria, influenza o infecciones pulmonares relacionadas con el sida, la pulsioximetría ayuda a evaluar la gravedad de la enfermedad.
  6. Dificultad para respirar en niños: se utiliza como parte de la valoración clínica en menores con sospecha de infección significativa de las vías respiratorias y/o con asma agudo.
  7. Otros: en los pilotos de aeronaves despresurizadas.

Los pulsioxímetros pueden ser portátiles (con pilas) o fijos, conectados a la electricidad y provistos de baterías que garantizan como mínimo 20 horas de funcionamiento en caso de corte en el suministro.

Cómo viajar con una enfermedad respiratoria

Si preparas el viaje con antelación disfrutarás de las vacaciones con una salud de hierro.

El 10% de la población en España sufre Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y entre el 5 y el 15% padece el Síndrome de Apnea del Sueño (SAHS), dos de las enfermedades respiratorias con más prevalencia en el país y con más repercusión desde el punto de vista sanitario y social.

A pesar de los avances médicos de las últimas décadas, estas dolencias no tienen cura. Pero un tratamiento farmacológico, la práctica de ejercicio físico diario y el seguimiento de un estilo de vida saludable pueden aumentar notablemente la calidad de vida de los pacientes.

Hoy día existen numerosos dispositivos y fármacos que ayudan a los pacientes a vivir con normalidad y naturalidad. Y es que la alta prevalencia de EPOC y SAHS en todo el mundo ha empujado a un fuerte desarrollo en el ámbito asistencial, con gran repercusión desde el punto de vista de la necesidad de recursos sanitarios.

De este modo, tener una enfermedad respiratoria crónica no implica que tengamos que dejar de lado nuestros planes de ocio, quedarnos encerrados en casa y abandonar los viajes. El secreto para disfrutar de una bonita escapada es prepararlo todo con antelación.

7 Claves para viajar con salud

  1. Averigua el clima del destino: evita temperaturas extremas (ni demasiado frío ni demasiado calor), piensa en los terrenos que tendrás que recorrer (los lugares planos y a la altura del mar son más recomendables) y en los medios de transportes que tendrás que coger para llegar al lugar de veraneo.
  2. Consulta con tu médico: comenta con el especialista si estás en condiciones de realizar el viaje que tienes en mente. Mete en la maleta un informe médico actualizado, el listado de tu tratamiento y todos los medicamentos en cantidad suficiente para toda tu estancia fuera.
  3. Toma la medicación: acuérdate de seguir con la ingesta de fármacos durante las vacaciones. Si tienes cualquier problema inesperado, acude al servicio de salud más cercano o ponte en contacto con tu médico habitual.
  4. Sigue una vida saludable: come y bebe con moderación y aprovecha para hacer más actividad física que el resto del año. Distribuye las comidas en 5 o 6 tomas al día, siempre en cantidades moderadas. Controla el peso, tanto un exceso como un peso muy bajo, son altamente perjudiciales para la enfermedad.
  5. Si usas oxigenoterapia: habla con la empresa proveedora de oxígeno y notifícale tu plan de viaje. Viajar con el dispositivo puede ser un poco tedioso, pero con un poco de anticipación, tendrás plena libertad para gozar de tus vacaciones, ellos te informaran de con qué dispositivos puedes viajar y de todo lo necesario para poder continuar con tu terapia en tu lugar de vacaciones. En ocasiones será necesario gestionar la terapia en el destino vacacional.
  6. . Si usas un CPAP para dormir, adquiere un adaptador, un cable eléctrico de extensión y un enchufe para cargar la batería.
  7. El trayecto con Oxígeno : comunícaselo a la compañía aérea o a la empresa marítima con un mes de antelación. También puede ser una buena idea solicitar una silla de ruedas para tu traslado hasta el embarque. Si viajas en tren o autobús, procura tener oxigeno suficiente para tener una autonomía que supere en 2 horas la duración del viaje. Si vas en coche, haz alguna parada para descansar y no dejes que nadie fume en el interior.
  8. Descansa y relájate: el objetivo de las vacaciones es desconectar y recargar pilas, así que intenta ponerlo en práctica. Duerme lo suficiente, un buen sueño nocturno te ayudará a afrontar el día siguiente y a realizar todas las actividades con más energía y mejor ánimo. Evita las situaciones que te hagan sentir nervioso o estresado, háblalo con tus amigos y/o familiares y te sentirás más relajado.

No renuncies a viajar y a hacer planes divertidos fuera de tu entorno habitual. Planificar con antelación y pedir consejos a tu médico y a las compañías asistenciales, te hará sentir seguro y te permitirá vivir tu aventura al máximo.

Cambiar de vida por unos días, conocer otros lugares y tener nuevas experiencias en vacaciones te aportará muchos beneficios para tu salud física y emocional.