Beneficios de la natación para tus pulmones

Más que un deporte, la natación es un hábito saludable que ofrece numerosos beneficios para los pulmones, desde una mejora de la capacidad pulmonar hasta un mejor pronóstico del asma

La natación es mucho más que un deporte o un pasatiempo. Desde el punto de vista de la salud respiratoria, la natación ofrece beneficios únicos que pueden mejorar significativamente la función de tus pulmones, especialmente en personas con enfermedades respiratorias como el asma.

Estas son las cuatro razones por las que podemos confirmar que la natación ofrece múltiples beneficios para la salud de nuestros pulmones:

Ejercicio cardiovascular que fortalece los pulmones

En primer lugar, nadar es una forma eficaz de ejercicio aeróbico que fortalece el corazón y los pulmones. Durante la natación, el cuerpo necesita más oxígeno, lo que obliga a los pulmones a trabajar más eficientemente. Esto mejora la capacidad pulmonar y la eficiencia en el intercambio gaseoso, un proceso vital para oxigenar los tejidos y eliminar dióxido de carbono.

Además, el control de la respiración que exige nadar —especialmente al practicar estilos como el crol o el mariposa— mejora la conciencia respiratoria y ayuda a entrenar el sistema respiratorio para ser más eficiente y resistente al esfuerzo.

Un entorno ideal para personas con asma

Uno de los grupos que más se benefician de la natación son las personas asmáticas. A diferencia de otros deportes, la natación se practica en ambientes húmedos, lo que reduce el riesgo de que el aire seco irrite las vías respiratorias. El medio acuático disminuye la exposición a alérgenos y contaminantes ambientales, ayudando a reducir la frecuencia e intensidad de las crisis asmáticas.

Además, la natación ayuda a mejorar el patrón respiratorio, favoreciendo una respiración más lenta y profunda. Esto puede traducirse en una mayor tolerancia al ejercicio y una mejor calidad de vida para quienes padecen asma bronquial.

Mejora de la función pulmonar en niños y adultos

La práctica regular de natación puede aumentar los volúmenes pulmonares, como la capacidad vital forzada (CVF) y el volumen respiratorio forzado en el primer segundo (FEV1), tanto en niños como en adultos. Estas mejoras se deben al trabajo respiratorio que se realiza de forma continua durante la natación, que fortalece los músculos respiratorios y mejora la elasticidad pulmonar.

Además, en niños con asma, un programa de natación bien estructurado puede reducir la dependencia de medicamentos y aumentar la resistencia al esfuerzo físico. Incluso se ha observado una reducción en las visitas al médico relacionadas con complicaciones respiratorias.

Beneficios psicológicos y reducción del estrés respiratorio

Más allá de los beneficios fisiológicos, nadar también contribuye a reducir el estrés, un factor que puede desencadenar o agravar síntomas respiratorios en personas susceptibles. El ritmo regular y relajante de la natación, unido a la flotación y al contacto con el agua, promueve la relajación muscular y mental. Esto puede ser especialmente útil para personas que sufren de hiperventilación inducida por ansiedad o ataques de pánico.

Alimentación saludable y su impacto en la salud pulmonar

Consumir una alimentación saludable como verduras, carnes, huevos,  pescados ricos en omega-3,  ayuda a reducir la inflamación pulmonar

Una alimentación saludable puede fortalecer nuestra salud pulmonar. Consumir verduras, carnes, huevos,  pescados ricos en omega-3,  ayuda a reducir la inflamación y mejora la respiración. Algunos alimentos especialmente beneficiosos incluyen:

  • Manzanas y peras: Ricas en antioxidantes y flavonoides, ayudan a reducir el riesgo de enfermedades respiratorias.
  • Cúrcuma: Su compuesto activo, la curcumina, tiene propiedades antiinflamatorias que pueden proteger los pulmones.
  • Ajo y cebolla: Contienen compuestos azufrados que tienen propiedades antimicrobianas y pueden favorecer la salud respiratoria.
  • Jengibre: Ayuda a eliminar toxinas de los pulmones y mejora la circulación sanguínea.

Por otro lado, una mala alimentación, rica en alimentos ultraprocesados y azúcares refinados, puede aumentar el riesgo de inflamación crónica y afectar la función pulmonar.

El horario de las comidas también importa cuando hablamos de alimentación saludable y salud pulmonar. Comer tarde en la noche o de forma desordenada puede afectar la digestión y el metabolismo, lo que influye en el bienestar general y, por extensión, en la salud respiratoria.

El sueño y la respiración

Dormir bien es fundamental para que nuestro cuerpo se recupere y funcione correctamente. Trastornos como la apnea obstructiva del sueño pueden causar pausas en la respiración durante la noche, lo que puede llevar a problemas como presión alta, fatiga crónica y deterioro de la función pulmonar.

Para mejorar la calidad del sueño y beneficiar la salud pulmonar, es recomendable:

  • Establecer horarios regulares de sueño: Dormir y despertar a la misma hora ayuda a regular el ritmo circadiano.
  • Evitar cenas pesadas y alcohol antes de dormir: Estos pueden interferir con la respiración y la calidad del sueño.
  • Practicar técnicas de respiración antes de dormir: Ejercicios como la respiración diafragmática pueden mejorar la oxigenación y reducir el estrés.
  • Mantener un ambiente libre de alérgenos: El polvo, los ácaros y los contaminantes pueden afectar la calidad del aire en el dormitorio.
Ejercicio y salud pulmonar

El ejercicio es clave para mantener una buena capacidad pulmonar. Actividades como caminar, nadar y practicar yoga ayudan a fortalecer los músculos respiratorios y mejorar la oxigenación. Algunas prácticas recomendadas incluyen:

  • Ejercicios de respiración profunda: Como la técnica de respiración 4-7-8, que ayuda a expandir los pulmones y mejorar el intercambio gaseoso.
  • Ejercicio aeróbico regular: Como correr o andar en bicicleta, que aumenta la capacidad pulmonar y la eficiencia del oxígeno en el cuerpo.
  • Posturas de yoga que favorecen la apertura torácica: Como la postura del puente o del pez, que pueden mejorar la capacidad pulmonar.

Cuidar lo que comemos, mantener una buena higiene del sueño y realizar ejercicio regularmente no solo mejora la salud pulmonar, sino que también nos ayuda a sentirnos con más energía y bienestar cada día.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Estos son los sencillos hábitos que te ayudarán a cuidar tu salud respiratoria

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas y podemos lograrla con unos sencillos pasos

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas.  Es por ello que cuidarnos en este sentido será muy beneficioso en nuestro día a día. Y es que, una buena salud comienza con los hábitos más cotidianos, como, por ejemplo, subir unas escaleras o acudir al trabajo en bicicleta.

Parece una recomendación simple, pero lo cierto es que el ejercicio es uno de los hábitos claves para la salud respiratoria. Debemos recordar que el ejercicio físico mejora la capacidad pulmonar y fortalece los músculos respiratorios, por lo que nuestros pulmones nos agradecerán llevar una vida activa. Unida a esta recomendación, también hay que tener en cuenta el estado físico.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) apunta en este sentido que el sobrepeso y la obesidad pueden dificultar la respiración y aumentar el riesgo de apnea del sueño y otros trastornos respiratorios. Por ello, mantener un peso corporal adecuado a nuestra edad y metabolismo con ciertos hábitos nos ayudará también a mejorar nuestra salud respiratoria.

EL HUMO, NUESTRO PEOR ENEMIGO

Otro de los grandes para cuidar de nuestros pulmones es el de no exponernos al humo del tabaco. En este sentido no sólo es recomendable no fumar, sino también evitar los lugares en los que otros fuman.

Es más, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, de los cuales cerca de 1,3 millones son no fumadores que están expuestos al humo ajeno o de segunda mano. Igualmente, la SemFYC explica que el tabaco es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades respiratorias, como el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

No obstante, el consumo de tabaco convencional no es el único consumo perjudicial al que nos enfrentamos. Y es que, si bien los cigarrillos electrónicos o vapeadores pueden parecer una opción para quienes quieren dejar el tabaco, lo cierto es que su peligrosidad para nuestra salud pulmonar también es muy alta. Es por ello que el enfoque más seguro sería el de no consumir ningún tipo de producto relacionado con el tabaco.

EVITAR LA CONTAMINACIÓN

La contaminación del aire es otro de los grandes peligros que enfrenta nuestra salud respiratoria y pulmonar. Pese a que no podemos evitar la contaminación mundial, sí que existen algunas recomendaciones a tener en cuenta para minimizar los riesgos.

Así, podemos evitar hacer deporte cerca de carreteras muy transitadas y evitar la exposición  al humo de los automóviles o las calefacciones de leña. Alejarnos de la ciudad y acercarnos más a los entornos verdes y naturales, también es una gran opción. Igualmente, mantener un hogar limpio y ventilado también nos ayudará a no estar expuestos a alérgenos como el polvo o los ácaros.

El frío pone a prueba tus pulmones: estas son las claves para cuidarlos

El invierno puede ser una época en la que los pulmones se resientan, por lo que debemos prestar atención a su cuidado

Los pulmones son uno de los órganos más importantes de nuestro sistema, pues trabajan como los motores de nuestro cuerpo y nos permiten realizar las actividades básicas de nuestro día a día. No obstante, el invierno puede ser una época en la que los pulmones se resientan, bien por el frío o bien por los virus que circulan con mayor asiduidad. De ahí que su cuidado sea tan importante.

El aire frío durante el invierno inflama los pulmones e inhibe la circulación, lo que aumenta el riesgo de afecciones respiratorias como por ejemplo la EPOC, como indican las directrices sobre vivienda y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tanto es así que, según la herramienta MoMo del Ministerio de Sanidad, sólo en diciembre de 2024 se produjeron 521 muertes atribuidas a las bajas temperatura en España. Con estos datos la mejor manera de proteger nuestra salud y la de nuestros pulmones sería la prevención, de manera que evitemos complicaciones futuras.

LA PREVENCIÓN, NUESTRA GRAN ALIADA

Para reducir el impacto del frio en nuestra salud existen algunas recomendaciones que se deben seguir, muchas de ellas incluidas en el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2024-2025 desarrollado por el Ministerio de Sanidad. Estas son:

  • Respiración, mejor por la nariz. Uno de los grandes consejos para proteger nuestros pulmones es tan sencillo como eficaz: respirar por la nariz y no por la boca. La razón es que el aire se caliente cuando atraviesa las fosas nasales, de manera que no llega tan frío a nuestros pulmones.
  • Si utilizamos braseros, debemos ventilar nuestros hogares. Con las bajas temperaturas es común que utilicemos chimeneas o braseros, pero la acumulación de CO2 puede ser perjudicial para los pulmones, por lo que se recomienda ventilar al menos dos veces al día durante 15 minutos.
  • Los medicamentos, sólo con receta. Ante problemas respiratorios podemos estar tentados a tomar medicamentos que ya tenemos en nuestros hogares, pero debemos recordar que los antibióticos sólo deben tomarse con receta. Y es que, no sólo no nos curarán, sino que podrían empeorar nuestra salud y crear resistencias.
  • Las manos, siempre limpias. Una buena higiene de manos es esencial para librarnos de los virus, bacterias y gérmenes que nos enferman.
  • La vacunación salva vidas. La inmunización frente a algunos virus respiratorios es clave para proteger los pulmones. Si bien la vacuna puede no evitar la infección, sí que evitará complicaciones y reducirá las hospitalizaciones. Por ello se recomienda la vacunación a las personas mayores de 65 años y las que padecen alguna enfermedad crónica.
LOS BUENOS HÁBITOS JUEGAN UN PAPEL CLAVE

Si bien estas recomendaciones son indispensables para proteger nuestros pulmones, no debemos olvidar el poder de los buenos hábitos. En este caso debemos evitar el tabaco u otros productos relacionados, como los cigarrillos electrónicos. Su consumo hace que los pulmones estén más débiles y expuestos a enfermedades.

La alimentación también es importante. Una dieta con antioxidantes (cítricos, zanahorias, espinacas, nueces…) mantendrá nuestro sistema inmunológico más fuerte. En cuanto al consumo de agua, debemos recordar que una buena hidratación de las vías respiratorias y la mucosa evitará las irritaciones y atrapará mejor los gérmenes a los que nos exponemos.

Finalmente, otra de las grandes recomendaciones sería la de mantenernos informados sobre las previsiones meteorológicas antes de salir de casa y abrigarnos en consonancia. De cara a los más mayores o personas con enfermedades crónicas, la atención por parte de los familiares también es importante.

¿Cómo tener unos pulmones sanos?

Para tener unos pulmones sanos, dejar el hábito del tabaco es uno de los aspectos fundamentales

Los pulmones desempeñan un papel fundamental en el organismo, ya que son los responsable del proceso de la oxigenación  y eliminación del dióxido de carbono, en un proceso denominado ‘’intercambio de gases’’.

En la actualidad, las enfermedades pulmonares son uno de los mayores problemas para la salud. De hecho, son la causa de, aproximadamente, uno de cada seis fallecimientos en el mundo, tal y como manifiesta la Fundación Europea del Pulmón.

Para que esto deje de ser así, es importante adoptar medidas y tomar conciencia de la importancia de la prevención para frenar la mayoría de enfermedades pulmonares.

En este sentido, para tener unos pulmones sanos, dejar el hábito del tabaco es uno de los aspectos fundamentales. Y es que, el humo del cigarrillo, además de dañar los cilios del sistema respiratorio (encargados de filtrar el polvo y otras partículas en el aire que respiramos), pueden provocar una rotura de las paredes de los alveolos y, por tanto, dificultar la respiración.

Asimismo, según el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre, mantener un peso saludable también juega un papel clave. Y es que, llevar una mala alimentación puede provocar sobrepeso y obesidad, dando lugar a una posible apnea del sueño.

También realizar ejercicio físico de manera habitual ayuda a fortalecer el corazón y los pulmones, logrando que funcionen de manera más eficiente.

Por otro lado, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica destaca la vacunación antigripal y antineumocócica como una medida estrella para reducir las enfermedades pulmonares.

En el caso de la vacuna antineumocócica, puede administrarse a cualquier edad a partir de las seis semanas de vida y está especialmente recomendada para mayores de 65 años o personas con enfermedades crónicas respiratorias u otras patologías.

En referencia a la vacuna de la gripe, puede prevenirla con una eficacia del 40-60% y, en el caso de contraerla, disminuir su gravedad.

Por otra parte, desde el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre hacen hincapié en la necesidad de limitar la exposición a la contaminación del aire exterior y reducirla en espacios interiores mediante la ventilación continua de los espacios para evitar la acumulación de alérgenos, polvo y moho.

Por último, hacer ejercicios de respiración, aunque no son tan efectivos como la actividad física, también pueden ayudar a que el aire llegue de forma más profunda a los pulmones.