El frío pone a prueba tus pulmones: estas son las claves para cuidarlos

El invierno puede ser una época en la que los pulmones se resientan, por lo que debemos prestar atención a su cuidado

Los pulmones son uno de los órganos más importantes de nuestro sistema, pues trabajan como los motores de nuestro cuerpo y nos permiten realizar las actividades básicas de nuestro día a día. No obstante, el invierno puede ser una época en la que los pulmones se resientan, bien por el frío o bien por los virus que circulan con mayor asiduidad. De ahí que su cuidado sea tan importante.

El aire frío durante el invierno inflama los pulmones e inhibe la circulación, lo que aumenta el riesgo de afecciones respiratorias como por ejemplo la EPOC, como indican las directrices sobre vivienda y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tanto es así que, según la herramienta MoMo del Ministerio de Sanidad, sólo en diciembre de 2024 se produjeron 521 muertes atribuidas a las bajas temperatura en España. Con estos datos la mejor manera de proteger nuestra salud y la de nuestros pulmones sería la prevención, de manera que evitemos complicaciones futuras.

LA PREVENCIÓN, NUESTRA GRAN ALIADA

Para reducir el impacto del frio en nuestra salud existen algunas recomendaciones que se deben seguir, muchas de ellas incluidas en el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Bajas Temperaturas 2024-2025 desarrollado por el Ministerio de Sanidad. Estas son:

  • Respiración, mejor por la nariz. Uno de los grandes consejos para proteger nuestros pulmones es tan sencillo como eficaz: respirar por la nariz y no por la boca. La razón es que el aire se caliente cuando atraviesa las fosas nasales, de manera que no llega tan frío a nuestros pulmones.
  • Si utilizamos braseros, debemos ventilar nuestros hogares. Con las bajas temperaturas es común que utilicemos chimeneas o braseros, pero la acumulación de CO2 puede ser perjudicial para los pulmones, por lo que se recomienda ventilar al menos dos veces al día durante 15 minutos.
  • Los medicamentos, sólo con receta. Ante problemas respiratorios podemos estar tentados a tomar medicamentos que ya tenemos en nuestros hogares, pero debemos recordar que los antibióticos sólo deben tomarse con receta. Y es que, no sólo no nos curarán, sino que podrían empeorar nuestra salud y crear resistencias.
  • Las manos, siempre limpias. Una buena higiene de manos es esencial para librarnos de los virus, bacterias y gérmenes que nos enferman.
  • La vacunación salva vidas. La inmunización frente a algunos virus respiratorios es clave para proteger los pulmones. Si bien la vacuna puede no evitar la infección, sí que evitará complicaciones y reducirá las hospitalizaciones. Por ello se recomienda la vacunación a las personas mayores de 65 años y las que padecen alguna enfermedad crónica.
LOS BUENOS HÁBITOS JUEGAN UN PAPEL CLAVE

Si bien estas recomendaciones son indispensables para proteger nuestros pulmones, no debemos olvidar el poder de los buenos hábitos. En este caso debemos evitar el tabaco u otros productos relacionados, como los cigarrillos electrónicos. Su consumo hace que los pulmones estén más débiles y expuestos a enfermedades.

La alimentación también es importante. Una dieta con antioxidantes (cítricos, zanahorias, espinacas, nueces…) mantendrá nuestro sistema inmunológico más fuerte. En cuanto al consumo de agua, debemos recordar que una buena hidratación de las vías respiratorias y la mucosa evitará las irritaciones y atrapará mejor los gérmenes a los que nos exponemos.

Finalmente, otra de las grandes recomendaciones sería la de mantenernos informados sobre las previsiones meteorológicas antes de salir de casa y abrigarnos en consonancia. De cara a los más mayores o personas con enfermedades crónicas, la atención por parte de los familiares también es importante.

¿Cómo tener unos pulmones sanos?

Para tener unos pulmones sanos, dejar el hábito del tabaco es uno de los aspectos fundamentales

Los pulmones desempeñan un papel fundamental en el organismo, ya que son los responsable del proceso de la oxigenación  y eliminación del dióxido de carbono, en un proceso denominado ‘’intercambio de gases’’.

En la actualidad, las enfermedades pulmonares son uno de los mayores problemas para la salud. De hecho, son la causa de, aproximadamente, uno de cada seis fallecimientos en el mundo, tal y como manifiesta la Fundación Europea del Pulmón.

Para que esto deje de ser así, es importante adoptar medidas y tomar conciencia de la importancia de la prevención para frenar la mayoría de enfermedades pulmonares.

En este sentido, para tener unos pulmones sanos, dejar el hábito del tabaco es uno de los aspectos fundamentales. Y es que, el humo del cigarrillo, además de dañar los cilios del sistema respiratorio (encargados de filtrar el polvo y otras partículas en el aire que respiramos), pueden provocar una rotura de las paredes de los alveolos y, por tanto, dificultar la respiración.

Asimismo, según el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre, mantener un peso saludable también juega un papel clave. Y es que, llevar una mala alimentación puede provocar sobrepeso y obesidad, dando lugar a una posible apnea del sueño.

También realizar ejercicio físico de manera habitual ayuda a fortalecer el corazón y los pulmones, logrando que funcionen de manera más eficiente.

Por otro lado, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica destaca la vacunación antigripal y antineumocócica como una medida estrella para reducir las enfermedades pulmonares.

En el caso de la vacuna antineumocócica, puede administrarse a cualquier edad a partir de las seis semanas de vida y está especialmente recomendada para mayores de 65 años o personas con enfermedades crónicas respiratorias u otras patologías.

En referencia a la vacuna de la gripe, puede prevenirla con una eficacia del 40-60% y, en el caso de contraerla, disminuir su gravedad.

Por otra parte, desde el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre hacen hincapié en la necesidad de limitar la exposición a la contaminación del aire exterior y reducirla en espacios interiores mediante la ventilación continua de los espacios para evitar la acumulación de alérgenos, polvo y moho.

Por último, hacer ejercicios de respiración, aunque no son tan efectivos como la actividad física, también pueden ayudar a que el aire llegue de forma más profunda a los pulmones.