Hipocondría: así influye en la salud mental

Aunque el médico asegure al paciente que no padece ninguna enfermedad, el hipocondríaco solo se quedará tranquilo por un tiempo determinado

La hipocondría es una enfermedad por la que el paciente presenta una preocupación excesiva por su salud y cree que padece alguna enfermedad grave ante cualquier síntoma que aparece.

Puede ocurrir, por ejemplo, según la Sociedad Española de Medicina Interna, con lunares, pequeñas heridas, con la tos, con los propios latidos del corazón, con movimientos involuntarios del cuerpo o con sensaciones físicas no muy claras.

Aunque el médico asegure al paciente que no padece ninguna enfermedad, el hipocondríaco solo se quedará tranquilo por un tiempo determinado, pero la preocupación excesiva regresará.

De hecho, el Instituto Superior de Estudios Psicológicos señala que el paciente buscará una segunda opinión médica o se centrará en otra zona o dolencia de su cuerpo, por lo que nunca estará tranquilo al 100%.

Se desconocen las causas exactas de la hipocondría, pero desde la Sociedad Española de Medicina Interna especifican algunas razones por las que esto podría ocurrir: haber tenido (o un ser querido) una enfermedad grave en el pasado, haber tenido unos padres sobreprotectores, tener una condición médica de salud o haber tenido una situación traumática en el pasado.

La persona que padece hipocondría puede ver afectada su salud mental, ya que constantemente piensa que padece una enfermedad grave, lo que incrementa sus niveles de estrés y ansiedad.

En este sentido, los síntomas más frecuentes de un hipocondríaco son: preocupación constante por tener una enfermedad, examinarse el cuerpo para detectar posibles signos de alguna enfermedad, hablar siempre de la salud, buscar en internet las causas de los síntomas o sensación de intranquilidad tras el diagnóstico que descarta alguna patología.

Para tratar la hipocondría, una vez que se han descartado otras posibles enfermedades, lo mejor es acudir a terapia psicológica. Los fármacos, a su vez, también pueden ayudar a controlar la ansiedad, la depresión o las conductas obsesivas provocadas por la enfermedad.

Síndrome postvacacional: cómo afrontar la vuelta a la rutina

Este trastorno suele aparecer en aquellas personas desmotivadas con su trabajo, aunque también puede darse en aquellas donde el ambiente laboral es favorable

Volver al trabajo después de unas merecidas vacaciones puede ser un quebradero de cabeza para muchos. Es lo que se conoce como síndrome postvacacional, un conjunto de síntomas que aparece tras la vuelta a la rutina.

Este trastorno suele aparecer en aquellas personas desmotivadas con su trabajo, aunque también puede darse en aquellas donde el ambiente laboral es favorable. En cualquier caso, los signos que experimentan aquellas que lo sufren son: irritabilidad, alteraciones del sueño, pérdida de apetito, fatiga, falta de concentración y ansiedad, entre otros.

Por lo general, estos síntomas suelen desaparecer a las dos o tres semanas, por lo que no es un trastorno que revista gravedad. No obstante, si se prolongan en el tiempo, sí sería necesario acudir a un profesional.

CÓMO AFRONTAR LA VUELTA A LA RUTINA

Para evitar el síndrome postvacacional, lo mejor es adoptar una serie de medidas que nos ayuden a prevenirlo:

  • Programa el regreso de tus vacaciones con unos días de antelación. Intenta no volver el día antes de la vuelta al trabajo, ya que no tendrás margen para prepararte tanto física como mentalmente.
  • Lleva un hábito de sueño saludable. Duerme, al menos, entre 7-8 horas al día y acuéstate y levántate siempre a la misma hora, ya que así facilitarás el descanso y tendrás un sueño óptimo.
  • Haz deporte. Practicar ejercicio físico te ayudará a combatir el estrés y la ansiedad generados por la vuelta al trabajo.
  • Elimina los pensamientos negativos. Si entras en un círculo vicioso con pensamientos negativos, estarás incrementando tu estrés, ansiedad y agobio. Intenta tener una actitud optimista y positiva para superar el periodo de adaptación de la mejor manera posible.
  • Empieza de forma gradual en el trabajo. No quieras hacer todo el primer día; organízate y comienza por las tareas que requieran mayor importancia.
  • Desconecta al salir del trabajo. Realiza actividades que te gusten y te permitan desconectar de la rutina laboral. Tampoco te lleves trabajo a casa.

“Y recuerde, si tiene cualquier duda, por favor, consulte con su médico”

¿Por qué es importante ir al psicólogo?

La salud mental es un estado de bienestar general en el que cada persona puede ejecutar sus capacidades y hacer frente al estrés, además de trabajar de forma productiva

La salud mental es igual de importante que la salud física y, sin embargo, todavía sigue habiendo mucha gente que no le presta la suficiente atención.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud define la salud como ‘’un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades’’.

Así, la salud mental es un estado de bienestar general en el que cada persona puede ejecutar sus capacidades y hacer frente al estrés, además de trabajar de forma productiva.

Pero, ¿qué determinantes influyen en nuestra salud mental? Hay muchos factores que contribuyen de una manera u otra en la salud mental: factores biológicos, el estilo de vida, antecedentes familiares y experiencias de la vida.

SEÑALES QUE INDICAN UN PROBLEMA DE SALUD MENTAL

Cuando existe un trastorno de salud mental, los síntomas que puede experimentar una persona son variados. Desde Clínica Mayo destacan: cambios en los hábitos alimenticios y en los horarios de sueño, cambios de humor, ansiedad, pensamientos inusuales, incapacidad para realizar las tareas diarias o afrontar los problemas, hostilidad, etc.

Si se experimenta alguno de estos síntomas y se cree que puede estar relacionado con la salud mental, lo mejor es solicitar ayuda profesional y no esperar a que el problema se agrave.

Así, un psicólogo es la persona que nos puede ayudar a tratar y gestionar ese tipo de problemas emocionales. Y es que, a través de distintas técnicas, el psicólogo nos ayudará a comprender qué es lo que realmente nos pasa y porqué reaccionamos de esa manera.

Además, gracias a que es una persona ajena a nosotros, podrá escucharnos sin juzgarnos y sin realizar ninguna opinión personal. Nos intentará comprender, pero siempre desde su posición y sin hacer juicios de valor.

Asimismo, nos enseñará métodos para enfrentarnos a todo aquello que nos preocupa y nos dará pautas para cambiar esos hábitos que nos están afectando desde hace tiempo.

Por otro lado, nos ayudará a conocernos mejor a nosotros mismos y al resto de personas que nos rodean. Gracias a ello, podremos comprender mejor el comportamiento de los demás.