Así es el vínculo entre el autismo y la microbiota intestinal

Investigaciones revelan que existe una alteración en la microbiota de los niños con autismo, lo que podría tener un impacto en su desarrollo neurológico y en la forma en que procesan ciertos estímulos

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que afecta a millones de personas en el mundo. Se manifiesta de diferentes maneras, pero en general, las personas con pueden tener dificultades en la comunicación, la interacción social y presentar ciertos patrones de comportamiento repetitivos. A lo largo de los años, los investigadores han tratado de comprender mejor qué factores pueden influir en el desarrollo del autismo, y uno de los más interesantes en los últimos tiempos es la microbiota intestinal.

La microbiota intestinal es el conjunto de bacterias y microorganismos que viven en nuestro intestino. Estos microorganismos cumplen funciones clave en la digestión, el sistema inmunológico e incluso en la regulación de neurotransmisores que influyen en el cerebro y el estado de ánimo. Se ha descubierto que existe un eje de comunicación entre el intestino y el cerebro, conocido como el eje microbiota-intestino-cerebro, que podría estar implicado en varios trastornos neurológicos y del desarrollo, incluido el autismo.

¿Cómo se relacionan el autismo y la microbiota intestinal?

Un estudio reciente realizado por la Universidad China de Hong Kong analizó muestras fecales de 1.627 niños de entre 1 y 13 años, tanto con TEA como neurotípicos. Los resultados fueron reveladores: los niños con autismo tenían menos diversidad de bacterias intestinales y 31 marcadores microbianos específicos asociados con el trastorno. Esto indica que existe una alteración en la microbiota de los niños con TEA, lo que podría tener un impacto en su desarrollo neurológico y en la forma en que procesan ciertos estímulos.

Otra investigación, llevada a cabo por la Universidad de Alicante y la Universidad de Murcia, encontró que los niños con autismo presentan niveles significativamente bajos de Bifidobacterium, una bacteria que desempeña un papel fundamental en la salud intestinal. Esta bacteria ayuda a la digestión, fortalece el sistema inmunológico y contribuye a la producción de neurotransmisores como la serotonina, que está relacionada con el bienestar emocional.

El hecho de que los niños con TEA tengan menos cantidad de Bifidobacterium podría explicar por qué muchos de ellos sufren problemas digestivos, ansiedad y otras alteraciones en su comportamiento. Esta relación sugiere que, al mejorar la salud intestinal, podríamos influir positivamente en algunos síntomas del autismo.

¿Cómo mejorar la microbiota intestinal?

Si bien aún se necesita más investigación, algunas estrategias han mostrado resultados prometedores en la modulación de la microbiota intestinal en niños con TEA:

  • Uso de probióticos y prebióticos: Los probióticos son microorganismos vivos que pueden restaurar el equilibrio de la microbiota. En algunos estudios, el uso de probióticos específicos ha mejorado síntomas digestivos y de comportamiento en niños con TEA. Los prebióticos, por otro lado, son un tipo de fibra que alimentan a las bacterias beneficiosas en el intestino, ayudando a su crecimiento.
  • Alimentación equilibrada: Una alimentación rica en fibra prebiótica, almidón resistentes,  frutas, verduras y alimentos fermentados puede favorecer el crecimiento de bacterias saludables en el intestino. Se ha observado que una alimentación  libre de ultraprocesados, gluten, y con menos azúcares refinados contribuye a mejorar la microbiota y la salud en general.
  • Reducción del uso innecesario de antibióticos: Los antibióticos pueden alterar la microbiota intestinal, eliminando no solo bacterias dañinas, sino también las beneficiosas. Es importante utilizarlos solo cuando sean realmente necesarios y bajo supervisión médica.
  • Trasplante de microbiota fecal: Aunque aún es una terapia experimental, en algunos casos se ha probado el trasplante de microbiota fecal en niños con TEA con resultados positivos. Se trata de transferir bacterias intestinales de una persona sana a una persona con disbiosis (desequilibrio en la microbiota) para restaurar su microbiota intestinal.
El futuro de la investigación

La relación entre el autismo y la microbiota intestinal es un campo de estudio en pleno crecimiento. Aunque todavía queda mucho por descubrir, los hallazgos actuales sugieren que mantener una microbiota equilibrada podría ser una pieza clave en la mejora de la calidad de vida de las personas con TEA. El desarrollo de estrategias terapéuticas personalizadas, basadas en la modulación de la microbiota, podría abrir nuevas puertas para un mejor manejo del autismo en el futuro.

Es importante seguir investigando y difundiendo información sobre este trastorno. La ciencia avanza y, con ella, la posibilidad de encontrar nuevas formas de ayudar a quienes viven con TEA y sus familias. Cuidar la microbiota es cuidar la salud, y quizás también una vía para mejorar el bienestar de muchas personas con autismo.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Estrés, Cortisol y Microbiota: Cómo las vacaciones pueden regular tu salud digestiva y del sueño

Los altos niveles de cortisol sostenidos en el tiempo pueden alterar la composición de la microbiota intestinal

El estrés crónico es una de las principales causas de disrupción en la salud integral del organismo. Su impacto en la regulación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA) y la producción excesiva de cortisol afectan directamente a la microbiota intestinal y los ritmos circadianos, contribuyendo a trastornos digestivos y del sueño. Las vacaciones, cuando se viven de manera consciente y reparadora, pueden ser una herramienta poderosa para restablecer estos desequilibrios y mejorar la salud digestiva y del descanso nocturno.

Cortisol, estrés y su relación con la Microbiota

El cortisol, conocido como la “hormona del estrés”, es esencial en la regulación metabólica e inmunológica. Sin embargo, niveles elevados y sostenidos en el tiempo pueden alterar la composición de la microbiota intestinal, favoreciendo un entorno proinflamatorio y reduciendo la diversidad bacteriana. Estudios han demostrado que el estrés crónico puede aumentar la permeabilidad intestinal, facilitando la translocación bacteriana y desencadenando respuestas inmunitarias exacerbadas.

Impacto del estrés en el sueño y la salud digestiva

La disbiosis intestinal inducida por el estrés afecta la producción de neurotransmisores clave como la serotonina y el GABA, esenciales para la regulación del sueño y el bienestar emocional. Además, los desequilibrios en la microbiota pueden contribuir a la aparición de síntomas digestivos como distensión abdominal, intestino irritable y alteraciones en la motilidad intestinal.

La relación bidireccional entre el estrés y el sueño se ve agravada por la hipersecreción de cortisol en horas nocturnas, impidiendo un descanso reparador y perpetuando el círculo vicioso de fatiga, insomnio y malestar digestivo.

¿Cómo las vacaciones pueden restaurar el equilibrio?

Las vacaciones bien gestionadas representan una oportunidad para reducir el estrés y favorecer la homeostasis del organismo. Algunas estrategias clave incluyen:

  1. Desconexión digital y contacto con la naturaleza: Exponerse a entornos naturales favorece la producción de serotonina y reduce la activación del sistema simpático, disminuyendo la liberación de cortisol.
  2. Ritmos circadianos regulares: Mantener horarios estables de sueño y exposición a la luz natural mejora la regulación del ciclo sueño-vigilia y la producción de melatonina.
  3. Nutrición Anti-Inflamatoria: Incorporar alimentos ricos en prebióticos y probióticos, como vegetales fermentados y fibra soluble, fomenta la diversidad de la microbiota intestinal y mejora la salud digestiva.
  4. Prácticas de relajación: Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración diafragmática modulan la respuesta del sistema nervioso autónomo, favoreciendo la reducción del estrés y la restauración de la microbiota.
  5. Actividad física moderada: Ejercicio regular de intensidad moderada contribuye a mejorar la sensibilidad al cortisol y reduce los efectos adversos del estrés en el microbioma intestinal.

El estrés crónico y el desequilibrio en los niveles de cortisol tienen un impacto profundo en la microbiota intestinal y la calidad del sueño. Las vacaciones, cuando se estructuran de manera adecuada, pueden ser una herramienta fundamental para restablecer estos parámetros y mejorar la salud integral. Integrar hábitos que favorezcan la relajación, una alimentación adecuada y la conexión con la naturaleza permite optimizar la función del eje intestino-cerebro, promoviendo bienestar físico y emocional duradero.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Estos son los sencillos hábitos que te ayudarán a cuidar tu salud respiratoria

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas y podemos lograrla con unos sencillos pasos

Una buena salud respiratoria es esencial para fomentar la mejor calidad de vida de las personas.  Es por ello que cuidarnos en este sentido será muy beneficioso en nuestro día a día. Y es que, una buena salud comienza con los hábitos más cotidianos, como, por ejemplo, subir unas escaleras o acudir al trabajo en bicicleta.

Parece una recomendación simple, pero lo cierto es que el ejercicio es uno de los hábitos claves para la salud respiratoria. Debemos recordar que el ejercicio físico mejora la capacidad pulmonar y fortalece los músculos respiratorios, por lo que nuestros pulmones nos agradecerán llevar una vida activa. Unida a esta recomendación, también hay que tener en cuenta el estado físico.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) apunta en este sentido que el sobrepeso y la obesidad pueden dificultar la respiración y aumentar el riesgo de apnea del sueño y otros trastornos respiratorios. Por ello, mantener un peso corporal adecuado a nuestra edad y metabolismo con ciertos hábitos nos ayudará también a mejorar nuestra salud respiratoria.

EL HUMO, NUESTRO PEOR ENEMIGO

Otro de los grandes para cuidar de nuestros pulmones es el de no exponernos al humo del tabaco. En este sentido no sólo es recomendable no fumar, sino también evitar los lugares en los que otros fuman.

Es más, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, de los cuales cerca de 1,3 millones son no fumadores que están expuestos al humo ajeno o de segunda mano. Igualmente, la SemFYC explica que el tabaco es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades respiratorias, como el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

No obstante, el consumo de tabaco convencional no es el único consumo perjudicial al que nos enfrentamos. Y es que, si bien los cigarrillos electrónicos o vapeadores pueden parecer una opción para quienes quieren dejar el tabaco, lo cierto es que su peligrosidad para nuestra salud pulmonar también es muy alta. Es por ello que el enfoque más seguro sería el de no consumir ningún tipo de producto relacionado con el tabaco.

EVITAR LA CONTAMINACIÓN

La contaminación del aire es otro de los grandes peligros que enfrenta nuestra salud respiratoria y pulmonar. Pese a que no podemos evitar la contaminación mundial, sí que existen algunas recomendaciones a tener en cuenta para minimizar los riesgos.

Así, podemos evitar hacer deporte cerca de carreteras muy transitadas y evitar la exposición  al humo de los automóviles o las calefacciones de leña. Alejarnos de la ciudad y acercarnos más a los entornos verdes y naturales, también es una gran opción. Igualmente, mantener un hogar limpio y ventilado también nos ayudará a no estar expuestos a alérgenos como el polvo o los ácaros.

Apnea del Sueño y Microbiota Intestinal: ¿Cómo la inflamación intestinal influye en la calidad del descanso?

La microbiota intestinal es un factor clave en la regulación de la inflamación sistémica y la fisiopatología de la apnea del sueño

La Apnea Obstructiva del Sueño (AOS) es un trastorno respiratorio caracterizado por episodios repetidos de obstrucción parcial o total de la vía aérea superior durante el sueño. Esta condición no solo afecta la oxigenación y la arquitectura del sueño, sino que también está asociada con inflamación sistémica, resistencia a la insulina y alteraciones del sistema nervioso autónomo. En los últimos años, la microbiota intestinal ha surgido como un factor clave en la regulación de estos procesos, sugiriendo que la disbiosis intestinal podría desempeñar un papel en la fisiopatología de la AOS.

MICROBIOTA INTESTINAL Y APNEA DEL SUEÑO

La microbiota intestinal es un ecosistema complejo compuesto por billones de microorganismos que influyen en la homeostasis inmunológica, metabólica y neurológica del organismo. Estudios recientes han demostrado que los pacientes con AOS presentan alteraciones en la composición de su microbiota, caracterizadas por:

  • Menor diversidad bacteriana.
  • Aumento de bacterias proinflamatorias como Firmicutes y Proteobacterias.
  • Disminución de bacterias antiinflamatorias como Bacteroidetes y Akkermansiamuciniphila.

Un estudio publicado en el 2018 señaló que los pacientes con AOS tienen niveles elevados de lipopolisacáridos (LPS) en sangre, lo que sugiere una mayor permeabilidad intestinal o “intestino permeable”. Este fenómeno facilita la translocación de endotoxinas al torrente sanguíneo, exacerbando la inflamación sistémica y contribuyendo a la disfunción endotelial y metabólica.

EJE MICROBIOTA-INTESTINO-CEREBRO Y EL SUEÑO

El eje microbiota-intestino-cerebro es una vía de comunicación bidireccional entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso central, mediada por el nervio vago, metabolitos microbianos y citoquinas inflamatorias. La microbiota desempeña un papel clave en la producción de neurotransmisores como la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA), los cuales son esenciales para la regulación del sueño.

La alteración de la microbiota intestinal en modelos animales inducía fragmentación del sueño, disminución de la fase de sueño profundo y aumentaba los niveles de cortisol. Estos hallazgos sugieren que una microbiota desequilibrada podría agravar la sintomatología de la AOS al modular negativamente los ritmos circadianos y la calidad del descanso nocturno.

INFLAMACIÓN E INSULINA EN LA APNEA

La inflamación crónica de bajo grado es una característica común en pacientes con AOS y se ha vinculado con el desarrollo de resistencia a la insulina y enfermedades metabólicas. El desequilibrio de la microbiota intestinal contribuye a este estado inflamatorio al aumentar la producción de citoquinas proinflamatorias como la interleucina-6 (IL-6), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la proteína C reactiva (PCR), que a su vez impactan negativamente la sensibilidad a la insulina y la regulación del sueño.

Se ha visto que la AOS está fuertemente asociada con la resistencia a la insulina independientemente del índice de masa corporal (IMC), lo que refuerza la hipótesis de que la inflamación sistémica y la microbiota juegan un papel clave en esta patología.

ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS

Dado el impacto de la microbiota intestinal en la apnea del sueño, diversas estrategias han sido propuestas para modularla y mejorar la calidad del sueño:

  1. Alimentación rica en fibras prebióticas: Los alimentos ricos en fibra (verduras, legumbres, frutas) favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas que reducen la inflamación intestinal.
  2. Probióticos y simbióticos: Estudios han mostrado que la suplementación con probióticos como Lactobacillus reuteri y Bifidobacterium longum puede mejorar la calidad del sueño y reducir la inflamación.
  3. Melatonina y triptófano: La modulación de la microbiota puede optimizar la producción de serotonina y melatonina, favoreciendo un sueño más profundo y reparador.
  4. Ejercicio y manejo del estrés: La actividad física y técnicas como la meditación pueden mejorar la diversidad microbiana y reducir los niveles de cortisol.

La relación entre la microbiota intestinal y la AOS abre nuevas posibilidades terapéuticas para abordar este trastorno desde una perspectiva integrativa. La modulación de la microbiota mediante la alimentación, el uso de probióticos y estrategias de manejo del estrés podría representar un enfoque prometedor para mejorar la calidad del sueño y reducir la inflamación sistémica en pacientes con AOS. La investigación en este campo continúa en expansión y podría revolucionar el tratamiento de los trastornos respiratorios del sueño en el futuro.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

El poder de la alcachofa: una hortaliza para cuidar tu digestión y tu saludcardiovascular

Esta hortaliza es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina

Una alimentación equilibrada y rica en vitaminas, minerales y fibra es esencial para mantener una buena salud. De hecho, el estilo de vida poco saludable suele ser la antesala de futuros problemas de salud. Es por ello que incluir las verduras entre los alimentos que comemos habitualmente puede ser muy beneficioso. Eso sí, si nos preguntamos cuál de ellas sería una buena opción, tenemos un gran ejemplo: la alcachofa.

Y es que, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, nuestro país se encuentra en el lugar idóneo para cultivarla. Tanto es así que el cultivo de la alcachofa en España está documentado desde el tiempo de la Antigua Roma. Este alimento milenario puede comerse cocido, crudo, en ensalada o aliñado, y su mejor temporada de recolección y consumo se produce de septiembre a mayo. Pero, ¿por qué es tan beneficioso para nuestra salud?

ASÍ AYUDA LA ALCACHOFA A TU SALUD

Para conocer los beneficios de la alcachofa debemos fijarnos en sus valores nutricionales. En primer lugar, esta verdura es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina. Además del agua, su componente mayoritario son los hidratos de carbono.

De todos los hidratos de carbono que contiene, la fibra inulina sería uno de los más importantes. Pertenece al grupo de los frútanos, cuya composición les permite no ser digeridos en el intestino delgado. De esta manera, la inulina llega intacta al intestino grueso y es allí donde cumple su principal función: actuar como prebiótico alimentando la microbiota intestinal.

Los prebióticos actúan como nutrientes para la microbiota. ¿Qué quiere decir esto? Que sirven como alimento a las bacterias beneficiosas de nuestro sistema digestivo. Además, la fibra de la alcachofa ayuda a prevenir el estreñimiento. Todo ello ahonda en una mejor salud intestinal, así como global, por lo que este componente de la alcachofa sería muy beneficioso.

SALUD DIGESTIVA Y CARDIOVASCULAR

Igualmente, la alcachofa cuenta con algunas sustancias que se encuentran de manera natural y en pequeñas cantidades en el alimento, como pueden ser los esteroles. Estos tienen la capacidad de limitar la absorción del colesterol en el intestino, lo que beneficia a la salud cardiovascular.

Además, cuentan también con la cinarina, con múltiples beneficios:

  • Hepatoprotectoras: Estimula la producción y el flujo de bilis, favoreciendo la función del hígado y la digestión de las grasas.
  • Coleréticas y colagogas: Mejora el vaciado de la vesícula biliar, lo que puede ser útil en casos de dispepsia o digestiones pesadas.
  • Antioxidantes: Ayuda a combatir el estrés oxidativo, protegiendo las células hepáticas.
  • Ligeramente hipolipemiantes: Contribuye a la reducción de los niveles de colesterol LDL.

Así, este alimento sería uno de los más recomendables a la hora de incluir en nuestra alimentación  gracias a todos sus beneficios para la salud.

¿Cometes estos errores cuando haces deporte? Así puedes evitarlos para cuidar tu salud

Si bien el ejercicio y la actividad física son esenciales para mantener una buena salud, también es importante evitar algunos errores cuando hacemos deporte

La actividad física y el deporte son indispensables para mantener una buena salud. No en vano, fortalece los huesos y los músculos, además de ayudar a prevenir enfermedades como la diabetes y la obesidad. Igualmente, ayuda a liberar endorfinas, las “hormonas de la felicidad” y a disminuir la tensión o el estrés. Todo ello fomenta un mejor sueño y un mayor descanso.

Pese a los muchos beneficios del deporte, lo cierto es que, si no lo practicamos con cuidado, podemos llegar a lesionarnos. Es por ello que conviene seguir una serie de consejos para evitar los errores más comunes y prevenir esguinces o distensiones musculares no sólo antes sino también después de practicar deporte.

ANTES DEL EJERCICIO

El primero de estos errores (y el más común) lo comentemos antes de comenzar el ejercicio: no calentar antes de realizar la actividad. Preparar el cuerpo antes del deporte es indispensable para ir adaptando la respiración, la frecuencia cardiaca y la temperatura corporal. De esta manera, con ejercicios de menor intensidad, como un cardio ligero, y de manera progresiva, podemos prepararnos para la actividad.

En este punto, y a la hora de planificar la realización del deporte, es importante variar en los ejercicios. Evitar hacer siempre los mismos movimientos puede ayudar a que la actividad sea más eficaz, pues el cuerpo se va adaptando a los esfuerzos, de manera que la dificultad deberá ir aumentando progresivamente. Igualmente, si sólo nos centramos en una parte de nuestro cuerpo en específico o en un ejercicio concreto, los movimientos repetitivos y el sobreesfuerzo puede provocar lesiones. Por ello, un plan bien estructurado puede ayudarnos enormemente.

DURANTE EL EJERCICIO

La ejecución del ejercicio es igual de importante que la preparación. Y es que, una mala técnica en ejercicios complicados o agresivos puede llegar a ser peligrosa para nuestras articulaciones o músculos. Del mismo modo, la equipación que utilizamos puede marcar la diferencia. En este sentido, un buen calzado, ropa térmica en el caso del deporte en exteriores, o tejidos transpirables son fundamentales.

También durante el deporte debemos hidratarnos. Cuando realizamos deporte, la temperatura del cuerpo aumenta, y es por ello que, de manera natural, producimos sudor para mantenernos frescos. El sudor, a su vez, nos hace perder agua y sales minerales, por lo que el consumo de agua evita la deshidratación y los mareos o calambres que esta puede provocar. Así, debemos beber agua antes, durante y después del ejercicio y llevar siempre una botella con nosotros.

DESPUÉS DEL EJERCICIO

Al igual que el calentamiento es vital antes de comenzar a practicar deporte, el estiramiento tras el ejercicio es igual de importante. Al estirar nuestros músculos mejoramos su elasticidad, lo que nos ayuda a evitar lesiones. Esto, a su vez, ayuda a eliminar el ácido láctico que se acumula en los músculos durante el ejercicio, de manera que reduce las agujetas de los días posteriores.

Además del estiramiento, y para fomentar la recuperación, la alimentación posterior debe ser rica en carbohidratos y proteínas. Huevos, carne, pescado, avena… son alimentos que nos aportarán energía y ayudarán a nuestros músculos a recuperarse.

Finalmente, y para tener una recuperación completa, el descanso sería crucial. De lo contrario, puedes sentirte cansado o irritable y tus músculos pueden tardar más recuperarse. En definitiva, es importante escuchar a nuestro cuerpo para sentirnos mejor y prevenir todos estos errores a la hora de hacer deporte.

Microbiota y Trastornos del Sueño: El Papel del Eje Intestino-Cerebro en el insomnio

Estudios recientes han demostrado que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la calidad del sueño

El sueño es un proceso biológico fundamental para la salud integral, y su regulación involucra una compleja interacción entre los sistemas nervioso, inmunológico y metabólico. Estudios recientes han demostrado que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la calidad del sueño mediante la modulación del eje intestino-cerebro, abriendo nuevas perspectivas terapéuticas para el tratamiento del insomnio y otros trastornos del sueño desde el enfoque de la PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE).

Microbiota y regulación del sueño

La microbiota intestinal, compuesta por billones de microorganismos, participa en la producción de neurotransmisores clave como la serotonina y el GABA, ambos esenciales para la inducción y mantenimiento del sueño. Además, la microbiota regula la inflamación sistémica, un factor que puede alterar la arquitectura del sueño y favorecer el insomnio. La serotonina intestinal, aunque no atraviesa la barrera hematoencefálica, influye indirectamente en la producción cerebral de este neurotransmisor. A través del nervio vago y de la modulación de la inflamación, la microbiota puede influir en la calidad del sueño, el estado de ánimo y la respuesta al estrés.

Factores que afectan la microbiota y el sueño

  • Alimentación pobre en fibra y rica en azúcares: Reduce la diversidad microbiana y altera la producción de metabolitos neuroactivos.
  • Estrés crónico: Disminuye la cantidad de bacterias beneficiosas y aumenta la permeabilidad intestinal, favoreciendo la inflamación.
  • Alteraciones del ritmo circadiano: Como el trabajo nocturno o la exposición a luz azul antes de dormir, que afectan la producción de melatonina y modifican la composición de la microbiota.
  • Uso de antibióticos: Aunque necesarios en ciertos casos, pueden alterar drásticamente la microbiota intestinal, afectando indirectamente la calidad del sueño.
  • Deficiencias nutricionales: La falta de nutrientes esenciales como el magnesio, los ácidos grasos omega-3 y la vitamina D puede afectar la función de la microbiota y la regulación del sueño.

Estrategias para mejorar la microbiota y el sueño

1. Consumir alimentos ricos en prebióticos y probióticos: Alimentos como el ajo, la cebolla, el puerro, el plátano y la alcachofa son ricos en prebióticos, mientras que fermentados como kéfir, yogur natural, kombucha y chucrut aportan probióticos beneficiosos.

2. Reducir el consumo de cafeína y alcohol en horas nocturnas: Estas sustancias pueden alterar el ciclo de sueño y la composición de la microbiota.

3. Mantener un horario regular de sueño: La consistencia en los horarios de acostarse y levantarse ayuda a sincronizar los ritmos circadianos.

4. Realizar ejercicio físico regularmente: La actividad física diaria, como caminar, correr o andar en bicicleta, puede mejorar la salud general y la calidad del sueño.

5. Evitar el consumo excesivo de azúcares: Una alimentación rica en azúcares puede perjudicar la salud de la microbiota intestinal.

6. Incluir fuentes de magnesio, omega-3 y vitamina D: Alimentos como las semillas de calabaza, almendras, espinacas, sardinas, salmón y la exposición solar adecuada son fundamentales.

Conclusión

El abordaje de estos trastornos desde una perspectiva integrativa que considere la microbiota intestinal y el eje intestino-cerebro puede ofrecer soluciones más completas y efectivas. La implementación de estrategias nutricionales basadas en la PsicoNeuroInmunoEndocrinología no solo mejora la calidad del sueño, sino que también promueve la salud general.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Piel sana, vida sana: Así debes cuidar el órgano más extenso del cuerpo

Protegerse del sol, evitar irritaciones o tener buenos hábitos de vida son algunas de las claves para una piel sana

El cuidado de la  piel puede ser una de las mejores maneras de mantener una buena salud. No hay que olvidar que la piel es el órgano más grande del cuerpo y es la encargada de hacer que muchos de los procesos diarios que el organismo lleva a cabo se completen. De ahí, piel sana, vida sana.

La piel protege de los gérmenes y agentes externos que pueden llegar a causar muchas enfermedades o infecciones. Igualmente, se encarga de mantener una temperatura corporal estable y de eliminar las toxinas o las sustancia que el cuerpo deshecha a través del sudor. Además, es también la encargada de producir la vitamina D, esencial para la salud.

Mantener una piel sana permite el buen funcionamiento del organismo y puede suponer una mejora en la calidad de vida y en la salud en el día a día. Y la buena noticia es que practicar un autocuidado puede ser sencillo si se sigue una serie de consejos.

EL SOL, MEJOR CON PROTECCIÓN

La exposición al sol puede dañar la piel si no se la protege de manera correcta, llegando incluso a aumentar el riesgo de sufrir cáncer. Para cuidarse de esta exposición, es esencial aplicar un protector solar de amplio espectro con un factor de protección alto.

Además, no se deben olvidar los labios. Al aplicar la protección también es importante protegerlos para evitar que se quemen. Y no lo olvides, no solo te protejas en verano, el sol es dañino durante todo el año.

EVITAR LAS IRRITACIONES

Los productos muy abrasivos o cuando frotarse la piel de manera muy agresiva puede provocar que esta se irrite. El mejor consejo para evitar que esto suceda sería el de hidratarse tras las duchas y secarse cuidadosamente para que las toallas no enrojezcan la piel.

Igualmente, en los casos en los que la piel es más sensible, sería también recomendable optar por productos específicos, como jabones con un PH neutro. También es aconsejable mantener una temperatura media del agua durante las duchas, ya que el agua demasiado caliente también puede irritar la piel. Finalmente, el uso de prendas naturales con tejidos suaves sería un plus.

LOS BUENOS HÁBITOS SON EL MEJOR CUIDADO

Los buenos hábitos son fundamentales para cuidar la piel.  Si hay un factor que perjudica a este órgano es el tabaco. El tabaco fomenta un envejecimiento prematuro de la piel y la hace verse más seca. Además, puede afectar negativamente a la capacidad de cicatrización y hacer más propensas a las infecciones cutáneas. Por ello, el abandono de este hábito mejorará tanto la salud como la piel.

El sueño, o más bien la falta de él, también afecta negativamente a la dermis. Las células de la piel y el colágeno, una proteína que mantiene la elasticidad y la firmeza, se genera durante el periodo de descanso. Todo ello puede hacer que aparezcan arrugas prematuras u otros problemas cutáneos, por lo que el sueño es esencial en el autocuidado.

Finalmente, y como consejo extra, el cuidado de la piel también pasaría por huir del estrés. En picos altos de estrés puede aparecer granitos, rojeces, sensibilidad, picazón, eccema… Y es que, al liberar ciertas hormonas como el cortisol, la salud de la piel puede verse comprometida. Apunta estas recomendaciones esenciales para mantener la piel lo más sana posible.

¿Sabías que la contaminación afecta a las enfermedades respiratorias? Estos son los riesgos para la salud

La contaminación puede impactar directamente en la salud, conocer los riesgos y como evitarlos es esencial

Casi la totalidad de la población respira aire contaminado. Así lo revelan los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alertan del peligro que supone para la salud la exposición a la contaminación de las partículas finas del aire. Los riesgos de esta exposición son tan altos  que pueden llegar a provocar accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias agudas y crónicas.

Los contaminantes más peligrosos son en primer lugar las partículas en el aire, que pueden ser sólidas o líquidas, y que puede provenir, por ejemplo, de la quema de  combustibles usados para los coches o para las empresas. Son partículas muy finas, tanto es así que 60 de estas partículas tendrían el grosor de un cabello, según explica la OMS.

Otros contaminantes igualmente peligrosos para serían el dióxido de nitrógeno, que generan también el transporte o la industria; el dióxido de azufre, que proviene principalmente de la calefacción de los hogares y de la generación de electricidad; y el ozono, que se genera por reacciones químicas.

LOS RIESGOS PARA LA SALUD

Todos están expuestos de manera diaria a estos contaminantes que penetran en el interior de los pulmones, pueden afectar gravemente a la salud, y provocar o empeorar las enfermedades respiratorias.

La institución dependiente de la ONU alerta de que casi el 70% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación se debieron en 2019 a cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares, el 14% a enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, el 14% a infecciones agudas de las vías respiratorias bajas y el 4% de las muertes se debieron a cánceres de pulmón. En el caso de los niños, la contaminación es todavía más dañina: más del 27% de los fallecimientos en niños menores de cinco años se debe a factores ambientales.

¿CÓMO PROTEGERSE DE LA CONTAMINACIÓN?

Si bien los datos están claros, una de las preguntas a hacerse es precisamente cómo prevenir la exposición a todos estos contaminantes. Estas serían algunas de las recomendaciones:

  • Evitar la actividad física en zonas de una alta contaminación. Durante el ejercicio físico se aumenta la frecuencia respiratoria y se inhala una mayor cantidad de contaminantes. Es por ello que realizar deporte en zonas menos contaminadas sería recomendable.
  • Alejarse de los cascos urbanos. Salir fuera de la ciudad a zonas con árboles, vegetación o en lugares de montaña mejorará también la calidad del aire que respiramos.
  • Optar por rutas con menos tráfico. Gran parte de los provienen de la quema de combustibles, por lo que alejarse de las emisiones de los coches o evitar las “horas punta” sería importante.
  • No olvidarnos de la mascarilla. La mascarilla se convirtió en uno de los grandes acompañantes durante la pandemia, y su uso puede también proteger de todos estos agentes externos en lugares con mucha contaminación.

La Importancia de la Microbiota Intestinal en la Salud

La microbiota intestinal es una comunidad diversa de microorganismos que habita en nuestro cuerpo y juega un papel crucial en múltiples aspectos de la salud

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota intestinal es una comunidad diversa de microorganismos que habita en nuestro cuerpo y juega un papel crucial en múltiples aspectos de la salud, incluyendo la digestión de alimentos, la absorción de nutrientes, la síntesis de vitaminas esenciales, la regulación del sistema inmunológico, y la protección contra patógenos al competir con bacterias dañinas. Su impacto se extiende también a la salud mental a través del eje microbiota-intestino-cerebro, influenciando el estado de ánimo y las funciones cognitivas. Desde la infancia, la microbiota contribuye al desarrollo de los sistemas corporales, mostrando su importancia en cada etapa de la vida.

OTROS ASPECTOS CLAVES PARA LA SALUD INTESTINAL
  • Permeabilidad Intestinal
    La permeabilidad intestinal describe la capacidad de la pared intestinal para permitir el paso selectivo de sustancias pequeñas hacia el torrente sanguíneo, regulada por las uniones estrechas entre las células. Cuando estas uniones se ven comprometidas, puede desarrollarse hiperpermeabilidad intestinal o “leakygut”, permitiendo el paso de toxinas y microorganismos al cuerpo, lo cual puede afectar la salud.
¿CÓMO MANTENER UNA MICROBIOTA INTESTINAL SALUDABLE?

Para promover un equilibrio saludable en la microbiota intestinal, se deben considerar varios aspectos:

  1. Consumir fibra prebiótica y alimentos fermentados
    Los prebióticos son alimentos ricos en fibra que nutren a las bacterias beneficiosas de la microbiota, ayudando a su proliferación en lugar de a bacterias perjudiciales. Algunos alimentos ricos en prebióticos incluyen alcachofas, espárragos, cebolla, ajo, puerro, banana, lentejas, garbanzos, linaza, chía, hojas verdes, etc. Por otro lado, los alimentos fermentados contienen microorganismos vivos que, al ser consumidos en cantidades adecuadas, aportan beneficios adicionales. Entre estos destacan el yogurt, kombucha, kimchi, vinagre de manzana, kéfir, tempeh y verduras fermentadas, todos sin pasteurizar.
  2. Consultar a un especialista sobre suplementos y probióticos En el mercado existen diversos suplementos y probióticos que prometen mejorar la salud intestinal, pero su calidad puede variar significativamente. Consultar a un especialista es importante para asegurarse de que el suplemento contenga las cepas de microorganismos adecuadas para tus necesidades específicas.
  3. Evitar alimentos procesados y enemigos de la Microbiota. Los productos procesados, el azúcar añadido, las frituras, los aceites hidrogenados, y el alcohol pueden reducir la diversidad de la microbiota y tener un impacto negativo en la salud intestinal. Mantener una alimentación equilibrada y rica en alimentos naturales y frescos es clave para preservar una microbiota saludable.
  4. Investigar antes de empezar dietas extremas. Una dieta extremadamente baja en calorías puede alterar la composición de la microbiota, promoviendo el crecimiento de bacterias perjudiciales. Evitar planes alimenticios extremos ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota.
  5. Cuidado con los antibióticos. Aunque los antibióticos son esenciales para combatir infecciones, también eliminan bacterias beneficiosas. Por ello, deben tomarse solo cuando sea necesario y bajo supervisión médica, evitando automedicarse. Y acompañarlo con el uso de un probiótico.
  6. Precaución con las limpiezas de colonLas limpiezas de colon carecen de evidencia científica que respalde sus supuestos beneficios. En realidad, pueden causar deshidratación, cólicos, y en casos graves, perforaciones intestinales. Es importante recordar que el propio sistema digestivo realiza funciones de limpieza y eliminación de desechos, conocido como el complejo motor migratorio.

Con el conocimiento adecuado y siguiendo las recomendaciones de un especialista, es posible mejorar y mantener una microbiota intestinal saludable, beneficiando así nuestra salud y bienestar a largo plazo.

¿Cómo prevenir las afecciones respiratorias en invierno? La vacunación, nuestra mejor aliada

Las infecciones como la gripe o la Covid-19 son muy comunes en invierno, y la vacunación la herramienta más eficaz para prevenirlas

Es común que durante el invierno contraigamos más afecciones respiratorias, como por ejemplo la gripe, que pueden incluso evolucionar hacia casos más graves y llegar a requerir hospitalización. Ante las complicaciones asociadas a esta infección, contamos con un arma esencial que nos permite prevenir la enfermedad grave: la vacunación.

Es en invierno cuando las temperaturas bajan y proliferan los patógenos causantes de diferentes infecciones como el SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, o el virus de la influenza, tras la gripe. Patologías que pueden derivar en graves complicaciones, hospitalización e incluso la muerte, especialmente en pacientes con enfermedades previas, como los pacientes con patologías respiratorias o cardiovasculares.

¿CON QUÉ VACUNAS CONTAMOS?

Para protegernos contra los virus y bacterias que provocan estos problemas respiratorios, contamos con la vacunación. En la campaña de invierno de este año, el Ministerio de Sanidad ha recomendado la inmunización frente a la gripe y la Covid-19, que son las dos enfermedades infecciosas respiratorias que más circulan durante el otoño y el invierno.

En el Calendario Nacional de Vacunación para toda la vida también se incluye la vacunación frente al neumococo para pequeños y mayores, y frente al virus respiratorio sincitial (VRS) en los menores de un año, causante de los casos de bronquiolitis en los más pequeños. La vacunación frente al VRS en los adultos se encuentra por el momento comercializada en España, no así incluida en la Cartera de Servicio del Sistema Nacional de Salud y, por ende, en el Calendario.

QUIÉNES DEBEN VACUNARSE

“La vacunación es la medida más eficaz para prevenir estas patologías y evitar sus complicaciones”, demuestran los expertos y es especialmente recomendable en algunos grupos de población. Si nos preguntamos quiénes están dentro de estos grupos, tenemos dos ramas distintas: aquellos que tienen mayor riesgo de complicaciones y los que mantienen los servicios esenciales a la comunidad y están en riesgo de contagiarse por su trabajo.

Dentro del primer grupo encontramos:

  • Personas de 60 o más años de edad
  • Niños de 5 o más años que se encuentren en centros o instituciones
  • Jóvenes a partir de 12 años que tengan condiciones de riesgo como diabetes, obesidad, hemofilia, cáncer u otras enfermedades crónicas o que conllevan disfunción cognitiva
  • Embarazadas en cualquier trimestre de gestación y mujeres durante el puerperio
  • Convivientes con personas que tienen alto grado de inmunosupresión

Por otro lado, tendríamos los casos de aquellas personas que, por su labor, son imprescindibles para los servicios públicos. En este caso tenemos:

  • Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado
  • Fuerzas Armadas
  • Bomberos
  • Servicios de protección civil

¿Qué es la Microbiota Intestinal y por qué es clave para nuestra salud?

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que coexisten con nosotros en distintas partes del cuerpo

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que coexisten con nosotros en distintas partes del cuerpo, pero con una presencia predominante y significativa en el intestino.

Esta comunidad incluye virus, bacterias, hongos, arqueas, parásitos, protozoos y, recientemente, los obeliscos, microorganismos que, aunque aún están en fase de estudio, podrían aportar nuevas perspectivas sobre el origen de la vida y la patogénesis de ciertas enfermedades.

Esta inmensa red de vida microscópica abarca alrededor de 100 billones de microorganismos en cada persona, con más de 10,000 especies identificadas, las cuales aportan beneficios esenciales a la salud humana.

Funciones vitales de la Microbiota Intestinal

La microbiota intestinal, sobre todo la que se encuentra en el colon (95% del total), es clave para varios aspectos de la salud debido a sus funciones metabólicas y de interacción con otros sistemas del organismo. Aquí exploramos algunas de sus funciones principales:

  1. Entrenamiento del sistema inmune: La microbiota actúa como un “entrenador” para el sistema inmune, estimulándolo de forma constante para que responda adecuadamente ante agentes externos. Gracias a esta relación, nuestro cuerpo puede defenderse mejor de infecciones y controlar la inflamación en los órganos.
  2. Producción y absorción de vitaminas: Varios microorganismos intestinales participan en la síntesis de vitaminas esenciales, como la vitamina K y algunas del complejo B. Además, facilitan la absorción de nutrientes, promoviendo una digestión más eficiente y saludable.
  3. Producción de ácidos grasos y regulación metabólica: La microbiota genera ácidos grasos de cadena corta como el acetato, propionato y butirato, compuestos que ayudan a mantener el equilibrio energético y son beneficiosos para la salud del colon. Además, la microbiota influye en el control del peso, ya que algunas especies bacterianas están asociadas con un metabolismo más eficiente y con menores probabilidades de desarrollar obesidad.
  4. Generación de neurotransmisores y salud mental: La microbiota produce neurotransmisores como la serotonina, cuya mayoría (85-90%) se gestiona en el intestino. Este neurotransmisor es fundamental para regular el estado de ánimo, el sueño y el apetito. De este modo, el equilibrio en la microbiota puede mejorar la salud mental, mientras que un desequilibrio (disbiosis) se asocia con problemas como la ansiedad y la depresión.
Microbiota: Nuestra huella personal

La microbiota, además de ser funcional, es única en cada individuo, comparable a una huella digital. Compartimos microbiota con las personas cercanas, como nuestra pareja, hijos, amigos e incluso con nuestras mascotas. Además, la enorme cantidad de microorganismos que alberga el cuerpo humano supera el número de estrellas en la vía láctea y, si se dispusieran en línea, darían la vuelta a la tierra varias veces.

En resumen, la microbiota es una parte fundamental de nosotros mismos, participando en una gama de procesos críticos para la salud y, como tal, es esencial mantenerla en equilibrio a través de una alimentación adecuada, baja en azúcares y rica en fibra, evitando el estrés crónico y promoviendo un estilo de vida saludable. La ciencia sigue revelando cada día la influencia de estos microorganismos y su papel en nuestra longevidad y bienestar.