El valor de convivir y compartir con los abuelos

Una relación fuerte y positiva entre abuelos y nietos evita depresiones a los primeros y aporta seguridad y equilibrio a los segundos.

El 80 % de las personas mayores en España tienen nietos y, según un estudio realizado por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) en 2016, el lazo intergeneracional que los une continúa siendo muy fuerte en pleno siglo XXI.

Si echamos la vista atrás, todos recordamos la relación que tuvimos (o aún tenemos) con nuestros abuelos. Sus consejos, su ayuda, su paciencia y todos y cada uno de los buenos momentos que pasamos junto a ellos. Porque ellos nos aportan mucho en el plano psicológico.

Beneficios

La relación abuelos-nietos aporta beneficios en las dos direcciones. Mientras los primeros proporcionan estabilidad, seguridad, sabiduría y diversión; los segundos pueden evitar depresiones y estimular las conexiones sociales y mantienen a los adultos mayores mentalmente alerta.

ABUELOS:

Cuidar a los nietos y compartir momentos especiales con ellos:

  • Mejora la salud mental. Compartir tiempo de calidad cuando los nietos son niños mejora la salud mental de los abuelos. También hay un menor riesgo de caer en depresión.
  • Divierte y proporciona satisfacción y felicidad. Compartir intereses como cocinar, hacer deporte o, incluso, volar cometas significa vivir momentos felices. Ver felices a los niños trae satisfacción a los abuelos.
  • Estimula la función cerebral de los abuelos: cuidar a los nietos suele tener un efecto positivo en la fluidez verbal, siempre y cuando no se cargue a los abuelos con un exceso de responsabilidad. Ello podría relacionarse con una reducción en la velocidad de procesamiento del pensamiento y de la capacidad de memoria de trabajo.
  • Puede alargar la vida: un cuidado ocasional a los nietos puede conducir a una vida más larga.

NIETOS:

Tener la suerte de vivir y compartir con los abuelos nos aporta:

  • Protección contra la depresión: una relación emocional fuerte y cercana entre nietos adultos y abuelos protege a ambas partes de sufrir síntomas de depresión.
  • Un amor sencillo y sin responsabilidades: el afecto que transmiten los abuelos a los nietos no suele ir acompañado de las tensiones diarias que supone ser responsable de su crianza. Además, los abuelos pueden convertirse en modelo a la hora de aprender cómo afrontar las dificultades de la vida. Es una relación basada en el respeto, el apoyo y la amistad.
  • Emociones y momentos felices que reconfortan: los abuelos son especialistas en calmar a los pequeños cuando están enfermos y en enseñarles y jugar con ellos cuando están bien. Les cuentan historias, los abrazan, les leen, etc. Crean recuerdos felices para los nietos. Son personas en las que confían. Esto es una ventaja emocional para el niño.
  • Un hogar seguro: ir a casa de los abuelos y comer o dormir allí proporciona seguridad. Este ambiente seguro permite un desarrollo óptimo de los nietos que puede ayudar en su crianza.
  • Mantener las familias unidas: los abuelos pueden ser el nexo de unión entre los diferentes integrantes de una familia cuando relatan las historias, tradiciones y las costumbres de esta.
“Los abuelos son aquellos que rocían polvos de estrella sobre la vida de los niños pequeños”, Alex Haley.

Detalles del día a día que nos devuelven la alegría

Sentirnos alegres nos cambia por fuera y por dentro y puede llevarnos a la felicidad.

La alegría es una emoción básica positiva que nos hace sonreír, relacionarnos y sentir curiosidad por nuestro entorno. Cuando la experimentamos, el cuerpo cambia. Abrimos los ojos y la boca, elevamos nuestro tono de voz y, en nuestra cara, se dibuja una sonrisa. Además, nuestros músculos del pecho, la garganta y las cuerdas vocales se expanden.

Nuestra salud se beneficia ampliamente de la emoción de sentirnos alegres. Aumentamos nuestras defensas y también generamos un neurotransmisor llamado serotonina que atenúa el estrés y la ansiedad. Experimentar esta emoción positiva nos hace ser más creativos y más proclives a relacionarnos con los demás.

Sentirnos alegres y satisfechos nos puede llevar a la felicidad, tal y como resalta la psicóloga y profesora de la Universidad de California en Riverside, Sonja Lyubomirsky. Siempre y cuando combinemos esas sensaciones con la percepción de que nuestra vida es significativa y vale la pena.

Tipos de alegrías

Cada día se producen grandes y pequeños momentos que nos alegran. Puede ser por alcanzar un objetivo, observar la felicidad de alguien cercano a quien apreciamos o, simplemente, neutralizar aquello que nos hace sufrir.

Existen varios tipos de alegrías. Entre ellas:

  • La auténtica: surge de forma natural y se produce debido a una situación o logro que consideramos positivo.
  • La hilarante: aparece de manera inesperada como una reacción fisiológica o resultado del sentido del humor. Procesamos estímulos o situaciones que nos resultan cómicas.
  • La que procede de la hedonía: la sentimos cuando satisfacemos nuestras necesidades y deseos más básicos. También cuando evitamos aquello que nos produce malestar.
  • La que procede de la “eudaimonía”: es un término griego habitualmente traducido como “felicidad” o “bienestar”. Experimentamos este tipo de alegría cuando alcanzamos nuestros objetivos.

Búsqueda de la alegría

La alegría es una emoción que, con los años, puede perderse u olvidarse. Las obligaciones del día a día y las decepciones la pueden convertir en invisible a nuestros ojos. Te damos algunas claves para recuperarla:

  • No intentes buscarla demasiado. Conviene encontrar aquella felicidad que realmente sientas porque la alegría es una emoción que suele cogernos desprevenidos.
  • Expresa gratitud: reflexiona sobre lo que tienes, aprécialo y expresa tu gratitud, ya sea a viva voz o por escrito, mediante palabras o acciones.
  • Busca actividades placenteras: pregúntate qué se te da bien y con qué disfrutas. Encuentra algo significativo y placentero que hacer con cierta regularidad. Puede ser bailar o dar un paseo.
  • Comparte y conecta: organízate para realizar una actividad placentera con alguien a quien aprecies. Conectarse es una forma estupenda de sentir bienestar.
  • Expresa tus preocupaciones: esto puede significar estar ahí para un ser querido u ofrecerse como voluntario para ayudar. Contribuir y ayudar a los demás da significado a nuestras vidas.
  • Sé amable contigo mismo: cuanto más lo seas, más lo serás con los demás.

Como ves, en caso de haberla perdido, es posible recuperar la sensación de alegría. Tan solo debemos buscar esos pequeños momentos y situaciones que la potencien. Siempre sin forzarla a llegar. Es cuestión de práctica.

“La alegría nos invade, nos sorprende, nos traspasa. Es evidente y desnuda. La alegría es contagiosa”, Álex Rovira.

Cómo aplicar el Feng Shui en casa

Organiza tu hogar de forma sana y armoniosa, según los principios de esta técnica oriental

Feng Shui es una metodología de la Medicina Tradicional China que permite restablecer la conexión entre una persona y su entorno, en busca de un mayor bienestar global.

Según la Escuela Europea de Feng Shui, esta técnica oriental con más de 3.000 años de antigüedad crea hogares armónicos y saludables que influyen positivamente en nosotros.

Así siguiendo los principios del Feng Shui con la disposición correcta de elementos (edificios, muebles, objetos y plantas) en una casa se puede favorecer la claridad mental, la creatividad y las relaciones afectivas.

Pasos para ordenar según el Feng Shui

Ventanas: el Feng Shui cree que las ventanas son los ojos de la casa. No aconseja ni la escasez ni el exceso de ventanas, ya que ofrecen energía pero también quitan privacidad. Las plantas y los adornos ayudan a retener la mirada al interior.

Plantas: los lirios (símbolo de abundancia), el bambú o el trébol atraen la buena suerte. Las hierbas aromáticas, como el romero o la lavanda, ayudan a equilibrar y aromatizar el entorno.

Adiós a lo viejo: hay que dejar espacio para que entre nueva energía. Deshazte de todo aquello que no tiene una función clara o que intuyas que no volverás a usar. No pongas animales disecados, fotos de difuntos ni objetos punzantes a la vista.

Muebles: evita colocarlos en medio de la línea recta imaginaria que hay entre puertas y ventanas para no entorpecer la energía. Recuerda que los materiales naturales, como la madera, nos evocan calidez y la idea de una vida más sencilla.

Luz: pon más claridad sobre los espacios donde hay actividad (encima de las mesas) y deja la luz tenue en los dormitorios. Los espejos amplifican la energía, por lo que es preferible situarlos en el baño o en el recibidor.

Tonos: apuesta por la combinación de colores para que haya un equilibrio. Los tonos yan (más vitales) son el blanco, amarillo, naranja y rojo. Los más apacibles (yin) son el gris, marrón, verde, azul y negro.

Dormitorio: la cama tiene que estar en una posición dominante, es decir, con buena visión de todos los elementos, lo que nos dará seguridad. Reduce al máximo el mobiliario.  Las paredes poco decoradas siempre dan más tranquilidad.

Como puedes ver, el Feng Shui nos propone vivir de un modo más sencillo, con el fin de conectar con la naturaleza, aprovechar las energías y mejorar nuestro bienestar.

¿Sabías que, según la filosofía china, existe un flujo vital de energía (Qi) que circula dentro de nosotros mismos y en todo lo que nos rodea?

Beneficios de ser agradecido

Agradecer es una actitud sana que nos ayuda a alcanzar mayor felicidad y bienestar

Aparte de una pauta de cortesía, cada vez que damos las gracias nuestro cerebro rejuvenece y percibimos regalos espontáneos que la vida nos ofrece de muchas maneras.

El término ‘gratitud’, que proviene del latín ‘gratitudo’, se define en la RAE como ‘el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera’.

No obstante, y según la Psicología Positiva, el ser agradecido es la virtud de reconocimiento, valoración y respuesta justa, más que una obligación moral. Y es que esta habilidad está orientada hacia otra persona y se relaciona con la felicidad, el bienestar y el sentido de la vida.

Por qué es importante ser agradecido

1. Relaja: las personas agradecidas suelen ser más felices ya que el hábito de agradecer libera neurotransmisores como la dopamina, responsable del placer y la relajación.

2. Disminuye el estrés: la gratitud produce cambios en la biología del cerebro, se activan regiones que permiten una mayor comprensión de los demás y que suavizan el estrés.

3. Reduce la sensación de dolor: la gratitud aporta mayor plasticidad neuronal, lo que ayuda a mejorar la frecuencia cardíaca y a reducir el dolor (físico y emocional).

4. Mejora las decisiones: al sentirnos agradecidos por las cosas cotidianas nos volvemos más pacientes y con más capacidad de tomar decisiones sensatas.

5. Creatividad: las personas acostumbradas a agradecer los pequeños gestos habituales suelen ser más atentas y creativas.

6. Vida sana: quienes son más agradecidos tienen un mejor concepto de su cuerpo y siguen un estilo de vida más saludable, de forma natural y con menos esfuerzo.

Poner en práctica la gratitud puede transformar en positivo la forma de pensar sobre nuestra vida y hacer que valoremos más lo que nos rodea (familia, amor, pareja, salud, trabajo…).

Porque ser agradecidos es un ejercicio que nos ancla al presente, y nos hace apreciar las cosas tal y como son, aquí y ahora.

Pensar con gratitud ayuda a saborear las experiencias positivas de la vida, Sonja Lyubomirsky, psicóloga estadounidense.

Técnicas de gestión emocional

Descubre las claves psicológicas para entender mejor a los demás y a ti mismo.

De nada sirve tener una mente brillante y un coeficiente intelectual alto sino somos capaces de sentir empatía o leer las emociones propias y de los otros. Los sentimientos juegan un papel vital en nuestro día a día e influyen notablemente en las decisiones de nuestra vida.

Psicólogos, como Daniel Goleman, comprendieron hace más de 20 años el valor de las habilidades más allá de las cognitivas y acuñaron el concepto de ‘inteligencia emocional’, que se define como la capacidad para reconocer y poder controlar los sentimientos propios y ajenos.

El manejo de los sentimientos nos ayuda a dar una respuesta emocional proporcionada y adecuada a la situación, evitando que nos infravaloremos, nos sintamos inseguros o que claudiquemos a la primera de cambio.

Cómo controlar las emociones

La inteligencia emocional y saber cómo gestionar las emociones no es algo innato. Se puede entrenar. Te mostramos algunas habilidades para ello.

1. Piensa en positivo: busca el equilibrio en tu vida personal y profesional, trata de dar las gracias siempre, haz ejercicio de forma regular y queda con gente. Las relaciones personales y la risa son la mejor medicina para la tristeza.

2. Dispuesto a aprender: ten confianza en que lo sabes hacer, pero asume que alguna vez te vas a equivocar y que no pasa nada (admite ante los demás que tienes tus miedos). Los fallos son oportunidades para crecer emocionalmente.

3. Vía de escape: hay quienes practican deporte, corren o hacen artes marciales, otras personas prefieren cultivar la meditación. Lo importante es que cada uno encuentre una vía de escape para liberar la tensión.

4. Supera la ansiedad: intenta simplificar tu vida, entrénate para no reaccionar exageradamente y duerme lo suficiente. Aparta de tu vida lo que te desmotive (sé sincero contigo), así serás más inmune a los pensamientos negativos.

5. Sé más asertivo: aprende a decir ‘no’, comunica tus opiniones sin ofender, aunque sean contrarias. Emplea fórmulas conciliadoras (‘entiendo tu opinión’,’ sé lo que me dices’) sin reprimir tu negativa y aplaza la discusión, si no te sientes con fuerza.

6. Rectifica: rectificar es de sabios. Cuando aceptamos que nos hemos equivocado, nos volvemos más humanos. En ese proceso de autoevaluación nos cercioramos de que hay más opciones válidas a la que uno pensaba en un principio.

7. Adáptate al entorno: hay cosas que escapan a nuestro control, sucesos duros y personas difíciles que hay que aprender a aceptar e integrar en nuestra vida, sin pretender cambiar. Recuerda que una de las claves de la supervivencia es reconocer cuándo hay que adaptarse y ceder.

La persona inteligente emocionalmente relativiza tanto la alegría como la pena, sabe ponerse en el lugar del otro, sobreponerse ante las adversidades y mirar al futuro con optimismo.

Motivos para sonreír más

Es uno de los pocos movimientos que mejoran nuestro ánimo y ayudan a cuidar la salud.

La sonrisa es una expresión facial que nos brinda numerosos beneficios para nuestra salud física y emocional. Además, es gratis y ayuda a mantener una actitud positiva, mejorar la autoestima y conectar con los demás.

Sonreír puede ser una respuesta instintiva a algo que nos hacer sentir bien, pero también puede influir positivamente en el bienestar del organismo. Con motivo del Día Internacional de la Sonrisa (primer viernes de octubre), repasamos sus enormes beneficios y algunas explicaciones científicas.

Ventajas de sonreír

Aumenta la esperanza de vida: una investigación de la Wayne State University de Michigan concluyó que las personas que más sonríen viven más años y gozan de mayor calidad de vida, además de parecer más jóvenes.

Infunde confianza: de acuerdo con estudios recientes, la mayoría de personas estamos más dispuestas a comprometernos socialmente con aquellas que más sonríen.

Libera endorfinas: la sonrisa estimula las áreas cerebrales relacionadas con las conductas placenteras, a través de las endorfinas, que son sustancias analgésicas naturales. Como resultado, nos hace sentir más relajados, equilibrados y felices.

Nos acerca a los demás: la sonrisa nos hace ser más accesibles a los otros, creando una conexión más cercana y facilitando la comunicación.

Es gratis: se puede sonreír todo lo que se quiera y beneficiarse de sus propiedades, sin que sea un gasto para nuestra economía ni un regalo pensado solo para unos pocos.

Arma de seducción: tiene un poder de atracción hacia las personas que nos rodean. De hecho, de acuerdo a una encuesta reciente sobre la importancia de la sonrisa para los españoles, el 61% cree que es una poderosa arma de seducción en una cita.

Incrementa la credibilidad: es un recurso comunicativo eficaz, ya que aumenta nuestra imagen de credibilidad. Está comprobado que las personas que más sonríen suelen ser más dignas de confianza y poseen una imagen más creíble.

Influye en el estatus social: las sonrisas de las personas más influyentes del mundo (elegidas por la revista ‘Time’) comparten ciertos rasgos característicos. Así, los más risueños suelen ser vistos como más carismáticos.

Es contagiosa: la sonrisa es necesaria en la relación con los demás y, a veces, es contagiosa. Esto es así debido a las neuronas espejo, que imitamos para aprender. De esta manera, cuando sonreímos podemos hacer que otros también se beneficien.

"Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada". William Shakespeare.

Mindfulness, cómo vivir en el presente

Es un estilo de vida que busca la atención plena del momento para lograr mayor felicidad.

El Mindfulness es un concepto psicológico que se basa en la concentración de la atención y la conciencia en el presente, con el objetivo de gozar de mayor bienestar y plenitud. Este método, que se ha convertido ya en una filosofía de vida en gran parte del mundo, emplea técnicas y ejercicios de meditación para llegar a un estado óptimo de relajación.

Aunque tiene su origen en la filosofía budista, fue Joan Kavat-Zinn quien introdujo el mindfulness en el programa de Reducción del Estrés Basado en la Atención Plena (REBAP) en la Universidad de Massachusetts (EE.UU), quien lo describe de la siguiente manera: “es prestar atención al presente con intención y sin juzgar“.

Varios estudios han comprobado los beneficios de esta práctica para la salud física, mental y emocional, además de mejorar el rendimiento académico, reducir el estrés, prevenir enfermedades mentales y ayudar a tener más control sobre las emociones.

Pasos para practicar la atención plena

Su fundador ha recopilado en el libro ‘Mindfulness para principiantes’ un compendio de recomendaciones para iniciarse en esta práctica y empezar a desarrollar conciencia plena en nuestra vida:

  1. Busca tú momento

Elige un momento en el que sepas que nadie puede interrumpirte. Apaga el móvil y el ordenador y dedícate unos 15 minutos al día a cuidar de ti mismo. A primera hora de la mañana puede ser el instante perfecto, pero asegúrate de no estar aún adormilado.

  1. Fluye con la respiración

Canaliza tu atención en la respiración, siéntela y deja que fluya. Intenta que sea por la nariz, mediante inhalaciones y exhalaciones pausadas. Siente cómo entra y sale el aire por las fosas nasales. Luego, haz un repaso por todo el cuerpo, observando las sensaciones de cada parte, desde los pies, pasando por las piernas, los brazos, el torso hasta la cabeza.

  1. Deja pasar los pensamientos

Se necesita mucha práctica para lograr dejar la mente en blanco. Normalmente nos vienen a la mente varios pensamientos, sobre todo, no los juzgues, déjalos que pasen de largo y vuelve a centrarte en la respiración.  Poco a poco irás entrenando la mente.

  1. Mantén la postura

Se puede practicar mindfulness tumbado, de pie o sentado en una silla o en el suelo sobre un cojín. Fíjate en tu postura: columna vertebral recta, los brazos colgando a ambos lados, la cabeza erguida y el mentón metido ligeramente hacia adentro.

  1. Mira tu interior

Generalmente la meditación consciente se hace con los ojos cerrados, pero en realidad puedes elegir la manera que más te guste. Dejarlos abiertos y mirar un punto fijo, como una vela o una planta, también te ayudará a focalizar la atención.

Existen multitud de acciones rutinarias con las que podemos practicar la conciencia plena y que nos sitúan en el aquí y en el ahora, como caminar atentamente, comer saboreando cada bocado, hacer manualidades o escuchar música.

Como ves, el mindfulness es un estilo de vida que nos enseña a desconectar de las situaciones que nos generan estrés, a dejar de vivir en modo piloto automático y a disfrutar cada momento de nuestras vidas.

"Los sentimientos van y vienen como las nubes en un cielo ventoso. La respiración consciente es mi ancla", Thich Nhat Hanh.

La comida que nos hace más felices

Averigua cómo mejorar tu estado anímico con algunos productos alimenticios.

La alimentación juega un papel fundamental en nuestro cuerpo y mente. Influye en nuestra salud, aportándonos nutrientes y vitaminas esenciales para el buen funcionamiento del organismo y condiciona, a su vez, nuestro estado de ánimo.

Se ha demostrado que ciertos nutrientes activan los mediadores cerebrales que nos elevan el estado anímico, aumentan nuestro confort y favorecen una mejor autoestima. Así, los niveles altos de serotonina en el cerebro producen sensación de satisfacción y bienestar general.

El sistema nervioso central necesita glucosa y triptófano para sintetizar serotonina y garantizar su buen estado. En cambio, cuando desciende el nivel de este componente en la sangre (por estrés o por falta de alimento) provoca malestar, nervios y mal humor. Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, cuanta más serotonina, mejores decisiones tomamos, puesto que esta nos vuelve más sociables e involucrados en asuntos sociales.

Conocida como la hormona de la felicidad, la serotonina es fabricada por el cuerpo de forma natural. Pero con una alimentación adecuada podemos aumentar sus concentración en el organismo, logrando una mayor sensación de bienestar. Para ello, tenemos que potenciar, sobre todo, el consumo de vitamina B, vitamina C, magnesio y triptófano.

7 Alimentos que mejoran el estado de ánimo

  1. Plátano

Esta fruta es rica en triptófano y magnesio, minerales necesarios para la formación de neurotransmisores vitales como la serotonina. Estudios recientes han concluido que comer dos o tres plátanos al día mejora el humor de las personas, por lo que han llegado a denominar este vegetal como el “antidepresivo natural”.

        2.Nueces

Su alto contenido en triptófano, magnesio y vitamina B la convierten en un alimento imprescindible en la dieta tanto para elevar nuestro temperamento como para tener una salud cardiovascular óptima. Científicos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos aconsejan ingerir entre 7 y 9 nueces al día para la buena salud del sistema nervioso.

  1. Espinacas

Son verduras con gran cantidad de vitaminas del grupo B, por lo que su consumo favorece la fabricación de serotonina, clave para nuestro bienestar. Además, son muy recomendables en pacientes diabéticos por su bajo índice glucémico y su alto contenido en fibra y agua.

  1. Jamón de bellota

Es uno de los productos ibéricos con más prestigio del país y no es para menos. Posee cualidades nutricionales extraordinarias para el organismo: su grasa tiene la misma calidad que la del aceite de oliva, aparte, es rico en proteínas, vitaminas del grupo B y minerales, sustancias esenciales para la síntesis de serotonina.

  1. Leche

Cuando nuestras madres nos decían que tomáramos un vaso de leche antes ir a dormir, no les faltaba razón. Y es que, gracias su cantidad de triptófano, la leche facilita la relajación y mejora nuestro ánimo, ayudándonos a calmarnos mentalmente. Si prefieres, puedes tomar leche desnatada, contiene menos calorías y mantiene la misma proporción de triptófano.

  1. Cerezas

Una investigación de la Universidad de Michigan ha demostrado que comer 20 cerezas al día puede ser más efectivo para tratar la tristeza y el mal humor que tomar fármacos. Esto es así porque las cerezas tienen elevadas dosis de antioxidantes y melatonina, la hormona que regula el sueño y que tiene, además, propiedades calmantes.

  1. Cacao

¿Por qué cuando estamos tristes nos apetece chocolate? Porque solo con un bocado, percibimos una gran sensación de placer, debido a que, como respuesta a impactos de placer gustativo, se produce en el organismo endorfina, que inhibe la transmisión del dolor, pero también por otros minerales del chocolate. En su composición hay magnesio, hierro, calcio, potasio, vitaminas del grupo B, teobromina y serotonina, de ahí que se recomiende ingerir, de forma moderada, para mejorar el estado anímico.

Aunque los alimentos pueden ayudarnos a mejorar nuestro humor, nunca serán un tratamiento ante patologías diagnosticadas como la depresión.

Recuerda que para sentirse bien por dentro y por fuera es importante seguir una dieta saludable y equilibrada, como la mediterránea.