El trastorno como tal no causa síntomas, pero sí lo hace el reflujo, dando lugar a determinadas molestias
El esófago de Barrett es una afección por la cual el revestimiento esofágico se daña como consecuencia del reflujo gástrico. El trastorno como tal no causa síntomas, pero sí lo hace el reflujo, dando lugar a determinadas molestias como dificultad para tragar, acidez estomacal frecuente, pérdida de peso o sangrado por la boca procedente del estómago.
Según Clínica Mayo, existen factores que pueden aumentar el riesgo de padecer esófago de Barrett: antecedentes familiares, ser hombre (existe más propensión a padecerlo), la edad (es más frecuente a partir de los 50 años), el tabaco, el sobrepeso y padecer acidez estomacal o reflujo ácido de forma crónica.
El esófago de Barrett se relaciona con un aumento del riesgo de padecer cáncer de esófago; sin embargo, tal y como señalan desde la Fundación Española del Aparato Digestivo, la probabilidad es de un 0,5% por año, por lo que no debe ser un motivo de alarma.
DIAGNÓSTICO
Para detectar esta afección, la endoscopia es la prueba médica más utilizarla para comprobarlo. Esta consiste en la introducción de un tubo con luz y cámara por la garganta para permitir ver al médico si existen modificaciones en el revestimiento esofágico. Si el profesional sanitario sospecha que el paciente puede padecer esófago de Barrett, realizará una biopsia para confirmar el diagnóstico definitivo, explican desde la Sociedad Estadounidense de Endoscopia Gastrointestinal.
TRATAMIENTO
Existen distintos tratamientos para tratar el esófago de Barrett: conservador, endoscópico y quirúrgico.
Para pacientes con esófago de Barrett sin displasia, la Fundación Española del Aparato Digestivo recomienda realizar un seguimiento endoscópico según protocolo, en pacientes con esófago de Barrett con displasia de bajo grado; se aconseja un control del reflujo y también un seguimiento endoscópico, y en pacientes con esófago de Barrett con alto grado de displasia o adenocarcinoma, se procedería a realizar un tratamiento invasivo endoscópico o quirúrgico.