Guía para controlar el asma

Guía para controlar el asma

Te contamos cómo vivir con esta afección respiratoria y ganar más calidad de vida.

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas, que se caracteriza por ataques recurrentes de ahogo y silbidos, que pueden ser más intensos y frecuentes según la persona. Los síntomas pueden aparecer varias veces al día o a la semana, y a veces incluso, pueden agravarse si se realiza una actividad física o cuando es de noche.

La Organización Mundial de la Salud calcula que hoy día hay 235 millones de pacientes con asma en todo el planeta (más habitual en niños y niñas). Y aunque es una dolencia que está presente en todos los países, más del 80% de las muertes tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos.

En un ataque de asma, la envoltura de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes acostumbran a causar insomnio, fatiga, lo que conlleva a una disminución de la actividad y a absentismo escolar y laboral.

Lamentablemente, a menudo el asma crea una importante carga para los pacientes, limitando su calidad de vida de por vida. Porque, aunque los afectados por enfermedades pulmonares sienten que se ahogan al realizar una actividad, los médicos proponen llevar vida normal.

Tipos de asma

El asma puede tener o no origen alérgico.

– Asma extrínseca: más de la mitad de los casos se produce por una reacción alérgica, como el polvo de casa, los pelos de los animales, algunos insectos, los mohos, el polen de los árboles , las gramíneas y algunos alimentos. Suele comenzar en la niñez.

– Asma intrínseca: representa el 40% de los pacientes y, a menudo, se manifiesta en adultos. Las infecciones del árbol bronquial son una causa frecuente, aunque no se ha demostrado el mecanismo por el cual actúa la infección.

Decálogo para convivir con asma

  1. Evitar la exposición a agentes alérgenos: el polen, los ácaros del polvo, algunos animales pueden provocar un ataque de asma. Asimismo, hay que evitar la exposición a irritantes como humos, olores fuertes, aire frío o seco, sprays, así como a los cambios bruscos de temperatura.
  2. No hacer grandes esfuerzos: especialmente en época de polinización, puesto que podría dificultar la respiración y derivar en una crisis. Se puede consultar el nivel de polinización del ambiente en algunas aplicaciones móviles: Polen Control, Alerta Polen o Alergo Alarm.
  3. No salir mucho en primavera: hay que evitar estar al aire libre en el campo o zonas con abundante vegetación los meses primaverales. Lo mejor es estar la mayor parte del tiempo en locales cerrados, sobre todo, los días de viento. Además, se aconseja dormir con las ventanas cerradas y, al ir en coche, subir las ventanillas.
  4. Normas de higiene doméstica: recomiendan limpiar la casa con guantes de goma, usar el aspirador y una bayeta húmeda para quitar el polvo. Ventilar solo al atardecer, cinco minutos son suficientes para que se renueve al aire de una habitación.
  5. Vigilar la humedad en casa: la humedad ambiental tendría que ser inferior al 50%, recomendándose, incluso, el empleo de deshumidificadores. Además, es preferible cubrir herméticamente o lavarla con frecuencia las almohadas, y si existen manchas de humedad sanearse lo antes posible.
  6. Seguir el tratamiento: es fundamental que la persona diagnosticada de asma siga el tratamiento médico y que esté atenta a cualquier digno de empeoramiento. Se estima que solo el 30% de los asmáticos lo mantienen.
  7. Conocer los síntomas de agravamiento: el paciente tiene que ser capaz de reconocer las señales de alerta y cómo modificar la dosis de tratamiento de forma segura e independiente. Los especialistas aseguran que es posible facilitar a la persona unas instrucciones para elevar o reducir las dosis en función de su evolución.
  8. Respirar conscientemente: dedicar un momento a respirar correctamente por la mañana y por la noche, ejercitando y moviendo los pulmones adecuadamente. Tomar el aire por la nariz y expulsarlo por la boca, unas veces llenando el pecho (respiración torácica) y otras veces llenando el abdomen (respiración diafragmática o abdominal).
  9. Abandonar el tabaco: para conseguir el control del asma a largo plazo y evitar la aparición de complicaciones, es esencial no fumar y no exponerse al humo del tabaco. Dejar de fumar es posible, mentalízate, haz una lista de razones, pon una fecha y busca apoyos en la familia, médicos y amigos.
  10. Haz deporte: es aconsejable que las personas asmáticas practiquen alguna actividad física. Eso sí, hay que tratar de evitar los deportes que requieran una intensidad elevada, son más beneficiosos los que se realizan en equipo, porque hay más tiempo de descanso.

El asma es una enfermedad que afecta a gran parte de la población pero, si se conocen las causas que lo agravan, se puede lograr que no condicione la vida de uno.

Que el asma no te pare. 

7 comentarios en “Guía para controlar el asma”

  1. Tengo asma intrínseca y se manifestó cuando tenía 42 años, ahora tengo 66, fue después de una carrera cuando aprareciereon los pitidos y silibancias, sigo haciendo deporte y llevo una vida normal.
    Este invierno lo estoy pasando algo peor que otros, haber que me dice él neumólogo el próximo día 31.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *