No usar lentillas bajo el agua y sí utilizar gafas especiales para el buceo son algunas de las indicaciones para proteger los ojos este verano
Cuando vamos a la playa o la piscina solemos hacer uso de cremas para la piel, sombreros, gorras y gafas de sol para protegernos de la exposición solar. ¿Por qué protegemos los ojos fuera del agua, y no dentro?
Muchas veces olvidamos que la exposición solar no es el único factor que puede dañar nuestros ojos. En verano, principalmente, el agua es el elemento de mayor riesgo ya que es cuando realizamos diversas actividades sumergidos bajo el agua como la natación, el submarinismo, surf, etcétera.
En esta línea, desde Quirónsalud enumeran los riesgos que entraña abrir los ojos en el agua:
- Irritación en los ojos: el cloro y otros productos químicos que contiene el agua de la piscina pueden afectar directamente a la película lagrimal que protege e hidrata el ojo, debilitándola y causando irritación, lagrimeo y sensación de cuerpo extraño, que se conoce como “ojo rojo”.
- Conjuntivitis infecciosa: En el agua conviven distintos gérmenes y bacterias que pueden ser causa de infección ocular, bacteriana o vírica.
- Queratitis: se trata de una inflamación de la córnea causada por algunas bacterias como la Pseudomona o la Acanthamoeba, presentes en el agua del mar.
- Visión borrosa: en ocasiones un contacto muy regular con el agua de la piscina puede derivar en problemas crónicos como la visión borrosa.
- Picaduras: medusa u otras especies marinas pueden dañar la córnea o la conjuntiva provocando una quemadura.
- Traumatismos: existe un mayor riesgo de sufrirlos si se practica algún deporte acuático o por el contacto físico.
- Hiposfagma: con la práctica del submarinismo se puede producir un derrame ocular causado por los cambios de presión. Las consecuencias suelen ser leves.
Los ojos son una parte del cuerpo muy delicada y requieren de una buena higiene y cuidados. Por ello, es importante mantener algunas precauciones durante la exposición acuática:
- Evitar abrir los ojos bajo el agua en la media de lo posible, tanto en el mar como en la piscina.
- Hacer uso de gafas de buceo homologadas y que reúnan las siguientes condiciones: que se adapten al contorno del ojo evitando la entrada de agua, que tengan filtros de protección ultravioleta (UV), sistema antifogpara evitar el vaho, sello CE y referencia ISO.
- No utilizar lentes de contacto bajo el agua ya que aumenta notablemente el riesgo de infección.
- Ducharse antes de meterse en el agua del mar o la piscina para eliminar posibles restos de protectores solares y otros productos que puedan causar reacción con el cloro.
- Ducharse después de bañarse en el mar o la piscina para eliminar los restos de cloro y sal. No secar los ojos friccionando excesivamente.
Además, desde la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España, insisten en la importancia de mantener una buena hidratación, debido a que tanto el calor como el aire acondicionado evaporan rápidamente la capa de lágrimas que protege la superficie de nuestros ojos. Y lo mismo sucede si dedicamos varias horas a las pantallas de ordenador, tablet o móvil.
Por ello, mantener una buena hidratación protegerá tus ojos, evitará el enrojecimiento o sensación de arenillas y la visión borrosa que origina la sequedad.
En cualquier caso y ante cualquier duda, consulta con tu médico oftalmólogo para que te recomiende el tratamiento adecuado.