Tomar una serie de medidas durante el viaje puede evitar la aparición de esta dolencia.
El síndrome de clase turista o del viajero es un trastorno cardiovascular que puede aparecer después de permanecer un tiempo prolongado sentados y sin movernos. Esta posición dificulta al organismo hacer retornar la sangre al corazón, lo cual provoca que se acumule en las venas de las piernas y que se forme un coágulo. Y, si este se libera a la circulación, según la Fundación Española del Corazón (FEC), se puede producir una trombosis venosa.
Los trayectos largos superiores a cuatro horas (y, sobre todo, aquellos de 8 a 10 horas) favorecen la aparición de esta dolencia. Ya los realicemos en avión, coche u otro tipo de medio de transporte.
Varios síntomas nos avisan de que algo está ocurriendo. Por un lado, la pierna afectada puede hincharse y, además, suele aparecer una especie de calambre en la pantorrilla. La piel puede enrojecerse o que aparezcan manchas y se percibe una sensación de calor. Con todo, los expertos recuerdan que la trombosis venosa profunda puede presentarse sin síntomas perceptibles.
Ten en cuenta los factores de riesgo
El síndrome del viajero no afecta a todos por igual. La incidencia del síndrome del viajero depende del tipo y duración del viaje y también de los factores de riesgo individuales. Afecta, especialmente, a aquellos pasajeros con otros factores de riesgo trombótico (cirugías, obesidad, pacientes con tromboembolia venosa previa, etc.). Y se pueden añadir otros factores:
– Tener una edad avanzada.
– Tener varices.
– Tomar anticonceptivos orales.
– Padecer alguna enfermedad cardiaca, neurológica o respiratoria.
– Tener antecedentes personales de trombosis.
Con todo, según la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), cualquier viaje de duración prolongada multiplica por 2 o 3 el riesgo de trombosis venosa.
Consejos a tener en cuenta antes del viaje
Sin embargo, previamente y durante el viaje sí podemos tomar una serie de medidas para evitar que el síndrome de clase turista o del viajero. Es mejor prevenir que curar:
Bebe mucha agua: mantente hidratado y bebe agua cada cierto tiempo. No consumas alcohol ni tampoco café porque pueden deshidratarte.
Elige un buen sitio: escoge los asientos ubicados cerca del pasillo para facilitar la movilidad.
Cuida tu posición cuando estés sentado: intenta no cruzar las piernas y no conviene tener las piernas colgando ni muy dobladas. Esto dificulta la circulación sanguínea
Muévete: de manera regular, realiza estiramientos con las piernas y levántate cada una o dos horas. Aprovecha los descansos del viaje, para mover las extremidades inferiores.
Masajea: realiza suaves masajes en las piernas para estimular la circulación de toda la zona.
Lleva ropa holgada: evita viajar con ropa ajustada o que haga presión en alguna parte del cuerpo (calcetines, cinturones…). Y, si eres paciente de alto riesgo, utiliza medias compresivas hasta las rodillas.
No fumes.
Evita el consumo de tranquilizantes.
Y, recuerda, ante cualquier duda, consulta con tu médico, ya que te proporcionará toda la información que necesites.