Puede aparecer a cualquier edad, aunque suele ser más frecuente a partir de la cuarta década de la vida, y afecta tanto a hombres como mujeres
El síndrome de las piernas inquietas es un trastorno caracterizado por sensaciones desagradables en las piernas (como dolor o malestar) y una necesidad imperiosa de moverlas. Puede aparecer a cualquier edad, aunque suele ser más frecuente a partir de la cuarta década de la vida, y afecta tanto a hombres como mujeres.
Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos, los síntomas suelen aparecer al final de la tarde y son más intensos por la noche, cuando la persona está descansando. Mover las piernas o caminar suele aliviar la incomodidad, pero los síntomas vuelven a repetirse.
No se conoce la causa exacta del síndrome de las piernas inquietas, sin embargo, se sabe que existe un componente hereditario, sobre todo si el trastorno comienza antes de los 40 años. Asimismo, algunas afecciones (insuficiencia renal, neuropatía periférica, esclerosis múltiples o deficiencia de hierro) también suponen un factor de riesgo para el síndrome de las piernas inquietas.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
La dificultad del diagnóstico puede dar lugar tanto a falsos positivos como a falsos negativos. Por ello, desde la Sociedad Española de Neurología y la Sociedad Española de Sueño destacan que, en ocasiones, puede ser necesaria la realización de algunas pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico. En este sentido, los estudios de laboratorio de sueño (polisomnografía, test de inmovilización sugerida y actimetría) y los test farmacológicos suelen ser los exámenes de diagnóstico más utilizados.
En cuanto al tratamiento, la Sociedad Española de Medicina Interna manifiesta que, en caso de que se identifiquen posibles causas del cuadro, lo primero que hay que hacer es corregirlas. Posteriormente, es fundamental mantener un sueño regular, hacer ejercicio físico y reducir el consumo de sustancias estimulantes como el café, el tabaco y el alcohol.
Por último, en lo que se refiere al pronóstico, se trata de un trastorno de curso crónico y progresivo, por lo que, tal y como detalla el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de Estados Unidos, algunas personas pueden experimentar remisiones y no tener síntomas (o muy pocos) durante un periodo de tiempo, aunque pueden volver a aparecer.