El poder de la alcachofa: una hortaliza para cuidar tu digestión y tu saludcardiovascular

Esta hortaliza es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina

Una alimentación equilibrada y rica en vitaminas, minerales y fibra es esencial para mantener una buena salud. De hecho, el estilo de vida poco saludable suele ser la antesala de futuros problemas de salud. Es por ello que incluir las verduras entre los alimentos que comemos habitualmente puede ser muy beneficioso. Eso sí, si nos preguntamos cuál de ellas sería una buena opción, tenemos un gran ejemplo: la alcachofa.

Y es que, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, nuestro país se encuentra en el lugar idóneo para cultivarla. Tanto es así que el cultivo de la alcachofa en España está documentado desde el tiempo de la Antigua Roma. Este alimento milenario puede comerse cocido, crudo, en ensalada o aliñado, y su mejor temporada de recolección y consumo se produce de septiembre a mayo. Pero, ¿por qué es tan beneficioso para nuestra salud?

ASÍ AYUDA LA ALCACHOFA A TU SALUD

Para conocer los beneficios de la alcachofa debemos fijarnos en sus valores nutricionales. En primer lugar, esta verdura es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina. Además del agua, su componente mayoritario son los hidratos de carbono.

De todos los hidratos de carbono que contiene, la fibra inulina sería uno de los más importantes. Pertenece al grupo de los frútanos, cuya composición les permite no ser digeridos en el intestino delgado. De esta manera, la inulina llega intacta al intestino grueso y es allí donde cumple su principal función: actuar como prebiótico alimentando la microbiota intestinal.

Los prebióticos actúan como nutrientes para la microbiota. ¿Qué quiere decir esto? Que sirven como alimento a las bacterias beneficiosas de nuestro sistema digestivo. Además, la fibra de la alcachofa ayuda a prevenir el estreñimiento. Todo ello ahonda en una mejor salud intestinal, así como global, por lo que este componente de la alcachofa sería muy beneficioso.

SALUD DIGESTIVA Y CARDIOVASCULAR

Igualmente, la alcachofa cuenta con algunas sustancias que se encuentran de manera natural y en pequeñas cantidades en el alimento, como pueden ser los esteroles. Estos tienen la capacidad de limitar la absorción del colesterol en el intestino, lo que beneficia a la salud cardiovascular.

Además, cuentan también con la cinarina, con múltiples beneficios:

  • Hepatoprotectoras: Estimula la producción y el flujo de bilis, favoreciendo la función del hígado y la digestión de las grasas.
  • Coleréticas y colagogas: Mejora el vaciado de la vesícula biliar, lo que puede ser útil en casos de dispepsia o digestiones pesadas.
  • Antioxidantes: Ayuda a combatir el estrés oxidativo, protegiendo las células hepáticas.
  • Ligeramente hipolipemiantes: Contribuye a la reducción de los niveles de colesterol LDL.

Así, este alimento sería uno de los más recomendables a la hora de incluir en nuestra alimentación  gracias a todos sus beneficios para la salud.

Mantener un peso saludable en pacientes con EPOC: claves desde la Inmunonutrición

Uno de los desafíos más importantes del manejo de la EPOC es mantener un peso adecuado. La desnutrición como el sobrepeso pueden agravar la evolución de la enfermedad

Las enfermedades pulmonares crónicas, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar idiopática, impactan significativamente la calidad de vida de los pacientes. Uno de los desafíos más importantes en el manejo de la EPOC es mantener un peso adecuado, ya que tanto la desnutrición como el sobrepeso pueden agravar la evolución de la enfermedad. La inmunonutrición, un enfoque basado en la relación entre la alimentación y el sistema inmunológico, ofrece herramientas clave para mejorar la salud pulmonar y reducir el impacto de la inflamación crónica.

IMPORTANCIA DEL PESO CORPORAL EN ENFERMEDADES PULMONARES

El estado nutricional influye directamente en la función respiratoria. Un índice de masa corporal (IMC) demasiado bajo se asocia con pérdida de masa muscular, incluyendo los músculos respiratorios, lo que incrementa el riesgo de insuficiencia respiratoria. Por otro lado, el sobrepeso y la obesidad pueden aumentar la resistencia de las vías respiratorias y la carga ventilatoria, exacerbando la disnea y reduciendo la tolerancia al ejercicio.

INFLAMACIÓN CRÓNICA Y NUTRICIÓN

En la mayoría de las enfermedades pulmonares crónicas existe un estado de inflamación sistémica persistente. La inmunonutrición busca modular esta respuesta a través de compuestos bioactivos presentes en los alimentos, optimizando la función inmunitaria y metabólica del organismo.

Algunos nutrientes clave en este contexto incluyen:

  • Ácidos grasos omega-3: Presentes en pescados grasos (sardina, caballa, salmón, carne de pasto, etc.) y semillas de chía o lino aunque menos biodisponible, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación pulmonar.
  • Aminoácidos esenciales: La glutamina y la arginina favorecen la reparación muscular y la función inmunitaria, siendo fundamentales para la preservación de la masa muscular respiratoria.
  • Polifenoles y antioxidantes: Presentes en frutas, verduras y té verde, protegen contra el daño oxidativo generado por el estrés inflamatorio crónico.
  • Vitamina D. Su déficit está asociado con mayor riesgo de infecciones respiratorias y disfunción inmunológica, por lo que es crucial mantener niveles adecuados.

Estrategias nutricionales para un peso saludable:

  1. Optimizar el consumo de proteínas: Se recomienda un aporte mínimo de 1.2-1.5 g/kg/día en pacientes con riesgo de sarcopenia para preservar la masa muscular.
  2. Controlar la carga glucémica: Reducir el consumo de azúcares refinados y carbohidratos de rápida absorción para evitar fluctuaciones en la energía y favorecer un metabolismo estable.
  3. Hidratación adecuada: La mucosidad espesa y la reducción del aclaramiento mucociliar en enfermedades pulmonares pueden mejorarse con un adecuado consumo de agua.
  4. Monitoreo del peso y la composición corporal. Es fundamental evaluar no solo el peso, sino la proporción de grasa y músculo para una mejor interpretación del estado nutricional.
  5. Suplementación personalizada. El uso de complementos nutricionales con omega-3, proteínas de alto valor biológico o vitaminas específicas puede ser una herramienta útil en el abordaje terapéutico, siempre que sean prescritos por un profesional de la salud..
CONCLUSIÓN

El mantenimiento de un peso saludable en pacientes con EPOC es un aspecto clave para mejorar la función respiratoria, la calidad de vida y la supervivencia. La inmunonutrición ofrece estrategias basadas en la evidencia para modular la inflamación, preservar la masa muscular y optimizar la función metabólica. Un enfoque personalizado, adaptado a las necesidades individuales de cada paciente, es fundamental para lograr los mejores resultados en el manejo integral de estas patologías.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Estrategias Nutricionales basadas en PNIE para mejorar la calidad del sueño

La nutrición desempeña un papel clave en la regulación del sueño

La PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE) estudia la interrelación entre los sistemas nervioso, inmunológico, endocrino y metabólico. En este contexto, la nutrición desempeña un papel clave en la regulación del sueño. La alimentación no solo influye en la producción de neurotransmisores y hormonas del sueño, sino que también regula la inflamación sistémica, la microbiota intestinal y el metabolismo energético, todos factores esenciales para un descanso reparador. Estas son las estrategias nutricionales para mejorara calidad del sueño.

NUTRIENTES CLAVES PARA EL SUEÑO
  1. Triptófano: Aminoácido esencial precursor de la serotonina y la melatonina, ambas fundamentales para regular el ciclo de sueño-vigilia. Se encuentra en alimentos como pavo, plátanos, huevos, frutos secos y lácteos.
  2. Magnesio: Mineral con propiedades relajantes que mejora la calidad del sueño al reducir el estrés y favorecer la producción de GABA. Se encuentra en semillas de calabaza, almendras, espinacas y cacao puro.
  3. Omega-3: Ácidos grasos esenciales con efecto antiinflamatorio y neuroprotector, fundamentales para la regulación de la neurotransmisión y la modulación del estrés oxidativo. Fuentes: sardinas, caballa,  salmón, y nueces.
  4. Vitamina D: Su deficiencia se ha asociado con trastornos del sueño y mayor riesgo de insomnio. Fuentes: pescado azul, hongos,  y sobre todo la exposición solar.
  5. Melatonina: Principal hormona reguladora del sueño, favorecida tras la ingesta de  alimentos como cerezas, uvas, tomates y frutos secos.
  6. Antioxidantes y polifenoles: Presentes en frutas y verduras, ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, promoviendo un mejor descanso nocturno.
ALIMENTACIÓN RECOMENDADA

Para optimizar la calidad del sueño, es fundamental seguir una alimentación equilibrada con un enfoque antiinflamatorio y regulador del sistema nervioso. Se recomienda:

  1. Cena ligera y equilibrada: Incorporar proteínas magras (pollo, pavo, pescado, etc.), vegetales ricos en fibra y grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos). Evitar comidas copiosas y ultraprocesados que puedan alterar la digestión y el descanso.
  2. Incluir infusiones relajantes: Valeriana, manzanilla, lavanda o pasiflora pueden favorecer la relajación y conciliación del sueño.
  3. Evitar estimulantes: Reducir el consumo de cafeína, teína, alcohol y comidas ricas en azúcares refinados, especialmente en horas de la tarde y la noche.
  4. Regular los horarios de alimentación: Mantener horarios de comidas regulares y evitar el consumo de alimentos justo antes de dormir para optimizar la producción de melatonina.
  5. Consumir prebióticos y probióticos: Alimentos fermentados como kéfir, yogur natural, chucrut y kombucha ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, favoreciendo la producción de neurotransmisores clave para el sueño. Así como prebióticos como ajo, cebolla, puerro, plátano, etc.

La combinación de una alimentación adecuada con buenos hábitos de sueño, exposición solar y manejo del estrés puede marcar una diferencia significativa en la calidad del descanso y en la salud general. Adoptar estrategias nutricionales basadas en la PNIE permite no solo mejorar el sueño, sino también optimizar la salud metabólica, inmunológica y emocional.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Microbiota Intestinal: El Eje central de nuestra salud global

La microbiota intestinal es fundamental para nuestra salud no solo digestiva, sino también global.

La microbiota intestinal es una vasta comunidad de microorganismos que habita en nuestro sistema digestivo fundamental para nuestra salud no solo digestiva, sino también global. Aunque solemos asociar la microbiota con la digestión, sus funciones van mucho más allá de este ámbito, influyendo en el sistema inmune, el sistema nervioso, el sueño, el sistema endocrino, e incluso en la salud de nuestra piel.

¿Qué hace la microbiota intestinal por nuestro cuerpo?

La microbiota cumple diversas funciones esenciales, como el metabolismo de los carbohidratos no digeribles. Este proceso, que involucra la fermentación de fibras que nuestras enzimas no pueden descomponer, da lugar a la producción de ácidos grasos de cadena corta como el butirato, el acetato y el propionato. Estos compuestos no solo contribuyen a la salud de las células intestinales, sino que también tienen propiedades antiinflamatorias y energéticas. Por ello, es esencial consumir una alimentación rica en fibra a menos que haya una indicación médica de evitar ciertos alimentos.

La microbiota también es crucial en la producción de vitaminas como la K, la A y algunas del complejo B, mejorando su absorción y apoyando nuestro sistema inmune. Además, ocupa espacio y compite por nutrientes con bacterias, parásitos y virus patógenos, limitando así su crecimiento. Esta competencia se ve reforzada por la capacidad de la microbiota de producir sustancias antimicrobianas y de regular el pH intestinal, proporcionando un ambiente menos favorable para los  microrganismos “malos”.

Colonización y desarrollo de la microbiota

La microbiota empieza a desarrollarse incluso antes de que nazcamos. Algunas bacterias de la madre se transfieren al feto a través de la placenta, creando las primeras bases para esta compleja comunidad microbiana. Sin embargo, el momento del nacimiento es crucial: un bebé que nace por parto vaginal hereda una microbiota similar a la de la madre, principalmente de su microbiota vaginal e intestinal. En cambio, los bebés nacidos por cesárea adquieren microorganismos más similares a los que se encuentran en la piel, lo que puede afectar su sistema inmunológico y predisponerlo a enfermedades futuras.

La alimentación durante el primer año también influye en la composición de la microbiota. La leche materna, que contiene hasta 360 tipos de microorganismos diferentes, permite una colonización beneficiosa y diversa que contribuye a una microbiota saludable y estable a medida que el niño crece. Hacia los tres años, la microbiota intestinal se estabiliza, alcanzando una composición similar a la de un adulto, que permanece en equilibrio hasta los 65 años, cuando la diversidad y la cantidad de bacterias protectoras tienden a disminuir.

Cuidar nuestra microbiota intestinal es esencial para mantener un equilibrio que sostenga la salud física y mental. Su rol en el desarrollo de nuestro sistema inmune, en la prevención de infecciones y en el apoyo de procesos metabólicos es innegable. A través de una alimentación balanceada, rica en fibra y alimentos fermentados, podemos nutrir este ecosistema interno y asegurar que desempeñe eficazmente sus múltiples funciones.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Así se relaciona la microbiota intestinal con los órganos del cuerpo

Existe una compleja comunicación entre la microbiota y diversos sistemas del organismo, un fenómeno crucial para entender la salud

La microbiota intestinal no solo vive en el intestino; sus efectos alcanzan casi todos los órganos del cuerpo. Gracias a los avances en la ciencia, conocemos que existe una compleja comunicación entre la microbiota y diversos sistemas del organismo, un fenómeno crucial para entender la salud y el desarrollo de enfermedades. Esta relación está mediada a través de diversos ejes de comunicación que describen cómo los microorganismos pueden influir en otros órganos distantes.

Principales Ejes de comunicación de la Microbiota
  1. Eje Microbiota-Intestino-Cerebro: Este eje es fundamental para comprender cómo la microbiota afecta el comportamiento, las emociones y hasta el carácter. La conexión entre intestino y cerebro es bidireccional y está mediada por el nervio vago. A través de la producción de neurotransmisores y metabolitos específicos, la microbiota influye en la función cerebral y en el sistema inmune. Por ejemplo, se ha observado que una disbiosis puede asociarse con trastornos como la depresión, la ansiedad, el insomnio y, en el caso de enfermedades neurodegenerativas, el Alzheimer y el Parkinson.
  2. Eje Microbiota-Intestino-Hígado: La microbiota intestinal influye en el metabolismo hepático a través de la circulación enterohepática. Los ácidos grasos de cadena corta producidos en el intestino son transportados al hígado mediante la vena porta, impactando su metabolismo. Este eje resulta relevante para la salud hepática, ya que el desequilibrio de la microbiota se ha asociado con enfermedades como el hígado graso no alcohólico, hepatitis y cirrosis.
  3. Eje Microbiota-Intestino-Pulmón: Existen vínculos directos entre la salud pulmonar y la microbiota intestinal. Esta última puede modular la respuesta inmune y la inflamación sistémica, influyendo en condiciones respiratorias como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las infecciones respiratorias y alergias. Mantener una microbiota equilibrada podría ayudar a prevenir o reducir la gravedad de estos problemas respiratorios.
  4. Eje Microbiota-Intestino-Corazón: La microbiota influye en el sistema cardiovascular, especialmente a través de la producción de ciertos metabolitos como el TMAO (trimetilamina-N-óxido), vinculado con el riesgo de enfermedades cardíacas. Este compuesto contribuye a la inflamación y al desarrollo de placas en las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  5. Eje Microbiota-Intestino-Piel: Se ha demostrado que la microbiota intestinal también impacta en la salud de la piel mediante la regulación del sistema inmune. Un intestino desequilibrado puede manifestarse en la piel, contribuyendo a afecciones como el acné, la psoriasis y la dermatitis. Esta relación ha dado lugar a la teoría de que “la piel refleja el estado del intestino”.
  6. Eje Microbiota-Intestino-Metabolismo: Los microorganismos intestinales ayudan a digerir y absorber nutrientes, además de regular el metabolismo energético. La disbiosis se ha relacionado con trastornos metabólicos como la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.
  7. Eje Microbiota-Intestino-Sistema Inmune: La microbiota es clave para el desarrollo y funcionamiento del sistema inmune. Un equilibrio en los microorganismos intestinales protege contra enfermedades autoinmunes, mientras que la disbiosis se ha vinculado con patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis reumatoide y el lupus.
  8. Eje Microbiota-Intestino-Riñón: La microbiota produce metabolitos que pueden afectar el funcionamiento renal, especialmente en casos de enfermedad renal crónica. Además, la disbiosis contribuye a la inflamación y al daño renal a través de la producción de sustancias tóxicas y la inflamación sistémica.
LA IMPORTANCIA DE UN EQULIBRIO MICROBIANO

La microbiota intestinal es una pieza clave en la prevención de enfermedades y en la promoción de un estado de salud óptimo. Es crucial mantener un equilibrio (eubiosis) para apoyar el funcionamiento adecuado de los sistemas del cuerpo, desde el cerebro hasta la piel. Este equilibrio puede alcanzarse mediante una alimentación balanceada, baja en azúcares y rica en fibra, el manejo del estrés y evitando el uso excesivo de antibióticos que afecten la microbiota intestinal.

Los avances en el estudio de la microbiota ofrecen un panorama prometedor para el futuro de la medicina, ya que comprender mejor estos ejes de comunicación podría dar lugar a tratamientos específicos y personalizados para mejorar la salud en general y el manejo de enfermedades crónicas.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La Importancia de la Microbiota Intestinal en la Salud

La microbiota intestinal es una comunidad diversa de microorganismos que habita en nuestro cuerpo y juega un papel crucial en múltiples aspectos de la salud

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota intestinal es una comunidad diversa de microorganismos que habita en nuestro cuerpo y juega un papel crucial en múltiples aspectos de la salud, incluyendo la digestión de alimentos, la absorción de nutrientes, la síntesis de vitaminas esenciales, la regulación del sistema inmunológico, y la protección contra patógenos al competir con bacterias dañinas. Su impacto se extiende también a la salud mental a través del eje microbiota-intestino-cerebro, influenciando el estado de ánimo y las funciones cognitivas. Desde la infancia, la microbiota contribuye al desarrollo de los sistemas corporales, mostrando su importancia en cada etapa de la vida.

OTROS ASPECTOS CLAVES PARA LA SALUD INTESTINAL
  • Permeabilidad Intestinal
    La permeabilidad intestinal describe la capacidad de la pared intestinal para permitir el paso selectivo de sustancias pequeñas hacia el torrente sanguíneo, regulada por las uniones estrechas entre las células. Cuando estas uniones se ven comprometidas, puede desarrollarse hiperpermeabilidad intestinal o “leakygut”, permitiendo el paso de toxinas y microorganismos al cuerpo, lo cual puede afectar la salud.
¿CÓMO MANTENER UNA MICROBIOTA INTESTINAL SALUDABLE?

Para promover un equilibrio saludable en la microbiota intestinal, se deben considerar varios aspectos:

  1. Consumir fibra prebiótica y alimentos fermentados
    Los prebióticos son alimentos ricos en fibra que nutren a las bacterias beneficiosas de la microbiota, ayudando a su proliferación en lugar de a bacterias perjudiciales. Algunos alimentos ricos en prebióticos incluyen alcachofas, espárragos, cebolla, ajo, puerro, banana, lentejas, garbanzos, linaza, chía, hojas verdes, etc. Por otro lado, los alimentos fermentados contienen microorganismos vivos que, al ser consumidos en cantidades adecuadas, aportan beneficios adicionales. Entre estos destacan el yogurt, kombucha, kimchi, vinagre de manzana, kéfir, tempeh y verduras fermentadas, todos sin pasteurizar.
  2. Consultar a un especialista sobre suplementos y probióticos En el mercado existen diversos suplementos y probióticos que prometen mejorar la salud intestinal, pero su calidad puede variar significativamente. Consultar a un especialista es importante para asegurarse de que el suplemento contenga las cepas de microorganismos adecuadas para tus necesidades específicas.
  3. Evitar alimentos procesados y enemigos de la Microbiota. Los productos procesados, el azúcar añadido, las frituras, los aceites hidrogenados, y el alcohol pueden reducir la diversidad de la microbiota y tener un impacto negativo en la salud intestinal. Mantener una alimentación equilibrada y rica en alimentos naturales y frescos es clave para preservar una microbiota saludable.
  4. Investigar antes de empezar dietas extremas. Una dieta extremadamente baja en calorías puede alterar la composición de la microbiota, promoviendo el crecimiento de bacterias perjudiciales. Evitar planes alimenticios extremos ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota.
  5. Cuidado con los antibióticos. Aunque los antibióticos son esenciales para combatir infecciones, también eliminan bacterias beneficiosas. Por ello, deben tomarse solo cuando sea necesario y bajo supervisión médica, evitando automedicarse. Y acompañarlo con el uso de un probiótico.
  6. Precaución con las limpiezas de colonLas limpiezas de colon carecen de evidencia científica que respalde sus supuestos beneficios. En realidad, pueden causar deshidratación, cólicos, y en casos graves, perforaciones intestinales. Es importante recordar que el propio sistema digestivo realiza funciones de limpieza y eliminación de desechos, conocido como el complejo motor migratorio.

Con el conocimiento adecuado y siguiendo las recomendaciones de un especialista, es posible mejorar y mantener una microbiota intestinal saludable, beneficiando así nuestra salud y bienestar a largo plazo.

¿Qué es la Microbiota Intestinal y por qué es clave para nuestra salud?

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que coexisten con nosotros en distintas partes del cuerpo

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota intestinal es una comunidad de microorganismos que coexisten con nosotros en distintas partes del cuerpo, pero con una presencia predominante y significativa en el intestino.

Esta comunidad incluye virus, bacterias, hongos, arqueas, parásitos, protozoos y, recientemente, los obeliscos, microorganismos que, aunque aún están en fase de estudio, podrían aportar nuevas perspectivas sobre el origen de la vida y la patogénesis de ciertas enfermedades.

Esta inmensa red de vida microscópica abarca alrededor de 100 billones de microorganismos en cada persona, con más de 10,000 especies identificadas, las cuales aportan beneficios esenciales a la salud humana.

Funciones vitales de la Microbiota Intestinal

La microbiota intestinal, sobre todo la que se encuentra en el colon (95% del total), es clave para varios aspectos de la salud debido a sus funciones metabólicas y de interacción con otros sistemas del organismo. Aquí exploramos algunas de sus funciones principales:

  1. Entrenamiento del sistema inmune: La microbiota actúa como un “entrenador” para el sistema inmune, estimulándolo de forma constante para que responda adecuadamente ante agentes externos. Gracias a esta relación, nuestro cuerpo puede defenderse mejor de infecciones y controlar la inflamación en los órganos.
  2. Producción y absorción de vitaminas: Varios microorganismos intestinales participan en la síntesis de vitaminas esenciales, como la vitamina K y algunas del complejo B. Además, facilitan la absorción de nutrientes, promoviendo una digestión más eficiente y saludable.
  3. Producción de ácidos grasos y regulación metabólica: La microbiota genera ácidos grasos de cadena corta como el acetato, propionato y butirato, compuestos que ayudan a mantener el equilibrio energético y son beneficiosos para la salud del colon. Además, la microbiota influye en el control del peso, ya que algunas especies bacterianas están asociadas con un metabolismo más eficiente y con menores probabilidades de desarrollar obesidad.
  4. Generación de neurotransmisores y salud mental: La microbiota produce neurotransmisores como la serotonina, cuya mayoría (85-90%) se gestiona en el intestino. Este neurotransmisor es fundamental para regular el estado de ánimo, el sueño y el apetito. De este modo, el equilibrio en la microbiota puede mejorar la salud mental, mientras que un desequilibrio (disbiosis) se asocia con problemas como la ansiedad y la depresión.
Microbiota: Nuestra huella personal

La microbiota, además de ser funcional, es única en cada individuo, comparable a una huella digital. Compartimos microbiota con las personas cercanas, como nuestra pareja, hijos, amigos e incluso con nuestras mascotas. Además, la enorme cantidad de microorganismos que alberga el cuerpo humano supera el número de estrellas en la vía láctea y, si se dispusieran en línea, darían la vuelta a la tierra varias veces.

En resumen, la microbiota es una parte fundamental de nosotros mismos, participando en una gama de procesos críticos para la salud y, como tal, es esencial mantenerla en equilibrio a través de una alimentación adecuada, baja en azúcares y rica en fibra, evitando el estrés crónico y promoviendo un estilo de vida saludable. La ciencia sigue revelando cada día la influencia de estos microorganismos y su papel en nuestra longevidad y bienestar.

Estos son los alimentos con los que protegerás tu sistema inmunitario este invierno

La alimentación tiene un papel principal en esta protección de nuestro sistema inmune y, por tanto, en nuestra salud

Nuestro sistema inmunitario nos protege diariamente frente a esos virus externos que nos atacan y que pueden provocar enfermedades o infecciones. En invierno, la mayor presencia de patógenos y la exposición al frío constante debilita nuestra respuesta inmunitaria, y suponen un incremento de los casos de infecciones respiratorias. Es en este momento cuando toca reforzar nuestro sistema inmune, algo que puede conseguirse de forma muy simple: basta con seguir una alimentación correcta.

Unas defensas fuertes evitan que enfermemos y algunos alimentos pueden servir precisamente para mejorar su fortalecimiento. Para ello es importante seguir una alimentación variada que contenga suficientes nutrientes y vitaminas. Un reto cuando hablamos de Navidad, momento en el que no controlamos tanto lo que comemos.

¿QUÉ DEBEMOS INCORPORAR EN NUESTRA ALIMENTACIÓN? 

El primer consejo que plantean los expertos es el de comer más vegetales, y 3 piezas de frutas pues contienen vitamina C y fibra, que protege el intestino y su microbiota intestinal. También recomiendan incorporar más alimentos fermentados, como el yogurt, kéfir, Kombucha, tempe, chucrut, etc. muy ricos en microorganismos beneficiosos: probióticos, que ayudan a proteger el aparato digestivo de microorganismos nocivos, a mejorar la digestión y la función intestinal.

Asimismo, para que nuestro sistema inmunitario se mantenga, hay que seguir una alimentación con proteínas, grasas saludables, fibra, almidón resistente. Todo ello engloba a los macronutrientes, cuyo nombre se debe a que se encuentran en grandes cantidades en la comida, y que nos aportan esencialmente energía.

Tampoco podemos olvidarnos en nuestra alimentación de los micronutrientes, fundamentales para mantener la salud óptima y desempeñan un papel clave en diversas funciones metabólicas y del sistema inmune.

  • Vitamina A: Crucial para la visión, el sistema inmune y la piel. Presente en la yema de huevo, carne de pasto (especialmente hígado de ternera o pescado).
  • Omega-3: Antinflamatorio y esencial para la salud cerebral y cardiovascular. Se encuentra en salmón salvaje, huevos, ostras, caviar, carne de pasto, caballa, sardinas, atún, arenques, aceite de hígado de bacalao y suplementos de calidad.
  • Vitamina B6: Importante para el metabolismo energético y la síntesis de neurotransmisores. Fuentes: pollo, salmón, atún y plátanos.
  • Vitamina C: Potente antioxidante y promotor de la síntesis de colágeno. Presente en cítricos, brócoli y otros vegetales frescos.
  • Vitamina E: Esencial para proteger las membranas celulares contra el daño oxidativo. Se encuentra en nueces, almendras y semillas.
  • Zinc: Fundamental para la función inmune y la reparación celular. Fuentes: mariscos, alubias y lentejas.
  • Selenio: Poderoso antioxidante que contribuye a la función tiroidea. Destaca en nueces de Brasil y cereales integrales.
  • Hierro: Necesario para el transporte de oxígeno en el organismo. Presente en marisco, espinacas y legumbres.
  • Ácido fólico: Vital para la síntesis de ADN y la salud celular. Se encuentra en verduras de hojas verdes como espinacas y col rizada.

En nuestra alimentación, por otro lado, hemos de limitar el consumo del azúcar, harinas refinadas y grasas trans que podemos encontrar en refrescos, ultraprocesados, bollería industrial… etc. No en vano, estos productos pueden contribuir significativamente a la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas.

DUERME LO SUFICIENTE, HAZ EJERCICIO REGULAR E  HIDRATATE

Además de mantener una alimentación saludable para mantener nuestro sistema inmunitario hay que ejercitarse y mantenerse hidratado. El agua es la responsable de transportar las células inmunitarias por nuestro organismo, además diluye las toxinas, mantiene las mucosas húmedas, y mejora en gran medida la circulación.

En cuanto al sueño, expertos y estudios han dado a conocer que el dormir poco puede conducir a un peor estado de salud. Mientras dormimos se fortalecen nuestras defensas, y por ello debemos fomentar una buena higiene del sueño, que pasaría, entre otras medidas, por limitar la exposición a las pantallas durante las noches.  

¿Qué es la disbiosis intestinal? Causas, Síntomas y Consecuencias de una microbiota desequilibrada

La disbiosis, o desequilibrio en la microbiota, es una alteración que afecta la composición y el funcionamiento de los microorganismos que habitan nuestro intestino

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La disbiosis, o desequilibrio en la microbiota, es una alteración que afecta a la composición y el funcionamiento de los microorganismos que habitan nuestro intestino y otras áreas del cuerpo, como la cavidad oral o los pulmones. Cuando el equilibrio de la microbiota se rompe, su capacidad para apoyar al sistema inmune y realizar funciones metabólicas se ve comprometida. Esto puede dar lugar a una amplia gama de síntomas y enfermedades.

CAUSAS DE LA DISBIOSIS

La disbiosis puede surgir debido a diversos factores, muchos de ellos ambientales y relacionados con el estilo de vida. Entre las principales causas se encuentran:

  • Uso indiscriminado de antibióticos y otros medicamentos: El consumo excesivo de antibióticos sin supervisión médica afecta tanto a bacterias dañinas como beneficiosas, desestabilizando la microbiota. Otros medicamentos, como el omeprazol y los antiinflamatorios, también pueden alterar este ecosistema delicado.
  • Alimentación baja en fibra y rica en alimentos procesados: Una alimentación pobre en frutas y verduras limita los nutrientes necesarios para las bacterias beneficiosas y favorece el crecimiento de microorganismos dañinos.
  • Estrés y factores psicosociales: El estrés crónico afecta tanto al sistema nervioso como a la microbiota, lo que, a su vez, puede contribuir al desarrollo de enfermedades relacionadas con el sistema inmune.
  • Exceso de higiene y exposición a sustancias tóxicas: Aunque mantener la limpieza es esencial, la exposición excesiva a productos antibacterianos puede eliminar bacterias beneficiosas, reduciendo la diversidad de la microbiota.
SÍNTOMAS Y CÓMO IDENTIFICARLOS

La disbiosis puede manifestarse de varias formas, afectando múltiples sistemas del cuerpo. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Problemas digestivos: náuseas, gases, eructos, diarrea o estreñimiento, y distensión abdominal después de las comidas, acidez estomacal, etc.
  • Malestar general: pérdida de apetito, cansancio o debilidad física y sensación de pesadez tras comer.
  • Síntomas en otras áreas del cuerpo: halitosis (mal aliento), dolor articular, insomnio, ansiedad, “niebla mental”, acné, etc.
CONSECUENCIAS DE UNA MICROBIOTA ALTERADA

Las alteraciones en la microbiota pueden tener implicaciones significativas para la salud. Las enfermedades autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto o la artritis reumatoide, se han relacionado con un desequilibrio de la microbiota, así como algunas afecciones metabólicas, como la diabetes tipo 2, la obesidad y la resistencia a la insulina. Incluso algunos trastornos neurológicos, como la depresión y el insomnio, pueden estar vinculados a una microbiota deficiente o disfuncional.

Restauración del equilibrio: estrategias para tratar la disbiosis

El tratamiento de la disbiosis implica una combinación de enfoques que varían según las necesidades de cada paciente:

  1. Alimentación rica en fibra y alimentos fermentados: Aumentar el consumo de alimentos frescos, con un enfoque en frutas, verduras y alimentos fermentados, ayuda a nutrir y diversificar la microbiota.
  2. Uso controlado de medicamentos: Reducir la ingesta de antibióticos y otros fármacos innecesarios para evitar efectos adversos en la microbiota.
  3. Manejo del estrés y el descanso: Implementar técnicas de manejo del estrés y asegurar una rutina de sueño adecuada favorece el bienestar del sistema digestivo y la salud mental.
  4. Suplementación con probióticos específicos: En algunos casos, el uso de probióticos personalizados puede ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota, promoviendo el crecimiento de bacterias beneficiosas.

En conclusión, para mantener la microbiota en equilibrio es clave para una salud integral. Identificar los síntomas de disbiosis y tomar medidas preventivas y correctivas ayuda a prevenir múltiples enfermedades y mejora la calidad de vida. Con un enfoque adecuado y una dieta rica en alimentos naturales, podemos asegurar un equilibrio que favorezca el bienestar y fortalezca nuestro sistema inmune.

Microbiota Intestinal y su impacto en el sueño

Te contamos la importancia del eje microbiota-intestino-cerebro y cómo impacta en el sueño

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos, arqueas, parásitos, protozoos y los recién descubiertos obeliscos) que habitan en diferentes partes del cuerpo. Están presentes en la boca, intestino, pulmones, piel, etc.

Son unos 100 billones de microorganismos funcionales y simbióticos, y más de 10 mil especies distintas se han descrito en el cuerpo humano. La mayor concentración (95%) se localiza en el colon, donde desempeñan un rol esencial en procesos metabólicos que impactan directamente en la salud.

Estos microorganismos no solo influyen en la digestión o el sistema inmune, sino que también afectan a nuestras emociones, el sueño, el comportamiento, etc. creando una conexión bidireccional entre el intestino y el cerebro.

CURIOSIDADES

  • Tenemos más microbios que estrellas en la vía láctea.
  • Hay más microorganismos que células humanas en nuestro cuerpo.
  • El peso de la microbiota puede llegar a los 200 g.
  • Si se alinearan todos los microbios, darían 2,5 veces la vuelta al planeta tierra.

FUNCIONES

  • Entrenamiento del sistema inmunológico.
  • Producción y absorción de vitaminas.
  • Producción de ácidos grasos como acetato, propionato y butirato.
  • Generación de hormonas y neurotransmisores como la serotonina y el GABA, esenciales para la salud mental y el sueño.
  • Participación en la digestión y control del peso corporal.

EJE MICROBIOTA-INTESTINO-CEREBRO

La microbiota se relaciona de manera bidireccional con todo el organismo, incluyendo el cerebro. Si la microbiota está en equilibrio (eubiosis), ayuda a mantener la salud en múltiples sistemas. Sin embargo, el desequilibrio (disbiosis) puede provocar síntomas o enfermedades.

La investigación ha demostrado que la disbiosis se asocia con trastornos como el insomnio, la depresión, la ansiedad, el autismo y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson.

Conexión Microbiota y Sueño

El sueño es un estado fisiológico que está vinculado al sistema inmunológico y a la composición de la microbiota intestinal. Los estudios muestran que la alteración en la composición bacteriana intestinal (disbiosis) y el aumento de la permeabilidad intestinal están asociados con trastornos del sueño en niños y adultos. Estos problemas pueden estar ligados a un incremento en los niveles de bacterias que producen lipopolisacáridos y otros mediadores inflamatorios.

La microbiota sigue un ritmo circadiano similar al de nuestros relojes biológicos internos. Si no mantenemos un patrón de sueño saludable, esto afecta negativamente a los microorganismos en el intestino, y viceversa. Los microorganismos intestinales son responsables de producir el 90-95% de la serotonina en el cuerpo, un neurotransmisor que regula el bienestar y que es el precursor de la melatonina, la hormona que controla el ciclo de sueño-vigilia.

Además, la microbiota genera GABA, una sustancia relajante que reduce el estrés y facilita el sueño. Cuando los niveles de GABA son bajos, hay más estrés y más dificultades para conciliar el sueño.

Trastornos del Sueño y la Microbiota

Estudios han demostrado que personas con insomnio, depresión y otros trastornos del sueño, como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas o alteraciones del ritmo circadiano, suelen presentar disbiosis.

Estos problemas pueden ser tratados con un enfoque multidisciplinario que incluye cambios en el estilo de vida y alimentación, mejorando la salud intestinal.

Estrategias para mejorar el sueño a través de la Microbiota

El tratamiento de los trastornos del sueño requiere un enfoque que incluya:

  • Alimentación personalizada enfocada en el equilibrio de la microbiota.
  • Inmunonutrición para reducir la inflamación.
  • Exposición a la luz solar.
  • Uso de probióticos (psicobióticos) para contrarrestar la disbiosis.

Mantener una microbiota saludable es clave no solo para una buena digestión, sino también para el equilibrio emocional y la calidad del sueño.

¿Qué papel tiene la alimentación en las enfermedades respiratorias como la EPOC?

Una nutrición saludable puede tener grandes beneficios en pacientes con EPOC

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una afección respiratoria que se basa en la reducción del flujo del aire. Entre las causas más comunes para que esta enfermedad se presente en nuestras vidas los expertos coinciden en señalar el tabaquismo y la contaminación. Se trata de una afección que no puede curarse, pero cuyos efectos y síntomas sí que pueden ser mejor. Es aquí donde la alimentación juega un papel clave en la EPOC.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que esta enfermedad es ya la tercera causa de muerte en el mundo y en 2019 llegó a provocar 3,23 millones de defunciones. Las personas con EPOC a menudo sufren otras enfermedades crónicas o comorbilidades y pueden incluso presentar malnutrición. Además de los síntomas más conocidos a nivel respiratorio, también es común bajar de peso o perder masa muscular. Así como sufrir molestias gástricas, como señalan los expertos.

LA IMPORTANCIA DE LA NUTRICIÓN EN EPOC

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) apunta que, tras el diagnóstico, existen una serie de medidas generales para tener en cuenta en todo paciente con EPOC que comprenden, entre otras, el abandono del tabaco o la adecuada nutrición. Un punto sobre el que inciden debido a que algunos problemas relacionados con la alimentación pueden además empeorar la situación del paciente. De hecho, la sociedad alerta de que la desnutrición se relaciona con mayor riesgo de hospitalización, mayor duración de la estancia y mayor riesgo de reingreso.

Ante ello, la valoración del estado nutricional es fundamental tras el diagnóstico. Lo aconsejable, según informa la consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, es controlar que el índice de masa corporal (IMC) se encuentre entre 21 y 25 Kg/m2 .

TIPO DE ALIMENTOS QUE TOMAR Y QUE EVITAR

En cuanto a las recomendaciones más concretas, desde la ‘Escuela de Salud’ del Gobierno de La Rioja se sugiere seguir una dieta basada en el patrón mediterráneo. Esta dieta tiene efectos beneficiosos sobre la función pulmonar. Por ejemplo, sería más idóneo tomar alimentos blandos, evitando aquellos que exijan masticación prolongada intensa. En caso de reflujo, no se deben tomar alimentos muy grasos y sería recomendable evitar verduras flatulentas.

Así estos esta es la alimentación recomendada por los expertos para los pacientes con EPOC:

  • Fruta. Se recomienda tomar tres o cuatro raciones de diarias, especialmente las ricas en vitamina C y E (naranjas, kiwis, mandarinas, fresas)
  • Verduras. Tomar dos raciones diarias, preferentemente una de ellas cruda.
  • Cereales. Serían preferibles los integrales, contando también el pan, la pasta o el arroz.
  • Pescado. Debería tomarse entre tres o cuatro veces a la semana, dos de ellas siendo pescado azul (salmón, trucha, sardinas, bonito, boquerones, caballa…)

Es importante, recuerdan, que las personas con EPOC reduzcan en su alimentación los hidratos de carbono, pero aumenten el consumo de grasas saludables, evitando las grasas saturadas. La sal y los líquidos sería también importante restringirlos en los casos en los que se retienen líquidos, así como las bebidas con cafeína.

Finalmente, se recomienda también evitar grandes volúmenes de alimento, fraccionando la toma en cinco o seis comidas pequeñas. También sería necesario procurar tener un ambiente tranquilo a la hora de las comidas y estar sentado para ayudar a eliminar la presión de los pulmones.

Lo ideal sería, además, utilizar medicamentos que faciliten la respiración una hora antes de comer y, en caso de que el paciente utilice oxígeno, emplearlo mientras come, pues la digestión gasta energía y por ello se consume más oxígeno. Por último, cualquier duda, no olvide acudir a su médico.

Previene la osteoporosis con estos hábitos de vida

La osteoporosis es una enfermedad silenciosa que no muestra síntomas, pero que puede prevenirse adoptando hábitos de vida saludables y realizando ejercicio

La osteoporosis es una enfermedad que debilita los huesos de quienes la padecen, aumentando las probabilidades de que se fracturen. Prácticamente cualquier hueso puede romperse, pero lo más común es que las fracturas ocurran en la cadera, en las vértebras de la columna o en las muñecas.

En muchas ocasiones, el primer signo de esta enfermedad es directamente la rotura de uno de estos huesos, pues se trata de una afección ‘silenciosa’ que no suele causar síntomas. Sin embargo, la buena noticia es que la osteoporosis se puede prevenir y cuidar, adoptando tan solo unos cambios en el estilo de vida.

HACER EJERCICIO

Debido a que esta patología provoca que los huesos pierdan densidad, que es la cantidad de tejido óseo que está en el hueso, practicar ejercicio es fundamental para prevenirla, como recomiendan desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Es importante que este se vuelva esencial en la vida de las personas, lo que facilita mantener los huesos fuertes y reducir el riesgo de fracturas a medida que se envejece. Y si se tienen 50 años o más, si no se ha estado activo durante un tiempo o si se padece diabetes, enfermedad cardiaca, enfermedad pulmonar o cualquier otro problema de salud, es importante acudir al médico.

Si se pretende aumentar la densidad ósea, el ejercicio debe hacer que los músculos ejerzan tensión sobre los huesos. Para ello, los ejercicios de soporte de peso son los indicados: caminatas rápidas, trote, jugar al tenis o entrenamiento cuidadoso con pesas. Gracias a estos ejercicios se puede aumentar la densidad ósea de los más jóvenes, y se preserva en mujeres cercanas a la menopausia.

Además, aunque no ayudan a la densidad ósea como tal, ejercicios de bajo impacto como el yoga o el taichí están recomendados para mejorar el equilibrio y disminuir el riesgo de caídas. En resumen, según indica el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel del sistema de salud de Estados Unidos, el ejercicio a cualquier edad ofrece infinidad de beneficios para los huesos, entre los que destacan:

  • Formación de huesos fuertes en niños.
  • Fortalecimiento de músculos y huesos a cualquier edad.
  • Prevención de pérdida de hueso en adultos.
  • Hacer que los huesos sean más densos.
  • Mejora del equilibrio y la coordinación.
  • Prevención de caídas y fracturas.

OTROS CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA

Los hábitos de vida son un factor determinante en el desarrollo de la osteoporosis. Por ello, hay que descartar del día a día el tabaco y reducir la cantidad de alcohol que se consume. En este sentido, el alcohol en exceso puede llegar a dañar los huesos y aumentar el riesgo de caerse. A su vez, la dieta es clave: si no se recibe suficiente calcio o el cuerpo no absorbe el suficiente de los alimentos que consume, podría ocurrir que no se produzca suficiente hueso nuevo.

¿CÓMO PREVENIR NUEVAS FRACTURAS?

El riesgo de fractura es mayor cuando ya ha habido una previa, especialmente dentro del primer o segundo año después del suceso. Reducir el riesgo de una nueva es posible, siempre que se tomen medidas rápido, de acuerdo con el NIH. Evitar caerse o adherirse a los medicamentos pautados por un profesional son algunas de las recomendaciones extra en estos casos.

En resumen, para prevenir o cuidar la osteoporosis, es importante:

  • No exponerse demasiado a la luz del sol.
  • Ingerir alimentos que aportan vitamina D.
  • Seguir una nutrición idónea para la salud ósea.
  • Realizar ejercicio físico de forma regular.
  • Potenciar posturas y un equilibrio adecuados.
  • Adecuar el medio para evitar caídas.
  • Evitar fármacos que puedan aumentar el riesgo de caídas.
  • Evitar el tabaco y el exceso de alcohol.
  • Acudir al médico si se ha sufrido una fractura tras una caída banal.