La digestión se activa incluso antes de ingerir un bocado: ver, oler, anticipar y saborear ya disparan señales parasimpáticas para preparar al cuerpo
En la PNIe, comprendemos que el sistema digestivo no es una simple máquina para procesar alimentos, sino una interfaz vital donde se integran señales neurológicas, inmunitarias, hormonales y emocionales. La digestión se activa incluso antes de ingerir un bocado: ver, oler, anticipar y saborear ya disparan señales parasimpáticas para preparar al cuerpo. Comer en un entorno estresante o sin atención inhibe este proceso clave.
Uno de los desequilibrios más comunes —y menos diagnosticados— es la hipoclorhidria: una baja producción de ácido clorhídrico en el estómago. Este ácido no solo es responsable de digerir proteínas, sino también de eliminar patógenos, activar enzimas digestivas y facilitar la absorción de nutrientes críticos.
Síntomas asociados a hipoclorhidria:
- Sensación de pesadez o plenitud tras comer
- Gases, eructos o reflujo, especialmente con comidas ricas en proteínas
- Heces con restos de comida o mal olor
- Malabsorción de minerales (hierro, zinc, magnesio, calcio)
- Deficiencia de vitamina B12, con síntomas neurológicos o fatiga
- Proliferación de patógenos (H. pylori, cándida, parásitos, etc.)
- Sistema inmune débil o reacciones alimentarias frecuentes
¿Por qué se produce?
- Estrés crónico: El eje HPA activo inhibe la secreción ácida estomacal.
- Envejecimiento: La producción de ácido disminuye con la edad.
- Uso prolongado de inhibidores de bomba de protones (IBP): Como el omeprazol, usados de forma crónica sin indicación real.
- Alimentación muy pobres en proteínas o muy procesadas.
Estrategias para mejorar la producción ácida y digestiva:
- Comer en estado de calma, activando el sistema parasimpático
- Incorporar alimentos amargos naturales: rúcula, diente de león, vinagre de manzana con la madre, jengibre
- Masticar cada bocado entre 20 y 30 veces para activar enzimas salivales y preparar el estómago
- Evitar beber grandes cantidades de agua durante las comidas (puede diluir los jugos gástricos). Mejor hidratarse fuera de ellas.
- Reducir o eliminar el uso innecesario de antiácidos
- En algunos casos puede ser beneficioso utilizar suplementos como la betaína HCl con pepsina, pero siempre bajo supervisión médica.
La salud digestiva es la base del bienestar sistémico. Y todo comienza con la manera en que comemos, no solo con lo que comemos. Respetar los procesos digestivos es una forma de cuidar nuestro eje microbiota-intestino-cerebro-inmunidad.
Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).