La digestión comienza mucho antes del estómago

La digestión se activa incluso antes de ingerir un bocado: ver, oler, anticipar y saborear ya disparan señales parasimpáticas para preparar al cuerpo

En la PNIe, comprendemos que el sistema digestivo no es una simple máquina para procesar alimentos, sino una interfaz vital donde se integran señales neurológicas, inmunitarias, hormonales y emocionales. La digestión se activa incluso antes de ingerir un bocado: ver, oler, anticipar y saborear ya disparan señales parasimpáticas para preparar al cuerpo. Comer en un entorno estresante o sin atención inhibe este proceso clave.

Uno de los desequilibrios más comunes —y menos diagnosticados— es la hipoclorhidria: una baja producción de ácido clorhídrico en el estómago. Este ácido no solo es responsable de digerir proteínas, sino también de eliminar patógenos, activar enzimas digestivas y facilitar la absorción de nutrientes críticos.

Síntomas asociados a hipoclorhidria:
  • Sensación de pesadez o plenitud tras comer
  • Gases, eructos o reflujo, especialmente con comidas ricas en proteínas
  • Heces con restos de comida o mal olor
  • Malabsorción de minerales (hierro, zinc, magnesio, calcio)
  • Deficiencia de vitamina B12, con síntomas neurológicos o fatiga
  • Proliferación de patógenos (H. pylori, cándida, parásitos, etc.)
  • Sistema inmune débil o reacciones alimentarias frecuentes
¿Por qué se produce?
  • Estrés crónico: El eje HPA activo inhibe la secreción ácida estomacal.
  • Envejecimiento: La producción de ácido disminuye con la edad.
  • Uso prolongado de inhibidores de bomba de protones (IBP): Como el omeprazol, usados de forma crónica sin indicación real.
  • Alimentación muy pobres en proteínas o muy procesadas.
Estrategias para mejorar la producción ácida y digestiva:
  • Comer en estado de calma, activando el sistema parasimpático
  • Incorporar alimentos amargos naturales: rúcula, diente de león, vinagre de manzana con la madre, jengibre
  • Masticar cada bocado entre 20 y 30 veces para activar enzimas salivales y preparar el estómago
  • Evitar beber grandes cantidades de agua durante las comidas (puede diluir los jugos gástricos). Mejor hidratarse fuera de ellas.
  • Reducir o eliminar el uso innecesario de antiácidos
  • En algunos casos puede ser beneficioso utilizar suplementos como la betaína HCl con pepsina, pero siempre bajo supervisión médica.

La salud digestiva es la base del bienestar sistémico. Y todo comienza con la manera en que comemos, no solo con lo que comemos. Respetar los procesos digestivos es una forma de cuidar nuestro eje microbiota-intestino-cerebro-inmunidad.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Suplementación: ¿realmente la necesitas?

La suplementación no es una solución universal, sino una herramienta terapéutica que debe utilizarse con criterio, fundamento científico y personalización

La industria de los suplementos nutricionales ha experimentado un auge sin precedentes en las últimas décadas. Las estanterías están repletas de cápsulas, polvos, líquidos y gomitas prometiendo más energía, mejor digestión, concentración, sueño, inmunidad, longevidad. Sin embargo, desde la visión integradora de la PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe) y la salud intestinal, la suplementación no es una solución universal, sino una herramienta terapéutica que debe utilizarse con criterio, fundamento científico y personalización.

¿Cuándo sí es necesaria la suplementación?
  • Estados carenciales documentados: Un déficit medido por laboratorio de vitamina D, hierro, vitamina B12, magnesio, zinc o ácidos grasos omega-3, entre otros, justifica el uso de suplementos para restaurar niveles óptimos. Estos nutrientes son esenciales para el funcionamiento del sistema inmune, nervioso y endocrino.
  • Trastornos digestivos: En casos de disbiosis intestinal, hipoclorhidria o SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), el intestino pierde capacidad de absorción, y la suplementación puede compensar estas carencias mientras se corrige la causa desde la raíz.
  • Condiciones clínicas complejas: Enfermedades autoinmunes, fatiga crónica, trastornos neuroinflamatorios y enfermedades degenerativas pueden requerir apoyo suplementario para modular inflamación, reforzar barreras epiteliales y dar soporte mitocondrial.
  • Factores del entorno moderno: El estrés crónico, el insomnio persistente, la ansiedad prolongada y el sedentarismo alteran el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-adrenal) y elevan las necesidades de ciertos micronutrientes (vitaminas B, C, magnesio, adaptógenos).
  • Dietas restrictivas o éticas: Personas veganas, vegetarianas, o con múltiples intolerancias alimentarias pueden presentar déficits de vitamina B12, hierro, Omega 3 EPA/DHA, yodo, entre otros. Aquí la suplementación no es opcional: es una necesidad preventiva y terapéutica.
  • Etapas de alta demanda fisiológica: Embarazo, lactancia, crecimiento en la infancia, envejecimiento, recuperación post-COVID o tras enfermedades graves, implican mayores requerimientos nutricionales que a veces no se alcanzan sólo con la alimentación.
¿Cuándo NO es recomendable?

Cuando se usan suplementos de manera indiscriminada, sin pruebas clínicas ni seguimiento médico, pueden no solo ser inútiles, sino incluso perjudiciales (toxicidad por exceso, interacciones, sobrecarga hepática o renal).

Si el intestino está inflamado, permeable o con disbiosis, es probable que los suplementos no se absorban bien. En estos casos, primero se debe trabajar la reparación intestinal antes de aportar nutrientes exógenos.

Ningún suplemento debe reemplazar una alimentación real, rica en fitoquímicos, fibras prebióticas, grasas saludables y proteínas de calidad. Usarlos como “muletas” de una mala dieta es un enfoque erróneo.

Claves para una suplementación inteligente:
  • Evaluación clínica individualizada: historia clínica, síntomas, pruebas analíticas y de microbiota ayudan a identificar qué necesita realmente el cuerpo.
  • Selección de formas biodisponibles: El magnesio bisglicinato o el citrato se absorben mucho mejor que el óxido. La vitamina B12 en forma de metilcobalamina es preferible a la cianocobalamina.
  • Evitar excipientes irritantes: Algunos suplementos contienen colorantes, conservantes o edulcorantes artificiales que afectan la salud intestinal.
  • Rotación y descansos: El cuerpo agradece los ciclos, y no todos los suplementos deben tomarse de forma continua. Es útil rotar o descansar algunos según la evolución.
  • Sincronía con los ritmos circadianos: algunos suplementos (como la melatonina o el magnesio) deben tomarse de noche. Otros (como la vitamina D o B12) en la mañana para respetar la cronobiología.

En resumen, la suplementación sí puede ser necesaria. Sin embargo, nunca debe sustituir las bases fundamentales de la salud: una alimentación viva, contacto con el sol, hidratación adecuada, sueño reparador, movimiento diario, gestión del estrés y conexión emocional.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Alimentos y fechas de caducidad: ¿qué saber?

Solemos dudar en el consumo de un alimento cuando vemos la fecha de consumo preferente y de caducidad. Esto es lo que hay que saber

En la Unión Europea se desperdician más de 59 millones de toneladas de alimentos cada año, es decir, 132 kg por persona, según datos del Consejo Europeo. La mayor parte de este desperdicio se produce en los hogares, con 72 kg de alimentos. La confusión entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente contribuye significativamente a este problema. Según la Comisión Europea, hasta el 10% de los 88 millones de toneladas de residuos alimentarios generados anualmente en la UE provienen de una mala interpretación de estas fechas.

Es fundamental que los consumidores comprendan que la fecha de caducidad está relacionada con la seguridad del alimento, mientras que la fecha de consumo preferente solo hace referencia a su calidad. Por esta razón, saber interpretar correctamente las fechas, puede reducir el desperdicio y tomar decisiones más informadas sobre lo que puedes seguir comiendo.

Las fechas en los envases de alimentos, como la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente, son esenciales para garantizar tanto la seguridad como la calidad de los productos que consumimos. Sin embargo, muchas veces surge la duda sobre qué alimentos podemos seguir comiendo una vez que ha pasado la fecha indicada.

¿PUEDE CONSUMIRSE UN ALIMENTO SUPERADA LA FECHA DE CONSUMO PREFERENTE?

La respuesta es sí, pero con matices. La fecha de consumo preferente indica el momento hasta el cual el alimento conserva su calidad prevista. Es decir, el producto puede empezar a perder sabor, textura o frescura después de esa fecha, pero sigue siendo seguro para el consumidor, siempre que se haya respetado la correcta conservación y el envase esté intacto.

Lo único que hay que tener en cuenta es que este tipo de fecha aparece en alimentos como pasta, arroz, productos enlatados, aceite vegetal, chocolate y otros de larga duración. Antes de desecharlos, comprueba que el alimento tiene un buen aspecto, huele bien y tiene un sabor aceptable. Además, es fundamental seguir las instrucciones de conservación. Por ejemplo, si el envase indica “una vez abierto, consumir en tres días”, debes respetar esta recomendación.

¿Y SI EL ALIMENTO ESTÁ CADUCADO?

La caducidad debe interpretarse de forma muy diferente al consumo preferente. La fecha de caducidad se refiere al último día en que el alimento puede consumirse de forma segura. Esta fecha se aplica principalmente a productos muy perecederos, como pescado fresco, carne picada, lácteos frescos y otros productos de alto riesgo. No se debe consumir ningún alimento una vez pasada la fecha de caducidad, incluso si su aspecto y olor parecen normales, ya que algunas bacterias pueden haberse desarrollado sin que haya cambios visibles.

Es importante seguir las instrucciones de conservación de estos alimentos cuando así lo indique, como “conservar en el frigorífico” o “mantener a 2-4°C”, para evitar que se deteriore antes de tiempo. Si decides congelar estos productos antes de la fecha de caducidad, puedes alargar su vida útil, pero siempre respetando las indicaciones del envase, como “congelar hasta la fecha de caducidad” o “cocinar sin descongelar”.

EN RESUMEN, ¿QUE HACER SI SE  SUPERA ALGUNA DE ESTAS FECHAS?
  • Alimentos con fecha de caducidad: No los consumas después de la fecha indicada, ya que pueden ser peligrosos. Si no vas a consumirlos antes de esa fecha, congélalos o cocínalos, siguiendo las instrucciones del envase.
  • Alimentos con fecha de consumo preferente: Si han sido almacenados correctamente y no presentan signos de deterioro, son seguros para consumir después de la fecha indicada. Utiliza tus sentidos para evaluar su estado (aspecto, olor, sabor) antes de desecharlos.

Comprender la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente te permitirá tomar decisiones más acertadas sobre el consumo de los alimentos, evitando el desperdicio innecesario y protegiendo tu salud. Recuerda siempre seguir las instrucciones de conservación.

Alimentación saludable y su impacto en la salud pulmonar

Consumir una alimentación saludable como verduras, carnes, huevos,  pescados ricos en omega-3,  ayuda a reducir la inflamación pulmonar

Una alimentación saludable puede fortalecer nuestra salud pulmonar. Consumir verduras, carnes, huevos,  pescados ricos en omega-3,  ayuda a reducir la inflamación y mejora la respiración. Algunos alimentos especialmente beneficiosos incluyen:

  • Manzanas y peras: Ricas en antioxidantes y flavonoides, ayudan a reducir el riesgo de enfermedades respiratorias.
  • Cúrcuma: Su compuesto activo, la curcumina, tiene propiedades antiinflamatorias que pueden proteger los pulmones.
  • Ajo y cebolla: Contienen compuestos azufrados que tienen propiedades antimicrobianas y pueden favorecer la salud respiratoria.
  • Jengibre: Ayuda a eliminar toxinas de los pulmones y mejora la circulación sanguínea.

Por otro lado, una mala alimentación, rica en alimentos ultraprocesados y azúcares refinados, puede aumentar el riesgo de inflamación crónica y afectar la función pulmonar.

El horario de las comidas también importa cuando hablamos de alimentación saludable y salud pulmonar. Comer tarde en la noche o de forma desordenada puede afectar la digestión y el metabolismo, lo que influye en el bienestar general y, por extensión, en la salud respiratoria.

El sueño y la respiración

Dormir bien es fundamental para que nuestro cuerpo se recupere y funcione correctamente. Trastornos como la apnea obstructiva del sueño pueden causar pausas en la respiración durante la noche, lo que puede llevar a problemas como presión alta, fatiga crónica y deterioro de la función pulmonar.

Para mejorar la calidad del sueño y beneficiar la salud pulmonar, es recomendable:

  • Establecer horarios regulares de sueño: Dormir y despertar a la misma hora ayuda a regular el ritmo circadiano.
  • Evitar cenas pesadas y alcohol antes de dormir: Estos pueden interferir con la respiración y la calidad del sueño.
  • Practicar técnicas de respiración antes de dormir: Ejercicios como la respiración diafragmática pueden mejorar la oxigenación y reducir el estrés.
  • Mantener un ambiente libre de alérgenos: El polvo, los ácaros y los contaminantes pueden afectar la calidad del aire en el dormitorio.
Ejercicio y salud pulmonar

El ejercicio es clave para mantener una buena capacidad pulmonar. Actividades como caminar, nadar y practicar yoga ayudan a fortalecer los músculos respiratorios y mejorar la oxigenación. Algunas prácticas recomendadas incluyen:

  • Ejercicios de respiración profunda: Como la técnica de respiración 4-7-8, que ayuda a expandir los pulmones y mejorar el intercambio gaseoso.
  • Ejercicio aeróbico regular: Como correr o andar en bicicleta, que aumenta la capacidad pulmonar y la eficiencia del oxígeno en el cuerpo.
  • Posturas de yoga que favorecen la apertura torácica: Como la postura del puente o del pez, que pueden mejorar la capacidad pulmonar.

Cuidar lo que comemos, mantener una buena higiene del sueño y realizar ejercicio regularmente no solo mejora la salud pulmonar, sino que también nos ayuda a sentirnos con más energía y bienestar cada día.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Cómo leer las etiquetas de los alimentos: claves para estar informado

Saber leer correctamente las etiquetas de los alimentos es determinante para evitar problemas de salud como la obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares

En un mundo donde la oferta de productos en los supermercados es abrumadora, saber leer las etiquetas de los alimentos se ha convertido en una herramienta esencial para una alimentación saludable. Aunque en ocasiones la información puede parecer compleja, entender los ingredientes y los valores nutricionales ayuda a tomar decisiones informadas y a evitar productos que pueden contribuir a problemas de salud como obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LEER LAS ETIQUETAS?

Las etiquetas están diseñadas para ofrecer información detallada sobre el origen, los ingredientes y el valor nutricional de cada producto. En la Unión Europea, el etiquetado de los alimentos está regulado por el Reglamento (UE) Nº1169/2011 sobre la Información Alimentaria Facilitada al Consumidor, que protege el derecho de los ciudadanos a recibir información verídica.

En 2016, este reglamento se modificó para mejorar la claridad de la información, estableciendo normas como el uso de un tamaño mínimo de letra, la obligación de destacar los alérgenos y la inclusión de todos los datos en un mismo campo visual.

¿CÓMO LEER EL ETIQUETADO?

A la hora de leer las etiquetas, es fundamental revisar la fecha de caducidad, la información nutricional y el listado de ingredientes antes de comprar un producto. Estos últimos se encuentran ordenados de mayor a menor proporción, lo que significa que los primeros de la lista son los más abundantes en el producto. En este contexto, es recomendable priorizar aquellos productos que contengan grasas saludables, en lugar de grasas trans.

Otro aspecto clave es la información sobre los carbohidratos. Es importante distinguir entre:

  • Carbohidratos naturales, como los presentes en frutas y verduras.
  • Azúcares de absorción rápida, como la miel y los dulces.
  • Azúcares añadidos, que pueden aparecer en productos inesperados, como salsas,  panes industriales, embutidos, galletas saladas, etc.

Además, las etiquetas incluyen el tamaño de las porciones, una información fundamental para evitar confusiones al comparar productos.

¿QUÉ DATOS SON OBLIGATORIOS EN LAS ETIQUETAS?

Según la legislación europea, las etiquetas de los alimentos envasados deben incluir la siguiente información obligatoria:

  • Denominación del producto
  • Lista de ingredientes
  • Información sobre alérgenos
  • Tabla de información nutricional
  • Cantidad neta del producto
  • Fecha de caducidad o consumo preferente
  • Condiciones de conservación y modo de empleo
  • Datos de la empresa responsable
  • Lugar de procedencia

VALORES RECOMENDADOS: UNA GUÍA ÚTIL

Las etiquetas también muestran el porcentaje de valores diarios recomendados (VD%), que indica cuánto contribuye una porción de alimento al requerimiento diario de un nutriente. Por ejemplo, si un producto señala que aporta el 20% de la cantidad diaria recomendada de fibra, significa que con una sola porción se cubre una quinta parte del total que una persona necesita en un día.

Por último, es importante leer siempre las etiquetas antes de comprar un producto, ya sea en tienda física o en línea, ya que la información nutricional también debe estar disponible en las compras por internet. Conocer lo que estamos comiendo nos ayuda a mejorar nuestra alimentación y a prevenir problemas de salud a largo plazo. Por ello, la próxima vez que vayas al supermercado, tómate un momento para revisar la etiqueta. Pero sobre todo, céntrate en seleccionar alimentos frescos, naturales y de cercanía. Pequeños cambios en tus elecciones pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar.

Así es el vínculo entre el autismo y la microbiota intestinal

Investigaciones revelan que existe una alteración en la microbiota de los niños con autismo, lo que podría tener un impacto en su desarrollo neurológico y en la forma en que procesan ciertos estímulos

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que afecta a millones de personas en el mundo. Se manifiesta de diferentes maneras, pero en general, las personas con pueden tener dificultades en la comunicación, la interacción social y presentar ciertos patrones de comportamiento repetitivos. A lo largo de los años, los investigadores han tratado de comprender mejor qué factores pueden influir en el desarrollo del autismo, y uno de los más interesantes en los últimos tiempos es la microbiota intestinal.

La microbiota intestinal es el conjunto de bacterias y microorganismos que viven en nuestro intestino. Estos microorganismos cumplen funciones clave en la digestión, el sistema inmunológico e incluso en la regulación de neurotransmisores que influyen en el cerebro y el estado de ánimo. Se ha descubierto que existe un eje de comunicación entre el intestino y el cerebro, conocido como el eje microbiota-intestino-cerebro, que podría estar implicado en varios trastornos neurológicos y del desarrollo, incluido el autismo.

¿Cómo se relacionan el autismo y la microbiota intestinal?

Un estudio reciente realizado por la Universidad China de Hong Kong analizó muestras fecales de 1.627 niños de entre 1 y 13 años, tanto con TEA como neurotípicos. Los resultados fueron reveladores: los niños con autismo tenían menos diversidad de bacterias intestinales y 31 marcadores microbianos específicos asociados con el trastorno. Esto indica que existe una alteración en la microbiota de los niños con TEA, lo que podría tener un impacto en su desarrollo neurológico y en la forma en que procesan ciertos estímulos.

Otra investigación, llevada a cabo por la Universidad de Alicante y la Universidad de Murcia, encontró que los niños con autismo presentan niveles significativamente bajos de Bifidobacterium, una bacteria que desempeña un papel fundamental en la salud intestinal. Esta bacteria ayuda a la digestión, fortalece el sistema inmunológico y contribuye a la producción de neurotransmisores como la serotonina, que está relacionada con el bienestar emocional.

El hecho de que los niños con TEA tengan menos cantidad de Bifidobacterium podría explicar por qué muchos de ellos sufren problemas digestivos, ansiedad y otras alteraciones en su comportamiento. Esta relación sugiere que, al mejorar la salud intestinal, podríamos influir positivamente en algunos síntomas del autismo.

¿Cómo mejorar la microbiota intestinal?

Si bien aún se necesita más investigación, algunas estrategias han mostrado resultados prometedores en la modulación de la microbiota intestinal en niños con TEA:

  • Uso de probióticos y prebióticos: Los probióticos son microorganismos vivos que pueden restaurar el equilibrio de la microbiota. En algunos estudios, el uso de probióticos específicos ha mejorado síntomas digestivos y de comportamiento en niños con TEA. Los prebióticos, por otro lado, son un tipo de fibra que alimentan a las bacterias beneficiosas en el intestino, ayudando a su crecimiento.
  • Alimentación equilibrada: Una alimentación rica en fibra prebiótica, almidón resistentes,  frutas, verduras y alimentos fermentados puede favorecer el crecimiento de bacterias saludables en el intestino. Se ha observado que una alimentación  libre de ultraprocesados, gluten, y con menos azúcares refinados contribuye a mejorar la microbiota y la salud en general.
  • Reducción del uso innecesario de antibióticos: Los antibióticos pueden alterar la microbiota intestinal, eliminando no solo bacterias dañinas, sino también las beneficiosas. Es importante utilizarlos solo cuando sean realmente necesarios y bajo supervisión médica.
  • Trasplante de microbiota fecal: Aunque aún es una terapia experimental, en algunos casos se ha probado el trasplante de microbiota fecal en niños con TEA con resultados positivos. Se trata de transferir bacterias intestinales de una persona sana a una persona con disbiosis (desequilibrio en la microbiota) para restaurar su microbiota intestinal.
El futuro de la investigación

La relación entre el autismo y la microbiota intestinal es un campo de estudio en pleno crecimiento. Aunque todavía queda mucho por descubrir, los hallazgos actuales sugieren que mantener una microbiota equilibrada podría ser una pieza clave en la mejora de la calidad de vida de las personas con TEA. El desarrollo de estrategias terapéuticas personalizadas, basadas en la modulación de la microbiota, podría abrir nuevas puertas para un mejor manejo del autismo en el futuro.

Es importante seguir investigando y difundiendo información sobre este trastorno. La ciencia avanza y, con ella, la posibilidad de encontrar nuevas formas de ayudar a quienes viven con TEA y sus familias. Cuidar la microbiota es cuidar la salud, y quizás también una vía para mejorar el bienestar de muchas personas con autismo.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

El poder de la alcachofa: una hortaliza para cuidar tu digestión y tu saludcardiovascular

Esta hortaliza es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina

Una alimentación equilibrada y rica en vitaminas, minerales y fibra es esencial para mantener una buena salud. De hecho, el estilo de vida poco saludable suele ser la antesala de futuros problemas de salud. Es por ello que incluir las verduras entre los alimentos que comemos habitualmente puede ser muy beneficioso. Eso sí, si nos preguntamos cuál de ellas sería una buena opción, tenemos un gran ejemplo: la alcachofa.

Y es que, tal y como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, nuestro país se encuentra en el lugar idóneo para cultivarla. Tanto es así que el cultivo de la alcachofa en España está documentado desde el tiempo de la Antigua Roma. Este alimento milenario puede comerse cocido, crudo, en ensalada o aliñado, y su mejor temporada de recolección y consumo se produce de septiembre a mayo. Pero, ¿por qué es tan beneficioso para nuestra salud?

ASÍ AYUDA LA ALCACHOFA A TU SALUD

Para conocer los beneficios de la alcachofa debemos fijarnos en sus valores nutricionales. En primer lugar, esta verdura es rica en fibra, fósforo, hierro y potasio, vitaminas del grupo B (tiamina y B6), vitamina C, esteroles y cinarina. Además del agua, su componente mayoritario son los hidratos de carbono.

De todos los hidratos de carbono que contiene, la fibra inulina sería uno de los más importantes. Pertenece al grupo de los frútanos, cuya composición les permite no ser digeridos en el intestino delgado. De esta manera, la inulina llega intacta al intestino grueso y es allí donde cumple su principal función: actuar como prebiótico alimentando la microbiota intestinal.

Los prebióticos actúan como nutrientes para la microbiota. ¿Qué quiere decir esto? Que sirven como alimento a las bacterias beneficiosas de nuestro sistema digestivo. Además, la fibra de la alcachofa ayuda a prevenir el estreñimiento. Todo ello ahonda en una mejor salud intestinal, así como global, por lo que este componente de la alcachofa sería muy beneficioso.

SALUD DIGESTIVA Y CARDIOVASCULAR

Igualmente, la alcachofa cuenta con algunas sustancias que se encuentran de manera natural y en pequeñas cantidades en el alimento, como pueden ser los esteroles. Estos tienen la capacidad de limitar la absorción del colesterol en el intestino, lo que beneficia a la salud cardiovascular.

Además, cuentan también con la cinarina, con múltiples beneficios:

  • Hepatoprotectoras: Estimula la producción y el flujo de bilis, favoreciendo la función del hígado y la digestión de las grasas.
  • Coleréticas y colagogas: Mejora el vaciado de la vesícula biliar, lo que puede ser útil en casos de dispepsia o digestiones pesadas.
  • Antioxidantes: Ayuda a combatir el estrés oxidativo, protegiendo las células hepáticas.
  • Ligeramente hipolipemiantes: Contribuye a la reducción de los niveles de colesterol LDL.

Así, este alimento sería uno de los más recomendables a la hora de incluir en nuestra alimentación  gracias a todos sus beneficios para la salud.

Mantener un peso saludable en pacientes con EPOC: claves desde la Inmunonutrición

Uno de los desafíos más importantes del manejo de la EPOC es mantener un peso adecuado. La desnutrición como el sobrepeso pueden agravar la evolución de la enfermedad

Las enfermedades pulmonares crónicas, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar idiopática, impactan significativamente la calidad de vida de los pacientes. Uno de los desafíos más importantes en el manejo de la EPOC es mantener un peso adecuado, ya que tanto la desnutrición como el sobrepeso pueden agravar la evolución de la enfermedad. La inmunonutrición, un enfoque basado en la relación entre la alimentación y el sistema inmunológico, ofrece herramientas clave para mejorar la salud pulmonar y reducir el impacto de la inflamación crónica.

IMPORTANCIA DEL PESO CORPORAL EN ENFERMEDADES PULMONARES

El estado nutricional influye directamente en la función respiratoria. Un índice de masa corporal (IMC) demasiado bajo se asocia con pérdida de masa muscular, incluyendo los músculos respiratorios, lo que incrementa el riesgo de insuficiencia respiratoria. Por otro lado, el sobrepeso y la obesidad pueden aumentar la resistencia de las vías respiratorias y la carga ventilatoria, exacerbando la disnea y reduciendo la tolerancia al ejercicio.

INFLAMACIÓN CRÓNICA Y NUTRICIÓN

En la mayoría de las enfermedades pulmonares crónicas existe un estado de inflamación sistémica persistente. La inmunonutrición busca modular esta respuesta a través de compuestos bioactivos presentes en los alimentos, optimizando la función inmunitaria y metabólica del organismo.

Algunos nutrientes clave en este contexto incluyen:

  • Ácidos grasos omega-3: Presentes en pescados grasos (sardina, caballa, salmón, carne de pasto, etc.) y semillas de chía o lino aunque menos biodisponible, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación pulmonar.
  • Aminoácidos esenciales: La glutamina y la arginina favorecen la reparación muscular y la función inmunitaria, siendo fundamentales para la preservación de la masa muscular respiratoria.
  • Polifenoles y antioxidantes: Presentes en frutas, verduras y té verde, protegen contra el daño oxidativo generado por el estrés inflamatorio crónico.
  • Vitamina D. Su déficit está asociado con mayor riesgo de infecciones respiratorias y disfunción inmunológica, por lo que es crucial mantener niveles adecuados.

Estrategias nutricionales para un peso saludable:

  1. Optimizar el consumo de proteínas: Se recomienda un aporte mínimo de 1.2-1.5 g/kg/día en pacientes con riesgo de sarcopenia para preservar la masa muscular.
  2. Controlar la carga glucémica: Reducir el consumo de azúcares refinados y carbohidratos de rápida absorción para evitar fluctuaciones en la energía y favorecer un metabolismo estable.
  3. Hidratación adecuada: La mucosidad espesa y la reducción del aclaramiento mucociliar en enfermedades pulmonares pueden mejorarse con un adecuado consumo de agua.
  4. Monitoreo del peso y la composición corporal. Es fundamental evaluar no solo el peso, sino la proporción de grasa y músculo para una mejor interpretación del estado nutricional.
  5. Suplementación personalizada. El uso de complementos nutricionales con omega-3, proteínas de alto valor biológico o vitaminas específicas puede ser una herramienta útil en el abordaje terapéutico, siempre que sean prescritos por un profesional de la salud..
CONCLUSIÓN

El mantenimiento de un peso saludable en pacientes con EPOC es un aspecto clave para mejorar la función respiratoria, la calidad de vida y la supervivencia. La inmunonutrición ofrece estrategias basadas en la evidencia para modular la inflamación, preservar la masa muscular y optimizar la función metabólica. Un enfoque personalizado, adaptado a las necesidades individuales de cada paciente, es fundamental para lograr los mejores resultados en el manejo integral de estas patologías.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Estrategias Nutricionales basadas en PNIE para mejorar la calidad del sueño

La nutrición desempeña un papel clave en la regulación del sueño

La PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE) estudia la interrelación entre los sistemas nervioso, inmunológico, endocrino y metabólico. En este contexto, la nutrición desempeña un papel clave en la regulación del sueño. La alimentación no solo influye en la producción de neurotransmisores y hormonas del sueño, sino que también regula la inflamación sistémica, la microbiota intestinal y el metabolismo energético, todos factores esenciales para un descanso reparador. Estas son las estrategias nutricionales para mejorara calidad del sueño.

NUTRIENTES CLAVES PARA EL SUEÑO
  1. Triptófano: Aminoácido esencial precursor de la serotonina y la melatonina, ambas fundamentales para regular el ciclo de sueño-vigilia. Se encuentra en alimentos como pavo, plátanos, huevos, frutos secos y lácteos.
  2. Magnesio: Mineral con propiedades relajantes que mejora la calidad del sueño al reducir el estrés y favorecer la producción de GABA. Se encuentra en semillas de calabaza, almendras, espinacas y cacao puro.
  3. Omega-3: Ácidos grasos esenciales con efecto antiinflamatorio y neuroprotector, fundamentales para la regulación de la neurotransmisión y la modulación del estrés oxidativo. Fuentes: sardinas, caballa,  salmón, y nueces.
  4. Vitamina D: Su deficiencia se ha asociado con trastornos del sueño y mayor riesgo de insomnio. Fuentes: pescado azul, hongos,  y sobre todo la exposición solar.
  5. Melatonina: Principal hormona reguladora del sueño, favorecida tras la ingesta de  alimentos como cerezas, uvas, tomates y frutos secos.
  6. Antioxidantes y polifenoles: Presentes en frutas y verduras, ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, promoviendo un mejor descanso nocturno.
ALIMENTACIÓN RECOMENDADA

Para optimizar la calidad del sueño, es fundamental seguir una alimentación equilibrada con un enfoque antiinflamatorio y regulador del sistema nervioso. Se recomienda:

  1. Cena ligera y equilibrada: Incorporar proteínas magras (pollo, pavo, pescado, etc.), vegetales ricos en fibra y grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos). Evitar comidas copiosas y ultraprocesados que puedan alterar la digestión y el descanso.
  2. Incluir infusiones relajantes: Valeriana, manzanilla, lavanda o pasiflora pueden favorecer la relajación y conciliación del sueño.
  3. Evitar estimulantes: Reducir el consumo de cafeína, teína, alcohol y comidas ricas en azúcares refinados, especialmente en horas de la tarde y la noche.
  4. Regular los horarios de alimentación: Mantener horarios de comidas regulares y evitar el consumo de alimentos justo antes de dormir para optimizar la producción de melatonina.
  5. Consumir prebióticos y probióticos: Alimentos fermentados como kéfir, yogur natural, chucrut y kombucha ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, favoreciendo la producción de neurotransmisores clave para el sueño. Así como prebióticos como ajo, cebolla, puerro, plátano, etc.

La combinación de una alimentación adecuada con buenos hábitos de sueño, exposición solar y manejo del estrés puede marcar una diferencia significativa en la calidad del descanso y en la salud general. Adoptar estrategias nutricionales basadas en la PNIE permite no solo mejorar el sueño, sino también optimizar la salud metabólica, inmunológica y emocional.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Microbiota Intestinal: El Eje central de nuestra salud global

La microbiota intestinal es fundamental para nuestra salud no solo digestiva, sino también global.

La microbiota intestinal es una vasta comunidad de microorganismos que habita en nuestro sistema digestivo fundamental para nuestra salud no solo digestiva, sino también global. Aunque solemos asociar la microbiota con la digestión, sus funciones van mucho más allá de este ámbito, influyendo en el sistema inmune, el sistema nervioso, el sueño, el sistema endocrino, e incluso en la salud de nuestra piel.

¿Qué hace la microbiota intestinal por nuestro cuerpo?

La microbiota cumple diversas funciones esenciales, como el metabolismo de los carbohidratos no digeribles. Este proceso, que involucra la fermentación de fibras que nuestras enzimas no pueden descomponer, da lugar a la producción de ácidos grasos de cadena corta como el butirato, el acetato y el propionato. Estos compuestos no solo contribuyen a la salud de las células intestinales, sino que también tienen propiedades antiinflamatorias y energéticas. Por ello, es esencial consumir una alimentación rica en fibra a menos que haya una indicación médica de evitar ciertos alimentos.

La microbiota también es crucial en la producción de vitaminas como la K, la A y algunas del complejo B, mejorando su absorción y apoyando nuestro sistema inmune. Además, ocupa espacio y compite por nutrientes con bacterias, parásitos y virus patógenos, limitando así su crecimiento. Esta competencia se ve reforzada por la capacidad de la microbiota de producir sustancias antimicrobianas y de regular el pH intestinal, proporcionando un ambiente menos favorable para los  microrganismos “malos”.

Colonización y desarrollo de la microbiota

La microbiota empieza a desarrollarse incluso antes de que nazcamos. Algunas bacterias de la madre se transfieren al feto a través de la placenta, creando las primeras bases para esta compleja comunidad microbiana. Sin embargo, el momento del nacimiento es crucial: un bebé que nace por parto vaginal hereda una microbiota similar a la de la madre, principalmente de su microbiota vaginal e intestinal. En cambio, los bebés nacidos por cesárea adquieren microorganismos más similares a los que se encuentran en la piel, lo que puede afectar su sistema inmunológico y predisponerlo a enfermedades futuras.

La alimentación durante el primer año también influye en la composición de la microbiota. La leche materna, que contiene hasta 360 tipos de microorganismos diferentes, permite una colonización beneficiosa y diversa que contribuye a una microbiota saludable y estable a medida que el niño crece. Hacia los tres años, la microbiota intestinal se estabiliza, alcanzando una composición similar a la de un adulto, que permanece en equilibrio hasta los 65 años, cuando la diversidad y la cantidad de bacterias protectoras tienden a disminuir.

Cuidar nuestra microbiota intestinal es esencial para mantener un equilibrio que sostenga la salud física y mental. Su rol en el desarrollo de nuestro sistema inmune, en la prevención de infecciones y en el apoyo de procesos metabólicos es innegable. A través de una alimentación balanceada, rica en fibra y alimentos fermentados, podemos nutrir este ecosistema interno y asegurar que desempeñe eficazmente sus múltiples funciones.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

Así se relaciona la microbiota intestinal con los órganos del cuerpo

Existe una compleja comunicación entre la microbiota y diversos sistemas del organismo, un fenómeno crucial para entender la salud

La microbiota intestinal no solo vive en el intestino; sus efectos alcanzan casi todos los órganos del cuerpo. Gracias a los avances en la ciencia, conocemos que existe una compleja comunicación entre la microbiota y diversos sistemas del organismo, un fenómeno crucial para entender la salud y el desarrollo de enfermedades. Esta relación está mediada a través de diversos ejes de comunicación que describen cómo los microorganismos pueden influir en otros órganos distantes.

Principales Ejes de comunicación de la Microbiota
  1. Eje Microbiota-Intestino-Cerebro: Este eje es fundamental para comprender cómo la microbiota afecta el comportamiento, las emociones y hasta el carácter. La conexión entre intestino y cerebro es bidireccional y está mediada por el nervio vago. A través de la producción de neurotransmisores y metabolitos específicos, la microbiota influye en la función cerebral y en el sistema inmune. Por ejemplo, se ha observado que una disbiosis puede asociarse con trastornos como la depresión, la ansiedad, el insomnio y, en el caso de enfermedades neurodegenerativas, el Alzheimer y el Parkinson.
  2. Eje Microbiota-Intestino-Hígado: La microbiota intestinal influye en el metabolismo hepático a través de la circulación enterohepática. Los ácidos grasos de cadena corta producidos en el intestino son transportados al hígado mediante la vena porta, impactando su metabolismo. Este eje resulta relevante para la salud hepática, ya que el desequilibrio de la microbiota se ha asociado con enfermedades como el hígado graso no alcohólico, hepatitis y cirrosis.
  3. Eje Microbiota-Intestino-Pulmón: Existen vínculos directos entre la salud pulmonar y la microbiota intestinal. Esta última puede modular la respuesta inmune y la inflamación sistémica, influyendo en condiciones respiratorias como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las infecciones respiratorias y alergias. Mantener una microbiota equilibrada podría ayudar a prevenir o reducir la gravedad de estos problemas respiratorios.
  4. Eje Microbiota-Intestino-Corazón: La microbiota influye en el sistema cardiovascular, especialmente a través de la producción de ciertos metabolitos como el TMAO (trimetilamina-N-óxido), vinculado con el riesgo de enfermedades cardíacas. Este compuesto contribuye a la inflamación y al desarrollo de placas en las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  5. Eje Microbiota-Intestino-Piel: Se ha demostrado que la microbiota intestinal también impacta en la salud de la piel mediante la regulación del sistema inmune. Un intestino desequilibrado puede manifestarse en la piel, contribuyendo a afecciones como el acné, la psoriasis y la dermatitis. Esta relación ha dado lugar a la teoría de que “la piel refleja el estado del intestino”.
  6. Eje Microbiota-Intestino-Metabolismo: Los microorganismos intestinales ayudan a digerir y absorber nutrientes, además de regular el metabolismo energético. La disbiosis se ha relacionado con trastornos metabólicos como la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.
  7. Eje Microbiota-Intestino-Sistema Inmune: La microbiota es clave para el desarrollo y funcionamiento del sistema inmune. Un equilibrio en los microorganismos intestinales protege contra enfermedades autoinmunes, mientras que la disbiosis se ha vinculado con patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis reumatoide y el lupus.
  8. Eje Microbiota-Intestino-Riñón: La microbiota produce metabolitos que pueden afectar el funcionamiento renal, especialmente en casos de enfermedad renal crónica. Además, la disbiosis contribuye a la inflamación y al daño renal a través de la producción de sustancias tóxicas y la inflamación sistémica.
LA IMPORTANCIA DE UN EQULIBRIO MICROBIANO

La microbiota intestinal es una pieza clave en la prevención de enfermedades y en la promoción de un estado de salud óptimo. Es crucial mantener un equilibrio (eubiosis) para apoyar el funcionamiento adecuado de los sistemas del cuerpo, desde el cerebro hasta la piel. Este equilibrio puede alcanzarse mediante una alimentación balanceada, baja en azúcares y rica en fibra, el manejo del estrés y evitando el uso excesivo de antibióticos que afecten la microbiota intestinal.

Los avances en el estudio de la microbiota ofrecen un panorama prometedor para el futuro de la medicina, ya que comprender mejor estos ejes de comunicación podría dar lugar a tratamientos específicos y personalizados para mejorar la salud en general y el manejo de enfermedades crónicas.

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La Importancia de la Microbiota Intestinal en la Salud

La microbiota intestinal es una comunidad diversa de microorganismos que habita en nuestro cuerpo y juega un papel crucial en múltiples aspectos de la salud

Dra. Johanny Vargas Rodriguez. Especialista en Neumología Integrativa, Terapias Respiratorias Domiciliarias, Trastornos del Sueño, Microbiota e Inmunonutrición. Actualmente se encuentra en proceso de formación en PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIe).

La microbiota intestinal es una comunidad diversa de microorganismos que habita en nuestro cuerpo y juega un papel crucial en múltiples aspectos de la salud, incluyendo la digestión de alimentos, la absorción de nutrientes, la síntesis de vitaminas esenciales, la regulación del sistema inmunológico, y la protección contra patógenos al competir con bacterias dañinas. Su impacto se extiende también a la salud mental a través del eje microbiota-intestino-cerebro, influenciando el estado de ánimo y las funciones cognitivas. Desde la infancia, la microbiota contribuye al desarrollo de los sistemas corporales, mostrando su importancia en cada etapa de la vida.

OTROS ASPECTOS CLAVES PARA LA SALUD INTESTINAL
  • Permeabilidad Intestinal
    La permeabilidad intestinal describe la capacidad de la pared intestinal para permitir el paso selectivo de sustancias pequeñas hacia el torrente sanguíneo, regulada por las uniones estrechas entre las células. Cuando estas uniones se ven comprometidas, puede desarrollarse hiperpermeabilidad intestinal o “leakygut”, permitiendo el paso de toxinas y microorganismos al cuerpo, lo cual puede afectar la salud.
¿CÓMO MANTENER UNA MICROBIOTA INTESTINAL SALUDABLE?

Para promover un equilibrio saludable en la microbiota intestinal, se deben considerar varios aspectos:

  1. Consumir fibra prebiótica y alimentos fermentados
    Los prebióticos son alimentos ricos en fibra que nutren a las bacterias beneficiosas de la microbiota, ayudando a su proliferación en lugar de a bacterias perjudiciales. Algunos alimentos ricos en prebióticos incluyen alcachofas, espárragos, cebolla, ajo, puerro, banana, lentejas, garbanzos, linaza, chía, hojas verdes, etc. Por otro lado, los alimentos fermentados contienen microorganismos vivos que, al ser consumidos en cantidades adecuadas, aportan beneficios adicionales. Entre estos destacan el yogurt, kombucha, kimchi, vinagre de manzana, kéfir, tempeh y verduras fermentadas, todos sin pasteurizar.
  2. Consultar a un especialista sobre suplementos y probióticos En el mercado existen diversos suplementos y probióticos que prometen mejorar la salud intestinal, pero su calidad puede variar significativamente. Consultar a un especialista es importante para asegurarse de que el suplemento contenga las cepas de microorganismos adecuadas para tus necesidades específicas.
  3. Evitar alimentos procesados y enemigos de la Microbiota. Los productos procesados, el azúcar añadido, las frituras, los aceites hidrogenados, y el alcohol pueden reducir la diversidad de la microbiota y tener un impacto negativo en la salud intestinal. Mantener una alimentación equilibrada y rica en alimentos naturales y frescos es clave para preservar una microbiota saludable.
  4. Investigar antes de empezar dietas extremas. Una dieta extremadamente baja en calorías puede alterar la composición de la microbiota, promoviendo el crecimiento de bacterias perjudiciales. Evitar planes alimenticios extremos ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota.
  5. Cuidado con los antibióticos. Aunque los antibióticos son esenciales para combatir infecciones, también eliminan bacterias beneficiosas. Por ello, deben tomarse solo cuando sea necesario y bajo supervisión médica, evitando automedicarse. Y acompañarlo con el uso de un probiótico.
  6. Precaución con las limpiezas de colonLas limpiezas de colon carecen de evidencia científica que respalde sus supuestos beneficios. En realidad, pueden causar deshidratación, cólicos, y en casos graves, perforaciones intestinales. Es importante recordar que el propio sistema digestivo realiza funciones de limpieza y eliminación de desechos, conocido como el complejo motor migratorio.

Con el conocimiento adecuado y siguiendo las recomendaciones de un especialista, es posible mejorar y mantener una microbiota intestinal saludable, beneficiando así nuestra salud y bienestar a largo plazo.