Parece acné, pero no lo es: cómo evitar la foliculitis

Es una afección común que ocurre cuando el folículo piloso se infecta

Aunque la foliculitis aparece con mayor frecuencia en la cara, no es solamente un problema estético. Es una afección común de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se inflaman. Por lo general, la causa es una infección por bacterias, y en un principio puede verse como pequeñas espinillas alrededor de los pequeños orificios donde crece el cabello.

Esto en muchas ocasiones puede hacer que se confunda con el acné, pero ambas cosas son muy diferentes. La foliculitis es una infección del folículo piloso, mientras que el acné produce una infección de la glándula sebácea de los poros.

Según Mayo Clinic, los síntomas son: granos alrededor de los folículos pilosos, ampollas llenas de pus que se rompen y forman costras,  picazón y ardor en la piel, bultos inflamados y piel sensible y dolorida.

Cualquier persona puede padecer foliculitis, y la realidad es que ciertos factores aumentan el riesgo de desarrollar esta afección, como por ejemplo el uso frecuente de ropa que atrapa el calor y el sudor, los baños de inmersión de hidromasajes, jacuzzis o piscinas públicas que no tengan un buen mantenimiento y daños en los folículos pilosos por afeitarse.

El tratamiento de esta patología tendrá indicación según su tipo de etiología y, por ello, resulta fundamental llevar a cabo un diagnóstico por parte de un especialista. Pero, en las foliculitis superficiales, le tratamiento se realizará a través jabón o antisépticos. En los casos extensos, se usarán antibióticos orales.

Sin embargo, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) expone unos consejos para proteger la salud de nuestra piel y evitar imprevistos. Uno de ellos es protegerse bien del sol. Hay que impedir de lo posible la exposición solar y sobre todo en las horas centrales, y si se hace, usar protector solar de factor alto.

Una piel limpia es la mejor manera de prevenir infecciones. Por eso, es importante hidratar la piel a diario y evitar los lavados excesivos. Los excesos  de limpieza pueden provocar una pérdida excesiva de grasa en las capas más externas de la piel y puede acentuar la sequedad de la piel.

Por otro lado, es preferible evitar el consumo de alcohol y tabaco, ya que generan productos oxidativos que dañan las células cutáneas, tal y como informan desde QuirónSalud. Así mismo, el tabaco deshidratada tu piel, a la vez que constriñe los vasos sanguíneos, y, por lo tanto, la cantidad de sangre que llega a la piel, privándola de nutrientes esenciales.

Para evitar afecciones como estas, te recomendamos que observes tu piel regularmente ya que hará que te habitúes y conozcas su apariencia, lo que hará que detectes cualquier cambio en ella con mayor rapidez.

Mantén una piel sana y protegida en invierno

Con las bajas temperaturas es más importante que nunca cuidar nuestra piel

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y el más versátil de todos. Es el único órgano que está directa y constatemente abierto al exterior. La piel protege de agentes externos, del calor y el frío, del aire y los elementos y de las bacterias. Incluso elimina algunos residuos del cuerpo.  Por eso, es más importante que nunca cuidarla frente a las bajas temperaturas.

Según la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), las mejillas, los labios, el cuello, el escote y las manos son las más sensibles al frío. Por todo ello, es importante más que nunca cuidar esas partes del cuerpo para evitar que la piel se seque o sea más sensible. A continuación, te damos unos consejos para cuidar tu piel durante estos meses:

  1. Hidrátala a diario varias veces al día. Esto es importante especialmente en aquellas personas que padecen algún tipo de dermatosis.
  2. No utilizar productos agresivos para el lavado de cara y cuerpo. Elige productos suaves y testados dermatológicamente.
  3. No descuides la protección solar. Con el frío extremo hay que cuidar especialmente las partes más expuestas del cuerpo, como las manos y la cara, tal y como aseguran desde la Fundación Piel Sana. Sobre todo, utiliza la crema solar cuando en zonas donde haya nieve, ya que se refleja el 80% de la radiación solar.
  4. Hidrata los labios y protégelos de la luz ultravioleta. Al ser una de las zonas que más sufre en invierno, es importante que tenga una hidratación extra.
  5. Evita los cambios bruscos de temperatura. Esto puede aumentar la posibilidad de aparición de arañas vasculares en la cara.
  6. Cuida la alimentación. Consume alimentos con Vitamina C y antioxidantes. También evita el alcohol, ya que empeora la dilatación capilar facial.

Cabe destacar que, la piel de las personas mayores es más frágil, seca y elástica, por lo que tienen un mayor riesgo de sufrir lesiones e infecciones. Para Sanitas, en estos casos, durante los meses de frío es necesario llevar un cuidado especial para protegerla de los efectos de las bajas temperaturas, el aire frío y la humedad.

Mantener una piel sana es efectivo, si se va siguiendo las directrices del dermatólogo. En estas circunstancias cuando el consejo del especialista resulta especialmente beneficioso. Por eso, no olvides consultar con tu dermatólogo que tipo de recomendaciones son adecuadas seguir según cada temporada estival.

Cuidado con las quemaduras solares: ¿Qué hacer y qué no?

No se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia, es decir, entre las 12 y 17 horas, y es primordial utilizar siempre un factor de protección solar al menos de 30

El verano es una estación maravillosa porque podemos disfrutar de la playa, el sol, las terracitas, los amigos… Sin embargo, se puede convertir en una odisea si no hacemos uso del producto más importante en estas fechas: el protector solar.

Y es que, a pesar de toda la información que existe sobre la importancia de proteger nuestra piel de los rayos ultravioleta, todavía hay mucha gente que olvida realizar este paso tan importante antes de tomar el sol. ¿La consecuencia? Terribles quemaduras solares por todo el cuerpo.

La Academia Española de de Dermatología y Venereología (AEDV) señala que no se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia, es decir, entre las 12 y 17 horas, y es primordial utilizar siempre un factor de protección solar mínimo del 30.

Según la AEDV, las quemaduras solares se producen por la exposición excesiva de la piel a los rayos UVB (280 a 320 nm). Se producen signos y síntomas en 1 a 24 horas, que, salvo en los casos graves, alcanzan su pico máximo a las 72 horas.

Los cambios cutáneos van desde un eritema  leve con descamación evanescente a dolor, tumefacción, dolor en la piel y ampollas.

En cuanto a los síntomas de una quemadura, estos incluyen piel roja y sensible que está caliente al tacto, ampollas que aparecen de horas a días después, reacciones graves (algunas veces llamadas alergia solar), incluyendo fiebre, escalofríos, náuseas o erupción cutánea, así como peladura de la piel en áreas quemadas por el sol varios días después de la quemadura solar.

Por su lado, las complicaciones tardías más frecuentes son la infección secundaria, la pigmentación parcheada y erupciones de tipo miliaria. La piel exfoliada puede mostrar una especial sensibilidad al sol durante uno o varios años. 

La Fundación de Cáncer de Piel advierte de que una ampolla ocasionada por una quemadura aumenta doblemente el riesgo y las posibilidades de desarrollar melanoma. Una persona también duplica el riesgo de melanoma si ha tenido cinco o más quemaduras durante su vida.

“Tanto la quemadura solar como el bronceado inducen lesiones al ADN, que puede facilitar el camino al desarrollo del  cáncer de piel”, indican.

¿QUÉ DEBEMOS HACER Y QUÉ NO ANTE UNA QUEMADURA?

Una de las primeras cosas que hay que hacer cuando nos quemamos es intentar bajar la temperatura de la piel, ya sea mediante una ducha fría o aplicando compresas húmedas.

Por otro lado, es aconsejable hidratar la piel con productos nutritivos y regeneradores, como el aftersun. El aloe vera, por ejemplo, tiene un efecto antiinflamatorio y cualidades analgésicas.

Las cremas con vitamina C y E y de cortisona también pueden ayudar a reducir la inflamación.

De igual forma, es recomendable usar ropa holgada y de algodón y, dado que el organismo pierde muchos líquidos cuando nos quemamos, es recomendable aumentar la ingesta de agua.

Por el contrario, los expertos recomiendan evitar el uso de sustancias como la benzocaína, la lidocaína, la vaselina o el alcohol, así como productos en forma de aceite que pueden bloquear los poros y acabar causando una infección. No es aconsejable tocar las ampollas ni rascarse aunque sintamos picor. Volver a exponer la zona afectada al sol podría empeorar la quemadura.

No obstante, ante quemaduras más serias, cuando aparecen ampollas y siempre que haya fiebre, mucho dolor en las quemaduras, escalofríos o signos de infección, es imprescindible consultar al médico o al dermatólogo para tratarla de la forma más adecuada.

Alopecia: ¿por qué se produce y cómo puede combatirse?

La alopecia se puede dar por medicamentos, infecciones cutáneas, traumatismos, deficiencias nutricionales y ciertas enfermedades de la piel o generales

La alopecia es uno de los principales motivos de consulta médica. Se trata de la pérdida de cabello (por lo general de la cabeza, aunque puede afectar a las cejas, pestañas y barba) que puede ser temporal o permanente. También puede producirse en una zona concreta (alopecia areata), o de forma más general.

¿Por qué se produce? Según explican desde la Sociedad Española de Medicina Interna, la alopecia se puede dar por medicamentos, infecciones cutáneas, traumatismos, deficiencias nutricionales y ciertas enfermedades de la piel o generales. También, el propio envejecimiento y las causas genéticas son un aliciente para su desarrollo.

Los síntomas más frecuentes que indican un posible problema de alopecia son: calvas circulares o irregulares, pérdida gradual de pelo en la parte superior de la cabeza, zonas de descamación que se extienden a todo el cuero cabelludo y debilidad del cabello.

Es importante destacar, tal y como señala la Academia Española de Dermatología y Venereología, que no tiene que haber necesariamente un problema de alopecia cuando se produce una caída del cabello, ya que este se cae de forma constante, pero se renueva. El problema vendría cuando no se recupera el pelo perdido o el que nace es de menor grosor.

Cada pelo pasa por tres etapas a lo largo de su desarrollo: de crecimiento o anágena, que dura entre 2 y 6 años, de reposo o catágena, que se da alrededor de 3 semanas, y de caída o telógena, que transcurre a lo largo de 3 a 4 meses.

¿CÓMO PUEDE TRATARSE?

Para combatir la pérdida de cabello, existen algunos tratamientos muy eficaces que pueden conseguir buenos resultados. Según la  Clínica Mayo, el minoxidil y el finasteride son dos de las opciones más comunespara la alopecia. El primero es un producto en forma de líquido, espuma y champú que debe aplicarse en el cuero cabelludo. Por su parte, el segundo es una pastilla que se toma de forma diaria.

Además de estos, también se puede recurrir a: tratamiento a base de plasma rico enplaquetas, mesoterapia capilar y trasplante capilar.

Vitíligo: todo lo que debes saber sobre esta enfermedad dermatológica

Afecta, aproximadamente, al 1% de la población, y puede presentarse a cualquier edad, aunque es más frecuente que aparezca antes de los 30 años

El vitíligo es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la falta de pigmentación de esta en algunas zonas del cuerpo. Afecta, aproximadamente, al 1% de la población, y puede presentarse a cualquier edad, aunque es más frecuente que aparezca antes de los 30 años, y en mujeres más que en hombres.

¿Por qué se produce? Su causa es desconocida, aunque se cree que puede tener algún factor hereditario, ya que, según la Sociedad Española de Medicina Interna, en el 25% de los pacientes existen antecedentes de algún familiar con esta enfermedad.

¿Cuáles son los síntomas que caracterizan esta enfermedad? Se manifiesta con manchas de color claro, de tamaño variable, que pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo.

Para diagnosticar la enfermedad, señalan desde la Asociación Española de Pediatría, se puede utilizar la luz de Wood, una lámpara que emite un tipo de luz especial. También, en aquellos casos más dudosos, una biopsia de la piel puede ser la solución, ya que permitiría comprobar la disminución o ausencia de melanocitos.

Asimismo, para descartar otras patologías asociadas al vitíligo, es recomendable realizar un análisis de sangre que determine la concentración de hormonas tiroideas, y de glucosa.

¿CÓMO SE TRATA LA ENFERMEDAD?

Es una enfermedad que no tiene un tratamiento 100% satisfactorio, pero sí que es cierto que, con uno bastante eficaz, se pueden conseguir buenos resultados para los pacientes.

La Academia Española de Dermatología y Venerología destaca que el tratamiento puede constar de: Tracolimus tópico, un medicamento que, además de ser antiinflamatorio, puede incrementar la actividad la tirosinasa del melanocito; luz ultravioleta en la banda UVB-NB o luz solar controlada, para estimular los melanocitos; y Khellin que, junto a la exposición ultravioleta, es bastante segura.

También, la Asociación Española de Pediatría recuerda la importancia de protección solar, pues las zonas afectadas por la enfermedad no tienen melanina, la protectora natural de piel frente a la radiación ultravioleta.

Para la Sociedad Española de Medicina Interna, en casos de inicio más tardío de las lesiones o de afectación localizada, la piel podría volver a su color original sin necesidad de ningún tratamiento, aunque en pocos casos se trataría de una curación total.

¿Tienes acné? Esto es lo que debes conocer sobre esta afección dermatológica

Suele ser más frecuente en la adolescencia y juventud, ya que afecta al 80% de las personas de entre 12 y 18 años

El acné es una afección de la piel que se produce cuando los folículos pilosos que están debajo de esta se obstruyen. Suele ser más frecuente en la adolescencia y juventud, ya que afecta al 80% de las personas de entre 12 y 18 años. No obstante, también puede aparecer en la edad adulta y, de hecho, la prevalencia de esta patología en mujeres adultas se sitúa entre un 11 y 12%.

Dependiendo del tipo de acné, los síntomas varían, pero los más frecuentes son: espinillas cerradas o abiertas, pápulas, pústulas, nódulos y lesiones quísticas.

En cuanto a las causas de su aparición, la Academia Española de Dermatología y Venereología destaca varios factores: secreción sebácea, obstrucción del folículo pilosebáceo o comedogénesis y colonización de las áreas ricas en sebo por el Propionibacterium Acnés. Asimismo, existen algunos otros que pueden contribuir a su desarrollo, aunque no son el desencadenante principal: medicamentos, antecedentes familiares, hormonas y la edad.

Por otro lado, el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel detalla que otros factores, aunque no causan acné, sí pueden empeorarlo: estrés, algunos alimentos y la contaminación.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Para empezar un tratamiento contra el acné, es fundamental el diagnóstico previo del especialista, que será quien indique el más adecuado en función del tipo. No obstante, el tratamiento habitual tiene como objetivo reducir la inflamación y evitar la proliferación del Propionibacterium Acnés.

Así, existen medicamentos para controlar la grasa; otros para controlar la hipercornificación del folículo, y otros para controlar la inflamación y la infección.

En el caso del acné comedogénico no inflamatorio, según la Asociación Española de Pediatría, se aconseja tretinoína o isotretinoína tópica y antibiótico tópico, para evitar la aparición de lesiones pustulosas. En el caso del acné inflamatorio leve, antibiótico tópico y peróxido de benzoilo; en el caso del acné inflamatorio moderado, se pueden combinar la tretinoína o el peróxido de benzoilo con un antibiótico tópico y/o sistémico; y en el caso del acné inflamatorio grave, un dermatólogo puede valorar la necesidad de iniciar un tratamiento con isotretinoína oral.

Además de estos tratamientos, existen otros complementarios que pueden ayudar a mejorar o reducir el acné, tal y como destacan desde la Clínica Mayo: láser y terapia fotodinámica, exfoliación química e inyección de esteroides.

Psoriasis: causas, síntomas y tratamiento

Suele aparecer entre los 15 y 35 años y afecta a un 2,3 % de la población

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel caracterizada por placas rojas cubiertas de escamas blanquecinas que se desprenden. Normalmente se localiza en cualquier parte del cuerpo, pero es más frecuente en los codos, el cuero cabelludo y las rodillas.

Según la Asociación de Pacientes de Psoriasis, Artritis Psoriásica y Familiares, suele aparecer entre los 15 y 35 años y afecta a un 2,3 % de la población.

Aunque no se conoce la causa exacta de la psoriasis, se sabe que existe una predisposición genética a padecerla. Además, tal y como explica la Academia Española de Dermatología y Venereología, algunos estímulos, como infecciones, estrés o medicamentos, pueden desencadenar o empeorar la enfermedad.

TIPOS DE PSORIASIS

  • Psoriasis en placas: es la más frecuente y se caracteriza por lesiones rojas bien delimitadas que no tienen un tamaño específico.
  • Psoriasis en gotas: las lesiones son pequeñas, numerosas, y se distribuyen de forma irregular por todo el cuerpo, señala la Asociación de Pacientes de Psoriasis, Artritis Psoriásica y Familiares.
  • Psoriasis pustulosa: es poco habitual y se manifiesta con ampollas llenas de pus.
  • Psoriasis eritrodérmica: las lesiones cubren casi toda la superficie cutánea.
  • Psoriasis invertida: las placas tienen un color más rojizo, son menos descamativas y se manifiestan alrededor de los genitales, debajo del pecho o en las axilas.
  • Psoriasis en la cara: no suele ser frecuente, pero puede afectar a la calidad de vida de quien la sufre.
  • Psoriasis en las uñas: esta afectación, destaca la Asociación de Pacientes de Psoriasis, Artritis Psoriásica y Familiares, es variable, ya que algunos pacientes no la tienen, otros tienen pequeños ‘’puntos’’ en las uñas y otros tienen manchas amarillas.
  • Psoriasis en el cuero cabelludo: es la más habitual y se caracteriza por la descamación seca en una zona del cuero cabelludo.
  • Psoriasis en las palmas: son placas muy secas e hiperqueratósicas.

TRATAMIENTO PARA LA PSORIASIS

En la actualidad no existe una cura definitiva para la psoriasis y un tratamiento específico para todos los pacientes, por lo que el dermatólogo deberá decidir cuál es el más apropiado para cada persona teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad.

Si la psoriasis es leve se puede controlar con tratamiento tópico, es decir, aplicando medicamentos sobre la piel; pero si la afectación es más grave habrá que recurrir a un tratamiento sistémico, como medicamentos orales, subcutáneos, intramusculares o intravenosos. La fototerapia, la exposición a la luz ultravioleta,también es un método muy efectivo para la psoriasis más grave.

Rosácea: qué es y cómo enfrentarse a este problema dermatológico

Puede aparecer a cualquier edad, aunque se estima que es más frecuente entre los 30 y 50 años

La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel que se caracteriza por el enrojecimiento de la zona central del rostro (mejillas, frente, nariz, mentón y zona peribucal).

Sin embargo, no es el único síntoma, ya que esta afección puede manifestarse, como señalan desde el Centro Médico de la Universidad de Rochester, con inflamación de los vasos sanguíneo subcutáneos; con la aparición de granos y vasos sanguíneos agrandados en el rostro; y con el agrandamiento de las glándulas sebáceas de la nariz y mejillas.

Puede aparecer a cualquier edad, aunque se estima que es más frecuente entre los 30 y 50 años, en personas con tez clara, en personas que hayan sufrido acné en la adolescencia y en mujeres, especialmente durante la menopausia. Afecta a un 5,5% de la población, aproximadamente, aunque solo el 1% la tiene diagnosticada.

Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, no se conoce la causa exacta de su aparición, pero se sabe que algunos factores agravan sus síntomas: exposición a la radiación ultravioleta sin una protección adecuada, temperaturas extremas, estrés emocional, y las bebidas alcohólicas o calientes.

También influyen los cambios bruscos de temperatura, el uso prolongado de corticoides tópicos y la ansiedad.

Aunque la rosácea no tiene cura, sí existen tratamientos eficaces para combatir los síntomas y mejorar el aspecto de la piel. Los más habituales son los antiobióticos orales o los tópicos. También se puede utilizar el láser, que destruye las estructuras alteradas de la piel; y crema hidratante para los casos más leves.

Desde la Sociedad Española de Medicina Interna explican que a pesar de que la rosácea tiene un buen pronóstico, puede limitar la calidad de vida de la paciente de forma considerable. Además, si no se trata correctamente, cabe la posibilidad que la inflamación sostenida de la piel durante un periodo de tiempo prolongado produzca alteraciones y deformidades permanentes.

Por otra parte, además de la piel, la rosácea puede afectar a los ojos y los párpados, provocando picor, enrojecimiento, lagrimeo, quemazón, inflamación de los párpados y sensibilidad a la luz.