El poder de las legumbres

Bajas en grasa y sodio y ricas en potasio, proteínas de origen vegetal y hierro, estas pequeñas semillas secas contribuyen a prevenir el riesgo de sufrir enfermedades.

Las alubias, las lentejas, los garbanzos o las habas tienen mucho en común. Son legumbres; según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tipo de planta leguminosa que se cosecha únicamente para obtener la semilla seca y comestible. Olvidémonos de los guisantes o las judías verdes (que se cosechan verdes) y de la soja y el cacahuete (utilizados principalmente para extraer aceite). No forman parte de este grupo de alimentos.

Aunque las legumbres son unas semillas secas y pequeñas, en su interior almacenan una gran cantidad de beneficios nutricionales que las han convertido en uno de los alimentos más nutritivos de la naturaleza. Esa potencia nutricional se conoce desde hace siglos, por ello, las legumbres siempre han formado parte de la dieta de los humanos.

La FAO explica que el poder interno de las legumbres, en su estado natural, radica en que:

  • Son bajas en grasa y sodio.
  • No tienen colesterol ni gluten.
  • Son una gran fuente de proteínas de origen vegetal, hierro y folato, un tipo de vitamina B.
  • Son ricas en potasio y fibra.
  • Tienen un índice glucémico bajo.

Además, su valor nutritivo no se queda en su contenido, ya que si se combinan con otros alimentos se puede realzar ese valor. Por ejemplo:

  • Legumbres + cereales: la combinación de ambos alimentos permite obtener una proteína de alto valor biológico (contiene los aminoácidos esenciales en la cantidad necesaria para el ser humano). Si bajamos de la teoría a la práctica, estas pueden ser algunas recetas: lentejas con arroz o garbanzos con cuscús.
  • Legumbres + alimentos ricos en vitamina C: estos últimos ayudan al organismo a absorber mejor el hierro. Un ejemplo puede ser añadir zumo de limón a las lentejas al curry o tomar como postre una naranja.

La gran contribución de las legumbres

¿Y para qué nos sirven todos esos beneficios nutricionales que hacen de la legumbre un alimento muy a tener en cuenta? Por un lado, ayudan a la hora de controlar determinadas enfermedades como:

  • La diabetes: al tener un índice glucémico bajo, el consumo de legumbres ayuda a estabilizar el azúcar en sangre y los niveles de insulina. La fibra, además, aumenta la saciedad y contribuye a estabilizar los niveles de azúcar e insulina en la sangre, reduciendo los picos después de comer y mejorando la resistencia a la insulina.
  • La obesidad: las legumbres son bajas en grasa y ayudan a sentir saciedad, por lo que son una buena herramienta para el control de peso.
  • La celiaquía: las legumbres no contienen gluten, por lo que, se convierten en un tipo de alimento siempre accesible y consumible para aquellas personas con intolerancia a esta proteína.

Y, por otro, ayudan a combatir el riesgo de sufrir diferentes tipos de trastornos como:

  • Cardiopatías coronarias: porque la fibra dietaria que contienen reduce el colesterol LDL (el llamado “malo”), un factor de riesgo a la hora de padecer este tipo de trastornos.
  • Hipertensión: las legumbres son bajas en cloruro de sodio -o sal-, un condimento que contribuye a la hipertensión.
  • Anomalías congénitas del tubo neural (ATN): por ejemplo, la espina bífida en los recién nacidos, por ser una gran fuente de vitaminas, como el folato (una vitamina B).
  • Anemia ferropénica en mujeres y niños: porque tienen un alto contenido en hierro y, si se combinan con otros alimentos que contengan vitamina C, se mejora la absorción de este mineral esencial.

Ante todo, presta atención a tu dieta y recuerda la importancia de tener una alimentación equilibrada en la que estén integrados todos los nutrientes necesarios para que tu organismo funcione.

Nutriscore, el semáforo nutricional de los alimentos

El nuevo código nutricional de los envasados puede ayudarnos a elegir productos más sanos

El Ministerio de Sanidad ha implantando recientemente el Etiquetado Nutricional Frontal, que en pocos meses servirá de referencia de la calidad nutricional de los alimentos y bebidas, siguiendo las recomendaciones de la OMS y la UE.

Esta información permite comparar productos semejantes de forma sencilla y optar por aquellos productos más saludables.

El código Nutriscore consiste en un gráfico con coloración gradual del verde al rojo en cinco niveles al estilo de un semáforo. Cada alimento destaca el color que le corresponde en función de su contenido en azúcares, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas. Los colores verdes identificarán los alimentos más sanos y los rojos, los de menor calidad nutricional.

Sin embargo, aunque el Nutriscore puede orientarnos a la hora de optar por un envasado u otro, una cesta repleta de productos con etiqueta ‘verde’ no es la solución más recomendada. Y es que los procesados no deben sustituir nunca a los frescos.

Valor nutricional de los alimentos

Los alimentos proporcionan las vitaminas, los minerales, fibra, proteínas y otros principios necesarios para el organismo y la flora intestinal.

Para una salud óptima es importante escoger alimentos frescos y con valor nutricional, y descartar aquellos ultraprocesados (con azúcares refinados, grasas saturadas, sal, aditivos…) que pueden llegar a provocar enfermedades en un futuro (diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, obesidad, ciertos tipo de cáncer, etc.).

De esta manera, una alimentación sana y nutritiva es aquella que nos brinda alimentos que nos ofrece la naturaleza en su estado más simple y menos manufacturado (frutas, verduras, semillas, etc.)

Intenta consumir más fibra, vitamina A, vitamina C, calcio y potasio todos los días, puesto que son nutrientes esenciales para mantener una salud fuerte.

Recupérate de los excesos navideños

Una alimentación sana y la práctica de ejercicio te ayudarán a volver a tu peso.

Seguramente las navidades nos han cubierto de regalos, momentos entrañables y suculentas y abundantes comidas. Pero, aunque en alegría, esto también puede traducirse en digestiones pesadas, acidez y sedentarismo. Es momento de volver al redil, superar los excesos y ponernos en forma de nuevo.

Una alimentación equilibrada y hacer actividad física diaria serán las claves para recuperar o mantener un peso saludable. No tengas prisas por ‘desintoxicarte’ ni por perder kilos en poco tiempo. Se trata de un proceso de recuperación y aprendizaje de hábitos sanos que, a largo plazo, nos ayudarán a estar mejor física y emocionalmente.

Operación post-navidad

  1. Actívate: calienta con ejercicios cardiovasculares, como caminar, aunque sea en el sitio, levantando bien las rodillas o subiendo y bajando escaleras, o en una bicicleta estática durante 10 minutos.
  2. Tonifica abdominales: boca arriba con rodillas flexionadas. Despega los hombros del suelo mientras espiras y baja sin llegar a apoyar en el suelo. Después, sube el tronco y estira alternativamente las piernas manteniéndolas en el aire. Haz 3 series de 25 repeticiones.
  3. Mueve las piernas: realiza lunges para trabajar todos los músculos de las piernas. Da una zancada amplia, baja la rodilla de la pierna retrasada hasta que toque casi el suelo. Vuelve a la posición inicial. Repite 25 veces antes de cambiar de lado. Haz tres series.
  4. Máximo esfuerzo: termina esta rutina de ejercicios con un súper esfuerzo cardiovascular realizando 10 burpees en el menor tiempo posible. En cuclillas, echa las dos piernas hacia atrás con los pies juntos y haz una flexión. Recoge las piernas para volver a la posición inicial. Levántate de un salto y da una palmada en el aire.
  5. Vuelve a la alimentación sana: no es necesario que hagas un régimen estricto durante meses. Basta con volver a los menús equilibrados y completos como los de la dieta mediterránea habitual. Esto es, comer cinco veces al día, tomar 5 raciones de frutas y verduras, beber mucha agua y abstenerse de los dulces y el alcohol durante una temporada.

Realiza esta tabla de entrenamiento 3 días a la semana durante 15 días. Pero, sobre todo, ve poco a poco, empieza con sesiones más suaves o distancias más cortas.

Antes de recurrir a dietas milagro o regímenes estrictos de dudosa efectividad, consulta con un  nutricionista.

Vive unas Navidades saludables

Te contamos cómo disfrutar de estas fechas sin que tu salud se resienta.

La Navidad es el momento idóneo para reunirnos en familia y/o con buenos amigos, y para desconectar un poco de nuestra rutina. No obstante, que rompamos nuestra cotidianeidad y cambiemos nuestros hábitos alimentarios no significa que dejemos de cuidarnos.

La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) estima que durante estas fechas, los españoles solemos incrementar el peso entre 3 y 5 kilos de media. De ahí, la importancia de seguir una correcta alimentación, a pesar de los dulces,  la copas de más y las comidas copiosas.

Los expertos recomiendan limitar los productos más calóricos, como el turrón, los mazapanes y los bombones, a los días clave de las Fiestas, evitar los excesos durante el resto de la semana, seguir una alimentación equilibrada y caminar más.

Consejos para unas Fiestas más sanas

  1. Planifica los menús: si planeas las comidas de toda la semana, no sólo la de los días de festín, tendrás un mayor control de lo que ingieres. Evita, sobre todo, no comer las sobras durante tres días. Es preferible congelar el sobrante que seguir excediéndonos con las calorías los días posteriores.
  2. Guarda los dulces: no abusar de los dulces navideños y limitarlos únicamente a los momentos ocasionales. Para no caer en la tentación, lo mejor es esconderlos en algún armario y sacarlos solo para las veladas especiales.
  3. No abandones la dieta mediterránea: los días que no sean de celebración es conveniente seguir con una alimentación saludable y equilibrada, propia de la dieta mediterránea. Este patrón destaca el consumo de al menos 5 raciones de fruta y verdura al día, incorporar 2 o 3 veces legumbres y comer pescado unas 3 veces por semana.
  4. Come despacio y varias veces al día: cuando masticamos adecuadamente (unas 20-25 veces cada bocado) nos saciamos antes y facilitamos la digestión de los alimentos. Igualmente, es más beneficioso realizar entre 4 y 5 comidas al día que darse un atracón de una sola sentada. Recuerda comer poco y más veces al día.
  5. Mantén el cuerpo hidratado: los días entre fiestas evita el alcohol y bebe más agua. Nuestro organismo necesita entre 1,5 y 2 litros de agua al día para funcionar correctamente. También puedes tomar algunas infusiones digestivas de manzanilla, cardamomo o jengibre que, además de calmar el ardor y la acidez de estómago, serán un plus de hidratación.
  6. Elabora platos más saludables: incluye en tu planificación culinaria recetas ligeras, bajas en grasas y en cantidades calculadas. Aplica, siempre que puedas, una base de verduras, caldos sin grasa y purés con cebolla, calabaza o apio, y huye de salsas y fritos. Opta por la fruta fresca, yogures o lácteos desnatados para elaborar postres nutritivos.
  7. Ponte en acción: no olvides practicar ejercicio físico diario. Ayuda en las tareas domésticas, haz bricolaje o sal a pasear de 30 a 60 minutos al día. Las Navidades nos permiten disfrutar de más tiempo libre y, una buena manera de compensar los excesos de las comidas y aprovechar este tiempo, es pasear con la familia. Con esta actividad física de intensidad moderada consigues mejorar la masa muscular, la capacidad física y, por supuesto, te ayuda a mantener el peso.

Si sigues estas recomendaciones, las Navidades te subirán el ánimo sin perjudicar tu salud. Plantéate como objetivo para estas Fiestas mantenerte en tu peso habitual y disfrutar de tus seres queridos, por encima de todo.

“Este es el mensaje de Navidad: Nunca estamos solos”, Taylor Caldwell, novelista estadounidense.