Alimentación saludable: el ‘método del plato’ que propone la Universidad de Harvard

En lugar de restringir grupos de alimentos o de contar calorías, este protocolo de alimentación se enfoca en la calidad nutricional del plato

La salud es, sin duda, un claro reflejo de la alimentación que seguimos en el día a día. Los nutrientes que recibe el organismo con la comida mantienen a cada célula para que pueda seguir realizando sus funciones. Por ello, los expertos no cesan en su intención de divulgar sobre la importancia de seguir una alimentación variada y equilibrada. Y, con ese objetivo, la Universidad de Harvard ha diseñado el ‘método del plato’, un protocolo que estipula las cantidades óptimas a consumir de cada grupo de alimentos en la comida.

La alimentación insalubre es una de las grandes lacras de la sociedad. El consumo creciente de grasas saturadas, trans, azúcares, refinados y procesados ya está impactando en la salud pública. La incidencia de enfermedades como la diabetes, el cáncer, el sobrepeso, la obesidad y otras no transmisibles está en aumento, tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, esta malnutrición ya es responsable de 8 millones de muertes anuales en todo el mundo.

¿EN QUÉ CONSISTE EL MÉTODO DEL PLATO?

Nutricionistas de la Escuela de Salud Pública de Harvard crearon en 2011 el método del plato bajo el concepto de ‘El plato para comer saludable’. Estos expertos proponen rellenar el plato de cada comida del día de una manera muy visual, con las proporciones de alimentos necesarios y recomendados. Y, en esa división matemática, hay unos grupos de alimentos que tienen más peso que otros:

  • La mitad del plato debe estar conformada por verduras y hortalizas. Estos vegetales son los que aportan agua, antioxidantes, minerales esenciales y fibra. Además, tienen un alto poder saciante y se pueden consumir tanto crudos como cocinados de forma ligera. Si se priorizan aquellas verduras y hortalizas de temporada, se asegura una variedad de alimentos ideal para contribuir al equilibrio de nutrientes. Eso sí, desde Harvard recuerdan que las patatas y los fritos “no cuentan como verduras”.
  • Dentro de la mitad vegetal del plato hay que incluir frutas. Las frutas son un vegetal más que consumir a diario y en cada comida. Los nutricionistas que diseñaron el método del plato animan a tomar “muchas frutas y de todos los colores” para obtener todos sus beneficios. También podrían ser una buena opción de postre.
  • Los cereales integrales conformarán un cuarto del plato. Dado que los cereales refinados, el arroz blanco y el pan blanco disparan los niveles de glucosa en sangre, es mejor renunciar a ellos o limitar su consumo. En cambio, hay que apostar por cereales integrales y no manipulados, tales como el trigo integral, la cebada, la quinoa, la avena y el arroz y la pasta de trigo integrales.
  • Proteínas de calidad para completar el cuarto restante del plato. Tanto de origen animal como vegetal, las proteínas son un componente básico del organismo, necesarias para múltiples funciones. Se pueden incluir el pescado, el pollo, legumbres como las habichuelas, los garbanzos y las lentejas, o frutos secos. Todas estas proteínas dan mucho juego culinario con las verduras del resto del plato. Sin embargo, hay otras proteínas que conviene limitar, ya que son más grasas. Estas son las carnes rojas y, por supuesto, las procesadas y los embutidos.
  • Utilizar aceites saludables para el cocinado y aderezo. El aceite es fuente de omega, las grasas saludables que contribuyen a la salud cardiovascular. Por lo tanto, es recomendable utilizar aceites como el de oliva para cocinar y para las ensaladas. En el lado opuesto de la balanza están las mantequillas, cuyo consumo conviene limitar, y las grasas trans, que están contraindicadas.
  • Para beber: siempre agua, aunque también se permiten el té o el café sin azúcar. El agua es la bebida más saludable que se le puede aportar al organismo y, de hecho, es una necesidad básica. De esta manera, el agua debe suponer el líquido principal en ese aporte. Se puede complementar con el café o el té con poco o nada de azúcar, con el consumo de lácteos limitado de 1 a 2 veces al día o con un vaso pequeño de zumo. En cambio, las bebidas azucaradas deben evitarse por su “poco valor nutricional”.

Gracias a esta división de alimentos, el cuerpo podrá obtener la variedad equilibrada de los nutrientes esenciales que necesita para funcionar. A diferencia de las dietas, basadas en las restricciones y en el número de calorías diarias, el método del plato propone una alimentación saludable enfocándose en la calidad nutricional. Además, para completar la salud del organismo y el control de peso, los nutricionistas de Harvard también recuerdan la importancia de mantener una vida activa a través del ejercicio regular.

Grasas saludables: conoce los tipos de grasas y descubre cuál es el que tienes que incluir en tu alimentación

Las grasas trans están relacionadas con el aumento del colesterol en sangre y con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular

Cuando escuchamos hablar de grasas en la alimentación, rápidamente lo interpretamos como algo poco sano y a evitar. Sin embargo, hay grasas saludables que, de hecho, se recomiendan incluir en nuestra alimentación. Simplemente se trata de descubrir cuáles son las opciones que nos convienen, como también aprender cuál es su ingesta diaria recomendada.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE CONSUMIR GRASAS?

Incluso cierto tipo de grasa saturada animales de pastoreo, aceite de coco, etc. junto con las proteínas y los carbohidratos, constituyen un aporte necesario e imprescindible para el organismo. Participan en distintos procesos, como en la construcción de las membranas celulares, la fabricación de hormonas, contribuyen al buen estado de la piel y del cabello y funcionan como aislante térmico. Además, suponen la principal reserva de energía del cuerpo humano gracias al almacenamiento de las calorías.

TIPOS DE GRASAS

No todos los tipos de grasas están recomendados en la alimentación, ya que no todos son saludables. Te lo contamos:

  • Grasas insaturadas: están presentes en los vegetales, en los pescados azules y en los frutos secos. Por sus características, son las que debemos consumir sin problemas. Tienen propiedades antiinflamatorias y ayudan a reducir el colesterol LDL (conocido como ‘malo’), mientras que aumentan el colesterol HDL en sangre. Dentro de este grupo, encontramos dos subgrupos:
    • Monoinsaturadas: corresponden a las grasas que contienen un enlace entre los átomos de carbono. Se encuentran en el aceite de oliva, en los frutos secos, en algunos pescados azules como el bacalao y la caballa, en algunos tipos de carne de ave, como el pollo y el pato, y en vegetales como el aguacate.
    • Poliinsaturadas: están formadas por dobles enlaces de átomos de carbono y son las que conocemos como omegas 3 y 6. Se localizan en los aceites de girasol, maíz o soja, también en frutos secos como las nueces o los piñones y en los pescados azules como el salmón, el atún, las sardinas o las anchoas.
  • Grasas saturadas: este grupo de grasas aunque se encuentra dentro de las “menos saludables”, tienen sus funciones en el organismo. Aquí entran algunos alimentos de origen animal, como la mantequilla, la yema del huevo, el queso y la carne roja. También hay productos de origen vegetal compuestos por grasas saturadas, como el aceite de coco y de palma.
  • Grasas trans: están en su totalidad están contraindicadas dentro de la alimentación, ya que son producto de la manipulación industrial. Las grasas trans viven un proceso de hidrogenación, que las solidifica a temperatura ambiente. Este proceso las convierte en perjudiciales para la salud, ya que aumentan el colesterol LDL y reducen el HDL, incrementando por tanto el riesgo de enfermedad cardiovascular. Las salchichas y hamburguesas, bollería, galletas, snacks, fritos, procesados, algunos congelados y platos preparados entran dentro de este grupo. TODOS A EVITAR.

CONSUMO DE GRASAS RECOMENDADO

Desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomiendan evitar las grasas trans. Ya que “están directamente relacionadas con el aumento de colesterol en sangre, el desarrollo de ateroesclerosis y el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, que es la principal causa de morbi-mortalidad en España”. En su lugar, aconsejan el consumo de las grasas insaturadas, que son beneficiosas para la salud.

Un aporte diario de grasas equilibrado no debería superar al 30% – 35% de las calorías totales consumidas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De las calorías totales de la dieta, entre un 15% y un 20% debería corresponder a las grasas monoinsaturadas, un 6% – 10% a las poliinsaturadas, menos del 9%-10% a las saturadas y menos de 1% para las grasas trans. Desde la SEEN recuerdan utilizar métodos de cocinado ligeros, como la plancha, el vapor, el horno o el hervido, priorizando el aceite de oliva.

¿Qué es la dieta FODMAP? Te explicamos cómo realizarla

Este tipo de alimentación está indicada para las personas que tienen el síndrome de intestino irritable, entre otras.

En la actualidad existen cientos de dietas para diferentes objetivos: detox, hipocalóricas, proteica, mediterránea… También existen dietas que contribuyen a la mejora de ciertas enfermedades, como, por ejemplo, la dieta sin gluten.

Quizás aún no hayas oído hablar de la dieta baja en carbohidratos fermentables (FODMAP), pero son alimentos que se recomiendan a aquellas personas que padecen de síndrome de intestino irritable, un trastorno crónico y frecuente que afecta al intestino grueso.

Según Mayo Clinic, los síntomas incluyen cólicos, dolor abdominal, mucosidad en las heces, hinchazón abdominal, gases, diarrea y/o estreñimiento. Solo una pequeña cantidad de personas con síndrome de colon irritable tienen signos graves.

Concretamente, Quirónsalud explica que, FODMAP es un acrónimo compuesto por las palabras Fermentable Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles. Estos incluyen la fructosa, lactosa, fructanos, galactanos y polioles.

Son azúcares que, en determinados trastornos funcionales digestivos, no son metabolizados correctamente y al llegar al intestino delgado son absorbidos produciendo así gran cantidad de gas, generando molestias digestivas.

Los objetivos de la dieta baja en FODMAP son ayudar a los pacientes a controlar sus síntomas y, posteriormente, identificar los desencadenantes específicos de los alimentos. Esto se hace a través de una reducción dietética inicial de todos los FODMAP.

Por eso, es importante evitar ciertos alimentos que son los causantes del síndrome del intestino irritable y que a la vez pueden causar mala digestión.

Alimentos a evitar

La Organización Mundial de Gastroenterología señala que la dieta baja en FODMAP incluye reducir la ingesta dietética de los cinco subgrupos principales de carbohidratos:

  • Fructosa que exceda la glucosa: como la miel y mango.
  • Lactosa (cuando hay hipolactasa): leche y sus derivados.
  • Polioles de azúcar (como sorbitol y manitol).
  • Fructanos como el trigo, la cebolla y el ajo.
  • Galacto oligosacáridos (GOS) como las legumbres y soja.

Sin embargo, si estas pensado en comenzar esta dieta, debe ser aconsejada, revisada y pautada por un dietista nutricionista que conozca tu historial médico y tu situación personal para que puedan aportar a través de esta dieta todos los nutrientes necesarios para el organismo.