¿Resfriado a la vista? Así debes cuidarte para aliviar los síntomas

La congestión nasal, la tos y el dolor de cabeza son los síntomas más frecuentes del resfriado

Llega el otoño y, con él, la época del temido resfriado y la inflamación de la garganta y de las vía respiratorias. Estos años de mascarilla han debilitado nuestras defensas y nos han hecho perder inmunidad contra los virus y las gripes. Por eso, es probable que más de uno de nosotros nos contagiemos en las próximas semanas frente a estos microorganismos.

Como sabrás por experiencia propia, no es posible curar un resfriado de la noche a la mañana. Nuestro sistema se toma su tiempo en reconocer a los virus y atacarlos con la producción de anticuerpos para eliminarlos. Sin embargo, podemos recurrir a algunas técnicas que alivien los síntomas y que aceleren el proceso de curación:

  • Beber mucha agua: tener una correcta hidratación nos permitirá mantener al cuerpo en sus niveles óptimos y fortalecer al sistema inmune. Además, una mayor cantidad de líquidos contribuirá a eliminar la mucosidad con más efectividad.
  • Coloca una cebolla abierta cerca de ti: uno de los síntomas principales y más molestos del resfriado es la congestión nasal. Para combatirla, puedes seguir este remedio casero. El vapor que emite esta planta, y que geralmente causa picor en los ojos, también ayuda a abrir las fosas nasales. La alternativa farmacológica y con eficacia demostrada son los pulverizadores nasales, que alivian la mucosidad de la nariz. Eso sí, no conviene utilizarlos en exceso para no provocar perforaciones en la cavidad nasal.
  • Haz vahos: los también conocidos como ‘baños de vapor’ consisten en respirar el vapor que libera la cocción de alguna hierba con poder descongestionante, como por ejemplo, el eucalipto o la menta. Los vahos están indicados para ayudarnos a abrir las fosas nasales y reducir el taponamiento de los conductos respiratorios. Además, el calor contribuye a deshacer la mucosidad y a desecharla con más facilidad.  
  • Toma mucho zumo de naranja: la naranja es rica en vitamina C, sustancia con alta acción antioxidante capaz de reducir el alcance de los radicales libres y disminuir así el daño oxidativo de las células. En definitiva, el zumo de naranja ayuda a fortalecer nuestro sistema inmune.
  • Bebe un vaso de leche caliente, té o infusiones: las bebidas calientes actúan contra la inflamación de la garganta, aliviando la carraspera o el picor y también las flemas. Puedes añadirles un chorro de limón y miel para potenciar esa sensación de alivio. Como alternativas, puedes usar caramelos de mentol y eucalipto o tomar comidas calientes, como los caldos y sopas.
  • Toma una ducha caliente: además de aportarte una gran relajación, un baño caliente te ayudará a templarte. Asimismo, el vapor generado por el agua penetra en tus vías respiratorias para descongestionarlas y hacer que puedas respirar mucho mejor.
  • Analgésicos como solución farmacológica: para el malestar general, toma paracetamol como medicamento analgésico prioritario. Aunque se pueden utilizar otros como el ibuprofeno o ácido acetilsalicílico (aspirina), estos son más agresivos en el estómago. Además, la aspirina está contraindicada en niños y adolescentes, ya que podría desencadenar el síndrome de Reye, una enfermedad pediátrica que afecta al hígado y al cerebro. Tampoco es conveniente tomar antibióticos, a no ser que los prescriba el médico, ya que podrían debilitar tu sistema inmune. Intenta recurrir siempre al paracetamol con el objetivo de acelerar el proceso de curación.
  • Guarda reposo: además de dormir las horas necesarias, deberás descansar para que tu sistema inmune emplee la energía en atacar a los virus para eliminarlos. No conviene hacer grandes esfuerzos ni tampoco deporte, ya que incluso pueden hacer que empeores los síntomas a través del sudor, de los cambios de temperatura y del desgaste físico.

Cefalea, migraña o jaqueca: ¿cómo se distinguen estos dolores de cabeza?

El dolor de cabeza o cefalea constituye el primer motivo de consulta en los servicios de neurología

El dolor de cabeza o cefalea es un síntoma neurológico que afecta a más de la mitad de la población. Según la Asociación Española de Migraña y Cefalea (AEMICE), se trata de uno de los problemas más habituales del sistema nervioso y provoca dolores que pueden llegar a ser incapacitantes.

De hecho, el Manual de Práctica Clínica de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) señala que el dolor de cabeza o cefalea constituye el primer motivo de consulta en los servicios de neurología.

En líneas generales, tal y como explican desde la SEN, los dolores de cabeza suelen dividirse en dos grupos. Una clasificación que, a falta de un marcador que determine claramente el tipo de dolor, se fundamenta en los síntomas que cuentan los pacientes.

CEFALEAS PRIMARIAS Y SECUNDARIAS

Por un lado, están las cefaleas primarias, entre las que se encuentran sobre todo las migrañas o jaquecas y las cefaleas tensionales, y un segundo grupo que incluye las cefaleas secundarias, en las que sí existe una causa que las genera y que puede ser el síntoma de otra enfermedad, como alteraciones oculares y fiebre o el uso inadecuado de medicamentos.

En la mayoría de los casos, la sensación de dolor se localiza en la frente, en los dos lados de la cabeza y, en ocasiones, en la nuca y el cuello.

En cambio, la migraña o jaqueca va más allá de un simple dolor de cabeza. La AEMICE la define como un desorden neurológico que además de manifestarse en un dolor de cabeza intenso puede acompañarse de otros síntomas como vómitos, intolerancia a la luz y al sonido, entre otros, y es también extremadamente incapacitante.

Es tal la discapacidad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la migraña es la octava enfermedad más discapacitante de la humanidad en días de capacidad por años vividos.

Asimismo, existe una serie de síntomas que avisan de la aparición de la migraña y que se conocen como aura: 

  • Visión de manchas negras o luces que parpadean
  • Alteraciones visuales o de pérdida de visión en un ojo
  • Debilidad muscular de alguna extremidad, etc.

En cuanto al tratamiento, hay numerosas opciones que el especialista valorará de manera personalizada en función de cada caso. Por ello, es importante acudir al médico para que pueda hacer una valoración y un abordaje precoz.