Beneficios de ser agradecido

Agradecer es una actitud sana que nos ayuda a alcanzar mayor felicidad y bienestar

Aparte de una pauta de cortesía, cada vez que damos las gracias nuestro cerebro rejuvenece y percibimos regalos espontáneos que la vida nos ofrece de muchas maneras.

El término ‘gratitud’, que proviene del latín ‘gratitudo’, se define en la RAE como ‘el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera’.

No obstante, y según la Psicología Positiva, el ser agradecido es la virtud de reconocimiento, valoración y respuesta justa, más que una obligación moral. Y es que esta habilidad está orientada hacia otra persona y se relaciona con la felicidad, el bienestar y el sentido de la vida.

Por qué es importante ser agradecido

1. Relaja: las personas agradecidas suelen ser más felices ya que el hábito de agradecer libera neurotransmisores como la dopamina, responsable del placer y la relajación.

2. Disminuye el estrés: la gratitud produce cambios en la biología del cerebro, se activan regiones que permiten una mayor comprensión de los demás y que suavizan el estrés.

3. Reduce la sensación de dolor: la gratitud aporta mayor plasticidad neuronal, lo que ayuda a mejorar la frecuencia cardíaca y a reducir el dolor (físico y emocional).

4. Mejora las decisiones: al sentirnos agradecidos por las cosas cotidianas nos volvemos más pacientes y con más capacidad de tomar decisiones sensatas.

5. Creatividad: las personas acostumbradas a agradecer los pequeños gestos habituales suelen ser más atentas y creativas.

6. Vida sana: quienes son más agradecidos tienen un mejor concepto de su cuerpo y siguen un estilo de vida más saludable, de forma natural y con menos esfuerzo.

Poner en práctica la gratitud puede transformar en positivo la forma de pensar sobre nuestra vida y hacer que valoremos más lo que nos rodea (familia, amor, pareja, salud, trabajo…).

Porque ser agradecidos es un ejercicio que nos ancla al presente, y nos hace apreciar las cosas tal y como son, aquí y ahora.

Pensar con gratitud ayuda a saborear las experiencias positivas de la vida, Sonja Lyubomirsky, psicóloga estadounidense.

Técnicas de gestión emocional

Descubre las claves psicológicas para entender mejor a los demás y a ti mismo.

De nada sirve tener una mente brillante y un coeficiente intelectual alto sino somos capaces de sentir empatía o leer las emociones propias y de los otros. Los sentimientos juegan un papel vital en nuestro día a día e influyen notablemente en las decisiones de nuestra vida.

Psicólogos, como Daniel Goleman, comprendieron hace más de 20 años el valor de las habilidades más allá de las cognitivas y acuñaron el concepto de ‘inteligencia emocional’, que se define como la capacidad para reconocer y poder controlar los sentimientos propios y ajenos.

El manejo de los sentimientos nos ayuda a dar una respuesta emocional proporcionada y adecuada a la situación, evitando que nos infravaloremos, nos sintamos inseguros o que claudiquemos a la primera de cambio.

Cómo controlar las emociones

La inteligencia emocional y saber cómo gestionar las emociones no es algo innato. Se puede entrenar. Te mostramos algunas habilidades para ello.

1. Piensa en positivo: busca el equilibrio en tu vida personal y profesional, trata de dar las gracias siempre, haz ejercicio de forma regular y queda con gente. Las relaciones personales y la risa son la mejor medicina para la tristeza.

2. Dispuesto a aprender: ten confianza en que lo sabes hacer, pero asume que alguna vez te vas a equivocar y que no pasa nada (admite ante los demás que tienes tus miedos). Los fallos son oportunidades para crecer emocionalmente.

3. Vía de escape: hay quienes practican deporte, corren o hacen artes marciales, otras personas prefieren cultivar la meditación. Lo importante es que cada uno encuentre una vía de escape para liberar la tensión.

4. Supera la ansiedad: intenta simplificar tu vida, entrénate para no reaccionar exageradamente y duerme lo suficiente. Aparta de tu vida lo que te desmotive (sé sincero contigo), así serás más inmune a los pensamientos negativos.

5. Sé más asertivo: aprende a decir ‘no’, comunica tus opiniones sin ofender, aunque sean contrarias. Emplea fórmulas conciliadoras (‘entiendo tu opinión’,’ sé lo que me dices’) sin reprimir tu negativa y aplaza la discusión, si no te sientes con fuerza.

6. Rectifica: rectificar es de sabios. Cuando aceptamos que nos hemos equivocado, nos volvemos más humanos. En ese proceso de autoevaluación nos cercioramos de que hay más opciones válidas a la que uno pensaba en un principio.

7. Adáptate al entorno: hay cosas que escapan a nuestro control, sucesos duros y personas difíciles que hay que aprender a aceptar e integrar en nuestra vida, sin pretender cambiar. Recuerda que una de las claves de la supervivencia es reconocer cuándo hay que adaptarse y ceder.

La persona inteligente emocionalmente relativiza tanto la alegría como la pena, sabe ponerse en el lugar del otro, sobreponerse ante las adversidades y mirar al futuro con optimismo.

Motivos para sonreír más

Es uno de los pocos movimientos que mejoran nuestro ánimo y ayudan a cuidar la salud.

La sonrisa es una expresión facial que nos brinda numerosos beneficios para nuestra salud física y emocional. Además, es gratis y ayuda a mantener una actitud positiva, mejorar la autoestima y conectar con los demás.

Sonreír puede ser una respuesta instintiva a algo que nos hacer sentir bien, pero también puede influir positivamente en el bienestar del organismo. Con motivo del Día Internacional de la Sonrisa (primer viernes de octubre), repasamos sus enormes beneficios y algunas explicaciones científicas.

Ventajas de sonreír

Aumenta la esperanza de vida: una investigación de la Wayne State University de Michigan concluyó que las personas que más sonríen viven más años y gozan de mayor calidad de vida, además de parecer más jóvenes.

Infunde confianza: de acuerdo con estudios recientes, la mayoría de personas estamos más dispuestas a comprometernos socialmente con aquellas que más sonríen.

Libera endorfinas: la sonrisa estimula las áreas cerebrales relacionadas con las conductas placenteras, a través de las endorfinas, que son sustancias analgésicas naturales. Como resultado, nos hace sentir más relajados, equilibrados y felices.

Nos acerca a los demás: la sonrisa nos hace ser más accesibles a los otros, creando una conexión más cercana y facilitando la comunicación.

Es gratis: se puede sonreír todo lo que se quiera y beneficiarse de sus propiedades, sin que sea un gasto para nuestra economía ni un regalo pensado solo para unos pocos.

Arma de seducción: tiene un poder de atracción hacia las personas que nos rodean. De hecho, de acuerdo a una encuesta reciente sobre la importancia de la sonrisa para los españoles, el 61% cree que es una poderosa arma de seducción en una cita.

Incrementa la credibilidad: es un recurso comunicativo eficaz, ya que aumenta nuestra imagen de credibilidad. Está comprobado que las personas que más sonríen suelen ser más dignas de confianza y poseen una imagen más creíble.

Influye en el estatus social: las sonrisas de las personas más influyentes del mundo (elegidas por la revista ‘Time’) comparten ciertos rasgos característicos. Así, los más risueños suelen ser vistos como más carismáticos.

Es contagiosa: la sonrisa es necesaria en la relación con los demás y, a veces, es contagiosa. Esto es así debido a las neuronas espejo, que imitamos para aprender. De esta manera, cuando sonreímos podemos hacer que otros también se beneficien.

"Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada". William Shakespeare.

Estrategias para afrontar la vuelta al trabajo

Sigue estos consejos para vivir el final de las vacaciones con una actitud positiva

El síndrome postvacacional existe. Se trata de un estado de malestar genérico, con síntomas físicos y psíquicos, que afecta a un grupo de personas y que está relacionado con el regreso a la rutina laboral, según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.

Este trastorno suele afectar especialmente a menores de 40-45 años, que vuelven al trabajo de forma brusca y sin transición alguna, a personas que idealizan el periodo de las vacaciones y aquellas que están descontentas con su trabajo.

La depresión postvacacional presenta síntomas físicos y psicológicos muy diversos, como son cansancio, insomnio, taquicardia, molestias en el estómago, apatía, tristeza o irritabilidad. Para hacerlo más soportable, los médicos aconsejan entender que las molestias son temporales y que son fruto del cambio de rutina.

Consejos para superar el fin de las vacaciones

1. Periodo de adaptación: dejar al menos dos días al final de las vacaciones y antes de incorporarse al trabajo como un tiempo para aclimatarse.

2. Descansar más: días antes de empezar a trabajar, intenta acostarte en los horarios habituales para acostumbrar al reloj biológico. Luego, durante los dos días siguientes trata de dormir más, respetando unas 9 horas de sueño.

3. Organizar la agenda: planifica los primeros días en el trabajo, tomando el control de tu agenda y , así, evitar el estrés. Si puedes, céntrate en aquellas tareas que más te satisfagan o aquellas que haces mejor.

4. Sacarle hierro: comprende que se trata de un malestar propio del reajuste de ritmos y horarios, e intenta no darle mucha importancia.

5. Haz actividades gratificantes: planifica actividades gratificantes durante la semana y los fines de semana, reservando espacios para cosas que te hagan sentir bien.

6. Incorpora nuevos hábitos sanos: si durante el verano has realizado algún hábito saludable como caminar, correr o llevar una alimentación más equilibrada, trata de seguirlos también en tu vida laboral.

7. Encuentra las ventajas: no pienses que las vacaciones son sinónimo de placer y el trabajo, de sufrimiento. Analiza los aspectos positivos de tu profesión. Si te sientes muy afectado por la vuelta, no tomes decisiones sobre tu futuro profesional.

El síndrome postvacacional no suele llegar a ser preocupante. Las molestias son pasajeras, desaparecen espontáneamente y no requieren ningún tipo de medicación.

Beneficios de no hacer nada

Dejar la mente libre nos reporta paz, creatividad y mayor salud general

Vivimos en un torbellino de estímulos constantes, respuestas inmediatas, conexión 24 horas y trabajo a  pleno rendimiento. Sin embargo, no es por casualidad que cada día haya más casos de estrés, ansiedad y depresión. Psicólogos y neurólogos recomiendan echar el freno y dedicarnos momentos para no hacer nada.

La inactividad es la mejor manera de reencontrar la creatividad, ordenar las ideas y conocernos más a nosotros mismos. Asimismo, las técnicas de relajación pueden ser una herramienta útil para aliviar las tensiones acumuladas y apaciguar la mente.

Actualmente tenemos  a nuestro alcance disciplinas como el yoga y el mindfulness, que nos ayudan a recuperar el control mental y hallar la serenidad interior. Este tiempo de desconexión mental, en realidad sirve para entrenar el cerebro. De esta manera, tras el reposo, el estímulo cerebral será mayor.

Por qué es bueno aburrirse

1. Paz interior: no hacer nada nos devuelve calma y nos ayuda a tener más conocimiento de nuestras reacciones antes de que se produzcan, y así poder evitarlas. Esta sensación de relajación favorece la autoconfianza y un mayor desapego por las cosas materiales.

2. No te culpes: no se debe identificar la valía personal con lo que hacemos. Creer que ser responsable es sinónimo de no tener cinco minutos libres o caer en la tiranía del ‘debería estar haciendo’ ensombrece nuestros ratos de ocio (tan necesarios).

3. Más creatividad: aburrirse es una oportunidad excelente para encontrar la creatividad y la reflexión y dejar que el pensamiento vuele libremente. Parar es ‘reparar’, es decir, fijarse en algo detenidamente, y sanar y arreglar.

4. Paradas necesarias: hay momentos en la vida que exigen de un parón (cuando los hijos se van de casa, cuando nos jubilamos, cuando termina una relación, si somos despedidos…). Es beneficioso tomarse un tiempo de reflexión, aunque muchos amigos nos recomienden acción.

5. El tiempo nunca es perdido: para los griegos clásicos, el tiempo libre se asociaba al estudio y al descanso, algo imprescindible para que el pensamiento se expanda sin límites y la inteligencia encuentre respuestas desde la quietud y la libertad.

6. Previene el estrés: reduce la ansiedad y los niveles de cortisol, nos ayuda a conocernos mejor y a tomar mejores decisiones. Soñar despierto es como un dibujo mental de nuestras metas y deseos, que se sustenta en el pensamiento creativo.

7. Data siestas: se le llama así a los breves momentos para la desconexión digital. No comas pegado al móvil, ni aproveches cualquier momento para conectarte. Los fines de semana olvídate de las redes sociales y disfruta del espacio exterior y del mundo real.

8. Pierde una hora: una buena medida para relajarnos es concederse una hora al día para no hacer nada y dejar que el cuerpo o la mente nos guíe. Intenta no planificar, hay que entrenar la incertidumbre.

"El talento se forma en la quietud, el carácter en el terremoto del mundo", Goethe.

Cómo desconectar cien por cien

Dejar todo atado en el trabajo te ayudará a relajarte y suavizará el síndrome post vacacional

Seguramente estás contando los minutos para tus soñadas y planeadas vacaciones. Los expertos, afirman que tener unos días de descanso es beneficioso para la salud física y emocional, y prevenir estados de estrés, ansiedad y depresión.

El 85% de los españoles es capaz de desconectar del trabajo durante el verano, aunque las mujeres suelen necesitar al menos dos semanas para olvidar su rutina laboral, según el portal de orientación laboral Infojobs.

No obstante, apagar el ordenador, dejar los temas laborales cerrados y marcharse tranquilo no siempre es tan fácil. Te damos algunas claves para dejar el trabajo organizado antes de coger la maleta y ayudarte a que la vuelta no sea tan dura.

Pasos para relajarse en vacaciones

1. Cierra proyectos

Intenta cerrar todos los proyectos que tengas encima de la mesa antes de irte, especialmente, aquellas negociaciones pendientes de clientes. Puedes enviar un email para comunicar de forma educada que sería conveniente concluir el tema antes de una fecha. Dejar las cosas a medias te generará mayor tensión, te impedirá desligarte de la oficina y te puede traer problemas cuando regreses.

2. Activa el ‘fuera de la oficina’

Crea una respuesta automática en tu correo electrónico que se mande cada vez que alguien te envíe un email. Para el interlocutor será grato saber el porqué no va a tener contestación hasta pasados unos días y lo verá totalmente comprensible: todos necesitamos recargar pilas. Puedes añadir la dirección de correo de algún compañero de trabajo, para cosas muy urgentes.

3. Delega en alguien

Aunque seas el responsable de una área, departamento o proyecto concreto, te mereces unos días de descanso y quizás queden flecos sueltos. Avisa a algún compañero de trabajo de aquello en trámite, pídele que hojee algunas de tus tareas y dile dónde están los archivos importantes.

4 .Escribe notas recordatorias

Deja en una libreta o agenda digital el estado en que has dejado cada tema, por ejemplo, las validaciones de un cliente o algo por revisar. El cerebro tiene gran capacidad de olvidar durante las vacaciones y es posible que en septiembre dudes de tu propia memoria. También puedes poner una alarma en el móvil que te recuerde dónde apuntaste la lista.

5. Limpia tu mesa

Un escritorio limpio y ordenado hará que tu vuelta sea más agradable, y te ayudará a retomar el trabajo con más fuerza y ánimo. Deshazte de los bolígrafos y fluorescentes que no funcionan, archiva los dosieres antiguos, tira los post-its sueltos e intenta dejar el área despejada y organizada.

6. Evádete

Intenta disfrutar de tu ocio, pasar tiempo con los tuyos, descubrir nuevos lugares, vivir otras experiencias, centrar tu atención en el presente y, sobre todo, relajarte. Desconéctate de los dispositivos digitales, quita o silencia las notificaciones del móvil y no contestes ni a los emails ni a los mensajes del chat de compañeros de oficina. Recuerda que estás de vacaciones.

Pon en práctica estos consejos para hacer que tu vuelta al trabajo sea lo más grata posible. Volver a la rutina con buen pie establece el tono para el resto del año. ¡Felices vacaciones!

El poder de un abrazo

Conoce los beneficios que un achuchón puede aportar a tu salud física y emocional

Seguramente hay pocas cosas tan sencillas, económicas y agradables que dar y recibir un abrazo. Aparte de ser un gesto gratificante, se trata una poderosa medicina para nuestra salud física y mental.

Con motivo del Día Internacional de las Familias (15 de mayo), nos gustaría explicar las ventajas de este tipo de muestras de cariño, que ayudan a reforzar la cohesión de la familia, propiciar la educación de buenas prácticas y favorecer el desarrollo de los hijos.

Algunos neurólogos consideran que ocho abrazos al día es la cantidad mínima recomendada que necesitamos para sentirnos bien. Un buen abrazo debería durar como mínimo 20 segundos y, a ser posible, tendría que ser entre dos personas con confianza.

6 Razones para abrazar más

  1. Reduce la presión sanguínea: cuando nos acarician los receptores de la piel se activan, mandan señales al cerebro e, inmediatamente, se reduce la presión sanguínea. Según esta regla, a más abrazos, menor presión sanguínea.
  2. Fortalece las defensas: notar que alguien nos arropa cuando estamos enfermos ayuda a una recuperación más rápida, ya que el contacto físico incrementa las defensas, estimula la producción de glóbulos rojos y multiplica el efecto de los tratamientos.
  3. Calma las tensiones: favorece la liberación de dopamina y serotonina (conocidas como las “hormonas de la felicidad”), que emiten calma y placer.  Además, disminuye la fabricación de cortisol, la sustancia culpable del estrés y la ansiedad.
  4. Protege el corazón: aumenta los niveles de oxcitocina, la sustancia orgánica que nos ayuda a equilibrar la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Así, cuanto más abracemos más protegidos estaremos a padecer enfermedades cardiovasculares.
  5. Mejora el ánimo: abrazarnos con una persona a la que apreciamos cuando estamos viviendo un momento difícil resulta un remedio reconfortante. Este contacto físico hace que el organismo libere serotonina, que nos reporta paz y tranquilidad.
  6. Propicia el desarrollo cerebral: una investigación de la Universidad de Duke de EE.UU concluyó que los niños que no recibían un mínimo de abrazos en sus primeros años poseían un cerebro hasta un 20% más pequeño, lo que significa que el contacto físico tiene un efecto positivo en el desarrollo de las neuronas.

Los expertos opinan que para lograr que las neuronas permanezcan sanas a lo largo de la vida, debemos seguir estimulándolas a menudo: cuanto más abracemos, mejores habilidades psíquicas y motrices tendremos.

Resiliencia o cómo superar las adversidades

Descubre cómo enfrentarte a los problemas de forma inteligente y saludable

De acuerdo con la Real Academia Española, la ‘resiliencia’ es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Se trata de una habilidad que nos ayuda a superar situaciones traumáticas y salir fortalecidos de ellas.

Una enfermedad, la pérdida de un trabajo, una ruptura o la muerte de alguien querido puede poner a prueba cuán resiliente somos, es decir: si tenemos confianza en nosotros mismos, si gestionamos las emociones correctamente, si tenemos claras la metas, si somos flexibles al adaptar nuestros planes…. En este post te explicamos las pautas que te ayudarán a conocerte más y mejorarán la forma en que afrontas la vida.

5 pasos para ser más resiliente

La Asociación Americana de Psicología  considera que la resiliencia puede aprenderse y desarrollarse, aunque requiere tiempo, esfuerzo y un compromiso a seguir una serie de pasos:

  1. Rodearse de personas positivas: establecer buenas relaciones con la familia, amigos y compañeros, así como aceptar su ayuda en algunos momentos nos fortalece. Participar en nuestra comunidad y ser parte de proyectos solidarios y altruistas también puede beneficiarnos.
  2. Cambiar la perspectiva: no podemos evitar que ocurran acontecimientos que nos causan tensión, pero sí podemos cambiar la manera cómo reaccionamos ante ellos. Intenta mirar más allá y piensa que las cosas mejorarán en el futuro.
  3. Aceptar que el cambio es parte de la vida: hay que ser consciente de que existen ciertas circunstancias que escapan a nuestro control y que no podemos cambiar. Lo mejor, es enfocarse en aquello que podamos solventar, modificar y mejorar.
  4. Cuidarse uno mismo: escucha tus necesidades y deseos, el egoísmo sano te permite ofrecer la mejor versión de ti. Encuentra momentos relajantes y que te llenen. Y no olvides hacer ejercicio físico regularmente para mantener en forma cuerpo y mente.
  5. Cultivar una visión positiva: el optimismo y el humor son herramientas eficaces para construir resiliencia. Basta con sonreír un poco cada día, tratar de “quitarle hierro” a algunos asuntos y aprender a relativizar los problemas.

Muchas personas que han vivido situaciones difíciles han expresado luego cómo había mejorado su fuerza personal, su autoestima y su apreciación de la vida.

Razones saludables para perdonar

La disculpa nos reporta numerosos beneficios a nuestro bienestar físico y emocional

El perdón es un proceso de liberación, relacionado a su vez con la reflexión y la meditación, necesario para encontrar respuestas. A diferencia de lo que muchos piensan, no es señal de debilidad, ni busca necesariamente la reconciliación, sino que se trata de una fórmula saludable para entender y sentirnos mejor con nosotros mismos.

Sin embargo, cuando estamos implicados en una situación en la que nos sentimos ofendidos, disminuye nuestra capacidad de razonar. Porque si estamos dolidos, la realidad se ve diferente.

El rencor puede perjudicar no solo nuestro bienestar emocional sino también físico. Estudios recientes han comprobado que una disculpa disminuye la ansiedad y la depresión, reduce las tasas de mortalidad y mejora tanto problemas físicos como trastornos psiquiátricos.

Por qué es beneficioso disculparse

  1. Reduce el riesgo de infarto: una investigación publicada en el Journal of Behavioral Medicine concluye que el perdón se asocia a una menor frecuencia cardíaca y a una menor tensión arterial, lo que favorece la buena salud del corazón.
  2. Mejora la autoestima: la disculpa hace trabajar la reflexión, la empatía y la habilidad de ponernos en el lugar del otro. Esto nos ayuda a evolucionar, sentirnos mejor con nosotros mismos y recuperar nuestra autoestima.
  3. Promueve un buen descanso: favorece la calidad del sueño y ayuda, en casos de fatiga e insomnio. Además, el perdón palia las conductas depresivas y de rencor, alivia el estrés y refuerza la paz interior.
  4. Calma el estrés: se ha demostrado clínicamente que vivir con altos niveles de estrés durante años tiene efectos negativos sobre la salud mental. No obstante, las personas con tendencia a perdonar, aún viviendo con estrés alto, presentan un mayor bienestar emocional.
  5. Previene enfermedades: la ira nos sitúa en modo de lucha o huida, lo que puede elevar la tasa cardíaca, la presión sanguínea y aumentar las posibilidades de padecer diabetes, depresión y otras dolencias.
  6. Nutre las relaciones: la disculpa brinda pensamientos, sentimientos y comportamientos positivos hacia la persona involucrada. Igualmente, puede conducirnos a ciertas conductas más altruistas, desinteresadas y generosas.

Cuando perdonamos soltamos el resentimiento y el dolor que cargamos sobre nuestros hombros y abrazamos la aceptación, la reflexión y el afecto.

“El débil no puede perdonar. El perdón es un atributo de los fuertes.”, Mahatma Gandhi.

10 Hábitos sanos que mejorarán tu vida

Te damos el decálogo de las rutinas básicas para conseguir un mayor bienestar

Los pequeños gestos son importantes, también en la salud. Aristóteles decía que “somos lo que hacemos cada día”. En el Día Mundial de la Salud (7 abril) nos gustaría recordarte algunos hábitos sencillos y beneficiosos, que tendrán un impacto muy positivo en tu bienestar.

  1. Come con conciencia: intenta llevar una alimentación saludable, con más vegetales de temporada y menos productos procesados. Recuerda no ingerir grandes cantidades. Mejor menos, más veces y de mayor calidad.
  2. Bebe agua: para hidratarte elige agua antes que cualquier otra bebida (refrescos, zumos, alcohol). Cuando te levantes a la mañana, toma un gran vaso de agua, ya que, así, repondrás el líquido perdido durante la noche y te activarás más fácilmente.
  3. Descansa mejor: trata de dormir al menos 7-9 horas diarias. Para ello, tal vez tengas que irte a la cama más temprano, lo que afectará positivamente a tu bienestar. En fines de semana y vacaciones, duerme todo lo que puedas y recarga pilas.
  4. No te saltes el desayuno: empieza el día con buen pie. Incorpora proteínas y grasas saludables, hortalizas y fruta y limita la cantidad de hidratos de carbono. Hay más opciones que el típico bol de leche con cereales y el zumo de naranja.
  5. Muévete cada día: camina más, usa menos el ascensor y más las escaleras. Cualquier actividad física vale, desde realizar las tareas domésticas, hasta practicar zumba o hacer bricolaje. Además de ejercitar el cuerpo, liberarás endorfinas y calmarás la mente.
  6. Acude al médico regularmente: no te automediques y toma solo aquellos fármacos prescritos por un profesional sanitario. No te olvides de hacerte revisiones médicas periódicamente (ojos, dientes, ginecología, próstata…).
  7. Busca un momento para relajarte: encuentra un lugar tranquilo (si puede ser, en un entorno natural) y respira conscientemente 10 veces, focalizando tu atención en cada inhalación y exhalación. El mindfulness, el yoga y el taichí pueden resultarte muy útiles.
  8. Aprende a decir ‘no’: eres dueño de tus propias decisiones. Poner límites, pensar en uno mismo y anteponer tus necesidades a la de los demás (egoísmo sano)te ayudará a ser más asertivo y a ofrecer la mejor versión de ti mismo.
  9. Abraza y deja que te abracen: es una inyección idónea de energía positiva. Está comprobado que los abrazos refuerzan el sistema inmune, disminuyen el riesgo cardíaco y mejoran el estado anímico. ¡Y son gratis!
  10. Haz pausas en el trabajo: intenta trabajar concentrado durante 90-120 minutos y luego haz una pausa. Parar, tomar aire y pensar en otra cosa mejorará tu productividad y creatividad. Aprovecha este ‘break’ para hacer estirar la espalda o caminar un poco.
“Cuida de tu cuerpo, es el único lugar que tienes para vivir”, Jim Rohn (escritor americano).

Aprende a gestionar el estrés

Averigua cómo afrontar los momentos de tensión de manera sencilla y eficiente.

Para la mayoría de nosotros, el estrés es parte de la vida. De hecho sentir un poco de presión en el trabajo o en otro ámbito puede ser beneficioso para estimular nuestra mente y sentir que estamos vivos.

El estrés es la reacción biológica ante situaciones insólitas, una respuesta que nos sirve para estar alerta y protegernos. No obstante, cuando esta presión excede tu capacidad para hacer frente a los retos cotidianos y comienza a perturbar tu día a día es cuando se habla de que hay un problema.

Cuando estamos estresados de forma continuada podemos llegar a tener dificultades para concentrarnos y memorizar cosas, perder la confianza en nosotros mismos y mostrarnos más pesimistas. Incluso a nivel físico, podemos sufrir palpitaciones, sofocos y tensión muscular o sentirnos desganados y sin energía.

Consejos para recuperar el bienestar

  1. Vaso medio lleno: intenta enfrentarte a los retos de una manera positiva. Las cosas no suceden, porque nos las merecemos o por mala suerte, sino que pasan y ya está.
  2. Acepta la cosas imposibles de cambiar: hay cosas que escapan a nuestro control y no dependen de nosotros, por lo que es mejor no preocuparse por ellas. Acepta aquello que no puedes cambiar y concéntrate en lo que sí puedes controlar.
  3. Mantente activo: realizar ejercicio regularmente ayuda a relajar las tensiones, liberar endorfinas (las hormonas de bienestar) y nos permite estar en buena forma física. La actividad física es, ante todo, salud.
  4. Busca apoyos: escucha a tus amigos, compañeros de trabajo y familiares, ya que pueden darte consejos que te ayudarán a aliviar la angustia. Trata que tu ambiente laboral sea lo más cómodo posible, donde reine un clima de relaciones sanas.
  5. Sé asertivo: aprende a decir ‘no’ cuando no puedas asumir más carga de trabajo y a rechazar responsabilidades adicionales que no te corresponden . Sobre todo, asegúrate de tener argumentos para explicar por qué no puedes hacerlo.
  6. Dedícate tiempo: haz algo cada día que te llene (aunque sean pocos minutos). Tomar un café en silencio, ver un capítulo de tu serie favorita, dar un paseo por el parque, leer un poco… Tomarse unos minutos para uno mismo es beneficioso para la salud mental y emocional.
  7. Aliméntate bien: lleva una dieta equilibrada (con más frutas y verduras, y menos productos procesados) y bebe al menos 2 litros de agua al día. Intenta moderar el consumo de alcohol, ya que el exceso te hará sentir más estresado a la larga.
  8. Comparte con los tuyos: es aconsejable mantener un equilibrio entre la vida personal y la vida laboral. No descuides tu familia o tus relaciones fuera del trabajo y trata de no pagar tu malhumor con los que tienes más cerca. Al revés, dales lo mejor de ti y ellos te corresponderán.

Como ves, no hay una solución única para aliviar el estrés. Lo importante es que si te sientes abrumado busques ayuda y aprendas poco a poco a gestionar esa tensión.

Egoísmo sano, el cuidado empieza en ti

Pensar en uno mismo es necesario para poder ofrecer lo mejor de nosotros a los demás

El egoísmo sano o positivo se trata de cuidarse, de pensar en uno mismo y de anteponer tus necesidades a contentar a los demás.  El primer paso para que estemos todos mejor es alejar la mala conciencia y optar por uno mismo. Porque si tú estás mal, poco podrás ofrecer al otro.

Uno debe quererse y cuidarse mucho para poder dar lo mejor de sí mismo a los otros. En esto consiste ‘el efecto tarta’, que ha creado la doctora Marisa Navarro, y que dibuja un pastel para que tú cojas el primer trozo y, después, repartas. La idea es que aquello que no te des a ti mismo, no te lo dará nadie o ,si te lo dan, no lo podrás sentir en su plenitud.

El efecto tarta también dice que no podemos ofrecer aquello que no tenemos, es decir, no podemos dar felicidad si no la disfrutamos. Te proponemos unos sencillos consejos para que te quieras más y puedas ofrecer a los demás la mejor versión de ti mismo.

Aprende a quererte en 8 pasos

  1. Háblate como lo haces con otros: las palabras tienen un gran poder sobre nosotros, pueden ser como una medicina o resultar muy tóxicas. Pueden sanarte o pueden herirte. Háblate con respeto e indulgencia, y usa un lenguaje más positivo y comprensivo contigo mismo.
  2. No pienses tanto: muchas veces analizamos en exceso un tema que nos hace sentir mal, dándole vueltas y más vueltas, generándonos aún más ansiedad. Si tiene solución, intenta remediarlo, si no la tiene, déjalo pasar.
  3. Discute menos: cuando discutimos generamos descargas de adrenalina y cortisol, hormonas que nos producen una sensación de nerviosismo, estrés y angustia. A veces, ceder es la opción más inteligente, porque ahorramos energía y tampoco sirve de nada ganar a costa del otro.
  4. Saca tu niño: con los años intentamos ser personas adultas serias y responsables y olvidamos la capacidad de jugar y de sorprendernos. Disfruta del momento presente, ábrete a lo nuevo y sé más espontáneo.
  5. Aprende a soltar: si sientes que algo te hace daño, no te aferres a ello, suéltalo. No es sencillo, pero existen muchas técnicas que te pueden ayudar a desprenderte. El beneficio merecerá la pena.
  6. Sé rebelde: tenemos muchas obligaciones e imposiciones que nos hacemos o que otros nos hacen, que nos provocan frustraciones, culpa y malestar. Busca estos “deberías” en tu vida y transfórmalos en mensajes positivos y sin obligación.
  7. Elije tus miedos: en muchas ocasiones notamos peligros o amenazas que solo están en la mente. Pero no por ello dejan de angustiarnos. La doctora propone que elijamos nuestros miedos, y no éstos a nosotros, lo que genera un cambio de pensamiento.
  8. Fuera límites: está bien tener claro lo que uno quiere y luchar por ello, pero ser muy rígido puede hacer que nos perdamos infinidad de cosas. Abre tu mente y comprobarás que hay otras posibilidades a tu alcance.
Compartir y no competir nos ayuda a sentirnos mejor.