Esta patología afecta especialmente a los niños menores de 5 años, a los mayores de 65, personas inmunodeprimidas y fumadores
Cuando pensamos en neumonía lo primero que se nos viene a la cabeza es una enfermedad respiratoria de carácter grave. Lo cierto es que podríamos considerarla como tal, ya que fue la causa de muerte de 800.000 niños en 2019, según UNICEF. Sin embargo, esta enfermedad también afecta a otra población de riesgo, como a las personas mayores, a las inmunodeprimidas y a los fumadores. Siguiendo las cifras de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), esta patología causa entre 9.000 y 10.000 fallecimientos al año en España. Por lo tanto, saber cómo prevenir y tratar la neumonía es fundamental para evitar las peores consecuencias.
¿QUÉ ES LA NEUMONÍA?
La neumonía es una enfermedad de carácter infeccioso y con riesgo de contagio generalmente causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae, más comúnmente conocida como neumococo. No obstante, esta patología también puede estar causada por otros microorganismos que nuestro sistema inmune no es capaz de combatir, tales como los virus de la gripe, el sincitial, los rinovirus o los hongos. Lo más frecuente es que los casos de neumonía aumenten en los meses de temperaturas bajas, ya que suele haber una menor ventilación de los espacios.
La enfermedad consiste en la infección aguda de los alveolos, los pequeños sacos de nuestros pulmones que durante la respiración se llenan de aire. Sin embargo, en personas con neumonía, estos saquitos se encuentran llenos de pus y líquido. Esto perjudica el acto de la respiración: disminuye la cantidad de oxígeno que entra en nuestros pulmones y, por tanto, nuestro organismo absorbe menos volumen. Los síntomas más comunes de esta patología son la fiebre alta acompañada de escalofríos, tos con esputo, dolor en el costado, dificultad para respirar y sensación de cansancio o confusión.
La incidencia de la neumonía es mayor entre la población infantil menor de 5 años, en los mayores de 65 años y en pacientes inmunodeprimidos, ya que su sistema inmunológico no es tan fuerte. No obstante, los fumadores y las personas que presentan enfermedades crónicas respiratorias también pueden desarrollar graves cuadros de neumonía, al tener debilitado su sistema respiratorio. Por todo ello, el contagio de esta enfermedad respiratoria puede tener consecuencias muy graves para la salud de la población vulnerable y para quienes ya presentaban alguna otra complicación previa.
PREVENCIÓN DE LA NEUMONÍA
La prevención de la neumonía es fundamental para evitar esas consecuencias fatales y la mejor forma de anticiparse al contagio es con la vacunación. Las vacunas contra los neumococos, el Hib, el sarampión, la Covid-19, la varicela, la influenza y la tos ferina permiten la inmunización contra la neumonía. Las distintas Comunidades Autónomas abren sus respectivas campañas de vacunación para disminuir la tasa de letalidad de la enfermedad neumocócica, tanto en la población general como en los pacientes de riesgo, así que no dudes en consultar a tu médico para informarte sobre las diferentes vacunas y saber si eres población vulnerable.
Mantener un sistema inmunológico fuerte también ayudará a prevenir la enfermedad, ya que nuestras defensas podrán combatir mejor los patógenos. Por lo tanto, será importante cuidar la alimentación a través de una dieta saludable y equilibrada, en la que predominen las frutas y las verduras. Ese estilo de vida saludable lo completan el consumo diario de agua en su cantidad recomendada, realizar actividad física todos los días, intentar evitar el estrés y favorecer un horario de sueño óptimo y regular.
Por otro lado, el control de los factores ambientales es otro de los elementos que puede ayudar a disminuir el contagio. La correcta ventilación e higiene de los espacios, especialmente de aquellos que son más concurridos, permitirá la circulación del aire para eliminar los virus, hongos y bacterias presentes en el ambiente. Además, la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de sufrir enfermedades y alergias respiratorias, así que es recomendable evitar los espacios cerrados y aquellos lugares al aire libre con altos niveles de polución. Por todo ello, el uso de mascarilla está indicado como método de prevención.
TRATAMIENTO DE LA NEUMONÍA
Los pacientes en los que la neumonía esté causada por una bacteria serán tratados con antibiótico, pero si está provocada por un virus u hongo, podrán recetarse tratamientos antivirales y antimicóticos. En cualquier caso, hay que acudir a consulta para que el médico prescriba los medicamentos y dosis óptimas, junto a las indicaciones para controlar la enfermedad, que seguramente incluyan reposo y mucha hidratación. En los casos más graves, el paciente puede requerir tratamiento en las unidades de cuidados intensivos, con medicamentos y líquidos suministrados por vía endovenosa y oxígenoterapia para aumentar el volumen de oxígeno en sangre.