Neumonía: cómo prevenir y tratar esta enfermedad respiratoria

Esta patología afecta especialmente a los niños menores de 5 años, a los mayores de 65, personas inmunodeprimidas y fumadores

Cuando pensamos en neumonía lo primero que se nos viene a la cabeza es una enfermedad respiratoria de carácter grave. Lo cierto es que podríamos considerarla como tal, ya que fue la causa de muerte de 800.000 niños en 2019, según UNICEF. Sin embargo, esta enfermedad también afecta a otra población de riesgo, como a las personas mayores, a las inmunodeprimidas y a los fumadores. Siguiendo las cifras de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), esta patología causa entre 9.000 y 10.000 fallecimientos al año en España. Por lo tanto, saber cómo prevenir y tratar la neumonía es fundamental para evitar las peores consecuencias.

¿QUÉ ES LA NEUMONÍA?

La neumonía es una enfermedad de carácter infeccioso y con riesgo de contagio generalmente causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae, más comúnmente conocida como neumococo. No obstante, esta patología también puede estar causada por otros microorganismos que nuestro sistema inmune no es capaz de combatir, tales como los virus de la gripe, el sincitial, los rinovirus o los hongos. Lo más frecuente es que los casos de neumonía aumenten en los meses de temperaturas bajas, ya que suele haber una menor ventilación de los espacios.

La enfermedad consiste en la infección aguda de los alveolos, los pequeños sacos de nuestros pulmones que durante la respiración se llenan de aire. Sin embargo, en personas con neumonía, estos saquitos se encuentran llenos de pus y líquido. Esto perjudica el acto de la respiración: disminuye la cantidad de oxígeno que entra en nuestros pulmones y, por tanto, nuestro organismo absorbe menos volumen. Los síntomas más comunes de esta patología son la fiebre alta acompañada de escalofríos, tos con esputo, dolor en el costado, dificultad para respirar y sensación de cansancio o confusión.

La incidencia de la neumonía es mayor entre la población infantil menor de 5 años, en los mayores de 65 años y en pacientes inmunodeprimidos, ya que su sistema inmunológico no es tan fuerte. No obstante, los fumadores y las personas que presentan enfermedades crónicas respiratorias también pueden desarrollar graves cuadros de neumonía, al tener debilitado su sistema respiratorio. Por todo ello, el contagio de esta enfermedad respiratoria puede tener consecuencias muy graves para la salud de la población vulnerable y para quienes ya presentaban alguna otra complicación previa.

PREVENCIÓN DE LA NEUMONÍA

La prevención de la neumonía es fundamental para evitar esas consecuencias fatales y la mejor forma de anticiparse al contagio es con la vacunación. Las vacunas contra los neumococos, el Hib, el sarampión, la Covid-19, la varicela, la influenza y la tos ferina permiten la inmunización contra la neumonía. Las distintas Comunidades Autónomas abren sus respectivas campañas de vacunación para disminuir la tasa de letalidad de la enfermedad neumocócica, tanto en la población general como en los pacientes de riesgo, así que no dudes en consultar a tu médico para informarte sobre las diferentes vacunas y saber si eres población vulnerable.

Mantener un sistema inmunológico fuerte también ayudará a prevenir la enfermedad, ya que nuestras defensas podrán combatir mejor los patógenos. Por lo tanto, será importante cuidar la alimentación a través de una dieta saludable y equilibrada, en la que predominen las frutas y las verduras. Ese estilo de vida saludable lo completan el consumo diario de agua en su cantidad recomendada, realizar actividad física todos los días, intentar evitar el estrés y favorecer un horario de sueño óptimo y regular.

Por otro lado, el control de los factores ambientales es otro de los elementos que puede ayudar a disminuir el contagio. La correcta ventilación e higiene de los espacios, especialmente de aquellos que son más concurridos, permitirá la circulación del aire para eliminar los virus, hongos y bacterias presentes en el ambiente. Además, la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de sufrir enfermedades y alergias respiratorias, así que es recomendable evitar los espacios cerrados y aquellos lugares al aire libre con altos niveles de polución. Por todo ello, el uso de mascarilla está indicado como método de prevención.

TRATAMIENTO DE LA NEUMONÍA

Los pacientes en los que la neumonía esté causada por una bacteria serán tratados con antibiótico, pero si está provocada por un virus u hongo, podrán recetarse tratamientos antivirales y antimicóticos. En cualquier caso, hay que acudir a consulta para que el médico prescriba los medicamentos y dosis óptimas, junto a las indicaciones para controlar la enfermedad, que seguramente incluyan reposo y mucha hidratación. En los casos más graves, el paciente puede requerir tratamiento en las unidades de cuidados intensivos, con medicamentos y líquidos suministrados por vía endovenosa y oxígenoterapia para aumentar el volumen de oxígeno en sangre.

¿Tienes asma? Esto es lo que debes saber para evitar las crisis

La enfermedad no se puede curar, pero las crisis se pueden prevenir

El asma es una enfermedad crónica que provoca una inflamación en el interior de los bronquios, produciendo una estrechez más o menos importante e impide la entrada de aire a los pulmones de forma correcta. Esta patología no se cura, pero se puede tratar y controlar.

Tal y como informan desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), los principales síntomas suelen manifestarse a realizar un ejercicio físico, por las noches, tras respirar un alérgeno o sustancias del medio ambiente que causa dificultad para respirar, tos, pitidos en el pecho y opresión.

Esto puede llegar a causar una crisis de asma, cuando las vías respiratorias se hinchan e inflaman. Los músculos alrededor de las vías respiratorias se contraen y se producen una mayor cantidad de mucosidad, lo que hace que los conductos respiratorios se estrechen, tal y como señalan desde Mayo Clinic.

Es por eso que, pese a que la enfermedad no se puede prevenir, sí podemos evitar las crisis asmáticas. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Asma, el 3 de mayo, te ofrecemos unas recomendaciones para prevenir y controlar estos ataques.

En primer lugar, es importante reconocer e identificar qué situaciones, acciones u objetos pueden propiciar estas crisis. Con esto, según destacan desde Sanitas, podremos adoptar una serie de medidas preventivas frente a agentes desencadenantes como las alergias al polen y los ácaros del polvo, entre otras sustancias.

Utilizar colchones antiácaros, mantener la casa libre de polvo, evitar los ambientes húmedos, el humo de todo tipo, y los ambientes contaminados también son consejos a seguir que todo paciente con asma agradecerá.

Asimismo, un neumólogo habrá recetado al paciente un tratamiento que deberá seguir y deberás tener siempre a mano el inhalador con el broncodilatador, ya que son claves para además de evitarlas, poder acabar lo antes posible con ellas. A su vez, no utilices fármacos que puedan generar una crisis asmática, como es el caso del ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios.

Por último, el asma no es un impedimento para realizar deporte. El ejercicio físico debe formar parte del estilo de vida de cualquier paciente asmático, ya que aporta importantes beneficios para la salud. En este caso, el médico indicará el tipo de ejercicio más adecuado y las condiciones en las que debe realizarse.

Si no puedes evitar el ataque de asma, después de identificar los síntomas iniciales, lo importante es mantenerse tranquilo y en un ambiente relajado. Después tómate la medicación que haya pautado tu médico. En el caso de no responder, es importe que acudas a urgencias.

Cuando alguien es diagnosticado de asma lo adecuado es trazar con el neumólogo un plan en el que muestre unas recomendaciones, indicaciones y advertencias sobre cómo tratar los cambios de la respiración. Si aun no sabes lo qué hacer cuando te ocurre un ataque de asma o cómo saber si ha cesado, es aconsejable acudir a tu médico para que pueda ayudarte.

Síntomas y tratamiento de la fibrosis pulmonar

Los síntomas son muy variables y pueden ser similares a los de otras enfermedades pulmonares

La fibrosis pulmonar es una enfermedad en la que el tejido pulmonar se daña y forma cicatrices, lo que provoca que se deteriore su funcionamiento con el paso del tiempo.

Los síntomas son muy variables y pueden ser similares a los de otras enfermedades pulmonares. Entre ellos destacan: falta de aliento, tos seca y persistente, respiración rápida y superficial, cansancio, pérdida gradual de peso involuntaria, dolor de articulaciones y músculos, así como ensanchamiento y redondeo de las puntas de los dedos de manos y pies (dedos en palitos de tambor u acropaquías).

Según la Asociación Americana del Pulmón el tipo más común de fibrosis pulmonar es la fibrosis pulmonar idiopática, cuya causa es desconocida. Es más común en los hombres y los síntomas comienzan a notarse entre los 50 y 70 años.

Tal y como explica Clínica Mayo, los factores de riesgo de la fibrosis pulmonar son: edad, exposición al humo del tabaco, sexo, exposición a ciertos contaminantes, factores genéticos y tratamientos oncológicos.

También, la enfermedad por reflujo gastroesofágico y ciertas enfermedades autoinmunes (como la artritis, la esclerodermia o el síndrome de Sjögren), pueden suponer un factor de riesgo para la fibrosis pulmonar.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Desde Clínica Mayo explican que el diagnóstico de la fibrosis pulmonar se realiza mediante el historial clínico del paciente y a través de la realización de diversas pruebas: radiografía torácica, exploración por tomografía computarizada, ecocardiograma, prueba de tención pulmonar y de esfuerzo, oximetría de pulso, análisis de sangre, biopsia quirúrgica y broncoscopia.

En cuanto al tratamiento, todavía no existe una cura definitiva para la fibrosis pulmonar, aunque la enfermedad puede controlarse mediante medicamentos, el ejercicio físico y terapia de oxígeno.

El trasplante de pulmón también puede ser un método eficaz para mejorar la calidad de vida, aunque conlleva ciertos riesgos como puede ser el rechazo o una infección tras el trasplante.

Apnea del sueño: qué es, síntomas, causas y tratamiento

La persona que sufre esta enfermedad, además de roncar, experimenta de manera repetida pausas de la respiración durante el sueño

La apnea de sueño es un trastorno que afecta al 4-6% de las personas adultas, aunque también puede ocurrir en niños. Tiene mayor prevalencia en hombres, con un 4% frente al 2% de las mujeres.

La persona que sufre esta enfermedad, además de roncar, experimenta de manera repetida pausas de la respiración durante el sueño. Normalmente, estas paradas respiratorias pueden durar hasta 10 segundos, aunque algunos pacientes pueden experimentar pausas de hasta 2 minutos.

Los síntomas que indican que se podría padecer apnea del sueño son ronquidos, somnolencia diurna, dolor de cabeza al despertar, ir de forma frecuente al baño durante la noche, despertarse a menudo, sensación de ahogo mientras duerme, etc.

CAUSAS DE LA APNEA DEL SUEÑO

Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, las paradas respiratorias se producen por una obstrucción de la vía aérea superior, y aunque los factores son muy variados, en muchos casos, la obesidad es la causa fundamental.

Asimismo, tener familiares de primer grado afecto con esta patología, incrementan las probabilidades de padecerla. También, tener malos hábitos de sueño y el tabaco pueden agravarla.

Otros aspectos a tener en cuenta, tal y como destaca la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, son las enfermedades hormonales, como el hipotiroidismo, neurológicas o respiratorias.

TRATAMIENTO DE LA APNEA DEL SUEÑO

El tratamiento de esta enfermedad no es curativo, pero es necesario seguirlo mientras la padece. Para ello, entre las principales recomendaciones para tratar la apnea del sueño están bajar de peso, dormir de lado, evitar el consumo de alcohol y tabaco y realizar ejercicio físico.

Asimismo, el tratamiento habitual, sobre todo en casos más severos, es la CPAP, por sus siglas en inglés, Continuos Positive Airway Pressure, un dispositivo que a través de  una mascarilla nasal o nasobucal, emite una corriente de airea través de  la vía aérea, evitando así que  se colapse. Se recomienda su utilización durante todas las horas de sueño, incluyendo la siesta.

¿Qué hacer ante una bronquiolitis?

Aunque es de fácil contagio, en casa podemos tomar medidas para tratarla y evitarla

La bronquiolitis es una infección respiratoria producida por virus en la que se inflaman los bronquios y los bronquiolos, que son las vías más pequeñas que llevan el aire dentro del pulmón.

De acuerdo con la Asociación Española de Pediatría, esta enfermedad afecta a menores de 2 años, sobre todo, a los menores de 6 meses y, normalmente, es causada por el virus respiratorio sincitial (VRS), normalmente de noviembre a marzo.

La bronquiolitis se contagia como un resfriado, tal y como indica la Sociedad Española de Neumología Pediátrica: a través de contacto con saliva o moco, y por las manos. Los gérmenes se diseminan de la nariz y la boca en pequeñas gotitas de saliva que quedan suspendidas en el aire cuando alguien estornuda o tose, y pueden quedar sobre objetos que la persona toca.

Al principio, hay un incremento de la secreción nasal y tos perruna, posteriormente, se inflaman los bronquiolos dificultando el paso de aire, lo que puede ocasionar ‘silbidos’, atragantamientos o vómitos. Acostumbra a durar 7 – 12 días (la tos puede persistir más días).

Consejos para el tratamiento

Aunque se trata de una enfermedad vírica de fácil contagio, en casa podemos tomar medidas para evitarla.

  1. Lavado nasal: antes de comer y de dormir conviene despejar las fosas nasales del pequeño, haciendo un lavado nasal (poner suero fisiológico y aspirar la mucosidad). Esto es porque los bebés respiran sobre todo por la nariz y, si ésta está obstruida, pueden tener dificultad al respirar.
  2. Cambio de postura: elevar un poco la cabecera de la cama/cuna ayuda a respirar algo mejor. Además, humidificar el ambiente despeja la nariz y calma la tos. En los recién nacidos, puede ser necesario administrarles oxígeno a través de gafas o mascarilla siempre que sea indicado por el pediatra.
  3. Reducir la fiebre: si el niño o niña tiene fiebre se pueden administrar antitérmicos, como el paracetamol y el ibuprofeno (mayores de 6 meses), o también medidas físicas (destapar al niño, baños con agua templada).
  4. Tomas más frecuentes: los bebés con bronquiolitis pueden tener poco apetito y cansarse con facilidad. Se aconseja fraccionar las tomas, es decir, administrar menos cantidad de alimento pero más frecuentemente.
  5. No usar medicamentos sin receta: Los jarabes para la tos, los mucolíticos y los descongestionantes nasales pueden ser perjudiciales. Tampoco sirven los antibióticos. No uses medicamentos que no recete el médico.

Medidas para prevenirla

  1. Lavarse las manos a menudo: las personas con una infección respiratoria o un simple catarro deben lavarse las manos a menudo, especialmente antes y después de tocar al niño o alguno de los objetos que él utiliza.
  2. Evitar ambientes de alto riesgo de contagio: intentar huir de los lugares concurridos, donde haya muchos niños (como guarderías, parques infantiles, ambulatorios), sobre todo, si el bebé tiene menos de 3 meses o fue prematuro.
  3. Eludir la exposición al humo del cigarrillo: intentar no fumar ni estar en ambientes donde se fume o se ha fumado. Si tienes un bebé asegúrate de que no se fume en casa y pide a familiares, cuidadores o personas que estén en contacto con él que no fumen.
  4. Fomentar la lactancia materna hasta los 6 meses: la lactancia materna es un gran protector frente numerosas infecciones. Prolongarla más allá de los 4 meses es una buena medida para reforzar el sistema inmunitario del bebé y hacerle más fuerte ante la bronquiolitis.

Los adultos y niños mas grandes no enferman tanto como los pequeños, presentando únicamente síntomas de un catarro, pero que son muy contagiosos para los bebés.

Ante la sospecha de que el niño respira más rápido o más agitado de lo normal, es necesario consultar con el pediatra.

Hasta el momento no existe una vacuna para prevenir la enfermedad, aunque está en estudio y desarrollo.

Fisioterapia respiratoria, técnicas para el bienestar

Esta rama sanitaria propone unos ejercicios para la mejora de las funciones pulmonares.

La fisioterapia respiratoria es una especialidad dedicada a la prevención y tratamiento de enfermedades del aparato respiratorio,  cuyo fin consiste en que el paciente mejore su disnea o sensación de ahogo, logre mayor autonomía funcional y consiga una buena calidad de vida.

Bebés, niños, adultos o ancianos con problemas respiratorios (EPOC, asma, neumonías, etc.) se pueden beneficiar enormemente de esta especialidad. Ahora bien, aunque en muchos casos se consigue reducir la dosis de mediación, la fisioterapia respiratoria nunca sustituye al tratamiento médico, sino que lo complementa haciéndolo más efectivo.

Un fisioterapeuta especializado debe realizar este tipo de ejercicios, con la suficiente formación como para conocer la patología en cuestión y las técnicas más adecuadas para cada situación y caso. Asimismo, una sesión de fisioterapia respiratoria se puede llevar a cabo en consulta o en el propio domicilio, si la persona no puede desplazarse.

 Beneficios de la técnica respiratoria

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica ha difundido las razones por las que se debería realizar fisioterapia respiratoria. Te las contamos:

  1. Elimina la mucosidad bronquial: en las infecciones respiratorias como la bronquitis, se generan secreciones dentro del pulmón provocando tos y dificultad respiratoria.
  2. Mejora el sueño: incorporarse ligeramente la cama, respirar profundamente y eliminar el moco antes de acostarte te ayudará a dormir mejor.
  3. Evita riesgos más graves: los síntomas de catarros, aunque estén superados, perduran más de lo normal. Con esta técnica, se disminuye la tos y se consigue evitar complicaciones mayores.
  4. Ayuda a controlar la enfermedad: cuanto más activo estés más se mueven tus pulmones y tu corazón. Si tú paras, ellos se paran.
  5. Da aire a tus pulmones: respira profundamente 5 veces cada hora. Unos pulmones bien ventilados son unos pulmones limpios.

4 Ejercicios para practicar:

Estos ejercicios pretenden facilitar la ventilación pulmonar porque ponen en movimiento todo el pecho. Intenta no realizar estas rutinas hasta dos horas después de comer, para evitar vómitos o reflujo:

  • De respiración diafragmática: inspira lenta y profundamente por la nariz, tratando de de elevar el abdomen forma rítmica. Luego espira con los labios entreabiertos, notando como va descendiendo el abdomen.
  • Respirar con movimiento: haz respiraciones profundas cogiendo el aire por la nariz y soplando por la boca. Inspira mientras separas el brazo izquierdo del cuerpo, luego expira y baja de nuevo la extremidad. A continuación eleva el brazo derecho para ventilar el pulmón de ese lado. Por último, coge aire por la nariz mientras subes ambos brazos por delante del tronco y desciéndelos al exhalar.
  • De expansión torácica: son ejercicios localizados en distintas partes, aplicando presión en áreas apropiadas de la pared del tórax. Al inicio de la inspiración pon la mano en la zona a tratar y ya en plena inspiración relaja la presión; durante la espiración dirige el movimiento.

Con la fisioterapia respiratoria conseguirás un mejor control de los síntomas, una optimización de la función pulmonar y más capacidad de esfuerzo, además, tendrás unos pulmones más limpios y ventilados y, por tanto, ganarás en calidad de vida.

Es importante señalar que el médico siempre es el encargado del diagnóstico, del control del paciente y de la mediación. El trabajo del fisioterapeuta es coadyuvante.

“La asistencia sanitaria es humana por concepto”

Dra. Mª Teresa Ramírez Prieto, Jefe de Sección de Neumología del Hospital Universitario Infanta Sofía.Dra. Mª Teresa Ramírez Prieto, Jefe de Sección de Neumología del Hospital Universitario Infanta Sofía.

¿En qué consisten los “Paseos Terapéuticos”?

La rehabilitación respiratoria es una parte de la terapia de Neumología que, desde hace años, se demostró que mejora el pronóstico –entre otros– de los pacientes de EPOC, una patología muy prevalente que genera un gran consumo sanitario. La rehabilitación permite una mejoría significativa de la disnea así como la supervivencia media y reduce le demanda de recursos. Esta terapia, no obstante, resulta costosa pues precisa de equipación específica y personal cualificado, encontrándonos con la limitación añadida de que cada paciente necesita emplear su propia bicicleta en tramos de 2-3 horas diarias durante dos meses, lo que limita el número máximo de pacientes en el programa a 10 cada dos meses, lo que no es mucho. Los grandes beneficios de la rehabilitación se ven atenuados de forma muy significativa a partir del año del tratamiento si los pacientes no mantienen la actividad prescrita.

Por este motivo, nos planteamos la forma de facilitar un cambio de hábitos, invitándoles a hacer ejercicio regular. Para incentivarlo, pensamos en algo fácil y accesible y como no parecía la mejor idea animarles a acudir a un gimnasio, lo que decidimos fue llevar a la calle ese hábito del ejercicio. Así, los pacientes encuentran otras motivaciones como la relación con otras personas, mejorando su estado de salud y estado de ánimo. Para lograr este objetivo, contactamos con los ayuntamientos de San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, invitándoles a participar con nosotros en el proyecto. Hasta ahora, la iniciativa solo ha sido llevada a cabo por el de San Sebastián pero seguimos insistiendo con el de Alcobendas, pues la mitad del grueso de nuestra área de referencia está en ese municipio.

Durante un año aproximadamente, trabajaron en estrecha colaboración con nosotros, teniendo en cuenta nuestras demandas para el tipo de recorrido (zonas sin grandes desniveles, accesibilidad al transporte público –para que si el paciente se empieza a encontrar mal pueda regresar a su domicilio–, que no atraviese zonas de descampado, acceso a agua, zonas de sombra, zonas de descanso y además también intentamos que hubiera lugares públicos donde los pacientes portadores de oxígeno pudieran recargar sus concentradores sin problema, logrando la colaboración farmacias o instituciones municipales).

Este trabajo ha llevado más de un año de reuniones y ajustes pero finalmente se ha logrado un mapa de casi 7 km con paseos interconectados y con todos los requerimientos que se solicitaron. Para facilitar aún más el programa, se elaboró una guía en formato papel, con recomendaciones para el manejo de la disnea, empleo de terapias, autocuidados al tiempo que desplegables con los mapas de los recorridos sugeridos de fácil acceso, similar a las guías de viaje.

¿Qué tipo de pacientes pueden realizar la rehabilitación?

En realidad todo paciente, toda persona, debería tener unos hábitos saludables. Pero si tienes una enfermedad respiratoria, lo que permite un mejor funcionamiento del pulmón, más allá de la medicación, son los músculos de la caja torácica.

Por eso, todo paciente respiratorio que tiene un déficit de capacidad pulmonar mejoraría con la rehabilitación. Además en las consultas de enfermería también se les anima a que nos cuenten cómo van los paseos, para que se sientan seguidos y tutelados, y que siempre se encuentren con la
puerta abierta para aclarar cualquier duda. Incidimos más en aquellos pacientes más limitados, que han dejado de salir de casa por la fatiga… Y que suelen ser personas más mayores con dificultades mecánicas, que además tienen miedo a salir solos.

La rehabilitación parte de un estudio previo para prescribir  un ejercicio personalizado, calculado y  monitorizado. Entendemos que estos pacientes también cardiológicamente  pueden tener sus limitaciones. Todo esto se hace en salas del hospital con un médico rehabilitador. Pasados dos meses, siempre y cuando los pacientes vivan en la zona de influencia, los fisioterapeutas van a su domicilio durante cuatro meses, y de los seis meses al año reciben el apoyo de nuestra enfermería para reforzar los buenos hábitos que han aprendido. Esto es para los pacientes más graves. Les enseñamos a controlar su respiración, les damos un podómetro para que se animen a medir el ejercicio y que se propongan superarse. A los pacientes que están mejor también les animamos a hacer los paseos pero sin tanta tutela.

¿Cómo contribuye este tipo de iniciativas a humanizar la asistencia sanitaria?

La asistencia sanitaria es humana por concepto. Pero, indiscutiblemente, tratar a los pacientes de forma individual, en un proyecto donde además participa su Ayuntamiento, donde se han buscado los recursos y donde el Hospital va más allá de la consulta y de ofrecer unas meras recomendaciones, hace más personal la asistencia sanitaria.

Este es un proyecto que piensa en los pacientes, no solo durante el tiempo que están en la consulta sino durante por lo menos un año, facilitándoles su día a día, para que se encuentren más cómodos y haciendo que no vivan la enfermedad encerrados en casa con miedo y con disnea.

Es un proyecto que  debería expandirse para que la gente fuese cambiando su idea de salud, de manera que no se trate de ‘estar mal e ir al médico’ sino de que cada día se encuentren mejor. Creo que esta iniciativa tiene esa proyección. Les damos consejos a los pacientes, les llamamos e intentamos, por lo menos, que la enfermedad sea más llevadera.

Puedes ver la entrevista en New Medical Economics aquí.