La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al lipedema como enfermedad en 2018
La ciencia todavía tiene que dar respuesta a muchos problemas de salud, entre ellos, el lipedema. Se trata de una enfermedad crónica, infradiagnosticada, casi exclusivamente femenina y que aún no cuenta con ninguna cura. De hecho, sus causas tampoco se conocen con demasiada exactitud, algo que retrasa los diagnósticos y la respuesta con tratamientos, ya que sus síntomas se confunden con los que demuestran otras enfermedades. Por ejemplo, el sobrepeso, la obesidad o el linfedema, entre otros.
La OMS reconoció al lipedema como enfermedad hace tan sólo seis años, en 2018, y se estima que afecta a aproximadamente el 10% de las mujeres. Afecta el tejido adiposo que acumula células de grasa (adipocitos) generalmente en las piernas, muslos, cadera y brazos. La inflamación y proliferación de los adipocitos provoca dolor, así como complicaciones linfáticas y/o vasculares.
CAUSAS DEL LIPEDEMA
El lipedema es una enfermedad multifactorial y, como tal, responde a distintos síntomas: dolor de las zonas afectadas, ya sea en reposo o al tocarlas, fuerte sensibilidad al tacto, hinchazón o quemazón por la inflamación de los tejidos, desproporción de volumen entre las extremidades afectadas y el tronco, acumulación de grasa y aparición de nódulos y celulitis, fácil aparición de varices o arañas vasculares; y poca o nula disminución de la grasa corporal a pesar de cumplir una dieta y ejercicio físico.
Las causas del lipedema aún no son del todo conocidas y aún quedan por realizar muchas investigaciones para acercarse a más conclusiones, pero algunos estudios identifican los siguientes factores:
- Hormonal: se ha comprobado cómo los desajustes hormonales empeoran los cuadros de lipedema. De hecho, suele manifestarse en momentos de cambios, como puede ser la pubertad, el embarazo o la menopausia.
- Genético: los recientes estudios demuestran que cerca del 95% de las pacientes tienen predecesoras con síntomas o diagnóstico de lipedema.
- Autoinmune: el lipedema se describe como una enfermedad autoinmune que podría estar relacionada con la alteración de la permeabilidad intestinal.
En cualquier caso, existen diferentes grados o etapas de lipedema (I, II y III) en función de la escala de su desarrollo y las zonas afectadas. Sin embargo, no existe una correlación entre ellas. Lo que sí se sabe es que las pacientes con esta enfermedad tienen mayor probabilidad de desarrollar otras afecciones. Algunas de ellas como la obesidad, la fibromialgia, los ovarios poliquísticos, alteraciones de la tiroides y psoriasis.
TRATAMIENTO DEL LIPEDEMA
Al ser considerada una enfermedad multifactorial, el lipedema requiere de un abordaje multidisciplinar. Sin embargo, cabe recordar que es un problema de salud crónico y que no cuenta con ninguna cura, sino con tratamientos que ayudan a mejorar la calidad de vida de la paciente y a controlar el avance de la enfermedad:
- Intervención quirúrgica: es una de las opciones más recurridas, pues ofrece resultados visibles y de forma más inmediata. Consiste en someterse a una cirugía para retirar el tejido graso inflamado y devolver a la paciente a una fase más inicial. Se realiza a través de técnicas de liposucción específicas para el lipedema.
- Tratamientos no quirúrgicos: tienen por objetivo disminuir los síntomas y la inflamación de la paciente a través de inyecciones de medicamentos. Esta vía aporta un abordaje más metabólico para el control de la enfermedad.
- Tratamiento conservador: corresponde a todas las técnicas a las que la paciente puede recurrir en su día a día. Incluye una nutrición adecuada y antiinflamatoria, actividad física, el uso de medias de compresión, trabajo de terapia manual para el drenaje linfático y el uso de protocolos con tecnología como la presoterapia o la radioterapia para aliviar el dolor.
Adicionalmente, las mujeres con lipedema pueden acudir a terapia psicológica para el acompañamiento y el refuerzo de su autoestima frente a una enfermedad de la que aún queda mucho por descubrir. De hecho, muchas pacientes reclaman más formación sobre el lipedema entre el personal sanitario para garantizar diagnósticos precisos y de manera temprana. En definitiva, para obtener una pronta respuesta que repercuta de alguna manera en la mejora de su calidad de vida.