Claves para detectar el estrabismo.

Es una de las enfermedades oculares más comunes.

El estrabismo es una afección ocular mucho más común de lo que parece. Aunque suele considerarse una enfermedad ligada a la infancia, también puede afectar a los adultos. Pero, ¿Cómo podemos detectarla?

Primero, debemos de saber qué es. El estrabismo es un problema por el que los ejes oculares no están alineados con el objetivo de fijación. Un ojo puede mirar hacia adelante y el otro apuntar hacia la nariz, hacia arriba o hacia abajo.

Según el Instituto Catalán de Retina, muchos de los adultos que tienen estrabismo sufren esta afección desde la niñez, aunque de un modo controlado, lo que hace posible su compensación.

¿Cómo podemos detectarla?

El primer síntoma visible que podemos localizar es la diferencia de alineación de los ojos. En el caso de que la alineación no esté clara, una persona puede mirar de frente a los ojos del posible afectado mientras dirige la mirada hacia los de él.

En el caso de que hayamos visto algo fuera de lo común, lo ideal es acudir a un optometrista que, realizará un examen completo de la visión. Las pruebas de estrabismo, hacen un especial énfasis en cómo se enfocan y se mueven los ojos. La Asociación Española de Optometristas Unidos clasifica los siguientes procedimientos:

  • Ver la historia del paciente: el optometrista observará cualquier problema general de salud, medicamentos o factores ambientales, que puedan estar contribuyendo a los síntomas.
  • Prueba de agudeza visual: se medirá la agudeza visual, para evaluar cuánta visión se está afectada.
  • Prueba de refracción: para determinar la potencia de la lente adecuada que necesita, para compensar cualquier error de refracción.
  • Alineación y pruebas de enfoque: para evaluar como enfocan sus ojos, se mueven y trabajan juntos.
  • Examen de salud ocular: se observará las estructuras internas y externas de sus ojos, para descartar cualquier enfermedad ocular que pueda estar contribuyendo al estrabismo.

¿Cómo afecta a la visión?

El estrabismo afecta la visión porque, para ver adecuadamente, ambos ojos deben apuntar hacia el mismo lugar, asegura la  Academia Americana de Oftalmología.

Cuando la visión es normal, ambos ojos apuntan hacia el mismo lugar. El cerebro combina las dos imágenes que obtiene de los ojos para formar una sola imagen tridimensional. En cambio, cuando un ojo está desalineado, se envían dos imágenes diferentes al cerebro.

Las personas en las que el estrabismo se manifiesta después de la infancia a menudo tienen visión doble. Esto se debe a que el cerebro ya ha aprendido a recibir imágenes de ambos ojos. El cerebro no puede ignorar la imagen que obtiene del ojo desviado; por lo tanto, estas personas ven dos imágenes.

Si tras realizar las pruebas pertinentes se diagnostica de estrabismo, es importante seguir las recomendaciones del oculista en todo momento, ya que dependiendo de la causa subyacente y la gravedad de la desalineación del ojo, se puede curar.

Los riesgos del verano para la salud de tus ojos y cómo puedes evitarlos

No usar lentillas bajo el agua y sí utilizar gafas especiales para el buceo son algunas de las indicaciones para proteger los ojos este verano

Cuando vamos a la playa o la piscina solemos hacer uso de cremas para la piel, sombreros, gorras y gafas de sol para protegernos de la exposición solar. ¿Por qué protegemos los ojos fuera del agua, y no dentro?

Muchas veces olvidamos que la exposición solar no es el único factor que puede dañar nuestros ojos. En verano, principalmente, el agua es el elemento de mayor riesgo ya que es cuando realizamos diversas actividades sumergidos bajo el agua como la natación, el submarinismo, surf, etcétera.

En esta línea, desde Quirónsalud enumeran los riesgos que entraña abrir los ojos en el agua: 

  • Irritación en los ojos: el cloro y otros productos químicos que contiene el agua de la piscina pueden afectar directamente a la película lagrimal que protege e hidrata el ojo, debilitándola y causando irritación, lagrimeo y sensación de cuerpo extraño, que se conoce como “ojo rojo”.
  • Conjuntivitis infecciosa: En el agua conviven distintos gérmenes y bacterias que pueden ser causa de infección ocular, bacteriana o vírica.
  • Queratitis: se trata de una inflamación de la córnea causada por algunas bacterias como la Pseudomona o la Acanthamoeba, presentes en el agua del mar.
  • Visión borrosa: en ocasiones un contacto muy regular con el agua de la piscina puede derivar en problemas crónicos como la visión borrosa.
  • Picaduras: medusa u otras especies marinas pueden dañar la córnea o la conjuntiva provocando una quemadura.
  • Traumatismos: existe un mayor riesgo de sufrirlos si se practica algún deporte acuático o por el contacto físico.
  • Hiposfagma: con la práctica del submarinismo se puede producir un derrame ocular causado por los cambios de presión. Las consecuencias suelen ser leves.

Los ojos son una parte del cuerpo muy delicada y requieren de una buena higiene y cuidados. Por ello, es importante mantener algunas precauciones durante la exposición acuática:

  • Evitar abrir los ojos bajo el agua en la media de lo posible, tanto en el mar como en la piscina.
  • Hacer uso de gafas de buceo homologadas y que reúnan las siguientes condiciones: que se adapten al contorno del ojo evitando la entrada de agua, que tengan filtros de protección ultravioleta (UV), sistema antifogpara evitar el vaho, sello CE y referencia ISO.
  • No utilizar lentes de contacto bajo el agua ya que aumenta notablemente el riesgo de infección.
  • Ducharse antes de meterse en el agua del mar o la piscina para eliminar posibles restos de protectores solares y otros productos que puedan causar reacción con el cloro.
  • Ducharse después de bañarse en el mar o la piscina para eliminar los restos de cloro y sal. No secar los ojos friccionando excesivamente.

Además, desde la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España, insisten en la importancia de mantener una buena hidratación, debido a que tanto el calor como el aire acondicionado evaporan rápidamente la capa de lágrimas que protege la superficie de nuestros ojos. Y lo mismo sucede si dedicamos varias horas a las pantallas de ordenador, tablet o móvil.

Por ello, mantener una buena hidratación protegerá tus ojos, evitará el enrojecimiento o sensación de arenillas y la visión borrosa que origina la sequedad.

En cualquier caso y ante cualquier duda, consulta con tu médico oftalmólogo para que te recomiende el tratamiento adecuado.