Consejos para seleccionar unas buenas gafas de sol este verano

Hay que prestar atención al tipo de lente y las homologaciones del producto

Con la llegada del verano y los días soleados, es esencial recordar la importancia de proteger nuestros ojos de los daños de los rayos ultravioleta (UV) durante todo el año, aunque con especial importancia en estos meses. Y es que, al igual que debemos cuidar nuestra piel, la exposición prolongada de nuestros ojos a la radiación solar puede causar problemas oculares a largo plazo.

Como estarás pensando, la forma correcta de protegerlos es mediante la elección de unas gafas de sol adecuadas. Así que para acertar de lleno y garantizar la máxima protección, vamos a ver los tipos de lentes que existen y qué condiciones deben reunir.

Cómo elegir unas gafas de sol

Uno de los primeros aspectos que tenemos que tener en cuenta a la hora de seleccionar unas buenas gafas de sol es el tipo de lente que ofrecen:

  • Lentes con protección UV: estos cristales son imprescindibles, ya que deben bloquear al 100% los rayos UVA y UVB.
  • Lentes polarizadas: reducen el deslumbramiento al bloquear la luz que se refleja en superficies horizontales, como el agua, la nieve o el pavimento mojado. Por estas razones, son las gafas de sol adecuadas para aquellas personas que deseen realizar deportes o actividades al aire libre.
  • Lentes fotocromáticas: se adaptan automáticamente a diferentes niveles de luz, es decir, se oscurecen en condiciones de luz brillante y se aclaran cuando hay poca luz.
  • Lentes espejo: los cristales espejo ofrecen un recubrimiento reflectante en la superficie externa, reduciendo así la cantidad de luz que llega a los ojos. Son estéticamente atractivos y pueden ser útiles en condiciones de luz intensa como, por ejemplo, para la nieve brillante.
  • Lentes de colores: algunas gafas de sol vienen con cristales en diferentes colores, como gris, marrón, amarillo o verde. Estos colores pueden afectar la percepción del contraste y la claridad visual. Por ejemplo, los cristales grises reducen la intensidad de la luz sin alterar los colores, mientras que los marrones pueden mejorar el contraste y reducir el deslumbramiento.
  • Lentes antirreflejantes: este tratamiento se puede aplicar a cualquier tipo de cristal y hace que se atenúen o alivien los reflejos de luz laterales, que son muy molestos para el ojo.

Adicionalmente al tipo de lente que seleccionemos, hay que prestar atención a que las gafas de sol están correctamente homologadas como señal de garantía de protección a nuestros ojos. Esta homologación se recoge bajo el ‘UV 400’, una característica que indica que filtran la luz con una longitud de onda de hasta 400 nanómetros, y con el símbolo CE en la montura, que asegura que han pasado los estándares de calidad fijados por la Unión Europea.

Estas son las infecciones que evitas si haces un buen uso de las lentillas

La más común es la queratitis, una inflamación de la córnea

Las lentillas son una solución para corregir problemas visuales como la hipermetropía, el estigmatismo o la miopía. Pueden remplazar a las gafasy también pueden ser una opción cosmética, ya que puedes cambiar el color de tus ojos.

El mal uso de las lentillas, tal y como señalan desde la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España (APOE), puede producir heridas en la cornea o infecciones. La infección más común es la queratitis, una inflamación de la córnea y que puede producirse por la presencia de cuerpos extraños en el ojo como bacterias, virus, hongos o parásitos.

En el caso de infección bacteriana, la bacteria se desarrolla rápidamente y si no se trata puede causar ceguera. Es el tipo de queratitis más común y la más fácil de contraer.

La queratitis fúngica es causada por diversos hongos patógenos. Se trata de una infección ocular que genera inflamación y ulceración de la córnea. Al igual que la bacteriana, también puede causar ceguera si no se trata.

Por otro lado, la infección herpética es una inflamación causada por virus del grupo Herpes. Además, puede afectar a otros tejidos oculares como la conjuntiva, la retina y la piel de los párpados.

Según Mayo Clinic, los síntomas de estas infecciones incluyen: dolor y enrojecimiento ocular, exceso de lágrimas, visión borrosa, dificultad para abrir el párpado a causa del dolor y sensación de que tienes algo dentro del ojo.

Para que esto no ocurra es importante realizar ciertas actividades rutinarias que te servirán como prevención:

  • La primera de ella es lavarte las manos con jabón antes de tocar las lentillas.
  • Después, recuerda lavar las lentillas todos los días y vigilar que el estuche se haya lavado, secado y cerrado correctamente.
  • Asimismo, no utilices lentillas, colirios o lágrimas artificiales de otras personas.

La Asociación Española de Optometristas Unidos recuerda que, también es importante renovar las lentes de contactos, siempre dependiendo de las necesidades: lentillas diarias, quincenales, mensuales, trimestrales, semestrales y anuales.

Ante esto, no olvides acudir al oftalmólogo para que te informe sobre las ventajas y desventajas del uso de lentillas y cómo hacer unos adecuado de las mismas.

Los riesgos del verano para la salud de tus ojos y cómo puedes evitarlos

No usar lentillas bajo el agua y sí utilizar gafas especiales para el buceo son algunas de las indicaciones para proteger los ojos este verano

Cuando vamos a la playa o la piscina solemos hacer uso de cremas para la piel, sombreros, gorras y gafas de sol para protegernos de la exposición solar. ¿Por qué protegemos los ojos fuera del agua, y no dentro?

Muchas veces olvidamos que la exposición solar no es el único factor que puede dañar nuestros ojos. En verano, principalmente, el agua es el elemento de mayor riesgo ya que es cuando realizamos diversas actividades sumergidos bajo el agua como la natación, el submarinismo, surf, etcétera.

En esta línea, desde Quirónsalud enumeran los riesgos que entraña abrir los ojos en el agua: 

  • Irritación en los ojos: el cloro y otros productos químicos que contiene el agua de la piscina pueden afectar directamente a la película lagrimal que protege e hidrata el ojo, debilitándola y causando irritación, lagrimeo y sensación de cuerpo extraño, que se conoce como “ojo rojo”.
  • Conjuntivitis infecciosa: En el agua conviven distintos gérmenes y bacterias que pueden ser causa de infección ocular, bacteriana o vírica.
  • Queratitis: se trata de una inflamación de la córnea causada por algunas bacterias como la Pseudomona o la Acanthamoeba, presentes en el agua del mar.
  • Visión borrosa: en ocasiones un contacto muy regular con el agua de la piscina puede derivar en problemas crónicos como la visión borrosa.
  • Picaduras: medusa u otras especies marinas pueden dañar la córnea o la conjuntiva provocando una quemadura.
  • Traumatismos: existe un mayor riesgo de sufrirlos si se practica algún deporte acuático o por el contacto físico.
  • Hiposfagma: con la práctica del submarinismo se puede producir un derrame ocular causado por los cambios de presión. Las consecuencias suelen ser leves.

Los ojos son una parte del cuerpo muy delicada y requieren de una buena higiene y cuidados. Por ello, es importante mantener algunas precauciones durante la exposición acuática:

  • Evitar abrir los ojos bajo el agua en la media de lo posible, tanto en el mar como en la piscina.
  • Hacer uso de gafas de buceo homologadas y que reúnan las siguientes condiciones: que se adapten al contorno del ojo evitando la entrada de agua, que tengan filtros de protección ultravioleta (UV), sistema antifogpara evitar el vaho, sello CE y referencia ISO.
  • No utilizar lentes de contacto bajo el agua ya que aumenta notablemente el riesgo de infección.
  • Ducharse antes de meterse en el agua del mar o la piscina para eliminar posibles restos de protectores solares y otros productos que puedan causar reacción con el cloro.
  • Ducharse después de bañarse en el mar o la piscina para eliminar los restos de cloro y sal. No secar los ojos friccionando excesivamente.

Además, desde la Asociación Profesional de Oftalmólogos de España, insisten en la importancia de mantener una buena hidratación, debido a que tanto el calor como el aire acondicionado evaporan rápidamente la capa de lágrimas que protege la superficie de nuestros ojos. Y lo mismo sucede si dedicamos varias horas a las pantallas de ordenador, tablet o móvil.

Por ello, mantener una buena hidratación protegerá tus ojos, evitará el enrojecimiento o sensación de arenillas y la visión borrosa que origina la sequedad.

En cualquier caso y ante cualquier duda, consulta con tu médico oftalmólogo para que te recomiende el tratamiento adecuado.