Guía práctica para cuidar tu rostro de los rayos del sol

El rostro es la parte del cuerpo que más se expone a los rayos ultravioletas

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Las manos y el rostro son las partes del cuerpo que más se exponen al sol y por lo tanto, las que más peligro tienen a las altas temperaturas. Es más, según informan desde Quirónsalud, el verano supone fuertes problemas en la piel cuando no se tienen precauciones correctas.

En general, en el ámbito de la protección y cuidado de la piel, el ya inminente verano, presenta unas características muy especiales. Por un lado debemos de tomar las precauciones tradicionales al sol e incluso reforzarlas. Esto se debe a que “el sol puede ser un excelente amigos, que nos regala la vitamina D, pero también es un terrible enemigo capaz de provocar cáncer de piel”, explican desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Después de haberte recordado lo importante que es cuidar la piel en su totalidad, a continuación te ofrecemos consejos para cuidar la piel de tu rostro y así evitar las imperfecciones y las enfermedades que puede causar el sol, que en algunos casos, pueden llegar a ser muy graves.

  • Recuerda estar bien hidratado: es importante crear una superficie cutánea para que el agua quede retenida en el interior y así proteger toda la extensión de la piel. Por eso, no olvides beber agua y utilizar productos hidratantes de forma constante.
  • Utiliza protector solar: los protectores solares son agentes que ayudan a prevenir que los rayos ultravioletas (UVA) lleguen a nuestra piel. La Fundación de Cáncer de Piel insiste en la importancia de  utilizar protección solar en cada exposición continua al sol cada dos horas. Además, no olvides echarte esta crema unos 20 minutos antes de salir de casa.
  • Limpiezas diarias: aunque las limpiezas faciales tienen que realizarse durante todo el año, en verano son más importantes que nunca. Gracias a esta acción es posible eliminar las impurezas y preparar la piel para su exposición solar. Deberán realizarse de forma diaria, sin perfumas y capaces de eliminar la suciedad sin alterar el manto ácido de la piel.
  • Evita el sol en ciertas horas: para cuidar tu rostro de forma efectiva deberás evitar la exposición al sol entre las 10:00 y las 16:00 horas, ya que durante este tiempo los rayos del sol son más fuertes.
  • Lleva una buena alimentación: es uno de los puntos clave para cuidar la piel ya que muchos alimentos tienen la capacidad de contribuir en la prevención de la degeneración celular.
  • No olvides cuidar los ojos: la seguridad y salud de los ojos es muy importante, sobre todo en esta época. Para mantenerlos fuera de peligro será necesario utilizar gafas de sol que protejan de los rayos UVA.

Por último, no olvides acudir al dermatólogo una vez al año para que revise el estado de tu piel. Él se encargará de contestarte todas las dudas que te surjan y te dará los consejos más adecuados para tu tipo de piel.

Cuidado con las quemaduras solares: ¿Qué hacer y qué no?

No se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia, es decir, entre las 12 y 17 horas, y es primordial utilizar siempre un factor de protección solar al menos de 30

El verano es una estación maravillosa porque podemos disfrutar de la playa, el sol, las terracitas, los amigos… Sin embargo, se puede convertir en una odisea si no hacemos uso del producto más importante en estas fechas: el protector solar.

Y es que, a pesar de toda la información que existe sobre la importancia de proteger nuestra piel de los rayos ultravioleta, todavía hay mucha gente que olvida realizar este paso tan importante antes de tomar el sol. ¿La consecuencia? Terribles quemaduras solares por todo el cuerpo.

La Academia Española de de Dermatología y Venereología (AEDV) señala que no se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia, es decir, entre las 12 y 17 horas, y es primordial utilizar siempre un factor de protección solar mínimo del 30.

Según la AEDV, las quemaduras solares se producen por la exposición excesiva de la piel a los rayos UVB (280 a 320 nm). Se producen signos y síntomas en 1 a 24 horas, que, salvo en los casos graves, alcanzan su pico máximo a las 72 horas.

Los cambios cutáneos van desde un eritema  leve con descamación evanescente a dolor, tumefacción, dolor en la piel y ampollas.

En cuanto a los síntomas de una quemadura, estos incluyen piel roja y sensible que está caliente al tacto, ampollas que aparecen de horas a días después, reacciones graves (algunas veces llamadas alergia solar), incluyendo fiebre, escalofríos, náuseas o erupción cutánea, así como peladura de la piel en áreas quemadas por el sol varios días después de la quemadura solar.

Por su lado, las complicaciones tardías más frecuentes son la infección secundaria, la pigmentación parcheada y erupciones de tipo miliaria. La piel exfoliada puede mostrar una especial sensibilidad al sol durante uno o varios años. 

La Fundación de Cáncer de Piel advierte de que una ampolla ocasionada por una quemadura aumenta doblemente el riesgo y las posibilidades de desarrollar melanoma. Una persona también duplica el riesgo de melanoma si ha tenido cinco o más quemaduras durante su vida.

“Tanto la quemadura solar como el bronceado inducen lesiones al ADN, que puede facilitar el camino al desarrollo del  cáncer de piel”, indican.

¿QUÉ DEBEMOS HACER Y QUÉ NO ANTE UNA QUEMADURA?

Una de las primeras cosas que hay que hacer cuando nos quemamos es intentar bajar la temperatura de la piel, ya sea mediante una ducha fría o aplicando compresas húmedas.

Por otro lado, es aconsejable hidratar la piel con productos nutritivos y regeneradores, como el aftersun. El aloe vera, por ejemplo, tiene un efecto antiinflamatorio y cualidades analgésicas.

Las cremas con vitamina C y E y de cortisona también pueden ayudar a reducir la inflamación.

De igual forma, es recomendable usar ropa holgada y de algodón y, dado que el organismo pierde muchos líquidos cuando nos quemamos, es recomendable aumentar la ingesta de agua.

Por el contrario, los expertos recomiendan evitar el uso de sustancias como la benzocaína, la lidocaína, la vaselina o el alcohol, así como productos en forma de aceite que pueden bloquear los poros y acabar causando una infección. No es aconsejable tocar las ampollas ni rascarse aunque sintamos picor. Volver a exponer la zona afectada al sol podría empeorar la quemadura.

No obstante, ante quemaduras más serias, cuando aparecen ampollas y siempre que haya fiebre, mucho dolor en las quemaduras, escalofríos o signos de infección, es imprescindible consultar al médico o al dermatólogo para tratarla de la forma más adecuada.

Protege tu piel en verano: ¿cómo y cuándo hay que aplicar el protector solar?

La exposición a los rayos ultravioleta puede causar efectos negativos en nuestra salud

Ya ha comenzado julio, mes en el que se abren las piscinas y comienzan las exposiciones directas al sol.

Durante la época estival, la superficie de nuestro cuerpo expuesta a los rayos solares es mayor y debemos protegernos de las radiaciones ultravioleta.

Todos sabemos que el sol tiene efectos positivos sobre nuestro estado de ánimo y que estimula la producción de vitamina D. En este caso se debe exponerse al sol en las primeras horas de la mañana, y sin protector solar durante más o menos media hora. No hacerlo de esta forma puede dar lugar a graves problemas de salud como el cáncer de piel.  Por lo que la Academia Española de de Dermatología y Venereología (AEDV) señala que no se debe tomar el sol en los tramos horarios de mayor incidencia, es decir, entre las 12 y 17 horas, y es primordial utilizar siempre un factor de protección solar mínimo del 30.

Además de fotoprotectores químicos, también es necesario recurrir a fotoprotectores físicos como gafas solares, gorras o sombreros. Y, si se va a disfrutar de una jornada de playa, siempre se debe disponer de sombrilla.

En las zonas sensibles, como puede ser la cara o cicatrices de más de seis meses (ya que las previas es mejor no exponerlas al sol) el factor de protección debe ser más alto del 30.

Y si la protección es muy importante a todas las edades, lo es más en la infancia. Los niños se consideran más susceptibles a los efectos nocivos de las radiaciones ultravioletas que los adultos. Los episodios de quemaduras durante la infancia y adolescencia han sido propuestos como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de melanoma en la vida adulta.

Pero, ¿cómo debemos proteger nuestra piel? ¿Cuántas veces hay que aplicar el protector en la piel? ¿Cuánto tiempo antes de la exposición solar?

A nivel general, los expertos aconsejan aplicar el protector o la crema solar, al menos, media hora antes de tomar el sol. 

Sin embargo, la Fundación Piel Sana subraya que no es necesario esperar 30 minutos desde que se aplica el protector hasta la exposición solar.

De hecho, un estudio realizado por investigadores del Laboratorio de Fotobiología y Dermatología de la Universidad de Málaga (UMA) ha comprobado que cinco minutos son suficientes para que el protector tenga eficacia. El estudio evidenció que la absorción de la radiación ultravioleta de la crema protectora fue efectiva desde que se aplicó, aunque se estabilizó a partir del minuto 10.

En cualquier caso, las recomendaciones generales establecen que se debe aplicar un fotoprotector solar adecuado, en función de cada tipo de piel y zona del cuerpo, media hora antes de la exposición solar, siempre con la piel limpia y seca.

Y si no quieres estar contando los minutos o pierdes la noción del tiempo, vigila las señales de tu piel y cuando notes que no se ve o se siente casi el fotoprotector, aplícalo nuevamente. Y si tu piel comienza a enrojecerse, aplícalo una vez más.

Divertirse bajo el sol y entre las olas o una buena piscina no significa sacrificar la salud de tu piel. Por ello, mantenerla protegida debe ser primordial, así que nunca olvides llevar tu protector solar contigo y aplicarlo con frecuencia.

¿Por qué es importante protegerse del sol?

Una protección inadecuada puede provocar quemaduras, insolaciones, manchas y arrugas e, incluso, cáncer de piel

El verano es la estación del año en la que estamos más expuesto a los rayos solares. Aunque el sol es muy beneficioso para la salud, ya que favorece el crecimiento de unos huesos sanos y fuertes gracias a su aporte de vitamina D, y mejora el estado de ánimo, también puede conllevar consecuencias negativas si no nos protegemos de manera adecuada frente a él.

Por ejemplo, una protección inadecuada puede provocar quemaduras, insolaciones, manchas y arrugas e, incluso, algo más grave como es el cáncer de piel, una enfermedad que puede pasar inadvertida si no prestamos atención a sus síntomas.

Para que esto no ocurra, es importante tomar algunas medidas de precaución. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria aconseja no abusar del sol y evitarlo en los tramos de mayor incidencia, es decir, entre las 12:00 y las 16:00 horas.

Asimismo, es de vital importancia aplicarse protector solar, con un factor de protección solar mínimo del 30, y hacerlo en cantidades generosas para que cubra todas las partes del cuerpo. También es necesario aplicarlo 30 minutos antes de salir de casa y renovarlo cada dos o tres horas, sobre todo después de bañarse.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud subraya que, además de utilizar protector solar, es recomendable hacer uso de sombreros de ala ancha que protejan bien los ojos, las orejas, la cara y la parte posterior del cuello.

De igual forma, las gafas de sol también son unas excelentes aliadas para proteger los ojos de los rayos UVA y UVB y evitar, así, posibles daños oculares producidos por la radicación solar.

Otro aspecto a tener en cuenta, según la Academia Española de Dermatología y Venereología, es que en los días nublados los rayos solares también se filtran también a través de las nubes, por lo que debemos protegernos igualmente, aunque tengamos la sensación de que no nos vamos a quemar.

En cuanto a los niños, ya que estos suelen ser más vulnerables al sol y se queman con mayor facilidad, debe extremarse la precaución aún más que en adultos. Por ello, además de aplicarles protección solar, deben utilizar sombreros o gorras y usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo.

En el caso de los niños menores de seis meses, no deben exponerse al sol bajo ningún concepto, ni siquiera con protección solar.