Glaucoma: qué es, cuáles son sus síntomas y cómo prevenir su aparición

Las revisiones periódicas con el oftalmólogo son fundamentales para detectar la enfermedad y evitar la ceguera progresiva

No hay parte del cuerpo humano que no esté exenta de sufrir algún problema. La vista también es susceptible de ello, con enfermedades como, por ejemplo, el glaucoma. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, junto a la miopía, la hipermetropía, las cataratas y otras afecciones, el glaucoma es una de las patologías que afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo y que “no reciben la atención que necesitan”. De hecho, el glaucoma es ya la segunda causa de ceguera irreversible, solo por detrás de la diabetes. Hoy explicamos en qué consiste esta enfermedad, cuáles son sus síntomas y la forma de prevenir su aparición.

¿QUÉ ES EL GLAUCOMA?

El glaucoma es una enfermedad ocular de carácter crónico provocada por el daño al nervio óptico del ojo. Precisamente, este nervio es el encargado de transmitir la información que capta el ojo hasta el cerebro para generar la imagen. Generalmente, el glaucoma está causado por una hipertensión ocular, patología que afecta al drenaje del humor acuoso y que ocasiona una mayor presión en el nervio óptico por la acumulación de líquido.

Existen tres tipos principales de glaucoma:

  • Glaucoma de ángulo abierto: se desarrolla de forma gradual por un mal drenaje del humor acuoso en el ojo que perjudica a la presión intraocular.
  • Glaucoma de ángulo cerrado: ocasionado cuando es el iris el que bloquea el sistema de drenaje del ojo. El daño es mucho más rápido que en el tipo de glaucoma anterior, ya que el líquido no sale de la zona del iris y la córnea y puede generar visión borrosa o halos alrededor de las luces.
  • Glaucoma pigmentario: es menos frecuente, pero ocurre cuando el pigmento del iris se desprende y genera una mayor presión en el ojo.

SÍNTOMAS DEL GLAUCOMA

No presenta síntomas hasta que el cuadro es avanzado. En pacientes con glaucoma de ángulo cerrado, un ataque podría dejar síntomas iniciales como la visión borrosa, dolor de cabeza, halos de luz o molestias en el ojo. En cualquier caso, la pérdida de visión se asocia al glaucoma, un daño irreversible para la salud ocular.

También existen unos factores de riesgo que pueden conducir a desarrollar glaucoma. Entre ellos, la genética, la hipertensión ocular, la miopía o hipermetropía, presentar lesiones en el ojo, haber tenido un consumo prolongado de esteroides o padecer otros problemas de salud como la diabetes, la presión alta y las migrañas. La edad también juega un papel importante, pues se estima que las personas con más de 40 años tienen una mayor predisposición a desarrollar glaucoma. Asimismo, una de cada ocho personas con 80 años o más lo presentan.

PREVENCIÓN DEL GLAUCOMA

Cabe recordar que la ceguera ocasionada por esta patología es irreversible, por lo que el diagnóstico temprano se hace fundamental para evitar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente. De los factores de riesgo anteriormente mencionados, el único modificable es la presión intraocular alta, con el fin de detener el daño al nervio óptico. Para ello, pueden utilizarse fármacos (colirios), tratamiento láser y técnicas quirúrgicas en los casos más complejos.

Los hábitos de vida saludable (alimentación sana, buen descanso, actividad física y control del estrés) también colaborarán con la salud ocular y del organismo en general, al prevenir la aparición de enfermedades evitables, como la diabetes tipo 2. Además, las revisiones periódicas con el oftalmólogo son clave para diagnosticar cuanto antes este y otros posibles problemas en el ojo.

Claves para detectar el estrabismo.

Es una de las enfermedades oculares más comunes.

El estrabismo es una afección ocular mucho más común de lo que parece. Aunque suele considerarse una enfermedad ligada a la infancia, también puede afectar a los adultos. Pero, ¿Cómo podemos detectarla?

Primero, debemos de saber qué es. El estrabismo es un problema por el que los ejes oculares no están alineados con el objetivo de fijación. Un ojo puede mirar hacia adelante y el otro apuntar hacia la nariz, hacia arriba o hacia abajo.

Según el Instituto Catalán de Retina, muchos de los adultos que tienen estrabismo sufren esta afección desde la niñez, aunque de un modo controlado, lo que hace posible su compensación.

¿Cómo podemos detectarla?

El primer síntoma visible que podemos localizar es la diferencia de alineación de los ojos. En el caso de que la alineación no esté clara, una persona puede mirar de frente a los ojos del posible afectado mientras dirige la mirada hacia los de él.

En el caso de que hayamos visto algo fuera de lo común, lo ideal es acudir a un optometrista que, realizará un examen completo de la visión. Las pruebas de estrabismo, hacen un especial énfasis en cómo se enfocan y se mueven los ojos. La Asociación Española de Optometristas Unidos clasifica los siguientes procedimientos:

  • Ver la historia del paciente: el optometrista observará cualquier problema general de salud, medicamentos o factores ambientales, que puedan estar contribuyendo a los síntomas.
  • Prueba de agudeza visual: se medirá la agudeza visual, para evaluar cuánta visión se está afectada.
  • Prueba de refracción: para determinar la potencia de la lente adecuada que necesita, para compensar cualquier error de refracción.
  • Alineación y pruebas de enfoque: para evaluar como enfocan sus ojos, se mueven y trabajan juntos.
  • Examen de salud ocular: se observará las estructuras internas y externas de sus ojos, para descartar cualquier enfermedad ocular que pueda estar contribuyendo al estrabismo.

¿Cómo afecta a la visión?

El estrabismo afecta la visión porque, para ver adecuadamente, ambos ojos deben apuntar hacia el mismo lugar, asegura la  Academia Americana de Oftalmología.

Cuando la visión es normal, ambos ojos apuntan hacia el mismo lugar. El cerebro combina las dos imágenes que obtiene de los ojos para formar una sola imagen tridimensional. En cambio, cuando un ojo está desalineado, se envían dos imágenes diferentes al cerebro.

Las personas en las que el estrabismo se manifiesta después de la infancia a menudo tienen visión doble. Esto se debe a que el cerebro ya ha aprendido a recibir imágenes de ambos ojos. El cerebro no puede ignorar la imagen que obtiene del ojo desviado; por lo tanto, estas personas ven dos imágenes.

Si tras realizar las pruebas pertinentes se diagnostica de estrabismo, es importante seguir las recomendaciones del oculista en todo momento, ya que dependiendo de la causa subyacente y la gravedad de la desalineación del ojo, se puede curar.