Trastornos digestivos frecuentes: causas, síntomas y tratamiento

En la infancia, una de las enfermedades digestivas más comunes son los cólicos, que provocan dificultades para evacuar los gases, alteración de la flora intestinal o contracción de las fibras musculares del intestino

Las enfermedades digestivas representan más del 20% de las consultas al médico de Atención Primaria. Aunque algunas duran un breve periodo de tiempo, otras son crónicas o de larga duración.

En la infancia, una de las enfermedades digestivas más comunes son los cólicos, que provocan dificultades para evacuar los gases, alteración de la flora intestinal o contracción de las fibras musculares del intestino, según la Sociedad Valenciana de Pediatría. Se produce por la inmadurez del sistema digestivo y su duración es pasajera, por lo que a las semanas o pocos meses desaparece sin necesidad de tratamiento.

Otra de las enfermedades más frecuentes, no solo en la infancia, sino también en la adolescencia y la edad adulta, es el reflujo gastroesofágico (ERGE), que se produce cuando el contenido del estómago vuelve al esófago. El síntoma más frecuente es la sensación de ardor o acidez en la boca del estómago y el sabor ácido en la garganta. El tratamiento de este trastorno se basa en medidas posturales e higiénico-dietéticas y en tratamientos farmacológicos, tal y como destaca el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Estos últimos se basan en la inhibición de la secreción ácida gástrica con fármacos antisecretores.

La enfermedad celiaca, asimismo, es un trastorno cada vez más frecuente. Esta patología, de origen autoinmune, produce daños en la mucosa intestinal al consumir gluten. Los síntomas gastrointestinales (diarrea, dolor abdominal) son los más frecuentes, aunque también se pueden dar síntomas inespecíficos (cansancio, hierro bajo en sangre, elevación de transaminasas) y extraintestinales (artritis, enfermedad del riñón, enfermedades metabólicas de los huesos), según la Fundación Española del Aparato Digestivo. Su tratamiento se basa en una dieta sin gluten.

Por otro lado, el estreñimiento, aunque no es una enfermedad como tal, sí es una afección digestiva muy común entre la población. Se considera que una persona está estreñida cuando tiene menos de tres evacuaciones a la semana; presenta heces duras, secas o grumosas; la evacuación resulta dolorosa o difícil; y la sensación de evacuación es incompleta. El mejor tratamiento para el estreñimiento consiste en modificaciones en la alimentación y en el estilo de vida, pero si esto no es suficiente, se puede recurrir a tratamiento farmacológico.

Por último, la intolerancia a la lactosa, también muy frecuente, se caracteriza cuando una persona toma lactosa y esta no se puede absorber en el intestino. La Fundación Española del Aparato Digestivo destaca que los síntomas dependen, básicamente, de la cantidad de lactosa que se tome y de la actividad de lactasa intestinal que exista. Sin embargo, los más frecuentes son: diarrea, dolor abdominal y distensión abdominal. El tratamiento consiste en limitar o evitar los alimentos que contengan lactosa.

12 infusiones para cada momento

Estas tisanas pueden ayudarte si estás cansado, tienes dolor o quieres conciliar el sueño.

Una infusión es el método más frecuente de extracción de los principios activos (solubles en agua) de una planta.

Para preparar una infusión hay que verter agua caliente, generalmente sobre las partes más tiernas (hojas o flores) del vegetal y dejarlo reposar con tapa entre 5 y 10 minutos.

Lo más recomendable es adquirir hierbas a granel en una herboristería especializada y conservarlas en un recipiente, hermético, seco y limpio, resguardado de la luz solar.

Tisanas con distintas propiedades:

1. Aliviar los dolores de cabeza: infusiona 5 minutos 2 hojas de laurel, un pellizco de canela molida, media rodaja de naranja y 2,5 cm de cáscara de naranja.

2. Embellecer la piel: infusionar durante 5 minutos 5 cm de cáscara de naranja, media granada a trozos, 1 vaina de cardamomo aplastada y 1 bolsa de té verde.

3. Relajante: pon una tetera con agua 2 ramas de lavanda fresca, 2,5 cm de jengibre pelado en láminas y 3 vainas de cardamomo. Deja infusionar 5 minutos.

4. Rehidratante depurativa: en una jarra con 300 ml de agua coloca medio pepino a rodajas, 2 cucharadas de aloe vera y otra de semillas de chía. Refrigera durante 8 horas.

5. Mitigar el estrés: infusiona 4 cucharadas de rosa mosqueta seca, 2,5 cm de cáscara de limón, 1 cucharadita de jengibre rallado y media de canela. Añade el zumo de medio limón y miel.

6. Reducir la ansiedad: pon dos tazas de agua hirviendo con 1 cucharada de lavanda, otra de raíz de valeriana y otra de miel. Deja infusionar 8 minutos.

7. Purificar el metabolismo: necesitas un puñado de hojas y flores de achicoria silvestre, 5 cm de cáscara de naranja y media cucharada de miel. En 5 minutos está lista.

8. Depurativa: infusiona 3 hojas de apio, una pizca de semillas de hinojo, 1 cucharadita de semillas de apio, otra de miel y medio limón. Espera 5 minutos antes de tomarla.

9. Estimular la circulación: infusiona durante 5 minutos 60 gramos de hojas de olivo frescas y 1 rama de canela. Filtra y añade 2 cucharaditas de vinagre de sidra.

10. Digestiva y sedante: vierte dos tazas de agua hirviendo sobre una cucharadita de nuez moscada, 2 cucharadas de jengibre rallado y medio zumo de limón. Infusiona 5 minutos.

11. Estimulante: infusiona 5 minutos 1 cucharada de habas de cacao sin la cáscara y un pellizco de pimienta de cayena. Filtra y añade 1 cucharadita de miel. Puedes beberlo frío o caliente.

12. Energética: bate con 250 ml de agua 2 cucharadas de almendras, 3 dátiles sin hueso y una cucharadita de canela. Pásalo a un cazo con otra taza de agua. Hiérvelo 15 minutos a fuego y fíltralo antes de beber.

Las infusiones con plantas frescas tienen muy buen sabor, ya que la planta conserva sus aceites esenciales. Al no estar seca, contiene más agua y se emplea en mayor cantidad que la hierba seca. No obstante, no es posible disponer de todas las plantas frescas durante todo el año, por eso muchas veces tenemos que comprarlas secas.

Prevén los cortes de digestión este verano

Repasamos algunas recomendaciones para evitar indigestiones en la playa

La digestión es el proceso mediante el cual transformamos los alimentos ingeridos en sustancias más pequeñas para que sean absorbidas por nuestro organismo. Después de comer, el flujo sanguíneo se redistribuye y se concentra en las vías digestivas.

No obstante, si en pleno proceso digestivo entramos bruscamente en el agua, el cambio de temperatura corporal hará que la sangre abandone las vías digestivas y se dirija al resto del cuerpo para equilibrar el cambio. Es entonces cuando puede producirse un corte de digestión.

Además de por cambios repentinos de temperatura, un corte de digestión puede producirse también por realizar ejercicio tras una comida (especialmente si es copiosa o con muchas grasas), por sudar de forma excesiva al exponerse al sol o por ingerir bebidas muy frías.

Cosas a tener en cuenta antes de bañarse

  1. Esperar un tiempo: tras haber comido es recomendable esperar un tiempo antes de bañarse, aunque todo depende de lo que hayamos consumido. Un bocadillo tarda media hora en digerirse, pero un chuletón puede tardar más de dos horas.
  2. Reposar unos minutos: si la comida ha sido liviana no es necesario estar dos horas sin tocar el agua, pero tampoco es conveniente ponerse a jugar a palas o al fútbol a pleno sol, ya que el efecto puede ser el mismo.
  3. Mojarse algunas partes: dúchate o mójate algunas partes del cuerpo antes de introducirte en el agua, de este modo minimizarás el contraste térmico entre la temperatura exterior y la del mar o la piscina.
  4. Evitar bebidas muy frías: intenta no beber agua o refrescos helados de forma rápida y, sobre todo, después de haber practicado deporte.
  5. Sal del agua si… sientes escalofríos, náuseas, cambios en la visión o zumbidos en los oídos, y pide ayuda si es necesario.

Los síntomas de un corte de digestión suelen ser mareo, malestar, palidez, sudoración, pulso débil o pérdida de conocimiento por hipotensión brusca.

Ante estas señales, se recomienda reponer líquidos (si se ha vomitado), descansar en la sombra, tumbarse boca arriba elevando las piernas y poner paños fríos en la frente.

Si tomas estas precauciones, disfrutarás de la playa, del sol y del baño sin riesgos.

Probióticos, ¿en qué pueden ayudarnos?

Son bacterias que nos ayudan a fortalecer las defensas. ¡Averigua dónde encontrarlas!

Los probióticos son organismos vivos que, consumidos en cantidades determinadas, pueden aportarnos beneficios para la salud. De la misma manera que en nuestro tracto digestivo habitan miles de microorganismos saludables que nos protegen de agentes nocivos, hay ciertos alimentos (como el yogur o el kéfir) que también contienen estas bacterias beneficiosas.

La Organización de las Naciones unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha revelado que los probióticos desempeñan un importante papel en las funciones inmunitaria, digestiva y respiratoria, y que podrían tener un efecto significativo en el alivio de las enfermedades infecciosas en niños.

Motivos para consumir probióticos

  1. Refuerzan las defensas: crean una barrera protectora en el sistema digestivo protegiendo nuestro organismo de bacterias perniciosas y fortaleciendo nuestras defensas. Se ha demostrado que un buen estado de la flora intestinal mejora el sistema inmunitario.
  2. Restauran la flora intestinal: al ser sustancias similares a las que pueblan la flora intestinal, ayudan a restaurarla y limpiarla para que el organismo absorba mayor cantidad de proteínas, minerales y vitaminas.
  3. Equilibran el sistema digestivo: cuando la flora intestinal está debilitada necesita un apoyo extra para regularse. Estos microorganismos nos ayudan a equilibrar la actividad del aparato digestivo, favoreciendo el tránsito y las deposiciones.
  4. Ayudan en infecciones intestinales: son recomendados en casos de gastroenteritis, diarrea e infecciones intestinales (pancreatitis, colon irritable, estreñimiento, flatulencia), toma de antibióticos, abuso de laxantes, celiaquía y cambios en la alimentación (viajes o vacaciones).

¿Dónde se encuentran?

Kéfir: obtenido de la fermentación de la leche, este alimento nos ofrece bacterias ventajosas que regeneran y mejoran la salud de nuestra flora intestinal. A diferencia del yogur, éste usa diferentes cepas en su fermentación, produciendo una reacción ácido-alcohólica.

Horchata: las enzimas de su fruto, la chufa, le confieren propiedades digestivas, que ayudan en el proceso digestivo y a tratar el meteorismo (gases).

Yogur: se obtiene de la leche fermentada, pero es más ácido y se digiere mejor que esta (apto para intolerantes a la lactosa). Posee bacterias lactobacilus, que favorecen el equilibrio del intestino y lo protegen de infecciones. Los yogures bífidus contienen, además, bacterias bifidobacterium, que pueden aliviar el estreñimiento y prevenir la caries.

Miso: pasta de soja fermentada, usada para preparar salsas y sopas, que está compuesta por enzimas que ejercen un efecto positivo en la digestión de los alimentos.

Recuerda que una alimentación, rica en fibra vegetal y pobre en carnes, mantendrá la población de estos microbios en nuestra flora intestinal de manera natural.