Beneficios de la fisioterapia respiratoria para los pacientes con EPOC

Aunque la EPOC es una enfermedad crónica, es tratable, y quienes la padecen pueden mejorar su calidad de vida gracias a la rehabilitación respiratoria

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una patología respiratoria considerada un auténtico problema de salud pública. Por ello, mejorar la calidad de vida de sus pacientes se ha convertido en objetivo prioritario. Y, en ese desafío, la fisioterapia respiratoria supone una pieza clave para el abordaje de la enfermedad. Gracias a ella, los pacientes mejoran la disnea (falta de aire), la capacidad pulmonar y la resistencia durante la práctica de ejercicio.

Esta patología respiratoria es progresiva e irreversible, aunque tratable, y está ocasionada por la inhalación de una sustancia tóxica, generalmente el humo del tabaco. La obstrucción del flujo aéreo que provoca esa inhalación hace que vaciar los pulmones sea más difícil. Y, a su vez, ocasiona un daño en las paredes de los alvéolos, un engrosamiento de los bronquios y una mayor producción de moco. Consecuentemente, las vías respiratorias quedan obstruidas.

Desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) estiman que la EPOC afecta a 2,1 millones de españoles. Además, representa el 6,95% de las defunciones anuales, solo por detrás de la cardiopatía isquémica (14,5%), el alzhéimer y otras demencias (13,6%) y el ICTUS (7,1%). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), supone la tercera causa de muerte en el mundo.

La evidencia científica respalda los beneficios de la rehabilitación respiratoria como tratamiento de las afecciones respiratorias, incluida la EPOC. Se trata de una modalidad de fisioterapia que previene, preserva y mejora la función del sistema respiratorio, la oxigenación, la actividad de los músculos respiratorios y la tolerancia al ejercicio. Y, en definitiva, contribuye a mejorar la vida diaria de quienes sufren alguna patología respiratoria.

La rehabilitación respiratoria comprende diferentes técnicas y protocolos, aplicadas en colaboración con un equipo multidisciplinar de profesionales de la salud. Aquí se incluyen neumólogos, psicólogos, nutricionistas, rehabilitadores, cardiólogos, terapeutas ocupacionales, enfermeros y médicos de familia. Sin embargo, será el fisioterapeuta especializado quien guíe en la realización de los ejercicios adaptados a las necesidades individuales del paciente.

Gracias a la ayuda del fisioterapeuta, el paciente podrá reeducar su forma de respirar, aprender ejercicios posturales, aplicar técnicas de ventilación, drenar secreciones y fortalecer la musculatura del tórax. Con ello, desobstruirá los pulmones, corregirá la mecánica de la respiración y expandirá o abrirá zonas cerradas. También ayudará a adaptar el pulmón a la actividad física para aumentar la tolerancia al esfuerzo y al ejercicio.

Asimismo, la fisioterapia respiratoria prepara al paciente para la cirugía de pulmón, disminuyendo, además, los días de ingreso y los riesgos asociados a la intervención. Aquí se incluyen la neumonía o el colapso del pulmón (atelectasia). Y, posteriormente a la misma, la aplicación de esta terapia favorece la rehabilitación de los pulmones para una recuperación más rápida.

Los fisioterapeutas pueden intervenir en cualquier fase de la enfermedad, incluso en la fase aguda, durante la estancia en la UCI o tras el alta hospitalaria. De hecho, se ha demostrado científicamente que el trabajo con fisioterapia respiratoria ayuda a reducir el tiempo de ingreso en la UCI y a acelerar la recuperación. Después del alta hospitalaria, la fisioterapia respiratoria es clave para el seguimiento de los pacientes y mejorar las posibles secuelas en el medio y largo plazo.

Como tratamiento no farmacológico, la fisioterapia respiratoria mejora la manifestación de los síntomas en personas con EPOC. Además, reduce el riesgo de hospitalizaciones que merman la calidad de vida del paciente, mejorando su autonomía y calidad de vida. Y todo ello repercute, a su vez, en una reducción del coste sanitario y en una liberación de recursos de la red sanitaria.

Pero esta especialidad no sólo comprende el entrenamiento muscular. El resto de profesionales del equipo multidisciplinar trabaja con el paciente distintos protocolos alineados con el objetivo de lograr el mayor bienestar del paciente. Se incluye la aplicación de una pauta de alimentación individualizada, el tratamiento psicológico, la educación en la adquisición de los nuevos hábitos respiratorios o el apoyo en el cese del hábito tabáquico. También se brinda soporte domiciliario, acompañado de un posible tratamiento farmacológico y otras terapias, como la  oxigenoterapia.

Técnica Alexander, la respiración natural

¿Sabes que la forma de respirar puede influir en tu bienestar?

La respiración es esencial para la vida. No se trata únicamente de una actividad fisiológica, afecta también a nuestro estado mental y emocional. Inspiramos y expiramos más de 20.000 veces al día, la mayoría de ocasiones, de manera autónoma e inconsciente. Sin embargo, las malas posturas, los momentos de estrés o las tensiones musculares pueden alterar el modo en que cogemos y expulsamos aire.

La Técnica Alexander, que inventó FM Alexander en los años 80, ayuda a tomar conciencia de cómo nos movemos y cómo respiramos y de los beneficios que tiene una adecuada respiración para la salud. Se trata de un método práctico, que ayuda a mejorar el uso que hacemos de nuestra energía y de nuestro cuerpo.

Así, por ejemplo, en las actividades de la vida diaria, en casa, en la escuela, en el trabajo o practicando ejercicio físico, Alexander planteó utilizar nuestro cuerpo de otra forma, reduciendo las tensiones excesivas y mejorando la coordinación, la fluidez en el movimiento, el equilibrio y la respiración. El objetivo es respirar naturalmente y, para lograrlo, se basó, más que en practicar ciertos ejercicios, en un proceso de “des-aprender” los hábitos perjudiciales.

Pasos para aplicar el método

  1.  Conciencia al respirar

Lo primero para mejorar la respiración es tomar conciencia de la respiración, sin intentar cambiarla. Basta con que pongamos atención en cómo inhalamos y exhalamos para producir una mejora. Si nos tumbamos nos será más sencillo detectar las tensiones acumuladas y soltarlas con fluidez.

  1. La “A” susurrada

Para ayudar a reaprender a cómo respirar naturalmente, Alexander desarrolló un método que se conoce como “el procedimiento de la A susurrada”. Para realizarlo: coloca el cuerpo de manera que estés cómodo, haz un susurro con la boca preparada para emitir una “a” y escucha cómo sale el aire de tu cuerpo.

  1. Muévete a diario

La actividad física ayuda a entrenar la respiración. Comienza con ejercicios suaves sin forzar el ritmo respiratorio.  Luego, incrementa la velocidad y la fuerza poco a poco.  El mejor ejercicio para entrenar la respiración, es caminar a buen ritmo.

  1. Evita respirar demasiado rápido

¿Te has fijado que la respiración se vuelve rápida y agitada cuando nos enfadamos, nos ponemos nerviosos, tenemos miedo o vamos a toda prisa? Tómate tu tiempo para inhalar y exhalar despacio y profundamente, e intenta respirar de manera suave y calmada.  Esto te devolverá paz y tranquilidad y te reportará más oxígeno y energía.

A medida que vayamos  practicando estos nuevos hábitos saludables, poco a poco se irán fijando en nuestro cerebro y comportamiento. El resultado es un cambio en nuestra manera de actuar y de movernos, hasta ahora inconscientes, y que las nuevas pautas nos parezcan necesarias.