Humo de vapeadores

¿Cómo afectan los vapeadores a los pulmones?

El líquido con el que se diseñan los vapeadores incorpora sustancias nocivas, además de la nicotina o el cannabis

El auge de los vapeadores como alternativa supuestamente ‘inocua’ o ‘más saludable’ al tabaco es preocupante. Si bien hay quienes los consideran como una herramienta para dejar progresivamente el cigarro convencional, los expertos no dejan de alertar de los serios riesgos que implica su uso para la salud respiratoria. De hecho, los primeros estudios científicos ya están desmintiendo su supuesta inocuidad, demostrando cómo afecta el vapeo a los pulmones.

La incidencia de los vapeadores está creciendo en la sociedad. El 12,1% de los españoles dice haber probado estos dispositivos (incluidos dentro del grupo de los cigarrillos electrónicos) alguna vez en la vida, atendiendo a los datos más recientes del Ministerio de Sanidad (2022). Pero lo más alarmante es que su uso es elevado en adolescentes. Tal y como informa la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), el 20,8% de los jóvenes entre los 14 y 18 años que asegura fumar lo hace utilizando el vapeo o el cigarrillo electrónico.

Los vapeadores no dejan de ser un cigarrillo electrónico, pero su nombre pretende acercar al usuario a la idea de que lo que fuma es vapor de agua, sustancia inocua para el cuerpo humano. Sin embargo, el líquido que utilizan estos dispositivos está compuesto por diversos productos químicos y saborizantes que, calentados por una batería, pueden ser inhalados y llegar hasta los pulmones. Es aquí donde reside la gravedad del problema.

ASÍ AFECTA EL VAPEO A LOS PULMONES

Estos líquidos pueden incluir nicotina o cannabis, los principales productos activos en las formas de tabaco convencionales. Y, aunque existen opciones sin nicotina, lo cierto es que la gran variedad de saborizantes y el resto de ingredientes que incorporan continúan siendo nocivos para la salud, puesto que fueron originalmente diseñados para ser ingeridos y no para ser inhalados.

En concreto, la nicotina y el resto de sustancias adictivas pueden causar enfermedades pulmonares, ya que inflaman y dañan a los pulmones. Un estudio reciente publicado en la revista ‘Thorax’ ha comprobado que el vapor del cigarrillo electrónico es capaz de aumentar la producción de químicos en el cuerpo con capacidad inflamatoria. Esos químicos desactivan a las células del sistema inmunitario, aumentando así el riesgo de actividad tumoral. Además, dicho estudio ha comprobado cómo muchos de los daños precisados por los pacientes son similares a los que presentan los fumadores habituales de tabaco y las personas con enfermedad pulmonar crónica (EPOC).

Otra investigación ha comprobado que dos de los ingredientes con los que se elabora el líquido de los cigarrillos electrónicos, el propilenglicol y la glicerina vegetal, son tóxicos para las células del cuerpo. Y cuanto más alta es la cantidad en la que se incorporan, más aumenta su toxicidad. Además, el líquido de los vapeadores contiene un fluido empleado como herbicida, que se asocia a lesiones pulmonares agudas, al desarrollo de EPOC, asma y cáncer de pulmón. Y también partículas ultrafinas de metales pesados como zinc, cobre y estaño, capaces de penetrar en el fondo de los pulmones y de generar riesgo potencial de cáncer.

Aparte de todos estos efectos, los síntomas de daño pulmonar asociados al uso de cigarrillos electrónicos incluyen disnea o dificultad respiratoria, tos y dolor torácico, dolor pleurítico y hemoptisis (expectoración de sangre). En las radiografías de pacientes afectados también se han observado neumonías agudas, daños a los alveolos y bronquiolitis. La evidencia científica recogida hasta la fecha concluye que el vapeo dispara el riesgo de padecer cáncer de pulmón en un 122%. No obstante, al tratarse de dispositivos de reciente creación, aún es necesario estudiar cuáles podrían ser las consecuencias de vapear en el largo plazo.

Aunque las sustancias que se inhalan con los vapeadores se metabolizan en los pulmones, cabe recordar que fumar genera más síntomas a otros niveles de la salud. Sus riesgos se extienden mucho más allá de los pulmones y de las vías respiratorias, como ocurre con el tabaco o el cannabis. Para los fumadores que opten por recurrir al vapeo como alternativa ‘más saludable’ a estas otras formas convencionales, cabe recordar que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) no ha aprobado ningún cigarrillo electrónico como dispositivo para dejar de fumar. Además de desaconsejarlos por completo, la FDA recuerda que ya existen medicamentos efectivos y seguros que ayuden a la cesación tabáquica.

Mientras tanto, en Europa hay un esfuerzo por reducir el consumo de estos productos. En noviembre de 2022 la Unión Europea prohibió la comercialización del tabaco de sabores o aromatizado de los cigarrillos electrónicos y se está a la espera de que la evidencia científica arroje más luz para tomar más decisiones. Además, en su estrategia contra el cáncer, la UE tiene por objetivo reducir el consumo del tabaco del 25% actual al 5% para 2040. Para lograrlo, y en relación con el vapeo, algunos Estados miembros ya han implantado impuestos especiales y restricciones para frenar su avance en la sociedad.

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